Un camino y modo de vivir abierto a la humanidad
“EL ESPÍRITU y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que oye diga: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que tenga sed venga; cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.”—Rev. 22:17.
Estas palabras cerca del fin de la Biblia dan una esperanza optimista. Dan promesa de una vida que es mejor que la corta y afligida duración de la vida que tenemos hoy día. ¿Hay oportunidad de empezar a asirse de esa clase de vida ahora?
La hay. Jesucristo dijo que vino para que la gente tuviera vida en abundancia. ¿Cuál, entonces, es esta agua de vida, y cómo puede obtenerse?—Juan 10:10.
Fue el sacrificio de la propia vida de Jesús lo que abrió el camino a la vida eterna para la humanidad. De modo que Jesús mostró que el agua dadora de vida está relacionada con su sacrificio cuando le dijo a una samaritana: “A cualquiera que beba del agua que yo le daré de ningún modo le dará sed jamás, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna.”—Juan 4:14.
¿Significa esta vida eterna que Jesús da que todos los que viven eternamente tienen que ir al cielo? De ninguna manera. Pues la profecía en Revelación dice lo siguiente acerca del agua clara como el cristal del río de vida: “El espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’” Ahora bien, la novia es la congregación cristiana de la cual Cristo como esposo es el Cabeza. (Col. 1:18; Efe. 5:23; 2 Cor. 11:2) Estos que comparten la vida celestial con Jesucristo ascienden a 144.000 personas. (Rev. 14:1, 3) El espíritu y la novia ofrecen el “agua de vida” a todavía otros. Esta por lo tanto simboliza la provisión de Dios para vida terrestre, vida humana eterna en perfección en una Tierra transformada en un paraíso, adecuada para humanos perfectos.
El “agua de vida” representa todas las provisiones para vida por medio de Jesucristo. ¿Está todo esto disponible ahora? No, porque Dios primero tiene que remover al presente inicuo sistema de cosas con su gobernante invisible Gog, que es Satanás el Diablo desde que fue echado del cielo (como se consideró en los dos números precedentes de esta revista). Pero podemos tomar lo que actualmente está disponible de esta “agua” por medio de oír y obedecer las buenas nuevas del Reino y amoldar nuestras vidas a ello.—Juan 3:16; Rom. 12:2.
EL TEMPLO DEL CUAL FLUYE EL AGUA DE VIDA
Al profeta de Dios Ezequiel se le dio una visión que complementa la visión del apóstol Juan en el libro de Revelación. En ella Ezequiel vio un templo. No era ningún templo edificado por humanos, como los de Salomón o Zorobabel, pues en ese tiempo no había ningún templo en Jerusalén puesto que el rey Nabucodonosor de Babilonia lo había destruido unos catorce años antes, y Jerusalén misma yacía desolada. Este templo era de diseño diferente al del templo de Salomón. La visión lo representa como ya erigido, listo para ser inspeccionado y medido. Sin embargo, señaló proféticamente a algo que realmente habría de ser erigido más tarde. Representó la “tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre.”—Heb. 8:2.
El escritor cristiano de la carta a los hebreos considera detalladamente esta tienda o templo, mostrando que reemplazó a los templos anteriores, el último de los cuales fue el templo de Zorobabel, reedificado por el rey Herodes. Esta “tienda verdadera” llegó a existir en 29 E.C., cuando Jesús se hizo disponible para ser ofrecido sobre el “altar” de la voluntad de Dios para él como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Después de su resurrección Jesús entró en el compartimiento Santísimo de ese templo, el cielo mismo, para presentar a Dios el mérito de su sacrificio humano perfecto que había ofrecido en la Tierra sobre el altar espiritual de Jehová, la “voluntad” de Dios.—Heb. 9:23, 24; Juan 1:29.
En su visión Ezequiel vio el templo “sobre una montaña muy alta,” lo cual situaría el tiempo del cumplimiento de la visión de Ezequiel muy adelante en la corriente del tiempo, cuando, como profetizó Isaías, “la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas.” Un ángel, representado en la visión por un hombre, llevó a Ezequiel en una gira del templo. “Su apariencia era como la apariencia del cobre, y había en su mano una cuerda de lino, y una caña de medir.”—Eze. 40:2, 3; Isa. 2:2.
En la actualidad Jehová le ha restaurado a su pueblo en la Tierra un ‘paraíso espiritual.’ Están disfrutando del entendimiento de los propósitos de Dios y son prósperos al proclamar estos propósitos en todo el mundo. Hoy la adoración de Jehová está “firmemente establecida” y “alzada.” Muchos centenares de miles de individuos están comenzando a beber del “agua de vida gratis.” Estos, a su vez, dicen a otros: ‘¡Vengan!’ y las congregaciones de los testigos de Jehová florecen en paz y buen orden, haciéndose cada vez más numerosas.
VIDA PARA LOS SOBREVIVIENTES DEL HAR-MAGEDÓN
Pero Ezequiel vio algo más allá de esto. Se le había mostrado la derrota de las fuerzas terrestres de Satanás y el exterminio de la “tierra de Magog,” la región invisible desde la cual Satanás ahora perturba a la Tierra. (Eze. 39:6) Entonces Ezequiel recibió un cuadro claro de lo que sucederá en la Tierra durante el justo reinado de mil años de Jesucristo, cuando no intervendrá ningún “Gog,” Satanás el Diablo, ni ninguno de sus demonios, pues ya no existirán. El ángel que guió a Ezequiel en la visión lo llevó a una gira de inspección del templo. Entonces dice Ezequiel:
“Gradualmente me trajo de regreso a la entrada de la Casa, y, ¡mire! salía agua de debajo del umbral de la Casa hacia el este, porque el frente de la Casa daba al este. Y el agua descendía desde debajo, desde el lado derecho de la Casa, al sur del altar.”—Eze. 47:1.
El agua provenía de donde Jehová residía en el santuario y fluía hacia el este más allá del altar en el patio, mostrando que el Dador de Vida, Jehová Dios, reconoce el sacrificio de rescate de su Hijo y Sumo Sacerdote Jesucristo. El agua seguía corriendo afuera del patio y se dirigía a donde se necesitaba vida.—Compare con 1 Juan 1:7; 5:11, 12.
Ahora el ángel de Jehová usó su cordel de medir hecho de lino. Dice Ezequiel: “Cuando el hombre salió hacia el este con un cordel de medir en su mano, también procedió a medir mil en codos y a hacerme atravesar el agua, agua que llegaba hasta los tobillos.”—Eze. 47:3.
Es significativo notar que el ángel midió hacia el este en distancias de mil codos, recordándonos repetidas veces que todas las cosas representadas como habiendo sido efectuadas por la corriente tienen lugar durante el reinado de mil años de Cristo. En la primera medida, el agua no era muy profunda, pues solo llegaba a los tobillos. Agua que llega “hasta los tobillos” será suficiente agua dadora de vida inmediatamente después de la guerra de Har-Magedón, en la cual quedan derrotadas las fuerzas terrestres de Gog. ¿Por qué? Porque solo sobrevivirán los que se declaran firmemente de parte del reino de Dios antes de la “tribulación grande” que culmina en esa guerra. Éstos, aunque son designados como una “grande muchedumbre,” serán pocos en comparación con la población presente de la Tierra, y ciertamente lo serán en comparación con los miles de millones que han vivido en la Tierra. (Rev. 7:9) Serán como Noé y su familia, que sobrevivieron al diluvio global. La “grande muchedumbre” dará un comienzo justo a la sociedad humana. Serán el fundamento de la “nueva tierra,” es decir, de la sociedad humana organizada bajo el reino mesiánico celestial.—2 Ped. 2:5; 3:5-13.
VIDA PARA MILES DE MILLONES AHORA MUERTOS
Sin embargo, Dios no deja incompletos sus propósitos, tampoco es parcial. (Isa. 46:9, 10; Hech. 10:34, 35) Los beneficios dadores de vida del sacrificio de rescate de Jesucristo son para la humanidad en general. De su aplicación a muchos otros, leemos: “Contemplamos a Jesús, que ha sido hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre.” (Heb. 2:9) También: “Él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero, no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” (1 Juan 2:2) “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.”—1 Tim. 2:5, 6.
Sobre la base de esto, Jesucristo dijo: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán.” (Juan 5:28, 29) ¡Ah!, sí, como declaró el apóstol Pablo: “Va a haber resurrección [de los muertos] así de justos como de injustos.”—Hech. 24:15.
A medida que resuciten los muertos, habrá suficiente agua de vida para sanarlos y restaurarlos a la plenitud de vida. Esto se asegura puesto que vemos que la corriente aumenta en profundidad: “Y [el ángel] continuó midiendo mil [codos] y entonces me hizo atravesar el agua, agua que llegaba hasta las rodillas.”—Eze. 47:4.
Pero aquí no cesó de profundizarse la corriente. De esto podemos asumir que no todos los miles de millones de muertos serán resucitados simultáneamente, lo cual haría que los sobrevivientes de Har-Magedón tuvieran que hacerle frente a una gran explosión demográfica. En tal caso, ¿cómo sería posible hacer las necesarias provisiones materiales para los resucitados, sin mencionar la enseñanza y entrenamiento de ellos en el camino y modo de vivir de Jehová?
La siguiente medida mostró que la corriente era mucho mayor en volumen: “Y continuó midiendo mil [codos] y ahora me hizo atravesar... agua que llegaba hasta las caderas.” (Eze. 47:4) A medida que progresen los mil años, aumentará la cantidad de personas resucitadas, porque habrá más súbditos leales del Reino para encargarse de ellas. Sin embargo, algunos entre los resucitados no apreciarán la bondad inmerecida de Jehová y no serán obedientes, como veremos al seguir desenvolviéndose la profecía, que se considerará en un número posterior de La Atalaya. Pero los miles de millones de obedientes llegarán a ser colaboradores en la restauración del paraíso y en ayudar a los resucitados posteriores a llegar a conocer a Jehová el Dador de Vida y a su Hijo, el Rey, recibiendo los servicios restauradores de la vida que él les rinde como Sumo Sacerdote de Dios.
Finalmente, el ángel “continuó midiendo mil [codos]. Era un torrente que yo no podía atravesar, porque el agua había subido, agua que permitía nadar, un torrente que no podía ser atravesado.”—Eze. 47:5.
Antes que terminen los mil años del reinado del Mesías es preciso que el sepulcro común terrestre de la humanidad (Hades) y el mar de sepulcros acuosos para muchos humanos sean vaciados de los que están retenidos en ellos en la muerte. (Rev. 20:13, 14) Es preciso que se extienda la simbólica “agua de vida” hasta al último de los muertos rescatados de la humanidad. Nada puede impedir que el torrente del “agua de vida” llegue a la humanidad para traerles vida en abundancia.
Jehová tiene presente un propósito al suministrar con anticipación este conocimiento de sus magníficos arreglos para la humanidad. Primero, este conocimiento suministra esperanza en un mundo sin esperanza. (1 Tes. 4:13) También, mueve a los individuos de corazón apreciativo a invitar a cuantos puedan alcanzar a que se pongan a beber ahora de esta agua dadora de vida, porque la gente la necesita mucho. Todos los que oyen, y realmente entienden, se unen gozosamente al espíritu y la novia al decir: ‘¡Vengan! Tomen del agua de vida gratis.’
[Ilustración de la página 669]
Visión de Ezequiel del SANTUARIO DE JEHOVÁ
Vista en perspectiva