El hambre... ¿qué significa?
AUNQUE es cierto que en los últimos años se han hecho muchos progresos en la agricultura, también es cierto que desde 1914 la humanidad ha presenciado muchas escaseces de alimento. Examinemos algunas de ellas para ver si posiblemente pudieran constituir un cumplimiento de la profecía de Jesús y la visión del apóstol Juan al respecto. Si parecen concordar con éstas, seguiremos investigando para ver si las escaseces de alimento del siglo XX se distinguen de las que se experimentaron anteriormente en la historia del mundo.
El hambre en medio de la abundancia
A algunos tal vez les parezca que, debido a que hay tanta riqueza hoy, no es lógico decir que éste sea el tiempo en que el caballo negro del hambre corra por la Tierra. Pero la Biblia no dice que todos estarían muriendo de hambre en aquel tiempo. De hecho, en la visión, la voz que anunció un precio muy alto para los alimentos básicosa también dijo: “No dañes el aceite de oliva ni el vino” (Revelación 6:6). El aceite de oliva y el vino eran artículos de lujo. Por lo tanto, Revelación indica que algunos estarían disfrutando de lujos mientras que otros sufrirían hambre.
También, aunque Jesús profetizó que habría escaseces de alimento, advirtió: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo” (Lucas 21:34, 35). Mientras que algunos estarían sufriendo escaseces de alimento, otros estarían en peligro de comer demasiado. ¿Existe esta situación hoy?
Sí. De hecho, se nos informa que el que esté subiendo el nivel de vida de algunas personas está resultando en que otras sufran hambre. “Las mejoras en el nivel de vida y la creciente demanda de alimento alrededor del mundo han ejercido presión sobre los precios del alimento [de modo que el alimento ha subido de precio], lo cual ha hecho que sea más difícil que los países más pobres importen el alimento que necesitan” (The New York Times, 16 de agosto de 1981). En otras palabras, el que algunas personas ‘coman con exceso’ está haciendo que empeoren las “escaseces de alimento” en el caso de otras personas.
“En un lugar tras otro”
Jesús advirtió que habría “escaseces de alimento [...] en un lugar tras otro” (Mateo 24:7). ¿Ha sucedido esto desde 1914? Sí. He aquí tan solo algunos ejemplos: En 1921, el hambre produjo la muerte de unos 5.000.000 de personas en la U.R.S.S. En 1929, el hambre causó aproximadamente 3.000.000 de muertes en la China. En la década de los años treinta, 5.000.000 de personas murieron de hambre en la U.R.S.S. Hace tan solo unos cuantos años, una sequía prolongada en los países que están en el borde del desierto Sáhara resultó en que hubiera un sinnúmero de refugiados y hasta 100.000 muertes.
Pero recuerde que, en la visión del apóstol Juan, el caballo negro del hambre siguió al caballo rojo de la guerra. De manera correspondiente, muchas de las escaseces de alimento de nuestro día han sido el resultado directo de la guerra (Revelación 6:3, 4). Por ejemplo, la guerra civil de España resultó en que hubiera hambre en este país en la década de los años treinta. La II Guerra Mundial causó hambre en Grecia, Polonia, Rusia, Holanda y otros lugares. Más de 1.500.000 personas murieron en Bengal, India, durante los años 1943-1944 debido a un hambre que, en parte, resultó de la misma guerra.
Más recientemente, en la década de los sesenta, muchas personas murieron de hambre en el Congo (que ahora se llama Zaire) y en Nigeria debido a una guerra civil. Durante las batallas que se pelearon en Camboya (Kampuchea) aparecieron en las páginas de nuestros periódicos fotografías de niños de aquel país, quienes nos miraban fijamente, y estaban muriendo de hambre. Últimamente se ha leído acerca de más de un millón de refugiados a quienes les amenaza el hambre en Somalia, adonde huyeron para escapar de la sequía y las batallas de Etiopía. Fuentes noticieras afirman que más de 9.000.000 de refugiados están a punto de morir de hambre en Tailandia, el Sudán, Zaire, Nicaragua, Honduras y Paquistán. Y así continúa el triste relato.
En el transcurso de la historia, las hambres han sido el resultado de la guerra, la sequía, plagas de insectos o alguna otra catástrofe. ¿Hemos visto nosotros más escaseces de alimento de esta índole que las que han visto generaciones anteriores? No podemos decirlo con certeza, puesto que las estadísticas no están completas. Pero en este siglo ha habido una serie de calamidades causadas por la naturaleza, y se ha sufrido más debido a la guerra que en cualquier otra generación de la historiab. Por lo tanto, puede ser que en general sí haya habido más escaseces de alimento que nunca antes. Ciertamente, hemos visto el hambre en medio de la abundancia, hambre causada por guerra y escaseces de alimento “en un lugar tras otro”, y esto es exactamente lo que se predijo.
Ahora hasta se está desarrollando un nuevo tipo de escasez de alimento, que distingue a nuestro tiempo y muestra que éste difiere de tiempos anteriores.
“Única en la historia humana”
En el prólogo del libro The Dimensions of World Food Problems (Las dimensiones de los problemas mundiales de la alimentación), el editor, E. R. Duncan, explica que hasta hace poco los abastecimientos de alimento generalmente aumentaban a medida que crecía la población. Es cierto que los desastres causaban hambres en diferentes lugares. Pero las poblaciones se recuperaban. Sin embargo, desde la década de los años cuarenta, ha aparecido un nuevo factor: un aumento cada vez más rápido de la población mundial, que agota la capacidad del mundo para alimentarse durante un extenso período. “Esta situación —dice él— es única en la historia humana”.
Tome por ejemplo a la India. La India ha experimentado hambres severas durante toda su historia, pero hoy la situación es diferente. “No fue sino hasta el siglo pasado, y, a un grado significativo, hasta éste, el siglo XX, que las condiciones se pusieron intolerables [en la India]. No se puede recalcar este hecho lo suficiente como para contrarrestar el habla fácil de los que dicen que el hambre y la historia son compañeros inseparables.” Así dijo Georg Borgstrom, una de las principales autoridades internacionales sobre la nutrición mundial.
Él pasa a explicar: “Cuando los ingleses llegaron por primera vez a este subcontinente rico, hace unos doscientos años, había como sesenta millones de personas que vivían en la región que hoy es la India. De éstas, más o menos diez millones estaban al nivel de hambre. Desde entonces, la población es siete veces más grande de lo que era, y ahora existe una situación contraria a la de entonces, pues la cantidad de personas que están adecuadamente alimentadas llega a aproximadamente diez millones”. (The Hungry Planet, por Georg Borgstrom.)
Se está desarrollando una situación parecida en otros países. Es cierto que, teóricamente, en el mundo en general todavía se produce bastante alimento para todos. Pero si la población sigue aumentando, ése ya no será el caso dentro de poco. Aun ahora, muchos países pobres que en un tiempo producían bastante alimento para satisfacer sus necesidades ya no producen lo suficiente, y debido a que son pobres no pueden darse el lujo de comprar suficiente alimento para alimentar a su población. A veces, aun dentro de un país que tenga bastante alimento en general, una porción grande de la población es tan pobre que no puede darse el lujo de comprar alimento. Así esa gente sufre de escaseces de alimento.
El periódico Los Angeles Times informó el año pasado: “En el África, la escasez de alimento ha empeorado en los últimos seis meses, y 28 países sufren de hambre”.
El periódico Vancouver Sun declaró: “Hoy, a fines de un año ‘normal’, la FAO [siglas en inglés de la Organización para la Agricultura y la Alimentación] calcula que hay 450.000.000 de personas que están pasando hambre al grado de inanición, hasta 1.000 millones de personas están privadas del alimento que necesitan”.
En un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia se calcula que en 1981 murieron 17.000.000 de niños en todo el mundo debido al hambre y las enfermedades. Ésta es una cantidad mayor que la del cálculo de muertes durante la terrible hambre china de los años 1878-1879.
¿Hay alguna solución? El periódico The New York Times informa: “Los cálculos del Banco Mundial indican que una inversión de 600.000.000.000 de dólares en los países en vías de desarrollo [...] es lo que se requerirá durante los próximos diez años tan solo para mantener los abastecimientos de alimento en los presentes niveles de hambre. Nadie sabe con certeza de dónde provendrá esa enorme suma”. Así, no se puede ver ninguna solución realista.
Las buenas nuevas
Tan solo el alcance del problema del hambre hoy, y el hecho de que probablemente empeore, hace de éste un problema sin precedente. Hay otro factor que lo hace extraordinario. Dicho problema va acompañado de muchas otras dificultades que aparentemente no tienen solución.
En la visión del apóstol Juan, el caballo negro del hambre iba acompañado del caballo rojo de la guerra y el caballo pálido de la enfermedad. Además, Jesús, al predecir las escaseces de alimento “en un lugar tras otro”, dijo que éstas irían acompañadas de grandes terremotos, pestilencias, guerras y muchas otras aflicciones (Mateo 24:7-14; Lucas 21:10-28). El hecho de que hoy día estén sucediendo todas estas cosas marca a éste como el tiempo notable que predijeron Jesús y el apóstol Juan.
El cabalgar de los cuatro jinetes del Apocalipsis había de ser una indicación de que el recién coronado Jesús había salido “venciendo y para completar su victoria” (Revelación 6:1-8). Jesús dio una descripción detallada de los sucesos mundiales en contestación a la siguiente pregunta de sus seguidores: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. (Mateo 24:3.)
Estamos viviendo en días importantes. Jesús ahora está gobernando invisiblemente como Rey. Pronto ‘completará su victoria’ por medio de eliminar a los inicuos e incapacitar al que es la causa principal de la iniquidad, Satanás el Diablo (Salmo 37:9-11; Revelación 20:1-3). Por eso Jesús pasó a decir: “Cuando vean suceder estas cosas, conozcan que está cerca el reino de Dios”. (Lucas 21:31.)
Éstas son las buenas nuevas tras las calamidades acerca de las cuales leemos en los periódicos. Pronto llegará a su fin el cabalgar del caballo negro del hambre, y el Reino de Dios traerá un gobierno justo a la Tierra (Salmo 72:1, 16). Éste será el mayor cambio en pro del bien que jamás se haya efectuado en toda la historia de la humanidad. ¿Por qué no consulta su propia Biblia para enterarse al respecto? Los testigos de Jehová gustosamente le proporcionarán la ayuda que necesite. Así usted podrá discernir el verdadero significado del desastroso correr del caballo negro del hambre.
[Notas a pie de página]
a “Un litro de trigo por un denario y tres litros de cebada por un denario” (Revelación 6:6). Un denario era el salario de un día en los tiempos de Juan. (Mateo 20:2.)
b Vea el artículo intitulado “La I Guerra Mundial y el principio de dolores”, en La Atalaya del 15 de julio de 1983.