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El arca de Noé y la arquitectura naval¡Despertad! 2007 | enero
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La embarcación tendría que medir 300 codos de largo, 50 de ancho y 30 de alto (Génesis 6:15). Si tomamos un valor medio para el codo, tendría unas dimensiones de 134 metros [438 pies] de largo, 22 [73 pies] de ancho y 13 [44 pies] de alto y, por consiguiente, un volumen total de 40.000 metros cúbicos [1.400.000 pies cúbicos].a
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El arca de Noé y la arquitectura naval¡Despertad! 2007 | enero
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¿Cumplía bien su cometido el arca?
La proporción o relación existente entre las medidas del arca era similar a la de numerosos buques modernos: su longitud era seis veces su anchura y diez veces su altura. No obstante, las naves actuales adoptan una relación entre longitud y anchura que tiene en cuenta la potencia necesaria para propulsarlas, mientras que en el caso del arca este no era un factor relevante, pues bastaba con que flotara. Ahora bien, ¿cumplía adecuadamente su cometido?
La proporción de las medidas de un buque incide también en su comportamiento ante el viento y las olas. La Biblia explica que tras las enormes precipitaciones que anegaron el planeta, Dios hizo que soplara un viento (Génesis 7:11, 12, 17-20; 8:1). Aunque no especifica la fuerza de las olas o del viento, seguramente fue muy intensa y variable, como sucede hoy día. Cuanto mayor fuera la duración e intensidad del viento, más altas serían las olas y más separadas estarían unas de otras. Asimismo, si hubo actividad sísmica, es posible que produjera un fuerte oleaje.
Pues bien, la proporción de las medidas le confería gran estabilidad al arca. Además, su diseño atenuaba el cabeceo que tuvieron que producir las embravecidas aguas. Si este movimiento, con el que sube y baja alternativamente un extremo y otro de la embarcación, hubiera sido muy intenso, la sensación habría sido muy desagradable tanto para las personas como para los animales del arca. Además, la estructura de las naves debe ser capaz de resistir otras grandes tensiones. Por ejemplo, cuando las olas encrespadas levantan ambos extremos del casco a la vez, este tiende a curvarse hacia abajo en el centro. Sin embargo, cuando una de estas olas lo eleva por su punto medio, los extremos quedan sin apoyo y también tienden a curvarse hacia abajo. Por experiencia, los constructores han aprendido que los buques soportan mucho mejor tales tensiones si la relación entre longitud y altura es de 10 a 1, la misma que Dios le mandó utilizar a Noé.
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