“Después dio de este también a su esposo”
¿ESTABA presente Adán cuando la serpiente habló a Eva y la engañó para que se rebelara contra Dios? La Biblia no indica eso. Génesis 3:6 dice que Eva “empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando él estuvo con ella”. Sin embargo, algunas traducciones de la Biblia dan una idea diferente. La Sagrada Biblia, versión de Straubinger, vierte el texto así: “Tomó de su fruto y comió, y dió también a su marido (que estaba) con ella, y él comió también”.
El verbo hebreo que se traduce “dio” está en el tiempo imperfecto y se asocia con una forma especial de la conjunción “y” [hebreo: waw], lo cual indica una sucesión temporal o lógica. Por eso, en los varios casos en que aparece waw —la cual enlaza la serie de sucesos mencionados en Génesis 3:6— la Traducción del Nuevo Mundo no la traduce solo por “y”, sino también por otras palabras de transición, como “por consiguiente”, “por lo tanto”, y “después”. Se ve, pues, que la Traducción del Nuevo Mundo tiene base sólida para la traducción que se da arriba.
¿Hubiera guardado silencio Adán durante la conversación entre su esposa y la serpiente, escuchando las mentiras y calumnias del rebelde invisible tras la serpiente? Es interesante que el escriturario alemán J. P. Lange rechaza tal idea, y comenta: “Es difícil imaginar que el hombre estuviera presente durante el acto de la tentación, y que hasta hubiera guardado silencio”. Y al explicar la frase “con ella”, el comentarista judío B. Jacob menciona que “no [significa] que él estuviera parado allí con ella (ni durante el acto anterior ni mientras ella comía)”.
La conversación entre Eva y la serpiente reveló que su esposo le había dado información a ella acerca del mandato divino de no comer del árbol. (Génesis 3:3.) Por eso, como cabeza de Eva, Adán cumplió con aquella responsabilidad. El Diablo pasó por alto el arreglo divino de jefatura y, astutamente, se aprovechó de que Eva estuviera sola. Más tarde, ella contestó: “La serpiente... ella me engañó, y así es que comí”. (Génesis 3:13.) Eva fue engañada porque creyó una mentira, pero eso no justificaba su transgresión. Este ejemplo amonestador ilustra que nunca podemos tener excusas para hacer lo que es incorrecto a los ojos de Jehová. (1 Timoteo 2:14.)