Megidó... antiguo campo de batalla con significado profético
“ASÍ perezcan todos tus enemigos, oh Jehová.” De este modo terminaba una canción de victoria compuesta hace unos 32 siglos. Con ella se celebraba un triunfo militar que tuvo lugar cerca de la antigua ciudad de Meguidó.
Según el registro bíblico, Dios mandó al juez Baraq de Israel que estacionara 10.000 guerreros en el monte Tabor. ¿Una fuerza impresionante? Quizás. Pero aquellos 10.000 voluntarios iban casi desarmados. “No se veía un escudo, ni una lanza.” (Jueces 5:8.) Este, sin embargo, no era el caso del ejército enemigo. Bajo el mando del general Sísara, el ejército cananeo estaba equipado con las últimas innovaciones de la tecnología militar: “Novecientos carros de guerra con hoces de hierro”. (Jueces 4:3.) Estos carros daban a los cananeos gran velocidad y movilidad y también una enorme ventaja sicológica.
No obstante, la victoria no iba a estar en función del armamento ni de la destreza militar. Las tropas de Sísara, sumamente superiores, fueron atraídas al valle torrencial de Cisón, que para entonces estaba seco. Jehová le dio a Baraq la señal para el descenso. ¡Imagínese a 10.000 hombres abalanzándose ladera abajo de la montaña! Pero en ese momento, de modo inesperado, Jehová desencadenó una tormenta. El viento y la lluvia azotaron el rostro del enemigo. El valle por donde pasaba el río Cisón se convirtió en un incontenible torrente que inmovilizó los carros de guerra de Sísara en un mar de lodo. Totalmente confundidas, las tropas de Sísara huyeron aterrorizadas, pero fueron perseguidas y derribadas. “No quedó ni siquiera uno.” (Jueces, capítulos 4 y 5.)
No sorprende que esta aplastante victoria inspirara las palabras: “Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová, y sean los que te aman como cuando el sol sale en su poderío”. (Jueces 5:31.) Fíjese en el adverbio “así”. Da a entender que la batalla fue profética, y que señalaba a una guerra mayor, en la que perecerían todos los enemigos de Dios.
Sin embargo, los hostiles pueblos circunvecinos de Israel olvidaron con rapidez este desastroso encuentro. Solo 47 años más tarde varias naciones dirigidas por Madián “se reunieron como uno solo y procedieron a [...] acampar en la llanura baja de Jezreel”, el valle que se extiende hacia el norte desde Meguidó. (Jueces 6:33.) Los enemigos acampados eran “tan numerosos como langostas”. En esta ocasión el ejército de Israel era solo un grupo pequeño, pero valiente, de 300 hombres bajo el mando de Gedeón, parados “alrededor de todo el campamento”. Cuando se dio la señal, los 300 hombres tocaron los cuernos, rompieron los jarrones de agua, ondearon las antorchas y profirieron un terrorífico grito de guerra: “¡La espada de Jehová y de Gedeón!”. Cundió el pánico entre los madianitas. “Jehová procedió a poner la espada de cada uno contra el otro en todo el campamento”, y el puñado de hombres de Gedeón completó la derrota. (Jueces, capítulo 7.)
Nosotros hoy no debemos cometer el error de los madianitas ni minimizar el significado de Meguidó. La Biblia habla unas 12 veces de este antiguo lugar de batalla. Además, la profecía bíblica indica que lo que tuvo lugar en Meguidó tiene que ver seriamente con nuestro día. Repasemos, pues, lo que la Biblia y la arqueología dicen sobre este lugar histórico.
Encrucijada de carreteras del mundo antiguo
Meguidó, junto con las ciudades de Hazor y Guézer, dominaba en un tiempo una de las principales rutas militares y comerciales que unía a Asia y África. Meguidó, situada entre las otras dos ciudades, era la que ocupaba la posición más estratégica. Caminos naturales, pasos de montaña y carreteras convergían de todas direcciones en el valle de esa ciudad. “Meguidó —explica The Geography of the Bible— estaba ubicada en una encrucijada de carreteras, en una de las principales encrucijadas del mundo antiguo.”
Meguidó dominaba una gran llanura que se extendía unos 32 kilómetros (20 millas) al noreste de la cordillera del Carmelo. En el invierno, el agua de la lluvia que descendía de las montañas hacía crecer el río Cisón. Por esta razón, la región era llamada también “el valle torrencial de Cisón”. (Jueces 4:13.) El libro Geography of Israel dice: “Con las aguas del invierno” el suelo del valle “puede convertirse en un gran barrizal. [...] La pendiente del Cisón es muy pequeña, y la desembocadura [...] se bloquea con facilidad; de modo que en esa zona abundan las ciénagas”. Sísara y su ejército se dieron cuenta de lo fangosa que puede ser esta llanura. No obstante, en el tiempo seco del verano, esta extensa llanura era un lugar idóneo para los ejercicios militares de los carros de guerra. (Compárese con El Cantar de los Cantares 6:11, 12.) Las tropas militares también se podían reunir convenientemente en ese lugar.
Por estas razones el rey Salomón decidió fortificar a Meguidó: “Ahora bien, ésta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar [...] el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. (1 Reyes 9:15.) Un montículo de unos 21 metros [70 pies] de alto, que domina un ancho valle, señala ahora el lugar donde en un tiempo estuvo Meguidó. En tiempos antiguos se edificaban las nuevas viviendas sobre las ruinas de las antiguas. De modo que cada nivel de tierra o estrato puede corresponder a una determinada época histórica. El arqueólogo, empezando desde arriba, va excavando a través de los diferentes estratos históricos. Se han descubierto por lo menos 20 estratos en Meguidó, lo cual indica que la ciudad fue reconstruida muchas veces. ¿Cómo ha ayudado la Biblia a esos pacientes excavadores?
La construcción de las puertas de la ciudad fue sin duda una parte importante del proyecto de Salomón de fortificar a Meguidó, Hazor y Guézer. Hace unos años se descubrieron las puertas de la ciudad de Meguidó. Poco después se encontraron en Hazor puertas de idéntico estilo. Los arqueólogos, siguiendo las indicaciones bíblicas, empezaron también a excavar en Guézer. En esa ciudad también se encontraron puertas del mismo estilo. ¿Por qué es eso importante para los estudiantes de la Biblia? Un conocido arqueólogo, el profesor Yohanan Aharoni, dice:
“En las excavaciones que se llevaron a cabo en los tres lugares, se descubrieron puertas de idéntica planificación en estratos del siglo décimo a. de la E.C. [...] Puertas como estas, con tres cuerpos de guardia y cuatro juegos de pilares en cada lado del corredor, se han descubierto solo hasta el momento en otros dos lugares. [...] Por lo tanto, prácticamente todos los eruditos concuerdan en que las puertas de Hazor, Meguidó y Guézer, con sus cuarteles triples, pertenecen al reinado de Salomón”.
El Dr. Yigael Yadin llega a la misma conclusión: “El descubrimiento de las fortificaciones de Salomón en Hazor, Meguidó y Guézer es un ejemplo instructivo de que la Biblia es una guía importante y práctica para los arqueólogos”.
Un campo de batalla decisivo
En vista de la estratégica ubicación de Meguidó, es comprensible que este nombre se relacionara, desde tiempos primitivos, con la idea de un campo de batalla. En realidad, se dice que la antigua palabra hebrea para “Meguidó” significa “lugar de encuentro o asamblea de tropas”. El profesor Aharoni escribió:
“Meguidó era una ciudad fortificada de gran importancia a pesar de que no se menciona en fuentes históricas hasta el siglo decimoquinto a. de la E.C. En ese tiempo aparece en las inscripciones de Thutmose III. Los anales de este faraón registran que Meguidó estuvo a la cabeza de una confederación de ciudades cananeas rebeldes. [...] El ejército egipcio y los carros cananeos pelearon la batalla decisiva de esa rebelión [...] cerca de Meguidó. Ese fue el acontecimiento militar más antiguo del que se han conservado detalles. Después de derrotar totalmente a las fuerzas cananeas, el faraón se apoderó de un rico botín entre el que se contaban ¡924 carros de guerra!”.
El Dr. Zev Vilnay, autor del libro The New Israel Atlas, describe además aquel valle como “el escenario de famosas batallas desde los albores de la historia hasta la I Guerra Mundial”.
¿Tendrá lugar la guerra final en Meguidó?
En el último libro de la Biblia, Revelación, se registra una visión en la que “los reyes de toda la tierra habitada” son reunidos para “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en “Har–Magedón” [“Montaña de Meguidó”], o Armagedón. (Revelación 16:14, 16.) Debido a la semejanza de los nombres, algunos han llegado a la conclusión de que esta guerra se peleará en el emplazamiento literal de Meguidó. Sin embargo, la colina de Meguidó difícilmente puede ser llamada “montaña”. También surge la pregunta: ¿Es suficientemente amplio el valle de Meguidó como para acomodar a todos los gobernantes de la Tierra, junto con sus grandes ejércitos y todo su armamento? “Este es lenguaje apocalíptico —comenta la International Standard Bible Encyclopedia— y es posible que se use Armagedón no como un nombre de un lugar en particular, sino como un término simbólico que representa el conflicto final y decisivo.”
Entonces, ¿qué es “Har–Magedón”? Obviamente el término se usa en sentido figurado. Debido a que Meguidó fue escenario de batallas decisivas, el libro de Revelación lo usa para representar una situación que se acerca, en la que el odio del que será objeto el pueblo de Dios por parte de “todas las naciones” llegará a su culminación. (Mateo 24:9, 14.) Puesto que los cristianos verdaderos siguen apoyando lealmente al Reino de Dios, los gobernantes de la Tierra se reunirán, como en “asamblea”, para destruirlos. Sin embargo, los testigos de Jehová no pelearán. (Isaías 2:1-4.) Dios les ha nombrado un Rey, el Señor Jesucristo, para que pelee por ellos. En el momento crucial, este Rey celestial y “los ejércitos [...] de los cielos” intervendrán y atacarán a “los reyes de la tierra y sus ejércitos”. Esta batalla global será decisiva, tal como las que se pelearon en Meguidó. ¡Todos los enemigos terrestres “perecerán”, tal como profetizó la canción de victoria de Débora y Baraq! (Revelación 19:11-21; Jueces 5:31.)
¿Estará usted entre los que aman a Jehová, o entre sus enemigos? La Biblia advierte con claridad que la vida de los que no se ponen de parte de Jehová Dios y de su pueblo está en verdadero peligro. (Sofonías 2:3; 2 Tesalonicenses 1:7-9.) De modo que, ¡no hay tiempo que perder! “¡Mira! Vengo como ladrón”, advierte el glorificado Jesucristo con referencia específica a la culminación de la “gran tribulación” en Armagedón. (Revelación 16:15; Mateo 24:21.)
“La guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” tendrá un final glorioso. Abrirá el camino para que el Reino de Dios transforme esta Tierra en un paraíso. (Mateo 6:9, 10; Revelación 21:3-5.) Pero, más importante aún, vindicará el mayor nombre del universo en un magnífico cumplimiento de la antigua oración profética:
“Hazles como a Madián, como a Sísara, como a Jabín en el valle torrencial de Cisón. [...] [Sigue] tras ellos con tu tormenta y quieras perturbarlos con tu propio viento de tempestad. Llena sus rostros de deshonra, para que la gente busque tu nombre, oh Jehová. Oh, sean avergonzados y perturbados para todo tiempo, y queden corridos y perezcan; para que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. (Salmo 83:9, 15-18.)
[Ilustración en la página 23]
La guerra global de Armagedón será decisiva, tal como lo fueron las batallas que se pelearon en Meguidó. Todos los enemigos terrestres de Dios perecerán
[Mapas en la página 22]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Meguidó dominaba una de las principales rutas militares y comerciales que unía los continentes de Asia y África
ÁFRICA
ASIA
[Mapa]
Rutas comerciales
Hazor
Meguidó
Guézer
Jerusalén