QUENITA
Miembro de un pueblo que vivía en Canaán o en sus inmediaciones en los días de Abrán (Abrahán). Las Escrituras no proveen ningún eslabón genealógico definido que permita determinar su origen. (Gé 15:18-21.)
Basándose en la existencia de una palabra aramea parecida a este gentilicio, algunos eruditos opinan que “quenita” significa “herrero”, pero esta afirmación es dudosa. La Biblia no menciona que los quenitas fuesen herreros, aunque sí dice que por lo menos algunos de ellos fueron pastores. (Compárese con Éx 2:15, 16; 3:1; Jue 1:16.) Existe otra opinión que relaciona el término “quenita” con una palabra hebrea que significa “nido”, y esta sí parece encajar con la descripción del lugar de habitación o ‘nido’ de los quenitas, del que se dice: “En peñasco está puesta tu habitación”. (Nú 24:21.)
Después que Moisés huyó de Egipto a la tierra de Madián, se casó con una mujer perteneciente a una familia quenita de aquel lugar. A los miembros de esta familia se les llama “madianitas” cuando la acción del relato transcurre en Madián, mientras que en los demás casos se les llama quenitas. Este hecho podría indicar que tanto el suegro de Moisés, Jetró, también llamado “el sacerdote de Madián”, como su cuñado, Hobab, eran madianitas desde un punto de vista geográfico. (Éx 2:15, 16; 3:1; 18:1; Nú 10:29, 30; Jue 1:16.) Por otro lado, si los parientes de Moisés eran descendientes naturales de Madián, el nombre quenitas podría deberse a que pertenecían a una rama o familia quenita de los madianitas, distinguiéndose así racialmente de los quenitas que existían en el tiempo de Abrahán, antes del nacimiento de Madián.
Cuando los israelitas estaban a punto de dejar la región del monte Sinaí, Moisés solicitó a Hobab que los acompañase para que les sirviese de “ojos”, o como explorador de la nación, pues conocía aquella zona. Aunque al principio rehusó, parece que finalmente fue con ellos, pues más tarde se informa que los quenitas residían en el desierto de Judá al S. de Arad. (Nú 10:29-32; Jue 1:16.)
Tiempo después, Héber el quenita se separó de los otros quenitas y asentó su tienda en Quedes. (Jue 4:11; véase QUEDES núm. 3.) Cuando las fuerzas cananeas fueron derrotadas, Sísara “huyó a pie a la tienda de Jael la esposa de Héber el quenita, porque había paz entre Jabín el rey de Hazor y la casa de Héber el quenita”. No obstante, allí fue donde Sísara perdió la vida a manos de Jael. (Jue 4:17-21; 5:24-27.)
En los días del rey Saúl, algunos quenitas residían entre los amalequitas. Por lo tanto, cuando Saúl estaba a punto de hacer guerra contra los amalequitas, instó a los quenitas a separarse para escapar de la calamidad. Se les extendió esta bondad porque los quenitas habían “[ejercido] bondad amorosa para con todos los hijos de Israel al tiempo que subían de Egipto”. (1Sa 15:5, 6; compárese con Éx 18:8, 9; Nú 10:29-33.) Posteriormente, David le dijo a Akís que había hecho incursión “sobre el sur de los quenitas” (1Sa 27:10), aunque era parte de un subterfugio. En realidad, los quenitas tenían relaciones amistosas con Israel. Por eso, David envió algo del despojo que había tomado de los amalequitas “a los de las ciudades de los quenitas”, quienes probablemente moraban en la región montañosa del sur de Judá. (1Sa 30:29.)
Algunas familias de escribas que residían en Jabez eran quenitas “que vinieron de Hammat el padre de la casa de Recab” (1Cr 2:55), y se les menciona en conexión con los descendientes de Judá. (1Cr 2:3.)
El hecho de que los quenitas vivieran en asociación con diferentes pueblos en diversas épocas y lugares puede implicar que ninguna otra tribu o pueblo absorbió totalmente a este pueblo nómada o seminómada.
La Biblia no menciona específicamente qué les sucedió a los quenitas, también llamados Qayín. En su expresión proverbial concerniente a ellos, Balaam planteó la pregunta: “¿Cuánto falta hasta que te lleve cautivo Asiria?”. (Nú 24:21, 22.) De modo que pudiera ser que algunos quenitas vivieran en el reino septentrional de Israel y las zonas circundantes y que los asirios se los llevaran cautivos junto con los israelitas. (2Re 15:29; 17:6.)