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Se mantuvo vigilante y esperó con confianzaLa Atalaya 2008 | 1 de abril
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Acto seguido, el profeta de Jehová tomó el mismo camino que Acab. Por delante tenía un largo trayecto, bajo los negros nubarrones y la intensa lluvia; pero entonces, algo insólito ocurrió.
“La misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino hasta Jezreel.” (Versículo 46.) Obviamente, la “mano de Jehová” estuvo sobre Elías de un modo sobrenatural. Jezreel se encontraba a unos 30 kilómetros (20 millas), y Elías no era precisamente un muchachito.e Imagíneselo ciñéndose sus largas prendas, anudándolas a sus caderas para que sus piernas pudieran moverse con libertad, y entonces corriendo por aquel camino empapado por la lluvia, corriendo tan rápido que alcanzó, adelantó y dejó atrás el carro del rey.
¡Qué bendición para Elías! Debió ser una experiencia emocionante tener tanta fuerza, vitalidad y resistencia, tal vez hasta más que en su juventud. Sin duda, mientras corría por aquel camino mojado, Elías sabía que contaba con la aprobación de su Padre, el único Dios verdadero, Jehová. Lo que ocurrió quizás nos traiga a la memoria las profecías que aseguran que los siervos fieles de Dios disfrutarán de vigor y salud perfecta en el futuro Paraíso terrestre (Isaías 35:6; Lucas 23:43).
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Se mantuvo vigilante y esperó con confianzaLa Atalaya 2008 | 1 de abril
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e Poco después de todo esto, Jehová comisionó a Elías para que capacitara como profeta a Eliseo, quien llegó a ser conocido como el que “derramaba agua sobre las manos de Elías” (2 Reyes 3:11). Esto parece indicar que Elías tuvo a Eliseo como asistente y recibió sus cuidados durante la vejez.
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