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Ustedes han sido santificadosLa Atalaya 2013 | 15 de agosto
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(Lea Nehemías 13:4-9.) No es fácil mantenerse santo en medio de tantas malas influencias. Pensemos en el caso de Eliasib y Tobías. Eliasib era el sumo sacerdote. Tobías era ammonita y, probablemente, un representante de bajo rango del gobierno persa en Judea. Anteriormente, Tobías y sus socios se habían opuesto a que Nehemías reconstruyera las murallas de Jerusalén (Neh. 2:10). Además, los ammonitas tenían prohibida la entrada al recinto del templo (Deut. 23:3). Entonces, ¿por qué le reservó el sumo sacerdote un comedor allí a un hombre como Tobías?
6 Tobías tenía una estrecha relación con Eliasib. Tobías, al igual que su hijo Jehohanán, se había casado con una mujer judía, y muchos judíos hablaban bien de él (Neh. 6:17-19). Además, un nieto de Eliasib estaba casado con la hija de Sanbalat, gobernador de Samaria, que era uno de los colaboradores más estrechos de Tobías (Neh. 13:28). Así pues, estos lazos quizás expliquen por qué el sumo sacerdote Eliasib se dejó influir por un adversario pagano
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Nunca olvidemos que “las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). Algunos de nuestros parientes podrían no ser una buena influencia en nuestra vida. Eliasib había dado un buen ejemplo a los judíos al prestarle todo su apoyo a Nehemías en la reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Neh. 3:1). Sin embargo, poco a poco se dejó influir por Tobías y otras personas, y terminó haciendo cosas que lo contaminaron a la vista de Jehová.
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