MARCA
Algunos pueblos paganos solían marcar con un hierro candente o de otro modo tanto a los animales como a los esclavos como indicación de propiedad. En el caso de los seres humanos, estas marcas se hacían en una parte visible del cuerpo, como, por ejemplo, en la frente. Los adoradores de dioses falsos a veces usaban como distintivo la marca de su deidad en la frente. Sin embargo, la ley que Jehová dio a Israel prohibía desfigurar a los seres humanos con marcas. Esta ley servía para impedir ciertas prácticas idólatras y daba la debida consideración a la creación de Dios. (Le 19:28.) Bajo la Ley, la única marca que alguna vez se hacía a un esclavo era la de horadar la oreja del que voluntariamente solicitaba servir de esclavo a su amo “hasta tiempo indefinido”. (Dt 15:16, 17.) Jehová predijo que, como esclavas de conquistadores extranjeros, las altivas mujeres de Judá tendrían “una marca con hierro candente [heb. ki] en vez de belleza”. (Isa 3:24.)
Uso figurado. En las Escrituras también se habla en sentido figurado de marcas hechas en el cuerpo humano. En la visión de Ezequiel se comisionó a un hombre con un tintero de secretario para que fuera por Jerusalén y ‘pusiera una marca [heb. taw] sobre los que estaban suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se estaban haciendo en medio de ella’. Esta acción mostró que eran personas justas, siervos que pertenecían a Jehová, de modo que merecían ser librados de la ejecución del juicio de Jehová. La marca figurativa sobre su frente así lo atestiguaba. (Eze 9; compárese con Eze 9:4, nota; 2Pe 2:6-8.)
Pablo escribió a los gálatas: “Llevo en mi cuerpo las marcas [gr. stíg·ma·ta] de un esclavo de Jesús”. (Gál 6:17.) Fueron muchos los abusos físicos que Pablo tuvo que sufrir en su cuerpo carnal debido a su servicio cristiano, algunos de los cuales le debieron dejar cicatrices, como testimonio de la autenticidad de su afirmación de que era un esclavo fiel de Jesucristo. (2Co 11:23-27.) Es posible que estas hayan sido las marcas a las que aludió. O quizás se refirió a su vida cristiana, en la que se manifestaba el fruto del espíritu y la obra del ministerio cristiano.
Por otro lado, en la visión de Juan, las personas que recibían la marca (o grabado) de la bestia salvaje en sus frentes o sobre su mano iban a ser destruidas. La marca en la frente las identificaba públicamente como adoradores de la bestia salvaje y, por lo tanto, esclavos de ella. De modo que estas personas eran opositoras de Dios, pues la bestia salvaje recibía su autoridad del dragón, Satanás el Diablo. La marca en la mano lógicamente significaría apoyo activo a la bestia salvaje, pues la mano se utiliza para efectuar trabajo. (Rev 13:1, 2, 16-18; 14:9, 10; 16:1, 2; 20:4.)