Capítulo 15
La mujer estéril se regocija
1. ¿Por qué anhelaba Sara tener hijos, y cuál fue su experiencia?
SARA anhelaba tener hijos. Lamentablemente, era estéril, y eso le producía un gran pesar. Además de que en su tiempo la esterilidad se consideraba una deshonra, existía otro motivo para su dolor. Ansiaba ver cumplida la promesa que Dios le había hecho a su esposo, a saber, que Abrahán engendraría una descendencia que supondría una bendición para todas las familias de la Tierra (Génesis 12:1-3). Ahora bien, desde entonces habían transcurrido varias décadas, y todavía no eran padres. Sara había envejecido y seguía sin concebir ningún hijo. Puede que a veces se preguntara si sus esperanzas habrían sido vanas. No obstante, llegó el día en que su desesperación se tornó en gozo.
2. ¿Por qué debe interesarnos la profecía del capítulo 54 de Isaías?
2 La angustiosa situación de Sara nos ayuda a comprender la profecía que se halla en el capítulo 54 de Isaías, en la cual se dirige la palabra a Jerusalén como si esta fuera una mujer estéril bendecida con la dicha de tener muchos hijos. Jehová manifiesta sus tiernos sentimientos para con su antiguo pueblo al representarlo como su esposa. Por otra parte, este capítulo de Isaías nos permite desentrañar un aspecto esencial de lo que la Biblia llama un “secreto sagrado” (Romanos 16:25, 26). La identidad de la “mujer”, así como sus experiencias predichas en esta profecía, son una valiosa ayuda para entender la adoración pura hoy día.
Se identifica a la “mujer”
3. ¿Por qué tendrá motivos para regocijarse la “mujer” estéril?
3 El capítulo 54 se inicia con una nota alegre: “¡Clama gozosamente, mujer estéril que no diste a luz! Alégrate con clamor gozoso y grita agudamente, tú que no tuviste dolores de parto, porque los hijos de la desolada son más numerosos que los hijos de la mujer que tiene dueño marital —ha dicho Jehová—” (Isaías 54:1). Podemos imaginar la emoción de Isaías al pronunciar estas palabras y cuánto consolará su cumplimiento a los judíos desterrados en Babilonia. En esos momentos, Jerusalén aún yacerá desolada. Desde una óptica humana, no parecerá que vayan a repoblarla, tal como no es de esperar que una mujer estéril tenga hijos en la vejez. Pero a esta “mujer” le aguarda una gran bendición: será fructífera. Jerusalén saltará de gozo, ya que de nuevo rebosará de “hijos”, o sea, de habitantes.
4. a) ¿Cómo nos hace ver el apóstol Pablo que el capítulo 54 de Isaías debe tener un cumplimiento mayor que el del año 537 a.E.C.? b) ¿Qué es “la Jerusalén de arriba”?
4 Si bien es posible que Isaías no lo sepa, su profecía tendrá más de un cumplimiento. El apóstol Pablo cita del capítulo 54 de Isaías y explica que la “mujer” significa algo mucho más importante que la ciudad terrestre de Jerusalén. Escribe: “La Jerusalén de arriba es libre, y ella es nuestra madre” (Gálatas 4:26). ¿Qué es esta “Jerusalén de arriba”? Es patente que no se trata de la ciudad con ese nombre situada en la Tierra Prometida, pues tal población está sobre este planeta, no “arriba” en los cielos. “La Jerusalén de arriba” es la “mujer” celestial de Dios, su organización de poderosas criaturas espirituales.
5. En el drama simbólico expuesto en Gálatas 4:22-31, ¿a quiénes representan a) Abrahán? b) Sara? c) Isaac? d) Agar? e) Ismael?
5 Pero ¿cómo puede tener Jehová dos mujeres simbólicas, una celestial y otra terrestre? ¿Es una contradicción? En absoluto. Según Pablo, la respuesta estriba en el cuadro profético que la familia de Abrahán protagonizó (Gálatas 4:22-31; véase “La familia de Abrahán, un cuadro profético”, pág. 218). Sara, “la mujer libre” esposa de Abrahán, representa la organización de seres espirituales, que es como una esposa para Jehová. Agar, esclava y concubina (esposa secundaria) de Abrahán, simboliza la Jerusalén terrestre.
6. ¿En qué sentido atravesó un largo período de esterilidad la organización celestial de Dios?
6 Con este trasfondo empezamos a percibir el hondo significado de Isaías 54:1. Tras décadas de esterilidad, Sara dio a luz a Isaac a los 90 años. Así también, la organización celestial de Jehová atravesó un largo período de esterilidad. Allá en Edén, Dios prometió que su “mujer” daría a luz a “la descendencia” (Génesis 3:15). Más de dos mil años después, Jehová estableció un pacto con Abrahán respecto a dicha Descendencia de la promesa, pero la “mujer” celestial de Dios todavía tendría que esperar muchos siglos más para engendrarla. Aun así, llegaría el día en que los hijos de esta “mujer” antes “estéril” serían más numerosos que los del Israel carnal. La ilustración de la mujer estéril nos ayuda a comprender por qué anhelaban tanto los ángeles presenciar la llegada de la predicha Descendencia (1 Pedro 1:12). ¿Cuándo ocurrió por fin este acontecimiento?
7. ¿Cuándo tuvo ocasión de regocijarse “la Jerusalén de arriba”, tal como se predijo en Isaías 54:1, y por qué?
7 El nacimiento humano de Jesús sin duda regocijó a los ángeles (Lucas 2:9-14). Sin embargo, aquel no fue el suceso profetizado en Isaías 54:1. Solo cuando se le ungió con espíritu santo, en el año 29 E.C., y Dios lo reconoció públicamente como su “Hijo, el amado”, llegó a ser Jesús un hijo espiritual de “la Jerusalén de arriba” (Marcos 1:10,11; Hebreos 1:5; 5:4, 5). Fue entonces cuando la “mujer” celestial de Dios tuvo motivos para regocijarse, en cumplimiento de Isaías 54:1. Por fin había dado a luz a la Descendencia prometida, es decir, al Mesías. Los siglos de su esterilidad quedaron atrás. Pero no así su regocijo.
Los numerosos hijos de la mujer estéril
8. ¿Por qué tuvo razón para regocijarse la “mujer” celestial de Dios tras producir la Descendencia prometida?
8 Tras la muerte y resurrección de Jesús, la “mujer” celestial de Dios se alegró con la vuelta de su favorecido Hijo como “el primogénito de entre los muertos” (Colosenses 1:18). A continuación, comenzó a producir más hijos espirituales. En Pentecostés de 33 E.C., unos ciento veinte discípulos de Jesús fueron ungidos con espíritu santo, y así se les adoptó en calidad de coherederos de Cristo. Más tarde en aquel día se ‘añadió’ a otras 3.000 personas (Juan 1:12; Hechos 1:13-15; 2:1-4, 41; Romanos 8:14-16). Este grupo de hijos siguió incrementándose. Durante los primeros siglos de la apostasía de la cristiandad, el crecimiento fue muy lento, pero en el siglo XX el panorama iba a cambiar.
9, 10. ¿Qué significaría el mandato “haz más espacioso el lugar de tu tienda” para una mujer de la antigüedad que viviera en tiendas, y por qué sería ese un momento gozoso?
9 Isaías pasa a profetizar un período de notable crecimiento: “Haz más espacioso el lugar de tu tienda. Y que extiendan las telas de tienda de tu magnífico tabernáculo. No te retengas. Alarga tus cuerdas de tienda, y haz fuertes aquellas estacas de tienda tuyas. Porque hacia la derecha y hacia la izquierda prorrumpirás, y tu propia prole tomará posesión hasta de naciones, y habitará aun las ciudades desoladas. No tengas miedo, porque no serás avergonzada; y no te sientas humillada, porque no serás desilusionada. Porque te olvidarás hasta de la vergüenza del tiempo de tu juventud, y del oprobio de tu viudez continua no te acordarás más” (Isaías 54:2-4).
10 Estas palabras se dirigen a Jerusalén, como si fuera una esposa y madre que viviera en tiendas, al igual que Sara. La bendición de ver aumentar su familia hace preciso que expanda su hogar. Necesita alargar las telas y cuerdas de la tienda, así como asegurar en un nuevo emplazamiento las estacas que la sostienen. Se trata de una labor gozosa, y con tanto ajetreo es fácil que se olvide de los años que pasó preguntándose ansiosamente si alguna vez tendría hijos que perpetuaran el linaje familiar.
11. a) ¿Cómo se bendijo a la “mujer” celestial de Dios en 1914? (Véase la nota.) b) ¿De qué bendición han disfrutado los ungidos en la Tierra a partir de 1919?
11 Tras el exilio en Babilonia, la Jerusalén terrestre fue favorecida con un período similar de renovación. Sin embargo, la bendición de “la Jerusalén de arriba” ha sido aún mayor.a En especial desde 1919, su “prole” ungida ha florecido en su condición espiritual recién restaurada (Isaías 61:4; 66:8). Sus integrantes ‘tomaron posesión de naciones’ en el sentido de que se esparcieron por muchos países para buscar a todos los que se unirían a su familia espiritual. Como resultado, la recolección de los hijos ungidos experimentó un avance espectacular. La cifra definitiva de 144.000 pareció alcanzarse a mediados de los años treinta del siglo XX (Revelación [Apocalipsis] 14:3). En esa época, el objetivo principal de la predicación dejó de ser el de reunir a los ungidos. Pero no por ello se detuvo la expansión.
12. Además de los ungidos, ¿quiénes han sido introducidos en la congregación cristiana desde la década de 1930?
12 Jesús mismo predijo que, además de su “rebaño pequeño” de hermanos ungidos, tendría “otras ovejas” a las que introduciría en el aprisco de cristianos verdaderos (Lucas 12:32; Juan 10:16). Aunque estas no figuran entre los hijos ungidos de “la Jerusalén de arriba”, son sus fieles compañeras y desempeñan un importante papel profetizado mucho tiempo atrás (Zacarías 8:23). Desde la década de los treinta hasta ahora se ha reunido a “una gran muchedumbre” de ellas, lo que ha producido un crecimiento sin precedentes de la congregación cristiana (Revelación 7:9, 10). En la actualidad, los componentes de la gran muchedumbre se cuentan por millones. Todo este aumento ha creado una urgente necesidad de Salones del Reino, Salones de Asambleas y sucursales. Las palabras de Isaías parecen cada vez más oportunas, y a nosotros nos cabe el privilegio de formar parte de la expansión predicha.
Una madre que cuida de sus hijos
13, 14. a) ¿Qué dificultad aparente hay en ciertas expresiones dirigidas a la “mujer” celestial de Dios? b) ¿Qué aprendemos gracias a las ilustraciones divinas basadas en las relaciones familiares?
13 Hemos visto que, en el cumplimiento mayor, la “mujer” de la profecía representa la organización celestial de Jehová. Ahora bien, al leer Isaías 54:4, quizá nos preguntemos qué vergüenza y oprobio ha sufrido dicha organización. Los versículos siguientes señalan que la “mujer” de Dios se vería rechazada, afligida y sometida a ataque, y que incluso provocaría la indignación divina. ¿Cómo se pueden hacer tales afirmaciones de una organización compuesta de seres espirituales perfectos que nunca han pecado? La respuesta radica en la naturaleza de la familia.
14 A fin de transmitir profundas verdades espirituales, Jehová emplea como símbolo las relaciones familiares —entre marido y mujer o entre madre e hijos—, ya que estas son muy significativas para los seres humanos. Prescindiendo de lo amplia o rica que sea nuestra experiencia en el ámbito familiar, lo más probable es que tengamos una noción de cómo debería ser la relación entre esposos o entre padres e hijos. Así pues, de una manera muy gráfica, Jehová nos revela que mantiene una relación de confianza, afectuosa e íntima con su vasta multitud de siervos de la región espiritual. Además, nos enseña magistralmente que Su organización celestial cuida de su prole terrestre ungida por espíritu. Cuando los siervos humanos de Dios sufren, Sus fieles siervos celestiales, que componen “la Jerusalén de arriba”, sufren también. Jesús expresó una idea parecida cuando dijo: “Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos [ungidos por espíritu], a mí me lo hicieron” (Mateo 25:40).
15, 16. ¿Cómo se cumple inicialmente Isaías 54:5, 6, pero cuál es su cumplimiento mayor?
15 No es extraño, por tanto, que gran parte de las palabras que se dirigen a la “mujer” celestial de Jehová reflejen las vivencias de sus hijos en la Tierra. Examinemos este segmento de la profecía: “‘Tu Magnífico Hacedor es tu dueño marital, Jehová de los ejércitos por nombre; y el Santo de Israel es tu Recomprador. El Dios de toda la tierra será llamado él. Porque Jehová te llamó como si fueras una esposa dejada por completo y herida en espíritu, y como una esposa del tiempo de la juventud que fue entonces rechazada’, ha dicho tu Dios” (Isaías 54:5, 6).
16 ¿Quién es la esposa a la que se alude? En el cumplimiento inicial es Jerusalén como representación del pueblo de Dios, cuyos miembros se sintieron como si Jehová los hubiera rechazado y abandonado por completo durante su exilio de setenta años en Babilonia. En el cumplimiento mayor, estas palabras se refieren a “la Jerusalén de arriba” y a su experiencia de producir por fin “la descendencia”, en cumplimento de Génesis 3:15.
Disciplina momentánea, bendiciones eternas
17. a) ¿En qué sentido se abate la indignación divina como una ‘inundación’ sobre la Jerusalén terrestre? b) ¿Qué ‘inundación’ sobrevino a los hijos de “la Jerusalén de arriba”?
17 La profecía continúa así: “‘Por un momentito te dejé por completo, pero con grandes misericordias te juntaré. Con inundante indignación oculté de ti mi rostro por solo un momento, pero con bondad amorosa hasta tiempo indefinido ciertamente tendré misericordia de ti’, ha dicho tu Recomprador, Jehová” (Isaías 54:7, 8). La indignación divina se abate como una ‘inundación’ sobre la Jerusalén terrestre en 607 a.E.C., cuando las fuerzas de Babilonia la atacan. Por largo que se haga el destierro de setenta años, sus pruebas duran “solo un momento” en comparación con las bendiciones eternas que aguardan a quienes acepten de buen grado la disciplina. De igual forma, los hijos ungidos de “la Jerusalén de arriba” se sintieron como si les hubiera sobrevenido una ‘inundación’ de ira divina cuando Jehová permitió que sufrieran el ataque de los elementos políticos instigados por Babilonia la Grande. Sin embargo, la era de bendiciones espirituales que han disfrutado desde 1919 ha hecho que aquella medida disciplinaria les parezca sumamente breve.
18. ¿Qué importante principio podemos notar respecto a las ocasiones en que Jehová se encoleriza con su pueblo, y qué efecto puede tener esta verdad en nosotros?
18 Estos versículos expresan otra gran verdad: la ira de Dios es fugaz, pero su misericordia, eterna. Su cólera arremete contra la maldad, pero siempre de un modo controlado, con un fin concreto. Si aceptamos la disciplina de Jehová, su indignación dura “solo un momento” y luego se aplaca. La reemplazan sus “grandes misericordias”, o sea, su perdón y bondad amorosa, cualidades que manifiesta “hasta tiempo indefinido”. Por tanto, no vacilemos en arrepentirnos y buscar la reconciliación con Dios en caso de cometer un pecado. Si este es grave, acudamos al instante a los ancianos de la congregación (Santiago 5:14). Quizá necesitemos disciplina, y hasta nos resulte difícil aceptarla (Hebreos 12:11). Pero será breve comparada con las bendiciones eternas que conlleva el perdón de Jehová.
19, 20. a) ¿En qué consiste el pacto del arco iris, y qué importancia tiene para los exiliados en Babilonia? b) ¿Qué garantía brinda en nuestros días el “pacto [...] de paz” a los cristianos ungidos?
19 A continuación se menciona una garantía alentadora que Jehová ofrece a su pueblo: “‘Esto es para mí justamente como los días de Noé. Tal como he jurado que las aguas de Noé no pasarán más sobre la tierra, así he jurado que ciertamente no me indignaré contigo ni te reprenderé. Porque las montañas mismas podrán ser removidas, y las colinas mismas podrán bambolear, pero mi bondad amorosa misma no será removida de ti, ni bamboleará mi pacto mismo de paz’, ha dicho Jehová, Aquel que tiene misericordia de ti” (Isaías 54:9, 10). Tras el Diluvio, Dios hizo un pacto con Noé y todas las demás almas vivientes, el pacto del arco iris, como a veces se le conoce. Jehová prometió que nunca más destruiría la Tierra mediante un diluvio universal (Génesis 9:8-17). ¿Qué significa esta promesa para Isaías y su pueblo?
20 Reconforta saber que no sufrirán más que una vez el castigo de setenta años de exilio en Babilonia. Después que concluya, no se repetirá. A partir de entonces, el “pacto [...] de paz” de Jehová entrará en vigor. La voz hebrea para “paz” no solo denota la ausencia de guerra, sino todo tipo de bienestar. En lo que a Dios respecta, el pacto es perpetuo. Antes desaparecerán las colinas y las montañas que su bondad amorosa para con su pueblo fiel. Lamentablemente, su nación terrestre acabará incumpliendo su parte del trato y truncará su paz al rechazar al Mesías. A los hijos de “la Jerusalén de arriba”, en cambio, les ha ido mucho mejor. Una vez concluido el difícil período de disciplina, han tenido garantizada la protección de Dios.
La seguridad espiritual del pueblo de Dios
21, 22. a) ¿Por qué se dice que “la Jerusalén de arriba” es una “mujer afligida, arrojada por la tormenta”? b) ¿Qué refleja la condición bendita de la “mujer” celestial de Dios respecto a su “prole” terrestre?
21 Acto seguido, Jehová predice que su pueblo fiel disfrutará de seguridad: “Oh mujer afligida, arrojada por la tormenta, no consolada, aquí voy a colocar tus piedras con argamasa dura, y ciertamente colocaré tu fundamento con zafiros. Y ciertamente haré tus almenajes de rubíes, y tus puertas de piedras relumbrantes como el fuego, y todos tus límites de piedras deleitables. Y todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante. Resultarás estar firmemente establecida en la justicia misma. Estarás lejos de la opresión —pues no temerás— y de cualquier cosa aterradora, porque no se acercará a ti. Si alguien de manera alguna ataca, no será por orden mía. Cualquiera que te ataque caerá aun por causa de ti” (Isaías 54:11-15).
22 Puesto que la “mujer” de Jehová está en el cielo, es obvio que nunca ha sido afligida ni arrojada por tormenta alguna. Sin embargo, sí sufrió con las dificultades que atravesó en la Tierra su “prole” ungida, sobre todo cuando sus miembros estuvieron cautivos en sentido espiritual en 1918 y 1919. Del mismo modo, el ensalzamiento de la “mujer” refleja lo que sucede con su prole. Fijémonos, por tanto, en el esplendor atribuido a “la Jerusalén de arriba”. Como señala una obra de consulta, las gemas de las puertas, la costosa “argamasa dura”, el fundamento e incluso sus límites sugieren “belleza, magnificencia, pureza, fuerza y solidez”. ¿Qué conduciría a los cristianos ungidos a una condición tan segura y bendita?
23. a) ¿Qué efecto ha tenido en los cristianos ungidos de los últimos días ser “enseñad[o]s por Jehová”? b) ¿En qué sentido ha bendecido Dios a su pueblo con “límites de piedras deleitables”?
23 El versículo 13 del capítulo 54 de Isaías nos da la clave: todos ellos serían “enseñad[o]s por Jehová”. El propio Jesús aplicó estas palabras a sus discípulos ungidos (Juan 6:45). Respecto a estos, Daniel el profeta predijo que en “el tiempo del fin” se les bendeciría con verdadero conocimiento y perspicacia espiritual en abundancia (Daniel 12:3, 4). Tal entendimiento les ha permitido encabezar la mayor campaña educativa de la historia, con la que han difundido la enseñanza divina por toda la Tierra (Mateo 24:14). Además, les ha ayudado a distinguir entre la religión verdadera y la falsa. Isaías 54:12 habla de “límites de piedras deleitables”. Desde 1919, Jehová ha concedido a los ungidos un entendimiento cada vez más claro de los límites, o líneas de demarcación espirituales, apartándolos así de la religión falsa y de los elementos impíos del mundo (Ezequiel 44:23; Juan 17:14; Santiago 1:27). Por consiguiente, se les ha separado para que sean el pueblo de Dios mismo (1 Pedro 2:9).
24. ¿Cómo podemos asegurarnos de que Jehová nos enseñe?
24 Así pues, a todos nosotros nos conviene preguntarnos: “¿Estoy siendo enseñado por Jehová?”. El aprendizaje no es automático; debemos poner de nuestra parte. Para que Dios realmente nos enseñe se requiere que leamos con asiduidad su Palabra y meditemos en ella; que asimilemos la información contenida en las publicaciones bíblicas que edita “el esclavo fiel y discreto”, y que nos preparemos para las reuniones cristianas y asistamos a ellas (Mateo 24:45-47). Si ponemos todo nuestro empeño en aplicar lo que aprendemos y permanecemos despiertos y alertas en sentido espiritual, la enseñanza divina hará que nos distingamos de quienes forman parte de este mundo impío (1 Pedro 5:8, 9). Y lo que es más, nos ayudará a ‘acercarnos a Dios’ (Santiago 1:22-25; 4:8).
25. ¿Qué significa la promesa de paz de Dios para su pueblo de tiempos modernos?
25 La profecía de Isaías también muestra que se bendice a los ungidos con paz abundante. ¿Significa esto que nadie los atacará? No, pero Dios les asegura que ni ordenará tales ataques ni permitirá que estos logren su objetivo. Leemos: “‘¡Mira! Yo mismo he creado al artífice, el que sopla sobre el fuego de brasas y produce un arma como su hechura. Yo mismo, también, he creado al hombre ruinoso para obra de destrozar. Sea cual sea el arma que se forme contra ti, no tendrá éxito, y sea cual sea la lengua que se levante contra ti en el juicio, la condenarás. Esta es la posesión hereditaria de los siervos de Jehová, y su justicia proviene de mí’, es la expresión de Jehová” (Isaías 54:16, 17).
26. ¿Por qué es tranquilizador saber que Jehová es el Creador de toda la humanidad?
26 Por segunda vez en este capítulo de Isaías, Jehová recuerda a sus siervos que es el Creador. Anteriormente le ha dicho a su esposa simbólica que él es su “Magnífico Hacedor”, y en este pasaje aclara que es el Creador de toda la humanidad. El versículo 16 representa a un metalario que sopla para avivar las brasas de la fragua mientras forja sus armas destructivas, así como a un guerrero, un “hombre ruinoso para obra de destrozar”. Aunque ambos personajes presenten un cuadro sobrecogedor para otros seres humanos, ¿cómo pueden aspirar a vencer a su propio Creador? De igual modo, cuando las fuerzas de este mundo ataquen al pueblo de Jehová, ni siquiera las más poderosas tendrán la menor posibilidad de lograr un triunfo definitivo. ¿Por qué no?
27, 28. ¿De qué podemos estar seguros durante estos tiempos turbulentos, y cómo sabemos que los ataques que Satanás lance contra nosotros no lograrán su objetivo?
27 Pues bien, ya han pasado los días de los ataques destructivos contra el pueblo de Dios y la adoración que rinde con espíritu y verdad (Juan 4:23, 24). Jehová permitió a Babilonia la Grande lanzar una ofensiva que triunfó por algún tiempo. Durante un breve instante, “la Jerusalén de arriba” vio a su prole prácticamente reducida al silencio, pues la predicación casi se detuvo en la esfera terrestre. Pero eso jamás se repetirá. La “mujer” salta ahora de júbilo por sus hijos, pues en sentido espiritual son invencibles (Juan 16:33; 1 Juan 5:4). Claro está que se han forjado armas en su contra y aún se forjarán más (Revelación 12:17). Pero estas no han logrado ni lograrán su objetivo. Satanás no posee ningún arma que pueda acabar con la fe y el celo ardiente de los ungidos y sus compañeros. Tal paz espiritual es “la posesión hereditaria de los siervos de Jehová”; nadie conseguirá arrebatársela (Salmo 118:6; Romanos 8:38, 39).
28 No, el mundo de Satanás es totalmente incapaz de poner fin a la labor y la adoración limpia y perdurable de los siervos dedicados de Dios, y esta garantía es muy tranquilizadora tanto para la prole ungida de “la Jerusalén de arriba” como para quienes componen la gran muchedumbre. Cuanto más aprendamos de la organización celestial de Jehová y la relación de esta con Sus adoradores terrestres, más se fortalecerá nuestra fe. Y si esta es fuerte, las armas de Satanás nunca lograrán derrotarnos.
[Nota]
a Según Revelación 12:1-17, la “mujer” de Dios tuvo la gran bendición de dar a luz en el cielo a una “prole” de la mayor importancia: no a un solo hijo espiritual, sino al Reino mesiánico. Esto sucedió en 1914 (véase el libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!, págs. 177-186). La profecía de Isaías se centra en el gozo que ella siente al ver la bendición de Dios sobre sus hijos ungidos terrestres.
[Recuadro de las páginas 218 y 219]
La familia de Abrahán, un cuadro profético
El apóstol Pablo explicó que la familia de Abrahán constituye un drama simbólico, un cuadro profético de la relación de Jehová con su organización celestial y con Israel, la nación terrestre con la que estableció el pacto de la Ley mosaica (Gálatas 4:22-31).
Abrahán, el cabeza de familia, representa a Jehová Dios. Su actitud en cuanto a ofrecer en sacrificio a su querido hijo Isaac prefigura la buena disposición de Jehová para ofrecer a su Hijo amado en sacrificio por los pecados de la humanidad (Génesis 22:1-13; Juan 3:16).
Sara representa a la “esposa” celestial de Dios, su organización de seres espirituales. Se trata de un símil apropiado, pues dicha organización está íntimamente unida a Jehová, es obediente a su jefatura y colabora a plenitud en el cumplimiento de Sus propósitos. También se la llama “Jerusalén de arriba” (Gálatas 4:26). Es la misma “mujer” que se menciona en Génesis 3:15 y que aparece en la visión de Revelación 12:1-6, 13-17.
Isaac tipifica a la Descendencia espiritual de la mujer de Dios. El componente principal de dicha Descendencia es Jesucristo; sin embargo, después incluyó también a sus hermanos ungidos, quienes son adoptados como hijos espirituales y llegan a ser coherederos con Cristo (Romanos 8:15-17; Gálatas 3:16, 29).
Agar, la concubina (esposa secundaria) de Abrahán, era una esclava. Por consiguiente, constituye un símbolo adecuado de la Jerusalén terrestre, pues esta ciudad se hallaba sujeta a la Ley mosaica, la cual ponía de manifiesto que todos los israelitas eran esclavos del pecado y la muerte. Pablo dijo que “Agar significa Sinaí, una montaña de Arabia”, debido a que el pacto de la Ley se estableció en ese lugar (Gálatas 3:10, 13; 4:25).
Ismael, el hijo de Agar, representa a los judíos del siglo primero, los hijos de la Jerusalén todavía esclava de la Ley mosaica. Tal como Ismael persiguió a Isaac, aquellos judíos persiguieron a los cristianos, quienes eran hijos ungidos de la Sara simbólica, “la Jerusalén de arriba”. Y de la misma manera como Abrahán despachó a Agar e Ismael, Jehová acabó por abandonar a Jerusalén y a sus rebeldes hijos (Mateo 23:37, 38).
[Ilustración de la página 220]
El cumplimiento más importante de Isaías 54:1 comenzó cuando se ungió a Jesús con espíritu santo tras su bautismo
[Ilustración de la página 225]
Jehová ocultó su rostro de Jerusalén “solo un momento”
[Ilustraciones de la página 231]
¿Pueden el guerrero y el metalario vencer a su Creador?