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DaríoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Seguramente por envidia, aunque quizás también por resentimiento, ya que la integridad de Daniel sería un impedimento para la corrupción y el soborno, los otros dos funcionarios encumbrados, aliados con los sátrapas, tramaron una trampa legal. “Entraron en tropel al rey” para que este firmase un edicto con el apoyo de todos los funcionarios gubernamentales de alto rango (sin embargo, a Daniel no se le menciona), prohibiendo que se hiciera “una petición a cualquier dios u hombre” aparte de Darío durante treinta días. Aquel que violase dicho edicto sería arrojado al foso de los leones. En apariencia el decreto pretendía consolidar a Darío, un extranjero, en su nueva posición como rey, y, a simple vista, era una expresión de lealtad y apoyo por parte de los funcionarios gubernamentales que abogaban por su promulgación. (Da 6:1-3, 6-8.)
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DaríoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Los registros históricos muestran que desde tiempos antiguos se consideraba divinos a los reyes de Mesopotamia y se les rendía culto. Muchos comentaristas opinan que la restricción de hacer ‘peticiones’ enunciada en el edicto de Darío tenía que ver tan solo con asuntos de naturaleza religiosa y que no aplicaba a las solicitudes de tipo general. La existencia de un “foso de los leones” en Babilonia ha sido confirmada por las inscripciones antiguas encontradas, inscripciones que muestran que los gobernantes orientales con frecuencia tenían varias clases de animales salvajes. La obra Soncino Books of the Bible comenta sobre este aspecto: “Se sabe que los persas heredaron de los reyes asirios la costumbre de tener estos animales en sus parques zoológicos” (edición de A. Cohen, Londres, 1951, “Daniel, Ezra and Nehemiah”, pág. 49).
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