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Refinar, refinadorPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El oro suele contener plata en cantidades variables. No se sabe cómo separaban estos metales en tiempos bíblicos, pero parece que tenían diferentes métodos, pues Proverbios (17:3 y 27:21) dice: “El crisol es para la plata, y el horno es para el oro”. Puesto que el ácido nítrico no se descubrió probablemente hasta el siglo IX E.C., con anterioridad a esa fecha se purificaba el oro por otros medios. Por ejemplo, si contenía plomo, primero se eliminaban las impurezas fundiendo el oro, que permanecía adherido al plomo. Luego se eliminaba el plomo por ebullición lenta (método que recibe el nombre de copelación), y así quedaba el oro puro. Este proceso exige considerable destreza, pues si la temperatura es demasiado elevada o la ebullición es demasiado rápida, podría eliminarse el oro junto con el plomo. El refinador aprende a juzgar y controlar la refinación por el color del metal fundido. (Compárese con Sl 12:6; Jer 6:28-30; Eze 22:18-22.) En las Escrituras se menciona el empleo de lejía en la refinación de la plata. (Mal 3:2, 3.)
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Refinar, refinadorPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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A Jehová se le compara a un refinador. Su Palabra es muy refinada. (2Sa 22:31; Sl 18:30; 119:140; Pr 30:5.) Esta Palabra, que ha sido comprobada y verificada cabalmente, es uno de los medios que Dios utiliza para purificar a su pueblo de toda escoria pecaminosa de inmundicia. (Sl 17:3; 26:2; 105:19; Da 12:9, 10; Mal 3:3.)
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