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¿Por qué debemos reunirnos?La Atalaya 2007 | 15 de mayo
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Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”.
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¿Por qué debemos reunirnos?La Atalaya 2007 | 15 de mayo
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“Mi yugo es suave y mi carga es ligera”
Observe que en el pasaje que estamos analizando, Jesús dijo: “Aprendan de mí”. Al aprender de Jesús, nos convertimos en sus discípulos, y tomamos su yugo al dedicarnos a Dios y bautizarnos (Mateo 28:19, 20). La participación regular en las reuniones es esencial para seguir siendo discípulos de Jesús. ¿Por qué? Porque es en las reuniones cristianas donde aprendemos sobre Jesús, sus enseñanzas y sus métodos.
¿Qué carga desea Cristo que llevemos? La misma que él lleva: el privilegio de hacer la voluntad divina (Juan 4:34; 15:8). Se requiere esfuerzo para obedecer los mandamientos de Dios, pero esta carga no es demasiado pesada. Pudiera parecerlo si intentáramos llevarla solamente con nuestras propias fuerzas. No obstante, si le pedimos a Dios que nos dé su espíritu y nos nutrimos con el alimento espiritual que se presenta en las reuniones, él nos dará “el poder que es más allá de lo normal” (2 Corintios 4:7). Al prepararnos para las reuniones y participar en ellas, aumentamos nuestro amor por Jehová. Y cuando nos motiva el amor, los mandamientos de Dios “no son gravosos” (1 Juan 5:3).
La mayoría de la gente se ve ante diversos desafíos, tales como ganarse la vida, cuidar de su salud y solucionar problemas personales. Pero para afrontarlos, nosotros no confiamos en la simple sabiduría humana. Las reuniones de congregación nos ayudan a ‘dejar de inquietarnos’, pues Jehová satisface todas nuestras necesidades y nos ayuda a enfrentarnos a los problemas (Mateo 6:25-33). En realidad, las reuniones cristianas son una expresión del amor que Dios nos tiene.
“Soy de genio apacible y humilde de corazón”
Jesús tenía por costumbre visitar la sinagoga, donde se analizaba la Palabra de Dios. En una de tales ocasiones, Jesús tomó el rollo de Isaías y leyó: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despachar a los quebrantados con una liberación, para predicar el año acepto de Jehová” (Lucas 4:16, 18, 19). ¿Se imagina qué emocionante habría sido escuchar la aplicación que hizo Jesús de esas palabras al decir: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír”? (Lucas 4:21.)
Jesús, el apacible “pastor principal”, continúa supervisando el cuidado espiritual que reciben sus seguidores (1 Pedro 5:1-4). Bajo su dirección, “el esclavo fiel y discreto” ha nombrado hombres para que sean pastores en las congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo (Mateo 24:45-47; Tito 1:5-9). Estos hombres “pastorea[n] la congregación de Dios” con apacibilidad y ponen un buen ejemplo asistiendo regularmente a las reuniones. Usted puede mostrar su agradecimiento por estas “dádivas en hombres” yendo a las reuniones, donde tiene la oportunidad de animar a otros con su presencia y participación (Hechos 15:30-33; 20:28; Efesios 4:8, 11, 12).
“Hallarán refrigerio para sus almas”
¿Cómo podemos beneficiarnos del ánimo que brindan las reuniones cristianas? Una forma de lograrlo es poniendo en práctica el consejo de Jesús: “Presten atención a cómo escuchan” (Lucas 8:18). La gente que verdaderamente deseaba aprender prestaba mucha atención a Jesús. Le pedían que explicara sus ilustraciones y, como recompensa, adquirían una comprensión más profunda (Mateo 13:10-16).
Usted puede imitar a aquellas personas que estaban hambrientas en sentido espiritual si escucha atentamente durante las reuniones (Mateo 5:3, 6). Algo que le ayudará a concentrarse es seguir la línea de razonamiento del orador. Hágase mentalmente este tipo de preguntas: “¿Cómo puedo utilizar esta información en mi vida? ¿De qué forma puedo usarla para ayudar a otros? ¿Cómo ilustraría yo este punto?”. Además, busque los textos que el orador emplee para respaldar los puntos clave. Cuanta más atención preste a cómo escucha, más alivio y ánimo le proporcionarán las reuniones.
Tras la reunión, comente el programa con otras personas. Céntrese en la información y en cómo se puede llevar a la práctica. Las conversaciones edificantes hacen que las reuniones sean ocasiones aún más reconfortantes.
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