Capítulo 3
“Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado”
1, 2. ¿Por qué les interesa el capítulo 42 de Isaías a los cristianos de la actualidad?
“USTEDES son mis testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi siervo a quien he escogido.” (Isaías 43:10.) Estas palabras de Jehová, consignadas por el profeta Isaías en el siglo VIII a.E.C., demuestran que el antiguo pueblo del pacto era una nación de testigos, el siervo escogido de Dios. Unos dos mil seiscientos años más tarde, en 1931, los cristianos ungidos declararon públicamente que estas frases eran aplicables a ellos. Adoptaron el nombre de testigos de Jehová y aceptaron sin reservas las responsabilidades que conlleva ser Su siervo terrestre.
2 Los testigos de Jehová desean de corazón complacer a Dios. Por ello, les interesa mucho el capítulo 42 del libro de Isaías, pues ofrece una descripción del siervo a quien Jehová aprueba y del siervo a quien rechaza. El estudio de esta profecía y de su cumplimiento nos ayuda a comprender mejor qué conduce a la aprobación de Dios y qué conduce a su desaprobación.
“He puesto mi espíritu en él”
3. ¿Qué profetiza Jehová mediante Isaías respecto a ‘su siervo’?
3 Mediante Isaías, Jehová profetiza la llegada de un siervo a quien escogerá él mismo: “¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado! He puesto mi espíritu en él. Justicia para las naciones es lo que él sacará. No clamará ni levantará la voz, y en la calle no dejará oír su voz. No romperá ninguna caña quebrantada; y en cuanto a una mecha de lino de disminuido resplandor, no la extinguirá. En apego a la verdad sacará la justicia. Él no disminuirá en resplandor ni será quebrantado hasta que establezca la justicia en la tierra misma; y las islas mismas seguirán esperando su ley” (Isaías 42:1-4).
4. ¿Quién es el “escogido” predicho, y cómo lo sabemos?
4 ¿Quién es el Siervo al que se refieren estos versículos? No se nos deja en la duda. En el evangelio de Mateo se citan estas palabras y se aplican a Jesucristo (Mateo 12:15-21). Él es el Siervo amado, el “escogido”. ¿Cuándo puso Jehová su espíritu en Jesús? En el año 29 E.C., cuando este se bautizó. Las Escrituras inspiradas hablan de su bautismo, y dicen que en el momento en que salió del agua “el cielo se abrió y el espíritu santo bajó sobre él en forma corporal como una paloma, y salió una voz del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado’”. El propio Jehová identificó así a su Siervo amado. El ministerio subsiguiente de Jesús y las obras milagrosas que realizó demostraron que el espíritu de Jehová estaba, en efecto, sobre él (Lucas 3:21, 22; 4:14-21; Mateo 3:16, 17).
“Justicia para las naciones es lo que él sacará”
5. ¿Por qué debía aclararse lo que era la justicia en el siglo primero de nuestra era?
5 El Escogido de Jehová iba a ‘sacar’, es decir, poner de manifiesto, la verdadera justicia. “Aclarar[ía] a las naciones lo que es la justicia.” (Mateo 12:18.) Tal aclaración se necesitaba con urgencia en el siglo primero de nuestra era. Los dirigentes religiosos judíos enseñaban doctrinas que desvirtuaban el verdadero sentido de la justicia. Trataban de alcanzar una posición justa siguiendo un código inflexible de leyes, muchas de ellas de su propia invención. En su concepto legalista de la justicia no había lugar para la misericordia ni la compasión.
6. ¿Cómo dio a conocer Jesús la justicia verdadera?
6 Jesús, en cambio, reveló el criterio divino sobre la justicia. Con sus enseñanzas y su modo de vivir demostró que la justicia verdadera es compasiva y misericordiosa. Pensemos tan solo en su famoso Sermón del Monte, en el que dio una explicación magistral de cómo debe practicarse esta cualidad (Mateo, capítulos 5-7). Cuando leemos los Evangelios, ¿no nos emociona la compasión de Jesús por los pobres y los afligidos? (Mateo 20:34; Marcos 1:41; 6:34; Lucas 7:13.) Él llevó su mensaje consolador a muchas personas que se asemejaban a cañas cascadas, pues estaban abatidas y maltratadas, y a mechas de lino humeantes, ya que su última chispa de vida casi se había apagado. Jesús no rompió ninguna “caña quebrantada” ni extinguió ninguna “mecha de lino de disminuido resplandor”. Por el contrario, con sus palabras y obras tiernas y compasivas levantó el ánimo de la gente mansa (Mateo 11:28-30).
7. ¿Por qué podía decir la profecía que Jesús ‘no clamaría ni levantaría la voz en la calle’?
7 Ahora bien, ¿por qué dice la profecía que Jesús “no clamar[ía] ni levantar[ía] la voz, y en la calle no dejar[ía] oír su voz”? Porque no se autopromocionó, como hicieron muchos de su día (Mateo 6:5). Después de curar a un leproso, le dijo: “Mira que no digas nada a nadie” (Marcos 1:40-44). En vez de darse publicidad y dejar que la gente basara sus conclusiones en informes indirectos, Jesús quería que se dieran cuenta por sí mismos, basándose en pruebas sólidas, de que él era el Cristo, el Siervo ungido de Jehová.
8. a) ¿Cómo puso Jesús de manifiesto la “justicia para las naciones”? b) ¿Qué nos enseña sobre la justicia la parábola de Jesús del buen samaritano?
8 El Siervo Escogido tenía que poner de manifiesto la “justicia para las naciones”, y así lo hizo Jesús. Además de resaltar la naturaleza compasiva de la justicia divina, enseñó que esta debe abarcar a toda persona. En una ocasión le recordó a un judío versado en la Ley que debía amar a Dios y a su prójimo. Aquel hombre le preguntó: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”, tal vez esperando que le respondiera: “Los demás judíos”. Pero Jesús le contó, más bien, la parábola del buen samaritano que acude en auxilio de un hombre al que han atacado unos salteadores, mientras que un levita y un sacerdote le niegan toda ayuda. El judío tuvo que admitir que en ese caso, el prójimo no había sido ni el levita ni el sacerdote, sino el despreciado samaritano. Jesús concluyó la ilustración con el consejo: “Haz tú lo mismo” (Lucas 10:25-37; Levítico 19:18).
“No disminuirá en resplandor ni será quebrantado”
9. ¿Qué efecto tiene en nosotros entender la naturaleza de la justicia verdadera?
9 Como Jesús expuso con claridad la naturaleza de la justicia verdadera, sus discípulos aprendieron a mostrar dicha cualidad. Y lo mismo debemos hacer nosotros. En primer lugar, hemos de aceptar las normas divinas del bien y del mal, puesto que Jehová tiene el derecho de determinar lo que es justo y recto. Si nos esforzamos por hacer las cosas a su manera, nuestra conducta recta dirá mucho sobre el significado de la verdadera justicia (1 Pedro 2:12).
10. ¿Por qué están implicadas la predicación y la enseñanza en reflejar la justicia?
10 También reflejamos la justicia verdadera cuando predicamos y enseñamos con diligencia. Jehová ha proporcionado generosamente conocimiento salvador referente a sí mismo, su Hijo y Sus propósitos (Juan 17:3). No sería justo que lo reserváramos para nosotros. “No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu mano hacerlo”, dice Salomón (Proverbios 3:27). Demos a conocer con entusiasmo lo que sabemos de Dios a toda persona, prescindiendo de su origen racial, étnico o nacional (Hechos 10:34, 35).
11. A imitación de Jesús, ¿cómo debemos tratar a los demás?
11 Además, el cristiano verdadero trata a su semejante como lo hizo Jesús. En la actualidad, muchos necesitan compasión y ánimo porque afrontan problemas agobiantes. Incluso los cristianos dedicados sufren a veces tantos golpes en la vida, que parecen cañas quebrantadas o mechas humeantes. Sin duda, necesitan nuestro apoyo (Lucas 22:32; Hechos 11:23). Es reconfortante formar parte de una organización de cristianos verdaderos que se esfuerzan por imitar a Jesús practicando la justicia.
12. ¿Por qué podemos estar seguros de que pronto habrá justicia para todos?
12 ¿Habrá algún día justicia para todos? Con toda seguridad. El Escogido de Jehová “no disminuirá en resplandor ni será quebrantado hasta que establezca la justicia en la tierra misma”. En breve el Cristo resucitado, investido de poder real, ‘traerá venganza sobre los que no conocen a Dios’ (2 Tesalonicenses 1:6-9; Revelación [Apocalipsis] 16:14-16). El Reino de Dios reemplazará a los gobiernos humanos, con lo que imperará la justicia en el planeta (Proverbios 2:21, 22; Isaías 11:3-5; Daniel 2:44; 2 Pedro 3:13). Todos los siervos de Jehová —hasta los que viven en lugares apartados, “las islas”— esperan con ansias ese día.
‘Lo daré como luz de las naciones’
13. ¿Qué profetiza Jehová respecto a su Siervo Escogido?
13 Isaías prosigue: “Esto es lo que ha dicho el Dios verdadero, Jehová, el Creador de los cielos y el Magnífico que los extiende; Aquel que tiende la tierra y su producto, Aquel que da aliento a la gente sobre ella, y espíritu a los que andan en ella” (Isaías 42:5). ¡Qué descripción tan impactante de Jehová, el Creador! Este recordatorio de su poder da mucho peso a lo que declara a continuación: “Yo mismo, Jehová, te he llamado en justicia, y procedí a asirte de la mano. Y te salvaguardaré y te daré como pacto del pueblo, como luz de las naciones, y has de abrir los ojos ciegos, sacar del calabozo al prisionero, de la casa de detención a los que están sentados en oscuridad” (Isaías 42:6, 7).
14. a) ¿Qué indica el hecho de que Jehová tome de la mano a su Siervo aprobado? b) ¿Qué papel desempeña el Siervo Escogido?
14 El Gran Creador del universo, el Dador y Sustentador de la vida, toma a su Siervo Escogido de la mano y le promete apoyo total y constante. ¡Qué palabras más tranquilizadoras! Además, Jehová lo protege para darlo como “pacto del pueblo”. Un pacto es un contrato, un convenio, una promesa solemne. También puede aplicarse el término a un decreto invariable. En efecto, Jehová ha hecho de su Siervo una ‘señal de su pacto con el pueblo’ (Versión Popular, 1983).
15, 16. ¿En qué sentido fue Jesús “luz de las naciones”?
15 Como “luz de las naciones”, el Siervo prometido abrirá “los ojos ciegos” y liberará a “los que están sentados en oscuridad”. Eso mismo fue lo que hizo Jesús. Al dar testimonio de la verdad, glorificó el nombre de su Padre celestial (Juan 17:4, 6). Puso al descubierto las falsedades religiosas, predicó las buenas nuevas del Reino y abrió la puerta a la libertad espiritual a quienes estaban en esclavitud religiosa (Mateo 15:3-9; Lucas 4:43; Juan 18:37). También previno contra realizar obras que pertenecen a la oscuridad y denunció a Satanás como “el padre de la mentira” y “el gobernante de este mundo” (Juan 3:19-21; 8:44; 16:11).
16 Jesús declaró: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). Y lo demostró de forma notable cuando ofreció su vida humana perfecta como rescate, haciendo así posible que los que ejercen fe obtengan el perdón de sus pecados, una relación aprobada con Dios y la esperanza de vida eterna (Mateo 20:28; Juan 3:16). Al manifestar a perfección durante toda su vida la devoción piadosa, sostuvo la soberanía de Jehová y probó que el Diablo es un mentiroso. Jesús verdaderamente dio vista a los ciegos y liberó a los que estaban cautivos en la oscuridad espiritual.
17. ¿Cómo demostramos que somos portadores de luz?
17 Jesús dijo a sus discípulos en el Sermón del Monte: “Ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5:14). También nosotros somos portadores de luz. Mediante nuestro modo de vivir y nuestra predicación tenemos el privilegio de dirigir a las personas a Jehová, la Fuente de la verdadera iluminación. A imitación de Jesús, damos a conocer el nombre de Jehová, sostenemos Su soberanía y proclamamos que Su Reino es la única esperanza para la humanidad. Además, como portadores de luz, ponemos al descubierto las falsedades religiosas, prevenimos contra las obras inmundas que pertenecen a la oscuridad y denunciamos a Satanás, el inicuo (Hechos 1:8; 1 Juan 5:19).
“Canten a Jehová una canción nueva”
18. ¿Qué da a conocer Jehová a su pueblo?
18 Jehová se dirige ahora a su pueblo con las siguientes palabras: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas. Las primeras cosas... miren, han llegado, pero nuevas cosas anuncio. Antes que empiecen a brotar, hago que ustedes las oigan” (Isaías 42:8, 9). La profecía en la que aparece la expresión “mi siervo” no la pronunció ninguno de los dioses inútiles, sino el único Dios vivo y verdadero. Por lo tanto, tenía que cumplirse, y así sucedió. Jehová Dios es, efectivamente, el Creador de nuevas cosas, y las da a conocer a su pueblo antes de que ocurran. ¿Cuál debería ser nuestra reacción?
19, 20. a) ¿Qué canción debe cantarse? b) ¿Quiénes cantan hoy la canción de alabanza a Jehová?
19 Isaías escribe: “Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza desde la extremidad de la tierra, ustedes los que están bajando al mar y a lo que lo llena, islas y ustedes los que las habitan. Levanten la voz el desierto y sus ciudades, los poblados que Quedar habita. Clamen de gozo los habitantes del peñasco. Desde la cima de las montañas vocee la gente. Atribuyan ellos gloria a Jehová, y en las islas anuncien hasta su alabanza” (Isaías 42:10-12).
20 La invitación a entonar una canción de alabanza a Jehová se dirige a toda persona: a los habitantes de las ciudades, de los pueblos del desierto y de las islas, e incluso a “Quedar” (que mora en campamentos en el desierto). Impresiona ver que en nuestros días, millones de personas han respondido a ese llamamiento profético, han abrazado la verdad de la Biblia y han hecho de Jehová su Dios. En más de doscientos treinta países, el pueblo de Jehová canta esta canción nueva, en la que le atribuye gloria a Él. ¡Qué emocionante es cantar en este coro de tan variadas culturas, lenguas y razas!
21. ¿Por qué no pueden los enemigos de Dios acallar la canción de alabanza a Jehová?
21 ¿Pueden los opositores hacer frente a Dios y acallar esta canción de alabanza? De ningún modo. “Como hombre poderoso Jehová mismo saldrá. Como guerrero despertará celo. Gritará, sí, soltará un grito de guerra; sobre sus enemigos se mostrará más poderoso.” (Isaías 42:13.) ¿Quién es capaz de hacer frente a Jehová? Unos tres mil quinientos años atrás, el profeta Moisés y los hijos de Israel cantaron: “Jehová es persona varonil de guerra. Jehová es su nombre. Los carros de Faraón y sus fuerzas militares él ha echado en el mar, y los selectos de sus guerreros han sido hundidos en el mar Rojo” (Éxodo 15:3, 4). Jehová venció a la fuerza militar más potente de aquel entonces. Ningún enemigo del pueblo de Dios puede prevalecer cuando Él avanza como guerrero poderoso.
“He estado callado por largo tiempo”
22, 23. ¿Por qué permanece Jehová “callado por largo tiempo”?
22 Jehová es justo e imparcial, aun cuando ejecuta la sentencia contra sus enemigos. Dice: “He estado callado por largo tiempo. Continué silencioso. Seguí ejerciendo autodominio. Como una mujer que está dando a luz voy a gemir, jadear y boquear a la misma vez. Devastaré montañas y colinas, y secaré toda su vegetación. Y ciertamente tornaré ríos en islas, y secaré los estanques llenos de cañas” (Isaías 42:14, 15).
23 Antes de aplicar medidas judiciales, Jehová da tiempo para que los pecadores tengan la oportunidad de cambiar (Jeremías 18:7-10; 2 Pedro 3:9). Pensemos en el caso de la nación babilónica, que, como potencia mundial dominante, arrasa Jerusalén en el año 607 a.E.C. Jehová se lo permite con el fin de disciplinar a los israelitas por su infidelidad. No obstante, los babilonios no reconocen el papel que desempeñan y tratan al pueblo de Dios con mucha más dureza de lo que exige la sentencia divina (Isaías 47:6, 7; Zacarías 1:15). ¡Cuánto debe dolerle al Dios verdadero el sufrimiento de su pueblo! Aun así, no interviene hasta que lo considera oportuno. Llegado el momento, lucha con afán semejante al de una parturienta a fin de liberar y convertir en nación independiente al pueblo del pacto divino. Con ese fin, en 539 a.E.C. seca y devasta Babilonia y sus defensas.
24. ¿Qué perspectiva ofrece Jehová a Israel, su pueblo?
24 El pueblo de Dios tiene que sentirse muy emocionado ante la perspectiva de regresar por fin a su hogar después de tantos años de exilio (2 Crónicas 36:22, 23). Deben rebosar de alegría al experimentar el cumplimiento de la promesa de Jehová: “Ciertamente haré que los ciegos anden por un camino que no han conocido; en una vereda que no han conocido haré que pisen. Tornaré un lugar oscuro delante de ellos en luz, y terreno escabroso en tierra llana. Estas son las cosas que ciertamente les haré, y de seguro no los dejaré” (Isaías 42:16).
25. a) ¿De qué puede estar seguro el pueblo de Jehová? b) ¿A qué debemos estar resueltos?
25 ¿Qué aplicación tienen hoy esas palabras? Durante mucho tiempo —siglos— Jehová ha permitido que las naciones actúen a su antojo, pero se aproxima el momento que ha fijado para ajustarles las cuentas. En nuestros días ha levantado a un pueblo para que dé testimonio de su nombre. Ha eliminado toda oposición que se les presenta, allanándoles así el terreno para que lo adoren “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24). Ha prometido: “No los dejaré”, y lo ha cumplido. ¿Qué pasará con los que siguen adorando a dioses falsos? Jehová explica: “Tienen que ser vueltos atrás —quedarán muy avergonzados— los que están cifrando confianza en la imagen tallada, los que están diciendo a una imagen fundida: ‘Ustedes son nuestros dioses’” (Isaías 42:17). Así pues, es esencial que nos mantengamos fieles a Jehová, como hizo su Escogido.
‘Un siervo sordo y ciego’
26, 27. ¿Cómo demuestra Israel que es ‘un siervo sordo y ciego’, y con qué consecuencias?
26 El Siervo Escogido de Dios, Jesucristo, fue fiel hasta la muerte. En cambio Su pueblo, Israel, fue un siervo infiel, que estaba sordo y ciego en sentido espiritual. Jehová se dirige a ellos así: “Oigan, sordos; y miren para ver, ciegos. ¿Quién es ciego, si no mi siervo, y quién es sordo como mi mensajero a quien envío? ¿Quién es ciego como el recompensado, o ciego como el siervo de Jehová? Era caso de ver muchas cosas, pero tú no seguiste vigilando. Era caso de abrir los oídos, pero no seguiste escuchando. Jehová mismo por causa de su justicia se ha deleitado en que él engrandezca la ley y la haga majestuosa” (Isaías 42:18-21).
27 ¡Qué conducta tan deplorable la de los israelitas! Una y otra vez caen en el culto a los dioses demoníacos de las naciones, sin prestar atención a ninguno de los muchos mensajeros que les envía Jehová (2 Crónicas 36:14-16). Isaías predice las consecuencias: “Es un pueblo saqueado y despojado, todos ellos atrapados en los agujeros, y en las casas de detención los han mantenido escondidos. Han llegado a ser para saqueo sin libertador, para pillaje sin nadie que diga: ‘¡Devuelve!’. ¿Quién entre ustedes prestará oído a esto? ¿Quién prestará atención y escuchará para tiempos posteriores? ¿Quién ha dado a Jacob para simple pillaje, y a Israel a los saqueadores? ¿No es Jehová, Aquel contra quien hemos pecado, y en cuyos caminos ellos no quisieron andar, y cuya ley no escucharon? Por lo tanto, Él siguió derramando sobre él furia, su cólera y la fuerza de guerra. Y esto siguió consumiéndolo todo en derredor, pero él no hizo caso; y siguió ardiendo contra él, pero él no quiso poner nada en el corazón” (Isaías 42:22-25).
28. a) ¿Qué aprendemos del ejemplo de los habitantes de Judá? b) ¿Cómo podemos buscar la aprobación de Jehová?
28 Por la infidelidad de los habitantes de Judá, Jehová permite que su tierra sea saqueada y despojada en el año 607 a.E.C. Los babilonios queman el templo de Dios, devastan Jerusalén y se llevan cautivos a los judíos (2 Crónicas 36:17-21). Que todos nosotros tomemos en serio este ejemplo amonestador y nunca seamos sordos a las instrucciones de Jehová, ni ciegos a lo que dice su Palabra escrita. Más bien, busquemos su aprobación imitando a Cristo Jesús, el Siervo a quien él mismo aprobó. Tal como Jesús, demos a conocer la justicia verdadera de palabra y obra. De este modo permaneceremos en el pueblo de Jehová y seremos portadores de luz que alaban y glorifican al Dios verdadero.
[Ilustraciones de la página 33]
La justicia verdadera es compasiva y misericordiosa
[Ilustración de la página 34]
En la parábola del buen samaritano, Jesús mostró que la justicia verdadera abarca a toda persona
[Ilustraciones de la página 36]
Cuando damos ánimo y somos afectuosos, practicamos la justicia divina
[Ilustraciones de la página 39]
Mediante la predicación reflejamos la justicia divina
[Ilustración de la página 40]
Jehová dio a su Siervo aprobado como “luz de las naciones”