SEBA
1. Primer hijo de Raamá, hijo de Cus, mencionado por nombre. (Gé 10:7; 1Cr 1:9.)
2. Hijo de Joqtán de la línea de Sem (Gé 10:21-30; 1Cr 1:17-23), y progenitor de una de las trece tribus árabes. Es posible que hombres de esta tribu nómada fueran los merodeadores “sabeos” que hicieron la incursión de la que se habla en Job 1:14, 15.
3. Uno de los dos hijos de Joqsán, el hijo de Abrahán y de Queturá. (Gé 25:1-3; 1Cr 1:32.) Cuando Abrahán se hallaba aún con vida, envió a la descendencia que tuvo con Queturá “hacia el este, a la tierra del Oriente” (Gé 25:6), por lo que Seba al parecer se asentó en algún lugar de Arabia.
4. Hijo del benjamita Bicrí que perdió la vida en una sublevación contra David. (2Sa 20:1, 2.) Cuando David regresaba a Jerusalén después de la rebelión de Absalón, Seba, “un hombre que no servía para nada”, se dio cuenta de la mala actitud que tenían diez de las tribus hacia los hombres de Judá, la tribu de David. (2Sa 19:40-43.) Seba avivó las llamas de esta amargura diciendo que las otras tribus no tenían “parte [...] en David”, y les instó: “Cada uno a sus dioses”. Los hombres de Judá se apegaron al rey, pero “todos los hombres de Israel” desertaron de David para seguir a Seba. Es posible que uno de los motivos que había tras esta rebelión haya sido el deseo de devolver a la tribu de Benjamín algo de la importancia que tuvo durante el reinado de Saúl.
David le dijo a Amasá, su general, que en tres días reuniera para la batalla a los hombres de Judá a fin de acabar con la sublevación de Seba. Como Amasá no apareció a tiempo, el rey envió a Abisai tras Seba, que huía (aunque parece que en realidad fue Joab, el hermano de Abisai, el que tomó el mando durante la persecución). Seba y los parientes suyos que le apoyaban huyeron hacia el N., hasta Abel de Bet-maacá, una ciudad fortificada de Neftalí. Los perseguidores sitiaron la ciudad y se pusieron a socavar el muro. Luego, una mujer sabia de la ciudad solicitó la paz a Joab. Este respondió que el ejército se retiraría si la ciudad entregaba al rebelde Seba. Al oír esto, los habitantes de la ciudad cortaron la cabeza a Seba y se la arrojaron a Joab por encima del muro de la ciudad. (2Sa 20:1-8, 13-22.)
5. Gadita que vivía en Basán; descendiente de Abiháil. (1Cr 5:11, 13, 14.)
6. Reino próspero situado con toda probabilidad al SO. de Arabia. Era especialmente conocido por su oro, perfumes e incienso. (1Re 10:1, 2; Isa 60:6; Jer 6:20; Eze 27:22.) El origen de este pueblo de Seba, o sabeos, como se les designa con frecuencia en las fuentes seglares, no se puede determinar con certeza. En el linaje de Sem había dos Sebas (SEBA núms. 2 y 3), que por lo visto se establecieron en Arabia. Sin embargo, algunos eruditos modernos creen que las personas de este reino eran semitas, del linaje de Joqtán, descendientes de Sem por medio de Éber. (Gé 10:26-28.) El propio nombre de Seba y el de algunos de sus hermanos están relacionados con ubicaciones del S. de Arabia. (Véanse HAVILÁ núm. 4; HAZARMÁVET.)
Según algunas fuentes, el reino de Seba estaba situado en la zona de lo que hoy es la República de Yemen. Su capital, Marib, estaba al parecer a unos 100 Km. al E. de Saná.
Antes de que algunas mejoras en la navegación hicieran que esta fuera menos peligrosa en el mar Rojo, el comercio proveniente del S. de Arabia y, posiblemente, del E. de África y de la India, se llevaba a cabo mayormente por medio de caravanas de camellos a través de Arabia. Seba dominaba las rutas de las caravanas, y cobró fama por sus mercaderes de incienso, mirra, oro, piedras preciosas y marfil. La Biblia indica que estos comerciantes llegaban incluso hasta Tiro. (Eze 27:2, 22-24; Sl 72:15; Isa 60:6.) Un sello de arcilla desenterrado en Betel proporciona confirmación material del comercio entre Palestina y el S. de Arabia. Los descubrimientos provenientes de las excavaciones de Marib indican que los sabeos eran un pueblo relativamente pacífico y de mentalidad comercial. En su capital tenían un enorme templo al dios-luna.
La reina de Seba. Algún tiempo después que Salomón terminó muchas obras de edificación, fue visitado por “la reina de Seba”, quien había oído “el informe acerca de Salomón respecto al nombre de Jehová”. Esta reina, cuyo nombre no se menciona en la Biblia, fue a Jerusalén con un “séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1Re 10:1, 2.) Su manera de viajar y el tipo de regalos que llevó indican que procedía del reino de Seba, al SO. de Arabia. Esto también se desprende del comentario de Jesús en cuanto a que era la “reina del Sur” y a que “vino desde los fines de la tierra”. (Mt 12:42.) Desde el punto de vista de las personas de Jerusalén, verdaderamente procedía de una parte muy distante del mundo conocido en aquel entonces (Sl 72:10; Joe 3:8), pues Marib está a unos 1.900 Km. de Ezión-guéber, población situada en la orilla N. del mar Rojo.
Jesús dijo que la reina de Seba fue “para oír la sabiduría de Salomón”. (Lu 11:31.) Quedó impresionada por lo que Salomón dijo, por lo que ella vio en cuanto a la prosperidad de su reino y también por la sabia organización administrativa. Pronunció felices a los siervos del rey por poder escuchar su sabiduría y bendijo a Jehová por haberlo puesto sobre el trono. (1Re 10:2-9; 2Cr 9:1-9.) La reina le dio a Salomón 120 talentos de oro (en la actualidad, unos 46.242.000 dólares [E.U.A.]), así como aceite balsámico y piedras preciosas. Salomón, por su parte, le dio regalos cuyo valor al parecer excedía al de los tesoros que ella había llevado, después de lo cual, la reina regresó a su propia tierra. (2Cr 9:12, BC, CI, DK, MK, Mod, PIB, RH, Str, VP.)
Cristo declaró que esta mujer se levantaría en el juicio y condenaría a los hombres de la generación del primer siglo. (Mt 12:42; Lu 11:31.) Ella había hecho un arduo viaje para escuchar la sabiduría de Salomón, mientras que los judíos no creyentes, que afirmaban ser siervos de Jehová, tenían en Jesús algo más que Salomón y no le prestaban atención.
7. Al parecer, una de las ciudades enclavadas en la parte S. del territorio de Judá que se dieron a la tribu de Simeón. (Jos 19:2.) No obstante, este nombre no aparece en la lista paralela de 1 Crónicas 4:28-32 ni entre las ciudades que en un principio se asignaron a Judá. (Jos 15:26.) Por otra parte, Josué 19:2-6 dice que hay trece ciudades, cuando en realidad suman catorce, por lo que algunos eruditos opinan que Seba y Beer-seba eran dos secciones de la misma ciudad, de la que Seba era la parte más antigua. En el caso de que se tratara de dos lugares diferentes, entonces Seba podría ser la Sema que aparece en la lista de Josué 15:26-32.