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“Los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol”La Atalaya 2010 | 15 de marzo
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Aunque anteriormente había utilizado la semilla para representar “la palabra del Reino”, en esta ilustración se refiere a algo distinto: a “los hijos del reino” (Mat. 13:19, 38). Notemos que no se trata de los súbditos del Reino, sino de “los hijos”, es decir, de los herederos que participarán en ese gobierno (Rom. 8:14-17; léase Gálatas 4:6, 7).
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“Los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol”La Atalaya 2010 | 15 de marzo
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¿Quién es el enemigo? Jesús señala que “es el Diablo”. ¿Y a quiénes representa la mala hierba? A “los hijos del inicuo” (Mat. 13:25, 38, 39). Al hablar de mala hierba, Jesús seguramente estaba pensando en la cizaña, una planta venenosa que, en sus etapas iniciales, se parece mucho al trigo. Esta es una comparación muy acertada, pues hay quienes dicen ser hijos del Reino, pero solo son cristianos en apariencia y no dan buen fruto. En realidad, estos hipócritas forman parte de la “semilla” o “descendencia” de Satanás (Gén. 3:15; La Biblia griega. Septuaginta).
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“Los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol”La Atalaya 2010 | 15 de marzo
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Jesús no dijo que el trigo se convertiría en mala hierba, sino que la mala hierba se sembraría entre el trigo. Por consiguiente, esta parábola no se refiere a cristianos verdaderos que se apartarían de la verdad. Más bien, subraya los esfuerzos que haría Satanás por corromper a la congregación cristiana introduciendo en su seno gente malvada. De hecho, poco antes de la muerte de Juan, el último apóstol, ya eran muy numerosos los maestros que enseñaban doctrinas apóstatas (2 Ped. 2:1-3; 1 Juan 2:18).
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“Los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol”La Atalaya 2010 | 15 de marzo
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En el Pentecostés del año 33 empezó a sembrar la semilla excelente, o sea, “los hijos del reino”. ¿De qué manera? Todo indica que, actuando en representación del Padre, inició la siembra al derramar espíritu santo sobre los primeros discípulos para ungirlos como hijos de Dios (Hech. 2:33).b Y luego la semilla se iría desarrollando hasta convertirse en trigo maduro. De modo que el objetivo final de esta siembra era reunir al número completo de cristianos que serían coherederos y reyes con Cristo en su Reino.
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