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Jehová sabe librar a su puebloLa Atalaya 2012 | 15 de abril
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A través de su Hijo, Jehová dio instrucciones a los cristianos de Jerusalén y Judea para que escaparan de la destrucción de la ciudad, ocurrida en el año 70. Jesús les dijo: “Cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo, [...] los que estén en Judea echen a huir a las montañas” (Mat. 24:15, 16). Ahora bien, ¿cómo se darían cuenta los seguidores de Jesús de que se estaba cumpliendo esa profecía?
14. ¿Cómo se fueron aclarando las instrucciones de Jesús por el rumbo que tomaron los acontecimientos?
14 El propio rumbo de los acontecimientos aclaró qué había querido decir Jesús. En el año 66, los ejércitos romanos capitaneados por Cestio Galo llegaron a Jerusalén para sofocar una revuelta judía. Los rebeldes, conocidos por el nombre de celotes, se refugiaron en la fortaleza del templo, y los romanos se pusieron a socavar la muralla del recinto. Los cristianos que se habían mantenido alerta vieron claro el significado de aquellos sucesos: “la cosa repugnante que causa desolación” (el ejército pagano con sus estandartes idólatras) había llegado hasta el “lugar santo” (los muros del templo). Era el momento de que los discípulos de Cristo echaran a “huir a las montañas”. Pero ¿cómo lograrían salir de una ciudad bajo asedio? Estaba a punto de producirse un giro inesperado en la situación.
15, 16. a) ¿Qué instrucciones concretas dio Jesús, y por qué era esencial que sus discípulos las siguieran? b) ¿De qué dependerá nuestra liberación?
15 Sin razón aparente, Cestio Galo y sus tropas emprendieron la retirada, y los celotes se pusieron a perseguirlos. De pronto, con todos los combatientes fuera de Jerusalén, a los seguidores de Cristo se les presentó la oportunidad de escapar.
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Jehová sabe librar a su puebloLa Atalaya 2012 | 15 de abril
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Durante la gran tribulación, cuando vayan ocurriendo los diversos sucesos predichos, los cristianos tendremos que seguir las indicaciones que Dios nos haya dado a través de su Palabra y su organización. Tomemos como ejemplo el mandato de Jesús: “Echen a huir a las montañas”. Aunque tendrá aplicación en nuestros tiempos, todavía no sabemos de qué forma deberemos huir.b Sin embargo, podemos estar seguros de que Jehová aclarará las instrucciones cuando llegue el momento. Ya que nuestra liberación dependerá de que obedezcamos, hacemos bien en preguntarnos: “¿Cómo suelo reaccionar a la guía que da Jehová hoy a sus siervos? ¿La obedezco de inmediato, o lo pienso dos veces?” (Sant. 3:17).
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