La vida y el ministerio de Jesús
¡Esté listo!
DESPUÉS de decir a las muchedumbres que se guarden de la codicia, y de aconsejar a sus discípulos que no den atención desmedida a lo material, Jesús anima a estos así: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino”. De ese modo revela que solo una cantidad relativamente pequeña de personas (después se especifica que son 144.000) estarán en el Reino celestial. La mayoría de los que reciban vida eterna serán súbditos terrestres del Reino.
¡Qué dádiva maravillosa, “el reino”! Jesús describe cómo deben responder a esa dádiva los discípulos, con esta exhortación: “Vendan las cosas que les pertenecen y den dádivas de misericordia”. Sí, deberían usar sus posesiones para beneficiar espiritualmente a otras personas, y así edificarse “tesoro en los cielos que nunca falla”.
Jesús después aconseja a sus discípulos que estén listos para Su regreso. Dice: “Estén ceñidos sus lomos y encendidas sus lámparas, y sean ustedes mismos como hombres que esperan a su amo cuando vuelve de las bodas, para que, al llegar él y tocar, le abran al instante. ¡Felices son aquellos esclavos a quienes el amo al llegar halle vigilando! Verdaderamente les digo: Él se ceñirá y hará que se reclinen a la mesa, y vendrá a su lado y les servirá”.
En esta ilustración los siervos muestran que están listos al regresar su amo porque se han halado hacia arriba las vestiduras largas y las han sujetado con su ceñidor; y siguen atendiendo sus deberes hasta entrada la noche a la luz de lámparas con una buena cantidad de combustible. Jesús explica: ‘Si el amo llega en la segunda vigilia [desde alrededor de las nueve de la noche hasta la medianoche], o en la tercera [desde la medianoche hasta alrededor de las tres de la mañana], y los halla listos, ¡felices son!’.
El amo recompensa extraordinariamente a sus siervos. Hace que se reclinen a la mesa y empieza a servirles. No los trata como esclavos, sino como amigos leales. ¡Qué excelente recompensa por haber continuado trabajando para su amo durante toda la noche mientras esperaban su regreso! Jesús concluye así: “Ustedes también, manténganse listos, porque a una hora que menos piensen viene el Hijo del hombre”.
Pedro ahora pregunta: “Señor, ¿nos dices esta ilustración a nosotros, o también a todos?”.
En vez de contestar directamente, Jesús da otra ilustración. “¿Quién es verdaderamente el mayordomo fiel [...] —pregunta— a quien su amo nombrará sobre su servidumbre para que siga dándoles su medida de víveres a su debido tiempo? ¡Feliz es aquel esclavo, si al llegar su amo lo halla haciéndolo así! Les digo en verdad: Lo nombrará sobre todos sus bienes.”
Obviamente el “amo” es Jesucristo. El “mayordomo” representa al “rebaño pequeño” de discípulos como cuerpo colectivo, y el término “servidumbre” se refiere a este mismo grupo de 144.000 personas que reciben el Reino celestial, pero destaca su obra como individuos. Los “bienes” sobre los cuales se nombra al mayordomo fiel para que los cuide son los intereses reales del amo en la Tierra, que incluyen a los súbditos terrestres del Reino.
Jesús continúa la ilustración señalando a la posibilidad de que no todos los miembros de esa clase del mayordomo o esclavo sean leales, al explicar: “Mas si aquel esclavo dijera alguna vez en su corazón: ‘Mi amo tarda en venir’, y comenzara a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y emborracharse, vendrá el amo de aquel esclavo en un día en que este no lo espera [...], y lo castigará con la mayor severidad”.
Jesús pasa a señalar que su venida ha causado un tiempo de prueba ardiente para los judíos, a medida que unos aceptan y otros rechazan sus enseñanzas. Más de tres años antes él se había bautizado en agua, pero dentro de poco su bautismo en la muerte concluirá, y, como dice él: ‘¡Me siento angustiado hasta que quede terminado!’.
Después de dirigir esas palabras a sus discípulos, Jesús de nuevo habla a las muchedumbres. Se lamenta de que aquellas personas rehúsen tercamente aceptar la prueba clara de quién es él, y la importancia de esa prueba. “Cuando ven levantarse una nube en las partes occidentales, en seguida dicen: ‘Viene una tempestad’, y así sucede. Y cuando ven que sopla el viento del sur, dicen: ‘Habrá una ola de calor’, y ocurre. Hipócritas, saben examinar la apariencia externa de la tierra y del cielo, ¿pero cómo es que no saben examinar este tiempo en particular?” (Lucas 12:32-59.)
◆ ¿Cuántos componen el “rebaño pequeño”, y qué reciben?
◆ ¿Cómo enfatiza Jesús la importancia de que sus siervos estén listos?
◆ En la ilustración de Jesús, ¿quiénes son el “amo”, el “mayordomo”, la “servidumbre” y los “bienes”?