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Pedro niega conocer a JesúsJesús: el camino, la verdad y la vida
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En estos momentos, parece que Jesús se encuentra en un balcón con vistas al patio. El Señor se vuelve y mira fijamente a Pedro. Seguro que al apóstol se le parte el corazón. Recuerda lo que Jesús le ha dicho apenas unas pocas horas antes en la cena de la Pascua. ¡Imagínese cómo tiene que sentirse Pedro! La culpa por lo que ha hecho le pesa en el corazón como una losa. Sale de ahí y rompe a llorar desconsoladamente (Lucas 22:61
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Pedro niega conocer a JesúsJesús: el camino, la verdad y la vida
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En estos momentos, parece que Jesús se encuentra en un balcón con vistas al patio. El Señor se vuelve y mira fijamente a Pedro. Seguro que al apóstol se le parte el corazón. Recuerda lo que Jesús le ha dicho apenas unas pocas horas antes en la cena de la Pascua. ¡Imagínese cómo tiene que sentirse Pedro! La culpa por lo que ha hecho le pesa en el corazón como una losa. Sale de ahí y rompe a llorar desconsoladamente (Lucas 22:61, 62).
Pero ¿cómo ha podido pasar eso? ¿Cómo es posible que Pedro, que estaba tan seguro de su fortaleza espiritual y lealtad, haya negado conocer a su Maestro? En esta ocasión, se está tergiversando la verdad y se está dando a entender que Jesús es un despreciable delincuente. Justo en el momento en el que Pedro podía haber defendido a un hombre inocente, va y le da la espalda al que tiene “palabras de vida eterna” (Juan 6:68).
Este triste episodio de la vida de Pedro encierra una lección: incluso una persona con fe y devoción a Dios puede ser vulnerable si no está bien preparada para enfrentar las pruebas o tentaciones inesperadas. Que la experiencia de Pedro sirva de advertencia para todos los siervos de Dios.
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