¿Quién alcanzará la aprobación de Jehová?
“Sigan obrando su propia salvación [...]; porque Dios es el que, por causa de su beneplácito, está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar.” (FILIPENSES 2:12, 13.)
1, 2. ¿En qué situación recibió Jesús una declaración de aprobación divina, y por qué debe interesarnos esto?
FUE un punto de viraje en la historia. Juan el Bautizante había estado predicando el mensaje de Dios y bautizando en agua a los que se arrepentían. Entonces se le acercó un hombre a quien Juan conocía como persona justa: Jesús. Jesús no tenía pecado del cual tuviera que arrepentirse, pero pidió que se le bautizara ‘para llevar a cabo todo lo que era justo’. (Mateo 3:1-15.)
2 Después que, con modestia, Juan hizo lo que Jesús le pidió y Jesús salió del agua, “los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios”. Más que eso, “hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’”. (Mateo 3:16, 17; Marcos 1:11.) ¡Qué declaración! A todos nos alegra complacer a quien respetamos. (Hechos 6:3-6; 16:1, 2; Filipenses 2:19-22; Mateo 25:21.) Imagínese, pues, lo que usted sentiría si el Dios Todopoderoso le anunciara: ‘¡Te he aprobado!’.
3. ¿En qué debemos interesarnos respecto a la aprobación de Dios?
3 ¿Es posible recibir la aprobación de Dios hoy día? Por ejemplo, piense en un hombre que ‘no tiene esperanza y está sin Dios en el mundo’, porque está ‘alejado de la vida que pertenece a Dios’. (Efesios 2:12; 4:18.) ¿Puede cambiar de esa situación a la condición bendita de tener la aprobación de Jehová? Si así es, ¿cómo? Veamos.
¿Qué significaron Sus palabras?
4. a) ¿Qué sentido tiene la palabra griega para “aprobado” en la declaración de Dios? b) ¿Por qué es de interés especial el uso de esa palabra en este caso?
4 En los informes evangélicos de las palabras de Dios: “he aprobado [a Jesús]”, se emplea el verbo griego eu·do·ké·o. (Mateo 3:17; Marcos 1:11; Lucas 3:22.) Esto significa “hallarse complacido, considerar favorablemente, deleitarse en”, y su forma sustantivada tiene el sentido de “buena voluntad, beneplácito, favor, deseo”. Eu·do·ké·o no se limita a la aprobación divina. Por ejemplo, los cristianos de Macedonia ‘tuvieron gusto’ en compartir sus bienes con otros. (Romanos 10:1; 15:26; 2 Corintios 5:8; 1 Tesalonicenses 2:8; 3:1.) Con todo, la aprobación que Jesús recibió la expresó Dios, no el hombre. Con referencia a Jesús, este término se usa solamente después de su bautismo. (Mateo 17:5; 2 Pedro 1:17.) Es interesante que Lucas 2:52 usa una palabra diferente —kjá·ris— cuando menciona a Jesús como joven no bautizado que había recibido “favor” de Dios y los hombres.
5. a) ¿Cómo se ve claramente que los humanos imperfectos pueden recibir la aprobación de Dios? b) ¿Quiénes son los “hombres de buena voluntad”?
5 ¿Es posible, también, que humanos imperfectos como nosotros seamos aprobados por Dios? La respuesta, para alegría nuestra, es: sí. Cuando Jesús nació, unos ángeles anunciaron: “Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad [eu·do·kí·as]”. (Lucas 2:14.) En el griego literal, los ángeles cantaban sobre una bendición venidera a “hombres del bien pensar” u “hombres a quienes Dios aprueba”a. El profesor Hans Bietenhard escribe lo siguiente sobre este uso de en an·thró·pois eu·do·kí·as: “La frase se refiere a los hombres que tenían el beneplácito de Dios [...] Por lo tanto, lo que consideramos aquí no es la buena voluntad de los hombres [...] Consideramos la voluntad soberana y benévola de Dios, que elige para sí a un pueblo que ha de recibir salvación”. Así, como por mucho tiempo han explicado los testigos de Jehová, Lucas 2:14 indica que por la dedicación y el bautismo es posible que humanos imperfectos lleguen a ser hombres de buena voluntad, ¡hombres a quienes Dios apruebab!
6. ¿Qué tenemos que aprender todavía en cuanto a la aprobación que viene de Dios?
6 Sin embargo, usted quizás se dé cuenta de la gran diferencia que hay entre ser ‘enemigos de Dios con la mente puesta en las obras que son inicuas’ y disfrutar de aprobación como asociados de nuestro Dios justo y sabio. (Colosenses 1:21; Salmo 15:1-5.) Por eso, aunque quizás le alivie saber que puede haber aprobación para humanos, probablemente quiera saber qué implica esto. Podemos aprender mucho de esto por los tratos de Dios en el pasado.
Recibía bien a la gente
7. ¿Qué indicación da Éxodo 12:38 sobre la actitud de Dios?
7 Por siglos antes del anuncio de Lucas 2:14 Jehová mostró que se complacía en que la gente viniera a él a adorarlo. Por supuesto, Dios estuvo tratando exclusivamente con la nación de Israel, que estaba dedicada a él. (Éxodo 19:5-8; 31:16, 17.) Pero recuerde que cuando Israel salió de la esclavitud a los egipcios “también subió con ellos una vasta compañía mixta”. (Éxodo 12:38.) Estos no israelitas que quizás tuvieron tratos con el pueblo de Dios y fueron testigos de las plagas que azotaron a Egipto ahora optaron por salir con Israel. Algunos quizás se hicieron prosélitos en todo el sentido de la palabra.
8. ¿Qué dos tipos de forasteros residían en Israel, y por qué había una diferencia en el modo como los israelitas trataban con ellos?
8 El pacto de la Ley reconocía la situación de los no israelitas con relación a Dios y a su pueblo. Algunos forasteros eran pobladores que simplemente residían en la tierra de Israel, donde tenían que obedecer leyes fundamentales, como las que prohibían el asesinato y exigían la observación del sábado. (Nehemías 13:16-21.) En vez de abrazar como hermanos a estos pobladores, el israelita ejercía cautela razonable al hablar o tratar con ellos, porque todavía no eran parte de la nación de Dios. Por ejemplo, mientras que al israelita no se le permitía comprar y comer el cadáver sin desangrar de un animal que hubiera muerto por sí mismo, a los forasteros que no eran prosélitos se les permitía. (Deuteronomio 14:21; Ezequiel 4:14.) Con el tiempo, algunos de aquellos pobladores forasteros quizás seguían el proceder de otros forasteros que se hacían prosélitos circuncisos. Solo entonces se les trataba como hermanos en la adoración verdadera, con la responsabilidad de observar toda la Ley. (Levítico 16:29; 17:10; 19:33, 34; 24:22.) Rut, la moabita, y Naamán, el leproso sirio, fueron no israelitas a quienes Dios aceptó. (Mateo 1:5; Lucas 4:27.)
9. ¿Cómo confirmó Salomón la actitud de Dios para con los extranjeros?
9 En los días del rey Salomón también vemos la actitud de Dios de recibir bien a los no israelitas. En la inauguración del templo, Salomón oró: “Al extranjero, que no es parte de tu pueblo Israel y que realmente venga de una tierra distante a causa de tu nombre [...] y ore hacia esta casa, dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, [...] a fin de que todos los pueblos de la tierra lleguen a conocer tu nombre para que te teman lo mismo que lo hace tu pueblo Israel”. (1 Reyes 8:41-43.) Sí, Jehová recibía bien las oraciones de los extranjeros que lo buscaban con sinceridad. Era probable que estos también aprendieran sus leyes, se sometieran al acto de la circuncisión y llegaran a ser miembros aceptos de su pueblo bendito.
10. ¿Cómo habrían tratado los judíos con el eunuco etíope, y por qué le benefició la circuncisión?
10 Un hombre que hizo esto en tiempos posteriores fue el tesorero de la reina Candace, de la distante Etiopía. Quizás cuando este etíope oyó originalmente acerca de los judíos y su adoración, el estilo de vida o las costumbres religiosas que él seguía no eran aceptables a Jehová. De modo que los judíos tendrían que haber mostrado cierta medida de tolerancia mientras este extranjero entre ellos estudiaba la Ley y aprendía los requisitos de Dios. Parece que él progresó e hizo los cambios necesarios para satisfacer los requisitos para la circuncisión. Hechos 8:27 nos dice que “había ido a Jerusalén para adorar”. (Éxodo 12:48, 49.) Esto indicaría que entonces era prosélito en el sentido pleno de la palabra. Por eso, podía aceptar al Mesías y llegar a ser su discípulo bautizado, y así conformarse a la voluntad progresiva de Dios.
Los no creyentes y la congregación cristiana
11, 12. a) ¿Qué otro cambio sucedió cuando el etíope se bautizó? b) ¿Cómo concordaba esto con Filipenses 2:12, 13?
11 Jesús dijo a sus seguidores: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mateo 28:19, 20.) El prosélito etíope que acabamos de mencionar ya sabía de Jehová y del espíritu santo. Por eso, una vez que Felipe le hubo ayudado a entender que Jesús era el Hijo mesiánico de Dios, y a aceptarlo, podía ser bautizado. Así llegaría a ser miembro aprobado del pueblo de Jehová que seguía a Cristo. Naturalmente, sería responsable ante Dios, y tendría ‘que observar todas las cosas mandadas’ a los cristianos. Pero con esta responsabilidad venía una perspectiva maravillosa: ¡la salvación!
12 Más tarde, Pablo escribió que todos los cristianos tienen que ‘seguir obrando su propia salvación con temor y temblor’. Pero era posible hacer eso “porque Dios es el que, por causa de su beneplácito [eu·do·kí·as], está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar”. (Filipenses 2:12, 13.)
13. ¿Cómo habrían tratado los cristianos con los que se hubieran tardado más en bautizarse que el eunuco etíope?
13 No todos los que trataban con los verdaderos cristianos estaban tan dispuestos ni capacitados para adelantar rápidamente hacia el bautismo como aquel etíope. Algunos, puesto que no eran judíos ni prosélitos, tenían poco conocimiento de Jehová y de sus caminos, o ninguno; y en lo moral no se guiaban por las normas de Dios. ¿Cómo se trataría con estas personas? Los cristianos seguirían el ejemplo de Jesús. Él ciertamente no estimuló —ni siquiera aprobó tácitamente— el pecado. (Juan 5:14.) Con todo, manifestaba tolerancia para con los pecadores que venían a él y que deseaban cambiar de costumbres para armonizar sus caminos con los de Dios. (Lucas 15:1-7.)
14, 15. Aparte de los cristianos ungidos, ¿qué clases de personas asistían a las reuniones de Corinto, y cómo pudieran haber variado en cuanto a progreso espiritual?
14 El hecho de que los cristianos mostraban tolerancia para con los que estaban aprendiendo acerca de Dios se ve claramente por los comentarios de Pablo acerca de las reuniones que se celebraban en Corinto. Al considerar el uso de los dones milagrosos del espíritu que originalmente indicaron que el cristianismo tenía la bendición de Dios, Pablo mencionó a “creyentes” y a “incrédulos”. (1 Corintios 14:22.) Los “creyentes” eran los que aceptaban a Cristo y se bautizaban. (Hechos 8:13; 16:31-34.) “Muchos de los corintios que oyeron empezaron a creer y a bautizarse.” (Hechos 18:8.)
15 De acuerdo con 1 Corintios 14:24, a las reuniones de Corinto venían también ‘incrédulos o personas comunes’ a quienes se recibía bien allíc. Puede que variaran en su progreso al estudiar y aplicar la Palabra de Dios. Pudiera ser que algunos todavía estuvieran cometiendo algún pecado. Otros quizás habían desarrollado alguna fe, y probablemente ya habían hecho cambios en la vida y, aun antes del bautismo, habían empezado a hablar con otros sobre lo que habían aprendido.
16. ¿Cómo pudiera haber beneficiado a aquellas personas el que estuvieran entre los cristianos en las reuniones de la congregación?
16 Por supuesto, ninguno de los no bautizados estaba “en el Señor”. (1 Corintios 7:39.) Si en el pasado habían cometido faltas morales y espirituales de tipo grave, se comprende que les pudo haber tomado tiempo amoldarse a las normas de Dios. Entretanto, mientras no se comportaran malvadamente tratando de subvertir la fe y la limpieza de la congregación, se les recibía bien. Lo que veían y oían en las reuniones podía ‘censurarlos’ a medida que ‘los secretos de su corazón quedaban manifiestos’. (1 Corintios 14:23-25; 2 Corintios 6:14.)
Cómo seguir aprobado por Dios para la salvación
17. ¿Qué cumplimiento tuvo Lucas 2:14 en el primer siglo?
17 Mediante la predicación pública por cristianos bautizados en el primer siglo, miles de personas oyeron las buenas nuevas. Pusieron fe en lo que oyeron, se arrepintieron de su proceder anterior y se bautizaron, y así hicieron “declaración pública para salvación”. (Romanos 10:10-15; Hechos 2:41-44; 5:14; Colosenses 1:23.) No había duda de que los bautizados de aquel tiempo tenían la aprobación de Jehová, porque él los ungía con espíritu santo y los adoptaba como hijos espirituales. El apóstol Pablo escribió: “Nos predeterminó a la adopción mediante Jesucristo como hijos para sí mismo, según el beneplácito [eu·do·kí·an] de su voluntad”. (Efesios 1:5.) Así, dentro de aquel siglo empezó a cumplirse lo que predijeron los ángeles cuando Jesús nació: “Paz entre los hombres de buena voluntad [u: hombres a quienes Dios aprueba]”. (Lucas 2:14.)
18. ¿Por qué no podían dar por sentada su aprobación ante Dios los cristianos ungidos?
18 Para mantener aquella paz, era necesario que aquellos “hombres de buena voluntad” ‘siguieran obrando su propia salvación con temor y temblor’. (Filipenses 2:12.) Aquello no era fácil, porque todavía eran humanos imperfectos. Se enfrentarían a tentaciones y presiones que tendrían como fin hacerles cometer males. Si cedían y cometían males, perdían la aprobación de Dios. Por eso, amorosamente, Jehová hizo arreglos para que pastores espirituales ayudaran y protegieran a las congregaciones. (1 Pedro 5:2, 3.)
19, 20. ¿Qué provisiones hizo Dios para que los cristianos bautizados siguieran siendo siervos aprobados suyos?
19 Aquellos ancianos de las congregaciones tomarían a pecho este consejo de Pablo: “Aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo, por temor de que tú también seas tentado”. (Gálatas 6:1.) Como podemos comprender, la persona que diera el paso importante del bautismo tendría mayor responsabilidad ante Dios, tal como sucedía en el caso de un forastero que llegaba a ser prosélito circunciso en Israel. No obstante, si un cristiano bautizado cometía un error, podía recibir ayuda amorosa dentro de la congregación.
20 Un grupo de ancianos de la congregación podía ofrecer ayuda al que hubiera caído en algún mal grave. Judas escribió: “Continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; sálvenlos, arrebatándolos del fuego. Pero continúen mostrando misericordia a otros, haciéndolo con temor, mientras odian hasta la prenda de vestir interior que ha sido manchada por la carne”. (Judas 22, 23.) Un miembro bautizado de la congregación a quien se ayudaba de este modo podía continuar disfrutando de la aprobación de Jehová y de la paz de la cual habían hablado los ángeles cuando Jesús nació.
21, 22. ¿Cuál sería el resultado de que alguien se hiciera pecador impenitente, y cómo reaccionarían los miembros leales de la congregación?
21 Había casos, aunque esto no era común, de personas que cometían un mal y no se arrepentían. Entonces los ancianos tenían que echar de la congregación a aquella persona para proteger de contaminación a la congregación limpia. Eso le sucedió a un hombre bautizado de Corinto que persistía en una relación inmoral. Pablo aconsejó a la congregación que “cesaran de mezclarse en la compañía de fornicadores, no queriendo decir enteramente con los fornicadores de este mundo, o personas dominadas por la avidez y los que practican extorsión, o idólatras. De otro modo, ustedes realmente tendrían que salirse del mundo. Pero ahora les escribo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre”. (1 Corintios 5:9-11.)
22 Puesto que aquel corintio había dado el paso importante del bautismo, y había sido aprobado por Dios y había llegado a ser miembro de la congregación, su expulsión era un asunto serio. Pablo indicó que los cristianos no habrían de mezclarse en su compañía, porque él había rechazado su condición de aprobado ante Dios. (Compárese con 2 Juan 10, 11.) Pedro escribió lo siguiente acerca de aquellos expulsados: “Mejor les hubiera sido no haber conocido con exactitud la senda de la justicia que, después de haberla conocido con exactitud, apartarse del santo mandamiento que les fue entregado. Les ha sucedido el dicho del proverbio verdadero: ‘El perro ha vuelto a su propio vómito’”. (2 Pedro 2:21, 22.)
23. En el primer siglo, ¿cuál era la situación general entre los cristianos respecto a retener la aprobación de Dios?
23 Obviamente Jehová ya no podía ver a aquellos individuos como aprobados, porque habían sido expulsados por ser malhechores impenitentes. (Hebreos 10:38; compárese con 1 Corintios 10:5.) Parece que los expulsados eran solo una minoría. La mayoría de los que obtenían “bondad inmerecida y paz de parte de Dios” y eran ‘adoptados como hijos según el beneplácito de Su voluntad’ permanecía fiel. (Efesios 1:2, 5, 8-10.)
24. ¿A qué aspecto de este tema debemos dar más atención?
24 Básicamente, eso es lo que sucede en nuestro día también. Pero consideremos cómo se puede ayudar a los ‘incrédulos o las personas comunes’ a recibir la aprobación de Dios hoy, y lo que se puede hacer para darles ayuda si, mientras adelantan, cometen algún error. El siguiente artículo considerará estos asuntos.
[Notas a pie de página]
a Compárese con “hombres en quienes él se complace”, Biblia de Jerusalén; “hombres [objeto] del beneplácito [divino]”, Cantera-Iglesias.
c “Tanto el ἄπιστος (apistos, ‘incrédulo’) como el ιδιώτης (idiōtēs, ‘uno sin entendimiento’, el ‘indagador’) se hallan en la clase de los incrédulos en contraste con los salvos de la iglesia cristiana” (The Expositor’s Bible Commentary, tomo 10, página 275).
¿Recuerda esto?
◻ Según las Escrituras, ¿desde cuándo y de qué modo pueden ser aprobados por Dios los humanos?
◻ ¿Cómo consideraba Dios a los extranjeros entre su pueblo, pero por qué tenían que equilibrar la cautela con la tolerancia los israelitas?
◻ ¿A qué conclusión podemos llegar por el hecho de que a las reuniones cristianas en Corinto asistieran “incrédulos”?
◻ ¿Cómo ha suministrado Dios ayuda a los cristianos bautizados para que sigan siendo siervos aprobados suyos?