Un pueblo libre, pero con responsabilidad
“Conocerán la verdad, y la verdad los libertará.” (JUAN 8:32.)
1, 2. a) ¿Cómo se ha destacado la libertad en la historia humana? b) ¿Quién es el único que es verdaderamente libre? Explique.
LIBERTAD. ¡Qué palabra poderosa! La humanidad ha aguantado un sinnúmero de guerras y revoluciones, así como incalculable confusión social, debido a que los humanos han deseado ser libres. De hecho, The Encyclopedia Americana dice: ‘En el desarrollo de la civilización, ningún concepto ha desempeñado un papel más importante que el de la libertad’.
2 No obstante, ¿cuántas personas son realmente libres? ¿Cuántas siquiera saben lo que es la libertad? The World Book Encyclopedia dice: “Para que las personas tengan completa libertad, no puede someterse a restricciones su modo de pensar, hablar o actuar. Tienen que conocer cuáles son sus opciones, y deben tener la facultad de elegir entre ellas”. A la luz de estas palabras, ¿conoce usted a alguien que sea verdaderamente libre? ¿Quién puede decir que ‘no se somete a restricciones su modo de pensar, hablar o actuar’? En realidad, solo una persona en todo el universo cuadra con esa descripción: Jehová Dios. Él es el único que tiene libertad absoluta. Solo él puede elegir la opción que desee y luego llevarla a cabo pese a toda oposición. Es “el Todopoderoso”. (Revelación 1:8; Isaías 55:11.)
3. ¿Qué condición tienen generalmente que satisfacer las criaturas humanas para disfrutar de libertad?
3 En el caso de las inferiores criaturas humanas, la libertad solo puede ser relativa. Por lo general la concede o garantiza alguna autoridad y se relaciona con nuestra sujeción a tal autoridad. De hecho, en casi todos los casos la persona puede ser libre solo si reconoce la autoridad del garante de su libertad. Por ejemplo, las personas que viven en el “mundo libre” disfrutan de muchos beneficios, como la libertad de movimiento, la libertad de expresión y la libertad de cultos. ¿Qué garantiza esas libertades? La ley del país. La persona solamente puede disfrutar de ellas con tal que obedezca la ley. Si abusa de su libertad y quebranta la ley, tiene que dar cuenta a las autoridades, y puede que estas reduzcan drásticamente su libertad mediante una condena de prisión. (Romanos 13:1-4.)
Libertad piadosa... con responsabilidad
4, 5. ¿De qué libertad disfrutan los adoradores de Jehová, y de qué los va a considerar él responsables?
4 En el primer siglo Jesús habló acerca de la libertad. Dijo a los judíos: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará”. (Juan 8:31, 32.) No estaba hablando de la libertad de expresión ni de la libertad de cultos. Ciertamente no se refería a la liberación del yugo de Roma, la cual deseaban con ansia muchos judíos. No; se refería a algo mucho más preciado: una libertad no concedida por leyes humanas ni por el capricho de algún gobernante humano, sino por el Soberano supremo del universo, Jehová. Se trataba de libertad de la superstición, libertad de la ignorancia religiosa y muchísimo más. La libertad que concede Jehová es verdadera libertad, y perdurará por toda la eternidad.
5 El apóstol Pablo dijo: “Jehová es el Espíritu; y donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”. (2 Corintios 3:17.) A través de los siglos Jehová ha tratado con la humanidad de modo que al fin y al cabo los fieles disfruten de la más excelente y la mayor clase de libertad humana: “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:21.) Mientras tanto, Jehová nos concede cierta medida de libertad mediante la verdad bíblica y nos considera responsables de cualquier abuso de esa libertad. El apóstol Pablo escribió: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Hebreos 4:13.)
6-8. a) ¿De qué libertades disfrutaron Adán y Eva, y qué condición tenían que satisfacer para conservar esas libertades? b) ¿Qué perdieron Adán y Eva para sí mismos y para su prole?
6 El hecho de que somos responsables a Jehová se destacó cuando nuestros primeros padres humanos, Adán y Eva, estaban vivos. Jehová los creó con el preciado don del libre albedrío. Mientras ellos utilizaron de modo responsable ese libre albedrío, disfrutaron de otras bendiciones, como libertad del temor, libertad de las enfermedades, libertad de la muerte, y la libertad de acercarse a su Padre celestial con una conciencia limpia. Pero cuando abusaron de su libre albedrío, todo eso cambió.
7 Jehová puso a Adán y Eva en el jardín de Edén, y para disfrute de ellos les dio el producto de todos los árboles del jardín... a excepción de uno. Ese no se los otorgó; fue el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”. (Génesis 2:16, 17.) Al abstenerse de comer el fruto de ese árbol, Adán y Eva reconocerían que solo Jehová tenía la libertad de establecer la norma de lo que es bueno y lo que es malo. Si actuaban de modo responsable y se abstenían de comer el fruto prohibido, Jehová continuaría asegurándoles sus demás libertades.
8 Lamentablemente, Eva prestó atención a la astuta sugerencia de la Serpiente: que debería ‘conocer lo bueno y lo malo’ por sí misma. (Génesis 3:1-5.) Primero ella comió del fruto prohibido, y luego lo hizo Adán. Como resultado, cuando Jehová Dios fue a hablar con ellos en el jardín de Edén, se avergonzaron y se ocultaron. (Génesis 3:8, 9.) Ahora eran pecadores que ya no sentían que contaban con la libertad de acercarse a Dios como cuando tenían una conciencia limpia. Por pecar, también perdieron la libertad de las enfermedades y la muerte, tanto para sí mismos como para su prole. Pablo dijo: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”. (Romanos 5:12; Génesis 3:16, 19.)
9. ¿Quiénes se dieron a conocer por haber usado bien la medida de libertad que tuvieron?
9 Con todo, la humanidad todavía tenía libre albedrío, y con el transcurso del tiempo algunos humanos imperfectos lo usaron de modo responsable para servir a Jehová. Los nombres de algunos de ellos se han conservado para nosotros desde la antigüedad. Hombres como Abel, Enoc, Noé, Abrahán, Isaac y Jacob (también llamado Israel) son ejemplos de personas que usaron la medida de libertad que aún tenían para hacer la voluntad de Dios. Y por eso les fue bien. (Hebreos 11:4-21.)
La libertad del pueblo escogido de Dios
10. ¿Cuáles fueron las condiciones del pacto que Jehová hizo con su pueblo especial?
10 En los días de Moisés, Jehová liberó a los hijos de Israel —que entonces ascendían a millones— de la esclavitud en Egipto e hizo un pacto con ellos, por el cual llegaron a ser su pueblo especial. Bajo ese pacto los israelitas tenían un sacerdocio y un sistema de sacrificios animales que cubrían parcialmente sus pecados. Por eso tenían libertad para acercarse a Dios y adorarlo. También tenían un sistema de leyes y disposiciones reglamentarias para mantenerlos libres de prácticas supersticiosas y adoración falsa. Más tarde recibirían la Tierra Prometida como herencia, con la seguridad de que tendrían ayuda divina contra sus enemigos. La parte que correspondía a los israelitas en el pacto requería que ellos guardaran la Ley de Jehová. Los israelitas aceptaron de buena gana esa condición al decir: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo”. (Éxodo 19:3-8; Deuteronomio 11:22-25.)
11. ¿Cuál fue el resultado de que Israel no guardara la parte que le correspondía de su pacto con Jehová?
11 Por más de 1.500 años los israelitas tuvieron esa relación especial con Jehová. Pero vez tras vez no guardaron el pacto. En muchas ocasiones se dejaron seducir por la adoración falsa y llegaron a estar en cautiverio a la idolatría y la superstición, de modo que Dios permitió que sus enemigos los esclavizaran físicamente. (Jueces 2:11-19.) En lugar de disfrutar de las bendiciones que pudieran haberles traído libertad como resultado de guardar el pacto, sufrieron castigo por quebrantarlo. (Deuteronomio 28:1, 2, 15.) Finalmente, en 607 a.E.C., Jehová permitió que a la nación se le esclavizara en Babilonia. (2 Crónicas 36:15-21.)
12. ¿Qué se hizo patente con el tiempo respecto al pacto de la Ley de Moisés?
12 Esa fue una dura lección. Ellos debieron haber aprendido de ella la importancia de guardar la Ley. Sin embargo, después de 70 años, cuando los israelitas volvieron a su propia tierra, todavía no observaron apropiadamente el pacto de la Ley. Casi 100 años después de su regreso, Jehová dijo a los sacerdotes de Israel: “Ustedes... ustedes se han desviado del camino. Ustedes han hecho que muchos tropiecen en la ley. Ustedes han arruinado el pacto de Leví”. (Malaquías 2:8.) En realidad, ni siquiera el más sincero de entre los israelitas podía estar a la altura de la Ley perfecta. Esta, en lugar de ser una bendición, llegó a ser —según las palabras del apóstol Pablo— “una maldición”. (Gálatas 3:13.) Era patente que hacía falta algo más que el pacto de la Ley de Moisés para llevar a criaturas humanas fieles pero imperfectas a la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
La naturaleza de la libertad cristiana
13. ¿Qué base mejor para la libertad se proveyó finalmente?
13 Lo que hacía falta era el sacrificio de rescate de Jesucristo. Alrededor del año 50 E.C., Pablo escribió a la congregación de cristianos ungidos en Galacia. Describió cómo los había libertado Jehová de la esclavitud al pacto de la Ley, y entonces dijo: “Para tal libertad Cristo nos libertó. Por lo tanto, estén firmes, y no se dejen restringir otra vez en un yugo de esclavitud”. (Gálatas 5:1.) ¿De qué maneras libertó Jesús a los hombres?
14, 15. ¿De qué maneras maravillosas libertó Jesús a creyentes judíos y no judíos?
14 Después de la muerte de Jesús, los judíos que lo aceptaron como el Mesías y se hicieron sus discípulos llegaron a estar bajo un nuevo pacto, que reemplazó al viejo pacto de la Ley. (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:7-13.) Bajo ese nuevo pacto, ellos —y los creyentes no judíos que luego se les unieron— llegaron a ser parte de una nueva nación espiritual que reemplazó al Israel carnal como pueblo especial de Dios. (Romanos 9:25, 26; Gálatas 6:16.) En tal condición disfrutaron de la libertad que Jesús prometió cuando dijo: “La verdad los libertará”. Además de libertarlos de la maldición de la Ley de Moisés, la verdad liberó a los cristianos judíos de todas las tradiciones gravosas que los líderes religiosos les habían impuesto. Y libró a los cristianos no judíos de la idolatría y las supersticiones de su adoración anterior. (Mateo 15:3, 6; 23:4; Hechos 14:11-13; 17:16.) Y logró más que eso.
15 Jesús, al hablar de la verdad que liberta, dijo: “Muy verdaderamente les digo: Todo hacedor de pecado es esclavo del pecado”. (Juan 8:34.) Desde que Adán y Eva pecaron, toda persona que ha vivido ha sido pecadora y, por lo tanto, esclava del pecado. La única excepción fue Jesús mismo, y su sacrificio libró de esa esclavitud a los creyentes. Es cierto que todavía eran imperfectos y pecaminosos por naturaleza. No obstante, ahora podían arrepentirse de sus pecados y pedir perdón sobre la base del sacrificio de Jesús, seguros de que sus peticiones serían oídas. (1 Juan 2:1, 2.) Dios los declaró justos sobre la base del sacrificio de rescate de Jesús, y ellos podían acercarse a Él con una conciencia que había sido limpiada. (Romanos 8:33.) Además, dado que el rescate hizo posible la perspectiva de una resurrección a vida sin fin, la verdad hasta los libertó del temor a la muerte. (Mateo 10:28; Hebreos 2:15.)
16. ¿En qué sentido abarcaba la libertad cristiana más que cualquier libertad que ofreciera el mundo?
16 De manera maravillosa, la libertad cristiana se dio a conocer a hombres y mujeres sin importar su situación desde el punto de vista humano. Pobres, prisioneros, hasta esclavos, podían ser libres. Por otro lado, los encumbrados de las naciones que rechazaron el mensaje acerca del Cristo todavía estaban en esclavitud a la superstición, el pecado y el temor a la muerte. Nunca debemos cesar de dar gracias a Jehová por esta libertad que tenemos. Nada de lo que el mundo ofrece se acerca a igualarla.
Libres, pero con responsabilidad
17. a) ¿Cómo perdieron su libertad cristiana algunos en el primer siglo? b) ¿Por qué no debemos dejarnos engañar por la libertad aparente que hay en el mundo de Satanás?
17 Es probable que en el primer siglo la mayoría de los cristianos ungidos se regocijaran por su libertad y mantuvieran integridad costara lo que costara. Sin embargo, lamentablemente algunos probaron la libertad cristiana con todas sus bendiciones y luego la despreciaron al volver a la esclavitud en el mundo. ¿A qué se debió tal proceder? Sin duda la fe de muchos se debilitó, y estos sencillamente ‘se fueron a la deriva’. (Hebreos 2:1.) Otros ‘echaron a un lado la fe y una buena conciencia, y experimentaron naufragio respecto a su fe’. (1 Timoteo 1:19.) Quizás hayan caído en el materialismo o en un estilo de vida inmoral. ¡Qué importante es que protejamos nuestra fe y la edifiquemos mediante ocuparnos en el estudio personal, la asociación, la oración y la actividad cristiana! (2 Pedro 1:5-8.) ¡Que nunca dejemos de apreciar la libertad cristiana! Es cierto que el relajamiento que algunos ven fuera de la congregación tal vez sea una tentación para ellos, pues creen que las personas del mundo tienen más libertad que nosotros. Con todo, en realidad lo que parece libertad en el mundo es generalmente solo irresponsabilidad. Si no somos esclavos de Dios, somos esclavos del pecado, y el pago de esa esclavitud es amargo. (Romanos 6:23; Gálatas 6:7, 8.)
18-20. a) ¿Cómo se hicieron “enemigos del madero de tormento” algunos? b) ¿Cómo ‘tuvieron su libertad como disfraz para la maldad’ algunos?
18 Además, en su carta a los filipenses, Pablo escribió: “Hay muchos —solía mencionarlos frecuentemente, pero ahora los menciono también llorando— que andan como enemigos del madero de tormento del Cristo”. (Filipenses 3:18.) Sí, algunos que en un tiempo fueron cristianos se hicieron enemigos de la fe y quizás se hayan hecho apóstatas. ¡Cuán vital es que no sigamos su derrotero! Aparte de eso, Pedro escribió: “Sean como personas libres, y, sin embargo, tengan su libertad, no como disfraz para la maldad, sino como esclavos de Dios”. (1 Pedro 2:16.) ¿De qué manera puede una persona tener su libertad como disfraz para la maldad? Al cometer pecados graves —tal vez en secreto— mientras continúa asociándose con la congregación.
19 Recuerde a Diótrefes. Juan dijo de él: “Diótrefes, a quien le gusta tener el primer lugar [en la congregación], no recibe nada de nosotros con respeto. [...] Tampoco recibe él [...] a los hermanos con respeto, y a los que quieren recibirlos él trata de impedírselo y de echarlos de la congregación”. (3 Juan 9, 10.) Diótrefes usó su libertad como disfraz para su propia ambición egoísta.
20 El discípulo Judas escribió: “Se han metido disimuladamente ciertos hombres que desde hace mucho han estado señalados por las Escrituras a este juicio, hombres impíos, que tornan la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada, y que demuestran ser falsos a nuestro único Dueño y Señor, Jesucristo”. (Judas 4.) Aunque se asociaban con la congregación, aquellas personas eran una influencia corruptora. (Judas 8-10, 16.) En Revelación leemos que en las congregaciones de Pérgamo y Tiatira había sectarismo, idolatría e inmoralidad. (Revelación 2:14, 15, 20-23.) ¡Qué mal uso de la libertad cristiana!
21. ¿Qué les espera a los que abusan de su libertad cristiana?
21 ¿Qué les espera a los que abusan de su libertad cristiana de ese modo? Recuerde lo que le pasó a Israel. Israel fue la nación escogida de Dios, pero Jehová la rechazó al final. ¿Por qué? Debido a que los israelitas usaron su relación con Dios como disfraz para la maldad. Se jactaron de que eran hijos de Abrahán, pero rechazaron a Jesús, la Descendencia de Abrahán y el Mesías escogido por Jehová. (Mateo 23:37-39; Juan 8:39-47; Hechos 2:36; Gálatas 3:16.) “El Israel de Dios” en conjunto no resultará ser infiel como aquella nación. (Gálatas 6:16.) Pero cualquier cristiano que cause contaminación espiritual o moral afrontará disciplina a la larga, hasta juicio adverso. Todos tenemos que dar cuenta de la manera como usamos nuestra libertad cristiana.
22. ¿Qué gozo les viene a los que usan su libertad cristiana para servir como esclavos a Dios?
22 ¡Cuánto mejor es servir como esclavos a Dios y así ser verdaderamente libres! Solo Jehová concede la libertad que importa de verdad. El proverbio dice: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio”. (Proverbios 27:11.) Usemos nuestra libertad cristiana para la vindicación de Jehová. Si lo hacemos, nuestra vida tendrá significado, agradaremos a nuestro Padre celestial y con el tiempo estaremos entre los que disfruten de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
¿Puede usted explicar?
◻ ¿Quién es el único que es verdaderamente libre?
◻ ¿De qué libertades disfrutaron Adán y Eva, y por qué las perdieron?
◻ ¿De qué libertades disfrutaban los israelitas cuando observaban su pacto con Jehová?
◻ ¿Qué libertades recibieron los que aceptaron a Jesús?
◻ ¿Cómo perdieron su libertad cristiana o abusaron de ella algunos en el primer siglo?
[Ilustración en la página 13]
La libertad que dio Jesús fue mucho mejor que cualquier libertad que el hombre pueda otorgar