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¡La palabra de Jehová prevalece!La Atalaya 1990 | 15 de junio
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Al día siguiente los magistrados civiles avisaron que se pusiera en libertad a Pablo y Silas. Pero Pablo dijo: ‘Nos fustigaron sin ser condenados, a nosotros que somos hombres romanos, y nos echaron en la prisión. ¿Ahora nos echan fuera secretamente? Que vengan ellos y nos saquen’. Si los magistrados reconocían públicamente su error, aquello podría hacer que se retrajeran de golpear y encarcelar a otros cristianos. Puesto que no podían expulsar de la ciudad a ciudadanos romanos, los magistrados fueron y pidieron a los hermanos que se marcharan, pero ellos solo hicieron esto después de haber animado a sus compañeros de creencia.
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