Capítulo 6
Los milagros... ¿fueron realidad?
Cierto día del año 31 E.C. Jesús y sus discípulos iban hacia Naín, una ciudad en el norte de Palestina. Al acercarse a la puerta de la ciudad vieron venir un entierro. El muerto era un joven. Era el único hijo de una viuda, y ahora su madre había quedado completamente sola. Según el relato, Jesús “se enterneció por ella, y le dijo: ‘Deja de llorar’. En seguida se acercó y tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron, y él dijo: ‘Joven, yo te digo: ¡Levántate!’. Y el muerto se incorporó y comenzó a hablar”. (Lucas 7:11-15.)
1. (Se incluye la introducción.) a) ¿Qué milagro ejecutó Jesús cerca de la ciudad de Naín? b) ¿Cuánta importancia tienen los milagros de la Biblia? Sin embargo, ¿cree toda la gente que realmente sucedieron?
ES UN relato conmovedor, pero ¿es cierto? A muchas personas se les hace difícil creer en la realidad de sucesos como ese. Sin embargo, los milagros son parte integrante del registro bíblico. Creer en la Biblia significa creer que hubo milagros. De hecho, toda la estructura de la verdad bíblica depende de un milagro muy importante: la resurrección de Jesucristo.
Por qué no creen algunos
2, 3. ¿Cuál es una de las líneas de razonamiento que usó el filósofo escocés David Hume en su esfuerzo por demostrar que no hay milagros?
2 ¿Cree usted en los milagros, u opina que en esta era científica es ilógico creer en ellos... es decir, en sucesos extraordinarios que son testimonio de intervención sobrehumana? Si no cree, no es el primero. Hace dos siglos el filósofo escocés David Hume tuvo la misma dificultad. Quizás las razones que usted tiene para no creer sean parecidas a las de él.
3 Hume presentaba tres puntos sobresalientes como objeción a la idea de que hubiera milagros1. En primer lugar, escribe: “El milagro es una violación de las leyes naturales”. Desde tiempo inmemorial el hombre ha confiado en las leyes de la naturaleza. Ha sabido que un objeto que uno mantiene suspendido cae si uno deja de sostenerlo, que el Sol sale cada mañana y se pone cada tarde, y así por el estilo. Por instinto, sabe que los sucesos siempre se repiten de esa forma familiar. Nunca sucede nada que no armonice con las leyes de la naturaleza. Hume pensaba que esta ‘prueba’ contra la posibilidad de que hubiera milagros ‘era tan completa como cualquier argumento que proviniera de la experiencia’.
4, 5. ¿Qué otras dos razones presentó David Hume para rechazar la posibilidad de que hubiera milagros?
4 El segundo argumento que presentó era que es fácil engañar a la gente. Algunos quieren creer en maravillas y milagros, especialmente con relación a lo religioso, y muchos supuestos milagros han sido engaños. Su tercer argumento era que por lo general los informes de milagros vienen de épocas caracterizadas por la ignorancia. Mientras más educada es la gente, menos milagros se informan. Como lo expresó Hume: “Esos prodigios nunca suceden en nuestros días”. Creía, por eso, que con aquello se probaba que nunca habían sucedido.
5 Hasta la fecha la mayoría de los argumentos contra los milagros siguen esos principios generales; consideremos, pues, las objeciones que presentó Hume, una por una.
¿Contra las leyes de la naturaleza?
6. ¿Por qué no es lógico oponerse a la idea de que haya milagros sobre la base de que son ‘violaciones de las leyes naturales’?
6 ¿Qué se puede decir de la objeción de que los milagros son ‘violaciones de las leyes naturales’ y por lo tanto no pueden ser realidad? Por encima, eso pudiera parecer convincente; pero analice lo que en realidad se dice. Por lo general se define el milagro como un suceso que está fuera de las leyes normales de la naturalezaa. Es un suceso tan inesperado que los espectadores quedan convencidos de que han presenciado una intervención sobrehumana. Por consiguiente, lo que la objeción en realidad significa es: ‘¡Los milagros son imposibles porque son milagrosos!’. ¿Por qué no considerar las pruebas antes de llegar a tal conclusión?
7, 8. a) Respecto a las leyes naturales como las conocemos, ¿cómo se ve que los científicos han adquirido un punto de vista más amplio de lo que es y no es posible? b) Si creemos en Dios, ¿en qué debemos creer también tocante a que él pueda hacer cosas extraordinarias?
7 La verdad es que hoy día la gente educada propende menos que David Hume a insistir en que las leyes naturales conocidas aplican de igual manera en todo lugar y en toda ocasión. Hay científicos que tienden a considerar si en lugar de las tres dimensiones conocidas de largo, ancho y altura pudiera haber muchas más en el universo2. Teorizan sobre la existencia de agujeros negros, enormes estrellas que colapsan hasta alcanzar una densidad casi infinita. Se dice que en su vecindad la estructura del espacio está tan deformada que el tiempo mismo se detiene3. ¡Los científicos hasta han debatido sobre si, en ciertas circunstancias, el tiempo retrocedería en vez de adelantar4!
8 Stephen W. Hawking, prominente profesor de matemáticas de la Universidad de Cambridge, dijo al considerar el comienzo del universo: “En la teoría clásica de la relatividad general [...] el principio del universo tiene que ser una singularidad de densidad y curvatura del espacio-tiempo infinitas. En esas circunstancias dejarían de regir todas las leyes conocidas de la física”5. Como se ve, los científicos modernos no concuerdan en que jamás pueda suceder algo que sea contrario a las leyes normales de la naturaleza. En circunstancias excepcionales pueden suceder cosas extraordinarias. De seguro, si creemos en un Dios Todopoderoso deberíamos reconocer que él puede causar sucesos extraordinarios —milagrosos— cuando conviene a su propósito. (Éxodo 15:6-10; Isaías 40:13, 15.)
¿Qué hay de los milagros falsos?
9. ¿Es cierto que hay milagros falsos? Explique su respuesta.
9 Ninguna persona razonable negaría que hay milagros falsos. Por ejemplo, algunos practicantes de la curación por fe dicen que sanan milagrosamente a los enfermos. Cierto médico, William A. Nolan, investigó como proyecto especial suyo ese tipo de curaciones. Hizo un estudio de muchísimas supuestas curaciones por sanadores evangélicos de los Estados Unidos y por llamados cirujanos síquicos de Asia. ¿Cuál fue el resultado? Solo halló ejemplos de decepción y engaño6.
10. ¿Cree usted que el que se haya demostrado la falsedad de algunos milagros pruebe que todos los milagros sean falsos?
10 ¿Significan esos engaños que nunca ha habido milagros verdaderos? No necesariamente. A veces nos enteramos de que circulan billetes de banco falsificados, pero eso no significa que todo el dinero sea falso. Algunos enfermos ponen mucha fe en curanderos, médicos falsos, y les dan mucho dinero. Pero eso no significa que todos los médicos sean engañadores. Algunos pintores se han hecho falsificadores diestros de las pinturas de grandes maestros del pasado. Pero eso no significa que todas las pinturas sean falsas. El que algunos supuestos milagros sean obviamente falsos tampoco significa que jamás pueden suceder milagros verdaderos.
‘Hoy día no suceden milagros’
11. ¿Cuál fue la tercera objeción de David Hume a la idea de que hubiera milagros?
11 La tercera objeción quedó resumida en los términos: “Esos prodigios nunca suceden en nuestros días”. Hume nunca había visto un milagro, así que se negaba a creer que pudiera haber milagros. Pero esa clase de razonamiento es inconsecuente. Cualquier persona pensadora tiene que admitir que antes de los días del filósofo escocés hubo “prodigios” que no se repitieron durante la vida de Hume. ¿Qué prodigios?
12. ¿Qué sucesos maravillosos del pasado no pueden explicarse mediante las leyes naturales que funcionan hoy?
12 En primer lugar, la vida comenzó en la Tierra. Después, ciertas formas de vida fueron dotadas de sensibilidad. Con el tiempo apareció el hombre, dotado de sabiduría, imaginación, capacidad para amar y ejercicio de conciencia. Ningún científico puede explicar por las leyes naturales que funcionan hoy cómo sucedieron cosas tan extraordinarias. No obstante, tenemos evidencia viva de que sucedieron.
13, 14. ¿Qué cosas que son comunes hoy le habrían parecido milagrosas a David Hume?
13 ¿Y qué hay de “prodigios” que han sucedido desde los días de David Hume? Suponga que pudiéramos viajar al pasado y hablarle a él acerca del mundo actual. Imagínese que usted tratara de explicarle que un hombre de negocios de Hamburgo puede hablar con otra persona a miles de kilómetros de distancia en Tokio sin siquiera levantar la voz; que un juego de fútbol en España puede verse por toda la Tierra mientras se efectúa; que naves mucho mayores que las embarcaciones de alta mar de los días de Hume pueden elevarse sobre la tierra y transportar a 500 personas por una distancia de miles de kilómetros en unas horas. ¿Puede usted imaginarse cómo reaccionaría? ‘¡Eso es imposible! ¡Esos prodigios nunca suceden en nuestros días!’
14 Pero esos ‘prodigios’ sí suceden en los días nuestros. ¿Por qué? Porque el hombre, usando principios científicos de los cuales Hume no tenía idea, ha aprendido a construir teléfonos, televisores y aviones. Por lo tanto, ¿es tan difícil creer que, de maneras que todavía no entendemos, a veces en el pasado Dios hizo cosas que para nosotros son milagrosas?
¿Cómo podemos saberlo?
15, 16. Si en realidad hubo milagros, ¿de qué única manera podríamos enterarnos de ellos? Ilustre su respuesta.
15 Por supuesto, el decir que los milagros pudieran haber sucedido no significa que sucedieron. ¿Cómo podemos saber, en este siglo XX, si acaso allá en los tiempos bíblicos Dios efectuó o no verdaderos milagros mediante los siervos suyos en la Tierra? ¿Qué clase de prueba esperaría usted que los apoyara? Imagínese a un hombre de una tribu primitiva a quien se lleva de su hogar en la selva a visitar una ciudad grande. Cuando regresa, ¿cómo puede él describir a su pueblo las maravillas de la civilización? No puede explicar cómo funciona un automóvil ni por qué sale música de un radiorreceptor portátil. No puede construir una computadora u ordenador para probar que existe tal aparato. Lo único que puede hacer es contar lo que ha visto.
16 Nosotros estamos en la misma situación en que se hallarían los miembros de la tribu de aquel hombre. Si Dios realmente ha obrado milagros, solo podemos enterarnos de ellos por testigos oculares. Los testigos oculares no pueden explicar cómo sucedieron los milagros ni pueden duplicarlos. Solamente pueden decirnos lo que vieron. Es obvio que se puede engañar a testigos oculares. Ellos también pueden fácilmente exagerar y dar información errónea. Por eso, para creer su testimonio tenemos que saber que esos testigos oculares son veraces, de buena calidad, y que han demostrado que sus motivos son buenos.
El milagro mejor atestiguado
17. a) ¿Cuál es el milagro mejor atestiguado de la Biblia? b) ¿Qué circunstancias culminaron en la muerte de Jesús?
17 El milagro mejor atestiguado de la Biblia es la resurrección de Jesucristo; por eso, ¿por qué no usarlo como caso de prueba, por decirlo así? Primero, considere los datos que se informan: Jesús fue arrestado la noche del 14 de Nisán, un jueves por la noche, según contamos la semana en tiempos modernosb. Compareció ante los líderes de los judíos, que lo acusaron de blasfemia y decidieron que tenía que morir. Los líderes judíos llevaron a Jesús ante el gobernador romano Poncio Pilato, quien cedió a la presión de aquellos hombres y lo entregó para que fuera ejecutado. El día siguiente, viernes —todavía 14 de Nisán en el calendario judío— Jesús fue fijado con clavos a un madero de tormento, y pocas horas después murió. (Marcos 14:43-65; 15:1-39.)
18. Según la Biblia, ¿cómo empezó a circular el informe de que Jesús había sido resucitado?
18 Después que un soldado romano punzó el costado de Jesús con una lanza para asegurarse de que en verdad estaba muerto, el cadáver de Jesús fue colocado en una tumba nueva. El día siguiente, 15 de Nisán (viernes/sábado), era día de descanso judío, o sábado. Pero la mañana del 16 de Nisán —domingo por la mañana— unos discípulos fueron a la tumba y la hallaron vacía. Pronto empezaron a circular informes de que se había visto vivo a Jesús. Aquellos relatos fueron recibidos al principio exactamente como serían recibidos hoy... con incredulidad. Ni siquiera los apóstoles creyeron. Pero cuando ellos mismos vieron vivo a Jesús, tuvieron que aceptar la realidad de que había sido levantado de entre los muertos. (Juan 19:31–20:29; Lucas 24:11.)
La tumba vacía
19-21. a) Según Justino Mártir, ¿cómo contradijeron los judíos la predicación cristiana de la resurrección de Jesús? b) ¿De qué podemos estar seguros en cuanto a la tumba de Jesús el 16 de Nisán?
19 ¿Había sido resucitado Jesús, o es todo puro invento? Algo que la gente de entonces quizás habría preguntado es: ¿Está el cuerpo de Jesús todavía en la tumba? Los seguidores de Jesús habrían tenido que enfrentarse a un obstáculo enorme si sus adversarios hubieran podido señalar al cadáver todavía en el sepulcro como prueba de que Jesús no había sido resucitado. Sin embargo, no hay ningún registro de que hicieran eso. Más bien, según la Biblia ellos dieron dinero a los soldados asignados a vigilar la tumba y les dijeron: “Digan: ‘Sus discípulos vinieron de noche y lo hurtaron mientras nosotros dormíamos’”. (Mateo 28:11-13.) También tenemos prueba, aparte de lo que dice la Biblia, de que los líderes judíos hicieron eso.
20 Alrededor de un siglo después de la muerte de Jesús, Justino Mártir escribió una obra llamada Diálogo con Trifón. En ella dijo: “Ustedes [los judíos] han enviado por todo el mundo a hombres escogidos y ordenados para proclamar que una herejía impía y desaforada había procedido de cierto Jesús, un engañador galileo, a quien crucificamos, pero a quien por la noche sus discípulos robaron de la tumba donde había sido puesto”7.
21 Ahora bien, Trifón era judío, y el Diálogo con Trifón se escribió para defender el cristianismo contra el judaísmo. Por lo tanto, no sería probable que Justino Mártir hubiera dicho lo que dijo —que los judíos acusaban a los cristianos de haber robado el cuerpo de Jesús de la tumba— si los judíos no hubieran presentado tal acusación. De otro modo se habría expuesto a una acusación fácilmente verificable de haber mentido. Justino Mártir sólo habría dicho eso si en realidad los judíos hubieran enviado tales mensajeros. Y ellos habrían hecho eso únicamente si en realidad la tumba hubiera estado vacía el 16 de Nisán de 33 E.C. y ellos no hubieran podido señalar al cadáver de Jesús en la tumba como prueba de que no había sido resucitado. Por eso, puesto que la tumba estaba vacía, ¿qué había sucedido? ¿Sería verdad que los discípulos habían robado el cadáver, o había sido eliminado el cuerpo milagrosamente como prueba de que Jesús realmente había sido resucitado?
La conclusión de Lucas, el médico
22, 23. ¿Quién fue el hombre educado del primer siglo que investigó la resurrección de Jesús, y qué fuentes de información le fueron asequibles?
22 Un hombre muy educado del primer siglo que dio consideración cuidadosa a las pruebas fue Lucas, un médico. (Colosenses 4:14.) Lucas escribió dos libros que ahora son parte de la Biblia: uno fue un Evangelio, o historia del ministerio de Jesús, y el otro, llamado los Hechos de Apóstoles, fue una historia de la propagación del cristianismo en los años posteriores a la muerte de Jesús.
23 En la introducción a su Evangelio Lucas alude a muchas pruebas que le estuvieron asequibles, pero que ya no lo están a nosotros. Habla de los documentos escritos que consultó acerca de la vida de Jesús. También indica que habló con testigos oculares de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Entonces dice: “He investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud”. (Lucas 1:1-3.) Es patente que la investigación de Lucas fue minuciosa. ¿Era buen historiador?
24, 25. ¿Cómo ven muchos a Lucas como historiador?
24 Muchos han atestiguado que lo era. Allá en 1913, en un discurso, sir William Ramsay comentó sobre la historicidad de las obras de Lucas. ¿A qué conclusión había llegado? “Lucas es un historiador de primera categoría; no solo porque se puede confiar en los hechos que expone, sino también porque tiene verdadero sentido histórico8.” Investigadores más recientes han llegado a la misma conclusión. The Living Word Commentary (Comentario sobre la Palabra viva), al introducir sus tomos sobre Lucas, dice: “Lucas fue tanto historiador (e historiador fiel) como teólogo”.
25 El Dr. David Gooding, ex profesor de griego del Antiguo Testamento en Irlanda del Norte, declara que Lucas fue “un historiador antiguo a la manera de los historiadores del Antiguo Testamento y a la manera de Tucídides [uno de los historiadores más estimados del mundo antiguo]. Como ellos, él habrá hecho grandes esfuerzos por investigar sus fuentes y escoger y ordenar su material. [...] Tucídides combinó este método con una pasión por la exactitud histórica: no hay razón para creer que Lucas hizo menos que eso”9.
26. a) ¿A qué conclusión llegó Lucas respecto a la resurrección de Jesús? b) ¿Qué puede haberlo fortalecido en esa opinión?
26 ¿A qué conclusión llegó ese hombre tan capacitado, Lucas, tocante a por qué se encontró vacía la tumba de Jesús el 16 de Nisán? Tanto en su Evangelio como en el libro de Hechos, Lucas informa como realidad que Jesús fue levantado de entre los muertos. (Lucas 24:1-52; Hechos 1:3.) No tenía ninguna duda de ello. Puede que sus propias experiencias fortalecieran su fe en el milagro de la resurrección. Aunque parece que no fue testigo ocular de la resurrección, sí informa que fue testigo de milagros que hizo el apóstol Pablo. (Hechos 20:7-12; 28:8, 9.)
Vieron a Jesús resucitado
27. Mencione a algunos que afirmaron haber visto a Jesús resucitado.
27 Tradicionalmente, dos de los Evangelios se atribuyen a hombres que conocieron a Jesús, lo vieron morir y afirmaron que hasta lo habían visto después de su resurrección. Estos son el apóstol Mateo, ex recaudador de impuestos, y Juan, el apóstol amado de Jesús. Otro escritor bíblico, el apóstol Pablo, también afirmó haber visto a Cristo resucitado. Además, Pablo enumera por nombre a otras personas que vieron a Jesús vivo después de su muerte, y dice que en cierta ocasión Jesús se apareció a “más de quinientos hermanos”. (1 Corintios 15:3-8.)
28. ¿Qué efecto tuvo en Pedro la resurrección de Jesús?
28 Pablo menciona entre los que fueron testigos oculares a Santiago, medio hermano carnal de Jesús, quien tiene que haber conocido a Jesús desde la infancia. También fue testigo ocular el apóstol Pedro; el historiador Lucas informa que Pedro dio un testimonio denodado sobre la resurrección de Jesús tan solo pocas semanas después de Su muerte. (Hechos 2:23, 24.) La tradición atribuye dos cartas de la Biblia a Pedro, y en la primera de estas él muestra que su fe en la resurrección de Jesús era todavía en él un impulso poderoso muchos años después de aquel acontecimiento. Escribió: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque, según su gran misericordia, nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. (1 Pedro 1:3.)
29. A pesar de que no podemos hablar con testigos oculares de la resurrección, ¿qué prueba impresionante nos está asequible?
29 Por consiguiente, tal como Lucas pudo hablar con personas que afirmaban haber visto a Jesús y hablado con él después de su muerte, nosotros podemos leer las palabras que algunas de ellas escribieron. Y podemos juzgar para nosotros mismos si a aquellas personas se las había engañado, si estaban tratando de engañarnos, o si en realidad habían visto al Cristo resucitado. Francamente, nadie pudiera haberlas engañado. Varias de ellas habían tenido amistad íntima con Jesús hasta Su muerte. Algunas habían sido testigos de su agonía mientras colgaba del madero de tormento. Vieron la sangre y el agua que fluyó de la herida de lanza que le infligió un soldado. El soldado supo, y ellos supieron, que indisputablemente Jesús había muerto. Después esas personas dicen que lo vieron vivo y hasta hablaron con él. No; nadie pudo haberlas engañado. Entonces, ¿estaban tratando de engañarnos al decir que Jesús había sido resucitado? (Juan 19:32-35; 21:4, 15-24.)
30. ¿Por qué es imposible que estuvieran mintiendo los primeros testigos oculares de la resurrección de Jesús?
30 Para contestar eso, simplemente tenemos que preguntarnos: ¿Creían aquellas personas lo que decían? Sí; sin duda alguna. Para los cristianos, entre ellos los que afirmaban haber sido testigos oculares, la resurrección de Jesús era el fundamento mismo de lo que creían. El apóstol Pablo dijo: “Si Cristo no ha sido levantado, nuestra predicación ciertamente es en vano, y nuestra fe es en vano [...] Si Cristo no ha sido levantado, la fe de ustedes es inútil”. (1 Corintios 15:14, 17.) ¿Parecen esas las palabras de un hombre que miente cuando dice que ha visto a Cristo resucitado?
31, 32. ¿Qué sacrificios hacían los cristianos primitivos, y por qué es esto prueba convincente de que aquellos cristianos habían dicho la verdad cuando afirmaron que Jesús había sido resucitado?
31 Considere lo que significaba ser cristiano en aquellos días. No se ganaba prestigio, poder ni riquezas. Todo lo contrario. Muchos cristianos primitivos “aceptaron gozosamente el saqueo de sus bienes” por retener su fe. (Hebreos 10:34.) El cristianismo exigía una vida de sacrificio y aguantar persecución, que en muchos casos terminaba en martirio mediante una muerte vergonzosa y dolorosa.
32 Algunos cristianos provenían de familias prósperas, como el apóstol Juan, cuyo padre evidentemente tenía un próspero negocio de pesca en Galilea. Muchos tenían buenas perspectivas, como Pablo, quien, cuando aceptó el cristianismo, había estudiado bajo el famoso rabino Gamaliel y empezaba a distinguirse a los ojos de los gobernantes judíos. (Hechos 9:1, 2; 22:3; Gálatas 1:14.) No obstante, todos volvieron la espalda a lo que este mundo les ofrecía a fin de esparcir un mensaje basado en que Jesús había sido resucitado de entre los muertos. (Colosenses 1:23, 28.) ¿Por qué hacer tales sacrificios para sufrir por una causa que supieran que estuviera basada en una mentira? La respuesta es que no habrían hecho eso. Estuvieron dispuestos a sufrir y morir por una causa que sabían que se fundaba en la verdad.
Sí hay milagros
33, 34. Puesto que la resurrección en realidad sucedió, ¿qué podemos decir de los demás milagros de la Biblia?
33 Sí, la prueba procedente de los testimonios es absolutamente convincente. Jesús en realidad fue levantado de entre los muertos el 16 de Nisán de 33 E.C. Y puesto que esa resurrección sucedió, todos los demás milagros de la Biblia son posibles... milagros para los cuales también tenemos testimonio sólido, de testigos oculares. La misma Potencia que levantó a Jesús de entre los muertos también hizo posible que él resucitara al hijo de la viuda de Naín. También dio poder a Jesús para ejecutar milagros menores que ese, pero todavía maravillosos, de curación. Esa Potencia estuvo tras la alimentación milagrosa de la multitud, y también hizo posible que Jesús anduviera sobre el agua. (Lucas 7:11-15; Mateo 11:4-6; 14:14-21, 23-31.)
34 Como se ve, la mención de milagros no es razón para que dudemos de la veracidad de la Biblia. Más bien, los milagros que sucedieron en los tiempos bíblicos son prueba convincente de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios. Pero algunos levantan contra la Biblia otra acusación. Muchos dicen que se contradice, y que por eso no puede ser la Palabra de Dios. ¿Dicen la verdad?
[Notas]
a Decimos “por lo general” porque puede que algunos milagros de la Biblia impliquen fenómenos naturales, como terremotos o desprendimientos de tierras. Con todo, todavía se les considera milagros por haber sucedido precisamente cuando se necesitaban y, por lo tanto, evidentemente por disposición divina. (Josué 3:15, 16; 6:20.)
b El día judío empezaba alrededor de las seis de la tarde y continuaba hasta las seis de la siguiente tarde.
[Comentario de la página 81]
Los enemigos del cristianismo dijeron que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús. Si así hubiera sido, ¿por qué habrían estado dispuestos a morir por una fe basada en la resurrección de Jesús los cristianos?
[Recuadro de la página 85]
¿Por qué no hay milagros hoy?
A veces se pregunta: ‘¿Por qué no hay milagros hoy como los de la Biblia?’. La respuesta es que había cierto propósito para los milagros de aquel tiempo, pero hoy Dios espera que vivamos por fe. (Habacuc 2:2-4; Hebreos 10:37-39.)
En los días de Moisés hubo milagros que acreditaron a Moisés. Demostraron que Jehová lo utilizaba, y también que el pacto de la Ley era en verdad de origen divino, y que desde entonces los israelitas eran el pueblo escogido de Dios. (Éxodo 4:1-9, 30, 31; Deuteronomio 4:33, 34.)
En el primer siglo los milagros ayudaron a acreditar a Jesús y, después de él, a la congregación cristiana en sus comienzos. Ayudaron a demostrar que Jesús era el Mesías prometido, que después de su muerte la congregación cristiana había reemplazado al Israel carnal como el pueblo especial de Dios, y que por lo tanto la Ley de Moisés ya no tenía vigencia. (Hechos 19:11-20; Hebreos 2:3, 4.)
Al pasar los días de los apóstoles pasó el tiempo de los milagros. El apóstol Pablo explicó: “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento, será eliminado. Porque tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado”. (1 Corintios 13:8-10.)
Hoy tenemos la Biblia completa, con todas las revelaciones y el consejo de Dios. Tenemos el cumplimiento de la profecía y un entendimiento adelantado de los propósitos divinos. Por eso, no hay necesidad de milagros. No obstante, el mismo espíritu de Dios que hizo posibles los milagros todavía existe, y produce resultados que dan prueba igualmente convincente del funcionamiento del poder divino. Consideraremos más sobre esto en un capítulo futuro.
[Fotografía de la página 75]
Muchos ven en lo confiable de las leyes naturales —como el que el Sol salga cada mañana— prueba de que no puede haber milagros
[Fotografía de la página 77]
La creación de la Tierra como hogar de diversas formas de vida fue un ‘prodigio’ que sucedió una sola vez
[Fotografías de la página 78]
¿Cómo explicaría usted las maravillas de la ciencia moderna a alguien de dos siglos atrás?