¿Aguantará el fuego su obra?
“Siga vigilando cada uno cómo edifica sobre [el fundamento].” (1 CORINTIOS 3:10.)
1. ¿Qué esperanza abrigan los cristianos fieles en cuanto a los futuros discípulos?
UN MATRIMONIO cristiano contempla a su hijo recién nacido. Un publicador del Reino percibe el entusiasmo y el interés en el rostro de un estudiante de la Biblia. Un anciano cristiano que enseña desde la plataforma observa en el auditorio a una persona interesada buscar ávidamente los textos en la Biblia. Estos fieles siervos de Jehová abrigan una esperanza en el corazón. No pueden menos que preguntarse: “¿Llegará esa persona a amar a Jehová y permanecerá fiel?”. Huelga decir que este resultado no es automático. Requiere esfuerzo.
2. ¿Cómo recordó el apóstol Pablo a los cristianos hebreos la importancia de la enseñanza, y qué autoexamen deberíamos hacernos?
2 El apóstol Pablo, hábil maestro, subrayó la importancia de la obra de enseñar y hacer discípulos cuando escribió: “Deberían ser maestros en vista del tiempo” (Hebreos 5:12). Los cristianos a los que escribió habían progresado poco en vista del tiempo que hacía que eran creyentes. No solo no estaban preparados para enseñar a los demás, sino que necesitaban que se les recordaran los aspectos básicos de la verdad. Hoy es conveniente que todos evaluemos periódicamente la calidad de nuestra enseñanza y veamos cómo mejorarla. Hay vidas en juego. ¿Qué podemos hacer?
3. a) ¿A qué comparó el apóstol Pablo el proceso de hacer un discípulo cristiano? b) ¿Qué gran privilegio tenemos como constructores cristianos?
3 En una ilustración más amplia, Pablo comparó el hacer discípulos a la construcción de un edificio. Empezó diciendo: “Somos colaboradores de Dios. Ustedes son campo de Dios bajo cultivo, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9). De modo que colaboramos en una obra de construcción que tiene que ver con personas; contribuimos a edificarlas como discípulos de Cristo. Lo hacemos como colaboradores de Aquel que “ha construido todas las cosas” (Hebreos 3:4). ¡Qué privilegio! Veamos cómo el consejo inspirado de Pablo a los corintios nos ayuda a efectuar esta obra con maestría. Nos centraremos particularmente en el “arte de enseñar” (2 Timoteo 4:2).
Coloquemos el fundamento correcto
4. a) ¿Qué papel desempeñó Pablo en la edificación cristiana? b) ¿Por qué puede decirse que tanto Jesús como sus oyentes conocían la importancia de un buen fundamento?
4 Para que un edificio sea estable y duradero, necesita un buen fundamento. Por ello, Pablo escribió: “Conforme a la bondad inmerecida de Dios que me fue dada, como sabio director de obras yo puse un fundamento” (1 Corintios 3:10). En una ilustración similar, Jesucristo habló de una casa que sobrevivió a una tormenta porque su constructor había escogido un fundamento sólido (Lucas 6:47-49). Jesús conocía muy bien la importancia de los fundamentos. Él estuvo presente cuando Jehová fundó la Tierraa (Proverbios 8:29-31). Las personas que oían a Jesús también valoraban los buenos fundamentos. Solo las casas que tenían buenos cimientos resistían las riadas y los terremotos que a veces se producían en Palestina. Pero ¿qué fundamento tenía presente Pablo?
5. ¿Quién es el fundamento de la congregación cristiana, y cómo se predijo?
5 Pablo escribió: “Nadie puede poner ningún otro fundamento sino lo que está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11). Esa no era la primera vez que se comparaba a Jesucristo con un fundamento. De hecho, en Isaías 28:16 se había profetizado: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Aquí voy a colocar como fundamento en Sión una piedra, una piedra probada, el precioso ángulo de un fundamento seguro’”. Jehová se había propuesto desde hacía mucho tiempo que su Hijo llegara a ser el fundamento de la congregación cristiana (Salmo 118:22; Efesios 2:19-22; 1 Pedro 2:4-6).
6. ¿Cómo puso Pablo el fundamento apropiado para los cristianos corintios?
6 ¿Cuál es el fundamento de los cristianos como individuos? Como Pablo dijo, para un cristiano verdadero no hay otro que el indicado en la Palabra de Dios: Jesucristo. Pablo puso, sin duda, tal fundamento. En Corinto, donde se concedía tanta importancia a la filosofía, no intentó impresionar a la gente con la sabiduría mundana, sino que predicó a “Cristo fijado en el madero”, lo cual las naciones rechazaban como una “necedad” (1 Corintios 1:23). Pablo enseñó que Jesús es la figura central en los propósitos de Jehová (2 Corintios 1:20; Colosenses 2:2, 3).
7. ¿Qué aprendemos de que Pablo se refiriera a sí mismo como un “sabio director de obras”?
7 Pablo dijo que él impartía tal enseñanza “como sabio director de obras”. Esta no era una declaración egotista. Era tan solo un reconocimiento de un don maravilloso que había recibido de Jehová, el de organizar o dirigir la obra (1 Corintios 12:28). Es cierto que hoy no tenemos los dones milagrosos que se otorgaron a los cristianos del siglo primero, y posiblemente tampoco nos consideremos buenos maestros. Pero, en un sentido importante, lo somos, pues Jehová nos da como ayuda su espíritu santo (compárese con Lucas 12:11, 12). Y nosotros amamos a Jehová y conocemos las enseñanzas fundamentales de su Palabra. Estos son dones verdaderamente maravillosos que podemos usar al enseñar a los demás. Resolvámonos a utilizarlos para poner el fundamento apropiado.
8. ¿De qué manera ponemos a Cristo como fundamento para los futuros discípulos?
8 Cuando ponemos a Cristo como fundamento, no lo presentamos como un niño recién nacido indefenso en un pesebre, ni como parte de una Trinidad, en el mismo plano que Jehová. No; tales ideas contrarias a las Escrituras constituyen el fundamento para los cristianos de imitación. Nosotros enseñamos que fue el hombre más grande de todos los tiempos, que entregó su vida perfecta en favor nuestro y que hoy es el Rey nombrado de Jehová que reina en el cielo (Romanos 5:8; Revelación 11:15). También procuramos motivar a nuestros estudiantes a andar en las pisadas de Jesús e imitar sus cualidades (1 Pedro 2:21). Queremos que el celo de Jesús por el ministerio, su compasión por la gente humilde y oprimida, su misericordia a los pecadores angustiados por sus culpas y su valor inquebrantable ante las pruebas ejerzan una profunda influencia en ellos. Sin duda, Jesús es un magnífico fundamento. Pero ¿qué viene luego?
Construyamos con los debidos materiales
9. Aunque Pablo se dedicó principalmente a colocar el fundamento, ¿cómo se preocupaba por aquellos que habían aceptado la verdad de su enseñanza?
9 Pablo escribió: “Ahora bien, si alguien edifica sobre el fundamento oro, plata, piedras preciosas, maderas, heno, rastrojo, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, por cuanto será revelada por medio de fuego; y el fuego mismo probará qué clase de obra es la de cada uno” (1 Corintios 3:12, 13). ¿Qué quiso decir con estas palabras? Conozcamos primero los antecedentes. Pablo se dedicó principalmente a colocar el fundamento. En sus giras misionales, viajó de ciudad en ciudad, predicando a muchas personas que nunca habían oído de Cristo (Romanos 15:20). Cuando la gente aceptaba la verdad que él enseñaba, se formaban congregaciones. Pablo se interesaba mucho por estos fieles cristianos (2 Corintios 11:28, 29). Sin embargo, la obra requería que siguiera viajando. De modo que después de pasar dieciocho meses poniendo un fundamento en Corinto, partió de allí para predicar en otras ciudades, aunque siguió interesándose mucho por la atención que otros compañeros daban a la obra que él había iniciado en aquella ciudad (Hechos 18:8-11; 1 Corintios 3:6).
10, 11. a) ¿Cómo contrastó Pablo los diferentes tipos de materiales de construcción? b) ¿Qué clases de edificios literales había probablemente en la antigua Corinto? c) ¿Qué clase de edificio es más probable que aguante el fuego, y qué lección práctica aprenden de ello los que hacen discípulos cristianos?
10 Parece ser que algunos cristianos que estaban edificando sobre el fundamento que Pablo había puesto en Corinto no lo estaban haciendo como era debido. Para llamar la atención al problema, Pablo contrasta dos tipos de materiales de construcción: oro, plata y piedras preciosas por una parte, y por otra, madera, heno y rastrojo. Se puede levantar un edificio con materiales de calidad, duraderos e incombustibles; pero también puede construirse de manera precipitada utilizando materiales desechables, temporales e inflamables. En una ciudad tan grande como Corinto, seguramente abundaban ambos tipos de edificios. Había templos imponentes hechos de grandes y costosos bloques de piedra, quizá recubiertos en parte de oro y plata o decorados con estos metales.b Esos edificios duraderos probablemente se elevaban majestuosos al lado de chozas, tugurios y tenderetes hechos de madera y cubiertos de paja.
11 ¿Qué les sucedería a esos edificios en un incendio? La respuesta era tan obvia en tiempos de Pablo como lo es hoy. De hecho, el general romano Mummio había conquistado e incendiado la ciudad de Corinto en el año 146 a.E.C. Con toda seguridad, las construcciones de madera, heno y rastrojo fueron pasto de las llamas. Pero ¿qué les sucedió a los edificios de piedra, decorados con oro y plata? Estos, con toda probabilidad, sobrevivieron. Los estudiantes que Pablo tenía en Corinto posiblemente pasaban a diario por delante de esos edificios: orgullosos supervivientes de la destrucción de sus vecinos menos duraderos. ¡Qué gráficamente comunicó Pablo esa idea! Cuando enseñamos, debemos vernos como constructores, y tenemos que trabajar con los mejores materiales, los más duraderos. De esa manera es más probable que nuestra obra permanezca. ¿Cuáles son esos materiales duraderos, y por qué es fundamental emplearlos?
¿Aguantará el fuego su obra?
12. ¿En qué sentido se podía calificar de descuidada la construcción que llevaban a cabo algunos cristianos corintios?
12 Pablo se dio cuenta de que algunos de los cristianos corintios estaban edificando mal. ¿Qué fallaba? Como indica el contexto, la congregación estaba plagada de divisiones y admiración de personalidades humanas, lo que ponía en peligro su unidad. Algunos decían: “Yo pertenezco a Pablo”, y otros: “Yo a Apolos”. Parece ser que algunos valoraban demasiado su propia sabiduría. No es de extrañar que todo ello resultara en un ambiente de pensamiento carnal e inmadurez espiritual, y también proliferaran los “celos y contiendas” (1 Corintios 1:12; 3:1-4, 18). Estas actitudes se vieron reflejadas, sin duda, en la enseñanza que se daba en la congregación y en el ministerio. Por estos motivos, su obra de hacer discípulos podía calificarse de descuidada, como una construcción realizada con materiales de poca calidad. No aguantaría el “fuego”. ¿De qué fuego hablaba Pablo?
13. ¿Qué representa el fuego de la ilustración de Pablo, y de qué deben ser conscientes todos los cristianos?
13 Hay un fuego al que todos nos enfrentamos en la vida: las pruebas de nuestra fe (Juan 15:20; Santiago 1:2, 3). Los cristianos de Corinto tenían que saber, como también nosotros hoy, que se probará a todos aquellos a quienes enseñamos la verdad. Si no les enseñamos bien, las consecuencias pueden ser desastrosas. Pablo advirtió: “Si la obra de alguien, obra que él ha edificado encima, permanece, él recibirá galardón; si la obra de alguien es quemada por completo, él sufrirá pérdida, pero él mismo será salvado; sin embargo, si así es, será como a través de fuego”c (1 Corintios 3:14, 15).
14. a) ¿Cómo pueden ‘sufrir pérdida’ todos los que hacen discípulos cristianos, pero en qué sentido pueden salvarse como a través de fuego? b) ¿Cómo podemos minimizar el riesgo de sufrir pérdida?
14 Estas son palabras que ciertamente dan en qué pensar. Puede ser muy doloroso trabajar arduamente para ayudar a alguien a hacerse discípulo, y luego verlo sucumbir a la tentación o a la persecución y, con el tiempo, abandonar el camino de la verdad. Pablo reconoce este hecho al decir que en tales casos sufrimos una pérdida. La experiencia puede ser tan dolorosa que se dice que nuestra salvación es “como a través de fuego”, como el hombre que pierde todo en un incendio y él a duras penas logra salvarse. ¿Qué podemos hacer nosotros, entonces, para minimizar el riesgo de sufrir pérdida? Edificar con materiales duraderos. Si enseñamos a los estudiantes de manera que les lleguemos al corazón, motivándolos a valorar las preciadas cualidades cristianas, como la sabiduría, el discernimiento, el temor de Jehová y la fe verdadera, construiremos con materiales duraderos e incombustibles (Salmo 19:9, 10; Proverbios 3:13-15; 1 Pedro 1:6, 7). Los que adquieran tales cualidades no dejarán de hacer la voluntad de Dios; tendrán la esperanza segura de permanecer vivos para siempre (1 Juan 2:17). Ahora bien, ¿cómo podemos llevar a la práctica la ilustración de Pablo? Veamos algunos ejemplos.
15. ¿De qué maneras evitaremos que la edificación de nuestros estudiantes de la Biblia sea descuidada?
15 Cuando enseñamos a los estudiantes de la Biblia, nunca debemos promover a los seres humanos por encima de Jehová Dios. Nuestro objetivo no es que nos vean a nosotros como la principal fuente de sabiduría. Queremos que busquen la guía en Jehová, su Palabra y su organización. Por ello, no respondemos a sus preguntas con nuestros propios puntos de vista, sino que les enseñamos a hallar las respuestas usando la Biblia y las publicaciones que provee “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47). Por la misma razón, nos guardamos de ser posesivos con nuestros estudiantes de la Biblia. No debe molestarnos el que los demás se interesen por ellos; antes bien, debemos animarlos a que ‘se ensanchen’ en sus afectos, y conozcan y aprecien a tantos miembros de la congregación como sea posible (2 Corintios 6:12, 13).
16. ¿Cómo edifican los ancianos con materiales incombustibles?
16 Los ancianos cristianos también desempeñan un papel principal en la edificación de los discípulos. Cuando enseñan a la congregación, intentan edificar con materiales incombustibles. Su enseñanza, experiencia y personalidad pueden ser muy variadas, pero ellos no se valen de esas diferencias para atraer a los discípulos tras sí (compárese con Hechos 20:29, 30). No sabemos exactamente por qué algunos corintios decían: “Yo pertenezco a Pablo”, o: “Yo a Apolos”. Pero podemos tener la seguridad de que ninguno de esos fieles ancianos promovían tal modo de pensar divisivo. Pablo no se sintió halagado por tales sentimientos; antes bien, los rechazó con fuerza (1 Corintios 3:5-7). Del mismo modo, los ancianos hoy tienen presente que pastorean “el rebaño de Dios” (1 Pedro 5:2). Este no pertenece a ningún hombre. De modo que los ancianos se mantienen firmes ante toda tendencia de dominio personal del rebaño o del cuerpo de ancianos. En tanto los ancianos estén motivados por un humilde deseo de servir a la congregación, llegar al corazón y ayudar a las ovejas a servir a Jehová de toda alma, edificarán con materiales incombustibles.
17. ¿Cómo se esfuerzan los padres cristianos por construir con materiales incombustibles?
17 A los padres cristianos también les interesa profundamente este asunto. Ellos desean de todo corazón que sus hijos vivan para siempre. Por esa razón, procuran siempre ‘inculcar’ los principios de la Palabra de Dios en su corazón (Deuteronomio 6:6, 7). No quieren que sus hijos conozcan solo la verdad como un conjunto de reglas o una letanía de hechos, sino como un modo de vivir activo, gratificante y feliz (1 Timoteo 1:11). Para que sus hijos lleguen a ser discípulos fieles de Cristo, los padres amorosos procuran emplear materiales incombustibles. Atienden pacientemente a sus hijos y les ayudan a desarraigar las cualidades que Jehová odia y a cultivar aquellas que él ama (Gálatas 5:22, 23).
¿Quién es responsable?
18. Cuando un discípulo rechaza la enseñanza sana, ¿por qué no es necesariamente culpa de quien se esfuerza por enseñarle y prepararlo?
18 Este examen plantea una importante pregunta. Si la persona a la que estamos ayudando se aparta de la verdad, ¿quiere decir que hemos fallado como maestros, que hemos edificado con materiales de poca calidad? No necesariamente. Las palabras de Pablo nos recuerdan que la edificación de los discípulos conlleva, sin lugar a dudas, una gran responsabilidad. Queremos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para edificarlos bien. Pero la Palabra de Dios no nos dice que debemos cargar con toda la responsabilidad ni que debemos sentirnos culpables cuando aquellos a quienes ayudamos se desvían de la verdad. Hay otros factores en juego aparte de nuestro papel de constructores. Por ejemplo, veamos lo que el apóstol Pablo expresa con respecto al maestro que no ha edificado bien: “Él sufrirá pérdida, pero él mismo será salvado” (1 Corintios 3:15). ¿A qué conclusión nos lleva el hecho de que se diga que el maestro al fin se salva, mientras que la personalidad cristiana que ha procurado edificar en su estudiante “es quemada” en una prueba ardiente? Pues que para Jehová el estudiante es el primer responsable de sus decisiones en cuanto a si seguirá un proceder fiel o no.
19. ¿Qué estudiaremos en el próximo artículo?
19 La responsabilidad personal o individual es un asunto de gran importancia. Nos afecta a todos. ¿Qué enseña la Biblia específicamente en cuanto a ello? Lo veremos en el próximo artículo.
[Notas]
a El ‘fundamento de la tierra’ puede referirse a las fuerzas físicas que mantienen a la Tierra, y a los demás cuerpos celestes, firmemente en su lugar. Además, se ha formado a la Tierra de tal manera que nunca ‘tambaleará’, es decir, nunca será destruida (Salmo 104:5).
b Las “piedras preciosas” que Pablo mencionó no eran necesariamente gemas, como los diamantes o los rubíes. Posiblemente se referían a piedras de construcción costosas, como el mármol, el alabastro o el granito.
c Pablo no ponía en duda la salvación del constructor, sino de su “obra”. La versión de 1992 de La Casa de la Biblia traduce así estos versículos: “Aquel cuyo edificio resista, recibirá premio; pero aquel cuyo edificio sucumba bajo las llamas, sufrirá daño. Él, sin embargo, se salvará, pero como quien a duras penas escapa de un incendio”.
¿Qué respondería?
◻ ¿Cuál es el “fundamento” del cristiano verdadero, y cómo se pone?
◻ ¿Qué aprendemos de los diferentes tipos de materiales de construcción?
◻ ¿Qué representa el “fuego”, y cómo puede hacer que algunos ‘sufran pérdida’?
◻ ¿Cómo pueden edificar con materiales incombustibles los maestros de la Biblia, los ancianos y los padres?
[Ilustración de la página 9]
En muchas ciudades antiguas, los edificios incombustibles de piedra coexistían con construcciones poco sólidas