Aceptemos siempre la disciplina de Jehová
“La disciplina de Jehová [...] no rechaces.” (PROVERBIOS 3:11.)
1. ¿Por qué debemos aceptar la disciplina que proviene de Dios?
SALOMÓN, rey del antiguo Israel, nos da a todos una buena razón para aceptar la disciplina que proviene de Dios. “La disciplina de Jehová, oh hijo mío, no rechaces —nos aconseja—; y no aborrezcas su censura, porque Jehová censura al que ama, aun como lo hace un padre a un hijo en quien se complace.” (Proverbios 3:11, 12.) En efecto, nuestro Padre celestial nos disciplina porque nos ama.
2. ¿Qué implica la disciplina, y a través de qué medios podemos recibirla?
2 La “disciplina” mencionada en la Biblia implica castigo y corrección, al igual que instrucción y educación. El apóstol Pablo escribió: “Ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia” (Hebreos 12:11). Lo cierto es que cuando aceptamos y acatamos la disciplina divina, nos mantenemos en la senda de la justicia y nos acercamos al Dios santo, Jehová (Salmo 99:5). La corrección puede venir a través de otros cristianos, de lo que oímos en las reuniones y de lo que aprendemos al estudiar la Palabra de Dios y las publicaciones del “mayordomo fiel” (Lucas 12:42-44). ¡Cuánto debemos agradecer que se nos indiquen los cambios que tenemos que efectuar! Pero ¿y si alguien ha cometido un pecado grave? ¿Qué disciplina puede ser necesaria?
Por qué se expulsa a algunas personas
3. ¿Cuándo se expulsa a un miembro de la congregación?
3 Los siervos de Dios están en condiciones de saber lo que Jehová pide de ellos, ya que estudian con diligencia la Biblia y las publicaciones cristianas. También analizan las normas de Jehová en sus reuniones y asambleas. Por ello, solo se expulsa a un miembro de la congregación si comete un pecado grave y no se arrepiente.
4, 5. ¿Qué relato presenta la Biblia sobre la expulsión de un hombre, y por qué razón se animó a la congregación a readmitirlo posteriormente?
4 Examinemos un relato bíblico relacionado con una expulsión. Sucedía que los cristianos de la congregación de Corinto estaban tolerando “tal fornicación como ni siquiera la [había] entre las naciones: que cierto hombre [tenía] la esposa de su padre”. Por eso, Pablo los instó a que “entreg[aran] a tal hombre a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu [fuera] salvado” (1 Corintios 5:1-5). Cuando fue expulsado y, por tanto, entregado a Satanás, el pecador volvió a formar parte del mundo del Diablo (1 Juan 5:19). Con esta medida, aquellos cristianos eliminaron una malvada influencia carnal de entre ellos y no perdieron el “espíritu” —o actitud dominante— que Dios deseaba en la congregación (2 Timoteo 4:22; 1 Corintios 5:11-13).
5 No mucho tiempo después, Pablo animó a los corintios a readmitir en la congregación al expulsado. ¿Por qué razón? Según explicó el apóstol, para que no fueran “alcanzados por Satanás”. Todo indica que aquel pecador se había arrepentido y volvía a llevar una vida limpia (2 Corintios 2:8-11). Si los corintios no lo readmitían, Satanás ‘los alcanzaría’ en el sentido de que conseguiría su objetivo: que fueran insensibles y no mostraran misericordia. En vista de tal advertencia, seguramente no tardaron mucho en ‘perdonar y consolar’ a este hombre arrepentido (2 Corintios 2:5-7).
6. ¿Cuál es el propósito de la expulsión?
6 Entonces, ¿cuál es el propósito de la expulsión? En primer lugar, se mantiene el santo nombre de Jehová sin mancha y se protege la buena reputación de su pueblo (1 Pedro 1:14-16). Por otro lado, al expulsar al pecador que no se arrepiente, se obedecen las normas divinas y se mantiene la pureza espiritual de la congregación. Además, esta acción correctiva puede lograr que la persona recapacite y recobre el juicio.
El arrepentimiento es esencial
7. ¿Cómo se sentía David antes de confesar sus transgresiones?
7 La mayoría de los que cometen pecados graves se arrepienten sinceramente y, por eso, no son expulsados de la congregación. Claro está, no siempre resulta fácil alcanzar el arrepentimiento verdadero. Veamos el caso del rey David de Israel. En el Salmo 32, él reconoce que durante algún tiempo ocultó pecados graves, probablemente los relacionados con Bat-seba. Como consecuencia, la angustia que sentía agotaba sus fuerzas, igual que el calor seco del verano consume la humedad de un árbol. David sufría en sentido físico y mental, pero ‘hizo confesión de sus transgresiones’ y Jehová lo perdonó (Salmo 32:3-5). De ahí que luego dijera: “Feliz es el hombre en cuya cuenta Jehová no imputa error” (Salmo 32:1, 2). ¡Qué alegría debió de sentir cuando Jehová le mostró misericordia!
8, 9. ¿Cómo demuestra el pecador que está arrepentido, y por qué es esencial el arrepentimiento para que una persona expulsada sea readmitida?
8 Es obvio, pues, que la persona que peca debe arrepentirse para que se le muestre misericordia. Sin embargo, el arrepentimiento no es un sentimiento de vergüenza ni el temor a ser descubierto. Arrepentirse significa “cambiar de actitud” con respecto a una mala acción debido al pesar que produce haber pecado. La persona arrepentida tiene el “corazón quebrantado y aplastado” y, en lo posible, se esfuerza por ‘corregir el abuso’ (Salmo 51:17; 2 Corintios 7:11).
9 El arrepentimiento es esencial para ser readmitido en la congregación cristiana. A la persona expulsada no se la readmite automáticamente en la congregación tras un período de tiempo determinado. Antes se tiene que producir un gran cambio en su corazón. El pecador debe haberse dado cuenta de la gravedad de su pecado y de la deshonra que causó a Jehová y a la congregación. Ha de arrepentirse, orar sinceramente pidiendo perdón y cumplir los justos requisitos de Dios. Cuando solicite su readmisión, debe ser capaz de probar que está arrepentido y que ya está haciendo “obras propias del arrepentimiento” (Hechos 26:20).
¿Por qué confesar?
10, 11. ¿Por qué es un error tratar de ocultar un pecado?
10 Tal vez haya quienes piensen: “Si le cuento a alguien lo que he hecho, tendré que responder preguntas embarazosas y puede que me expulsen. Pero si me quedo callado, nadie de la congregación se va a enterar”. Sin embargo, la persona que razona así no tiene en cuenta algunos factores importantes. ¿Cuáles?
11 Jehová es “un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado”. Aun así, también corrige a su pueblo “hasta el grado debido” (Éxodo 34:6, 7; Jeremías 30:11). Ahora bien, ¿cómo nos va a mostrar misericordia si tratamos de ocultar un pecado grave que hayamos cometido? No olvidemos que él sabe lo que hemos hecho y no pasará simplemente por alto los pecados (Proverbios 15:3; Habacuc 1:13).
12, 13. ¿Qué puede ocurrirle a alguien que trata de ocultar su pecado?
12 Por lo tanto, si uno ha cometido un pecado grave, confesarlo le ayudará a recuperar la buena conciencia (1 Timoteo 1:18-20). Pero si no lo hace, su conciencia quedará contaminada y puede llevarle a seguir pecando. Conviene recordar algo importante: la persona que peca no lo hace solamente contra otro ser humano o la congregación, sino contra Dios. El salmista cantó: “Jehová... en los cielos está su trono. Sus propios ojos contemplan, sus propios ojos radiantes examinan a los hijos de los hombres. Jehová mismo examina al justo así como al inicuo” (Salmo 11:4, 5).
13 Dios no va a bendecir a nadie que oculta un pecado grave e intenta permanecer en el entorno puro de la congregación cristiana (Santiago 4:6). De modo que quien haya pecado y quiera hacer lo que está bien debe ser honesto y no dudar en confesar. De lo contrario, la conciencia le molestará, en especial cuando lea o escuche consejos sobre las faltas que haya cometido. Es más, ¿y si Jehová decidiera retirarle su espíritu, como hizo en el caso del rey Saúl? (1 Samuel 16:14.) Sin su espíritu, podría cometer pecados aún más graves.
Confiemos en hermanos fieles
14. ¿Por qué debe seguir el consejo de Santiago 5:14, 15 el cristiano que ha pecado?
14 Entonces, ¿qué debe hacer el cristiano que ha pecado y está arrepentido? “Que llame a sí a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, untándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará.” (Santiago 5:14, 15.) Una forma de producir “fruto propio del arrepentimiento” es pedir ayuda a los ancianos (Mateo 3:8). Estos hombres fieles y amorosos ‘orarán sobre él y lo untarán con aceite en el nombre de Jehová’. Al igual que un aceite balsámico, sus consejos basados en la Biblia darán alivio y consuelo a todo el que de verdad esté arrepentido (Jeremías 8:22).
15, 16. ¿Cómo imitan los ancianos cristianos el ejemplo de Jehová expuesto en Ezequiel 34:15, 16?
15 A este respecto, podemos aprender mucho de nuestro amoroso Pastor, Jehová. Él nos puso el mejor ejemplo al liberar a los judíos del cautiverio babilónico en el 537 antes de nuestra era y al Israel espiritual de “Babilonia la Grande” en 1919 (Revelación 17:3-5; Gálatas 6:16). Así cumplió lo que había prometido: “Yo mismo apacentaré a mis ovejas, y yo mismo haré que se recuesten [...]. A la perdida buscaré, y a la dispersada traeré de vuelta, y a la quebrada vendaré y a la doliente fortaleceré” (Ezequiel 34:15, 16).
16 Jehová alimentó a sus “ovejas”, las recostó en un lugar seguro y buscó a las que estaban perdidas. Imitando su ejemplo, los pastores cristianos se aseguran de que el rebaño de Dios esté bien alimentado y protegido. También se preocupan de buscar a las ovejas que se alejan de la congregación. Tal como Dios ‘vendó a la quebrada’, estos superintendentes “vendan” a las ovejas que han sido heridas, ya sea por las palabras de otras personas o por sus propias acciones. Y al igual que Jehová ‘fortaleció a la doliente’, los ancianos ayudan a los que están enfermos en sentido espiritual, quizás a causa de los errores que ellos mismos han cometido.
Cómo dan ayuda los pastores cristianos
17. ¿Por qué no debemos dudar en pedir ayuda a los ancianos?
17 Los ancianos obedecen con gusto este mandato: “Continúen mostrando misericordia [...], haciéndolo con temor” (Judas 23). Es cierto que los cristianos que han caído en la inmoralidad sexual han pecado gravemente. Con todo, si se arrepienten de corazón, pueden esperar que los ancianos los traten con misericordia y amor, pues estos tienen el sincero deseo de ayudarlos en sentido espiritual. Hablando por todos los superintendentes, Pablo dijo: “No que seamos nosotros amos sobre la fe de ustedes, sino que somos colaboradores para su gozo” (2 Corintios 1:24). Así pues, nunca dudemos en pedir ayuda a los ancianos.
18. ¿Cómo tratan los ancianos a sus hermanos cristianos que han cometido un pecado?
18 ¿Por qué pueden confiar en los ancianos quienes hayan cometido un mal grave? Porque ante todo son pastores del rebaño de Dios (1 Pedro 5:1-4). Ningún pastor amoroso golpea a un dócil cordero porque este se haya lastimado. Así mismo, cuando un hermano cristiano comete un error, la preocupación de los ancianos no es castigarlo por su pecado. Más bien, siempre que sea posible, tratan de ayudarlo a recuperarse en sentido espiritual (Santiago 5:13-20). Los ancianos deben juzgar con justicia y “[tratar] al rebaño con ternura” (Hechos 20:29, 30; Isaías 32:1, 2). Como todos los demás cristianos, tienen que ‘ejercer justicia, amar la bondad y ser modestos al andar con Dios’ (Miqueas 6:8). Y estas cualidades son fundamentales cuando deben tomar decisiones relacionadas con la vida y el servicio sagrado de ‘las ovejas del apacentamiento de Jehová’ (Salmo 100:3).
Como los pastores de la antigüedad, los ancianos cristianos “vendan” a las ovejas de Dios que están heridas
19. ¿Con qué actitud tratan los ancianos de reajustar al cristiano que ha pecado?
19 Además, los pastores cristianos son nombrados por espíritu santo y se dejan guiar por él. Por eso, en caso de que “un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta” —es decir, si inadvertidamente cae en la trampa del pecado—, estos cristianos que tienen las debidas cualidades espirituales tratan de “reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad” (Gálatas 6:1; Hechos 20:28). En efecto, los ancianos corrigen la forma de pensar de esa persona con apacibilidad, al mismo tiempo que apoyan con firmeza las normas divinas. Se los puede comparar al médico considerado que, cuando tiene que acomodar un hueso roto, trata de hacerlo con cuidado a fin de causar el menor dolor posible (Colosenses 3:12). Tengamos presente que los ancianos oran y consultan la Biblia antes de tomar cualquier decisión. Por lo tanto, la misericordia que muestren a la persona reflejará el punto de vista de Dios (Mateo 18:18).
20. ¿Cuándo puede ser necesario anunciar a la congregación que alguien ha sido censurado?
20 Si el pecado es ampliamente conocido o no cabe duda de que lo será, puede que sea apropiado leer un anuncio de censura ante la congregación para proteger su reputación. También se hará un anuncio si se considera necesario informar a la congregación. Mientras se recupera en sentido espiritual, la persona censurada por un comité judicial puede compararse a alguien que se está recuperando de una herida física y está limitado en lo que puede hacer. Durante algún tiempo, es probable que lo más beneficioso para ese cristiano sea escuchar en las reuniones en vez de comentar. Tal vez los ancianos juzguen oportuno que alguien estudie la Biblia con él para fortalecerlo y ayudarlo en los aspectos que necesite, de modo que pueda volver a estar ‘saludable en la fe’ (Tito 2:2). En realidad, es el amor lo que impulsa todas estas medidas, y no la intención de castigar al pecador.
21. ¿Cómo pueden atenderse ciertas situaciones en las que se ha cometido un pecado?
21 Los ancianos pueden dar ayuda espiritual de diversas maneras. Por ejemplo, quizá un hermano que en el pasado tuvo problemas con el alcohol beba en exceso en una o dos ocasiones estando solo en su hogar. O supongamos que un cristiano que dejó hace mucho el vicio del tabaco haya fumado a solas una o dos veces en momentos de debilidad. En casos como estos, aunque el hermano haya orado y crea que Dios lo ha perdonado, debe pedir ayuda a un anciano para evitar que ese pecado se convierta en una costumbre. Este tipo de situaciones pueden ser atendidas por uno o dos ancianos. Sin embargo, siempre deberá informarse el asunto al superintendente presidente, pues puede haber otros factores implicados.
Aceptemos siempre la disciplina de Dios
22, 23. ¿Por qué debemos aceptar siempre la disciplina de Jehová?
22 A fin de contar con la aprobación divina, todo cristiano debe prestar atención a la disciplina de Jehová (1 Timoteo 5:20). Así pues, dejémonos corregir cuando estudiamos la Biblia y las publicaciones cristianas o cuando se nos aconseja en las reuniones y asambleas de los testigos de Jehová. Nunca nos descuidemos en cuanto a hacer la voluntad divina. De esta manera, la disciplina de Dios será para nosotros como un resistente muro espiritual que nos protegerá del pecado.
23 Aceptar la disciplina que proviene de Jehová nos permitirá mantenernos en el amor de Dios. Es cierto que algunas personas han sido expulsadas de la congregación cristiana, pero eso no nos pasará a nosotros si ‘salvaguardamos el corazón’ y ‘andamos como sabios’ (Proverbios 4:23; Efesios 5:15). Ahora bien, ¿qué hay de quienes ya han sido expulsados de la congregación? Si usted se halla en esa situación, ¿por qué no da los pasos necesarios para ser readmitido? Dios desea que todos los que nos hemos dedicado a él lo adoremos fielmente y con “gozo de corazón” (Deuteronomio 28:47). Y podremos hacerlo por la eternidad si siempre aceptamos la disciplina de Jehová (Salmo 100:2).