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Mire más allá de lo que ve ahoraLa Atalaya 1996 | 15 de febrero
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Considere pasajeras las tribulaciones actuales
Inevitablemente, día tras día vemos cosas que no quisiéramos ver. Una mirada al espejo nos revela con claridad nuestros defectos físicos, indicaciones de nuestra imperfección física. Cuando miramos detenidamente en el espejo de la Palabra de Dios, vemos defectos espirituales en nosotros y en los demás. (Santiago 1:22-25.) Y cuando leemos el diario o vemos la televisión, los informes sobre injusticias, crueldades y tragedias captan de inmediato nuestra atención y nos entristecen.
Satanás quiere que las cosas que vemos nos desanimen o nos desvíen de nuestro servicio a Dios y que empecemos a flaquear en la fe. ¿Cómo podemos evitar que esto nos ocurra? Tenemos que seguir el ejemplo de Jesucristo, como nos recomendó el apóstol Pedro cuando escribió: “De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención”. (1 Pedro 2:21.) Jesús fue el ejemplo perfecto en todo aspecto del vivir cristiano.
Al señalar a Jesús como nuestro modelo, Pedro recalcó el hecho de que sufrió. En realidad, Jesús sufrió muchísimo cuando estuvo en la Tierra. En su calidad de “obrero maestro” de Jehová que estuvo presente durante la creación de la humanidad, sabía exactamente lo que Dios quería que fueran los seres humanos. (Proverbios 8:30, 31.) Pero cuando vivió en la Tierra, vio personalmente lo que el pecado y la imperfección habían hecho de ellos. Todos los días vio las imperfecciones y debilidades de la gente y tuvo que hacerles frente. Aquello debió ser una prueba para él. (Mateo 9:36; Marcos 6:34.)
Además de ver las tribulaciones ajenas, Jesús también vio las suyas. (Hebreos 5:7, 8.) Pero como tenía una vista espiritual perfecta, miró más allá, al galardón de ser resucitado a vida inmortal por seguir un proceder de integridad. Luego, en calidad de Rey Mesiánico, tendría el privilegio de sacar a la humanidad afligida de su condición degradada y elevarla al estado de perfección que Jehová se había propuesto que tuviera originalmente. Mantener la vista enfocada en estas perspectivas futuras invisibles ayudó a Jesús a permanecer gozoso en su servicio piadoso pese a las tribulaciones que veía de día en día. Pablo después escribió: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios”. (Hebreos 12:2.)
Jesús nunca permitió que ni las dificultades ni las circunstancias difíciles lo desanimaran, lo desviaran o le hicieran flaquear en su fe. Como sus discípulos, nosotros debemos seguir su ejemplo sublime con sumo cuidado. (Mateo 16:24.)
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Mire más allá de lo que ve ahoraLa Atalaya 1996 | 15 de febrero
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Pablo pasó a decir: “Porque aunque la tribulación es momentánea y liviana, obra para nosotros una gloria que es de más y más sobrepujante peso y es eterna;
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