¿Puede la Biblia ayudarle a educar a sus hijos?
LA ORQUÍDEA es una planta de flores muy hermosas, pero difícil de cultivar, pues para lograrlo hay que controlar la temperatura y la iluminación y tener en cuenta el tamaño de la maceta. Además, esta planta es sensible al suelo y a los fertilizantes, y resulta un blanco fácil de enfermedades e insectos. Por eso, no es nada extraño que el primer intento de cultivar una orquídea fracase.
Educar a los hijos es mucho más difícil y complejo que cultivar una planta, y también exige considerables atenciones. De ahí que los padres suelan dudar respecto al tipo de crianza que deben dar a sus hijos. Muchos sienten que necesitan ayuda, tal como la persona que quiere cultivar orquídeas necesita el asesoramiento de un experto. Sin duda todos los padres desean la mejor guía. ¿Dónde pueden hallarla?
Aunque la Biblia no es un manual sobre la crianza de los hijos, el Creador inspiró a sus escritores para que incluyeran muchos consejos prácticos sobre el tema. Las Escrituras destacan el valor de cultivar buenas cualidades, algo que, en opinión de muchos, suele pasarse por alto (Efesios 4:22-24). En este sentido, los consejos bíblicos representan un elemento esencial de la educación equilibrada. Dichos consejos han beneficiado ya a miles de personas que los han aplicado, sin importar la época en que hayan vivido o sus antecedentes culturales. Por ello, seguir las recomendaciones divinas puede ayudarle a tener éxito en la crianza de sus hijos.
El ejemplo de los padres es la mejor lección
“Tú, sin embargo, el que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, el que predicas: ‘No hurtes’, ¿hurtas? Tú, el que dices: ‘No cometas adulterio’, ¿cometes adulterio?” (Romanos 2:21, 22.)
El presidente de la Junta de Educación de Seúl dijo: “El ejemplo de palabra y obra es la mejor lección que puede darse a los hijos”. Si los padres imparten instrucciones concretas a su hijo pero no las acompañan de un buen ejemplo de habla y conducta, el niño no tardará en llegar a la conclusión de que sus padres son unos hipócritas, y lo que estos digan perderá valor. Por ejemplo, si quieren inculcar honradez en el niño, ellos mismos deben demostrarla. Algunos padres, cuando no quieren contestar una llamada telefónica, mandan a sus hijos que digan a la persona: “Lo siento, papá (o mamá) no está en casa”. El niño que recibe esta instrucción se sentirá avergonzado y confundido. Con el tiempo, es probable que si se halla en una situación difícil, él también empiece a mentir sin sentir ningún remordimiento. Por eso, si los padres de veras quieren que su hijo sea una persona honrada, ellos mismos tienen que hablar y comportarse en consecuencia.
¿Desea enseñar a su hijo a hablar respetuosamente? Entonces, ponga usted el ejemplo; su hijo lo imitará enseguida. Sung-sik, padre de cuatro hijos, afirma: “Mi esposa y yo decidimos no usar lenguaje ofensivo. Nos hablábamos con respeto y no alzábamos la voz cuando nos disgustábamos. El buen ejemplo surtió mejor efecto que las simples palabras. Nos alegra que nuestros hijos sean respetuosos y corteses cuando hablan con otras personas”. La Biblia dice en Gálatas 6:7: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará”. Si los padres desean que sus hijos tengan normas morales elevadas, ellos mismos deben demostrar que viven en conformidad con dichas normas.
Comuníquese francamente con sus hijos
“Tienes que [inculcar los mandamientos de Dios] en tu hijo y hablar de [ellos] cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6:7.)
Existe una tendencia creciente a trabajar horas extraordinarias. Cuando tanto el padre como la madre tienen un empleo, las consecuencias se dejan sentir. Muchos padres pasan cada vez menos tiempo con sus hijos. Mientras están en casa, tienen que encargarse de los quehaceres domésticos y de otras tareas, y es probable que terminen agotados. En esas circunstancias, ¿cómo se logra mantener una buena comunicación con los hijos? Suelen presentarse oportunidades de hablar con ellos si se realizan los quehaceres juntos. Un cabeza de familia hasta se deshizo del televisor con el objetivo de pasar más tiempo conversando con sus hijos. Él comentó: “Al principio los niños se aburrían, pero cuando vieron que participaba con ellos en juegos de acertijos y que hablábamos de libros interesantes, llegaron a aceptar el cambio”.
Es importante que los niños se acostumbren a comunicarse con los padres desde tierna edad. De lo contrario, cuando sean adolescentes y quizás afronten problemas, no verán a sus padres como amigos con quienes hablar. ¿Cómo se puede ayudar a los hijos a que abran su corazón? Proverbios 20:5 dice: “El consejo en el corazón del hombre es como aguas profundas, pero el hombre de discernimiento es el que lo sacará”. Una forma de lograr que los hijos expresen sus opiniones y sentimientos es utilizar preguntas de punto de vista, como por ejemplo: “¿Qué opinas tú?”.
¿Qué hará usted si su hijo comete una falta grave? Es en ese momento cuando el niño necesita que lo traten con bondad y consideración. Domine sus emociones mientras escucha a su hijo. Un padre explica así cómo se encarga de ese tipo de situaciones: “Si mis hijos se comportan mal, trato de no reaccionar de forma exagerada. Me siento y los escucho. Me esfuerzo por comprender la situación. Cuando se me hace difícil controlar el enfado, espero un rato hasta que me tranquilizo”. Si usted domina sus emociones y escucha, la corrección que administre será más fácil de aceptar.
Es esencial que la disciplina se base en el amor
“Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efesios 6:4.)
Para obtener buenos resultados, es importante que se administre disciplina amorosa de la manera adecuada. ¿Cómo podrían los padres ‘irritar a sus hijos’? Si la disciplina no se corresponde con la gravedad del mal o se administra de forma muy crítica, los hijos se resistirán a aceptarla. La disciplina siempre debe darse con amor (Proverbios 13:24). Si usted razona con sus hijos, ellos comprenderán que los disciplina porque los ama (Proverbios 22:15; 29:19).
Por otro lado, es conveniente que los niños experimenten las consecuencias no deseadas de su mal comportamiento. Por ejemplo, si el niño comete una falta contra otra persona, usted puede insistir en que se disculpe. Cuando no respeta las reglas familiares, se le pueden imponer ciertas restricciones para destacar la importancia de la obediencia.
Es recomendable administrar la disciplina en el momento apropiado. Eclesiastés 8:11 señala: “Por cuanto la sentencia contra una obra mala no se ha ejecutado velozmente, por eso el corazón de los hijos de los hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo”. De igual manera, muchos niños tratarán de ver si pueden evitar el castigo por su mal comportamiento. Por consiguiente, una vez que haya advertido a su hijo que lo disciplinará si comete cierto mal, asegúrese de cumplir su palabra.
El entretenimiento sano es valioso
“Hay un [...] tiempo de reír [...] y [un] tiempo de dar saltos.” (Eclesiastés 3:1, 4.)
Los ratos de ocio y el entretenimiento sano y equilibrado son necesarios para el desarrollo mental y físico del niño. Cuando padres e hijos participan juntos en actividades recreativas, los vínculos familiares se fortalecen y los niños se sienten seguros. ¿De qué pasatiempos agradables puede disfrutar una familia? Si lo piensa, verá que existen muchos; por ejemplo, deportes al aire libre como pasear en bicicleta o juegos de pelota como el tenis, el bádminton y el voleibol. Imagínese también los buenos ratos que se pueden pasar si tocan juntos instrumentos musicales. Y es posible que viajar a lugares cercanos para disfrutar de la naturaleza se convierta en una fuente de hermosos recuerdos.
Tales situaciones ofrecen a los padres la oportunidad de inculcar en sus hijos un punto de vista equilibrado del entretenimiento. Un cristiano que tiene tres hijos contó: “Participo en las actividades recreativas de mis hijos siempre que puedo. Por ejemplo, si están jugando con la computadora, les pregunto de qué tratan los juegos. Cuando me los explican con entusiasmo, aprovecho la oportunidad para hablarles de los peligros del esparcimiento malsano. He observado que rechazan la diversión inapropiada”. Lo cierto es que los niños que disfrutan de la recreación en familia se sienten menos inclinados a entretenerse con programas de televisión, vídeos, películas o juegos en línea que muestran escenas de violencia, inmoralidad y consumo de drogas.
Ayude a sus hijos a conseguir buenos amigos
“El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.” (Proverbios 13:20.)
Un padre cristiano que tuvo buenos resultados al criar cuatro hijos dijo: “Es de suma importancia la clase de amigos que ellos escogen. Basta con un mal amigo para dañar todo el trabajo de los padres”. A fin de ayudar a sus hijos a elegir bien sus amistades, él les hacía preguntas discretas, como: “¿Quién es tu mejor amigo? ¿Por qué te agrada? ¿En qué lo imitarías?”. Otro padre pide a sus hijos que inviten a sus mejores amigos a casa. De ese modo, puede observarlos y dar a sus hijos cualquier consejo necesario.
También es importante enseñar a los niños a entablar amistad no solo con personas de su edad, sino también con adultos. Bum-sun, padre de tres hijos, dice: “Ayudo a mis hijos a comprender que pueden tener amigos mayores que ellos, como fue el caso de David y Jonatán, mencionados en la Biblia. Por eso, invito a cristianos de todas las edades para que se relacionen con mis hijos. Como resultado, ellos tratan con muchas personas, no solo con niños”. Relacionarse con adultos ejemplares da a los jovencitos la oportunidad de aprender muchas cosas.
Usted puede tener éxito en la educación de sus hijos
Una encuesta realizada en Estados Unidos reveló que muchos padres que intentaron inculcar en sus hijos cualidades como el autodominio, la autodisciplina y la honradez no obtuvieron muy buenos resultados. ¿Por qué es tan difícil lograrlo? Una de las madres encuestadas comentó: “Es triste, pero la única manera de proteger a nuestros hijos es encerrarlos en una habitación y no permitir que salgan al mundo”. Ella se refería a que el ambiente en el que ahora crecen los niños es peor que nunca. En tal situación, ¿es realmente posible educar bien a los hijos?
Si usted quisiera cultivar una orquídea, pero temiera que se marchitase, tal vez se desanimaría. Pero sin duda se sentiría tranquilo si un experto en el cultivo de orquídeas le diera algunas buenas ideas y le asegurara: “Tendrás éxito si lo haces de esta manera”. Jehová, la Autoridad Suprema de la naturaleza humana, nos indica cuál es la mejor manera de criar a los hijos. Él dice: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él” (Proverbios 22:6). Si usted educa a sus hijos en conformidad con los consejos bíblicos, es muy probable que disfrute de verlos crecer hasta convertirse en adultos responsables, considerados, con buena moralidad. En ese caso, no solo contarán con el amor del prójimo, sino lo que es más importante aún, con el amor de nuestro Padre celestial, Jehová.