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Dios realiza su propósito mediante una administraciónLa Atalaya 2006 | 15 de febrero
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Dios realiza su propósito mediante una administración
“[Dios] opera todas las cosas conforme a la manera como su voluntad aconseja.” (EFESIOS 1:11.)
1. ¿Con qué fin se reunirán todas las congregaciones de los testigos de Jehová el 12 de abril de 2006?
LA NOCHE del miércoles 12 de abril de 2006 se congregarán en todo el mundo unos dieciséis millones de personas para celebrar la Cena del Señor. Todos los lugares de reunión dispondrán de una mesa con pan sin levadura, el cual representa el cuerpo de Cristo, y vino tinto, que simboliza la sangre que él derramó. Hacia el final de un discurso que explicará el significado de la Conmemoración de la muerte de Jesús, se pasarán entre los asistentes estos emblemas: primero el pan, y luego el vino. En un número relativamente pequeño de congregaciones de los testigos de Jehová habrá una o más personas que participarán de ellos, pero no será así en el caso de la mayor parte. ¿Por qué participan de los emblemas solo unos cuantos cristianos (aquellos que esperan vivir en el cielo), mientras que la mayoría (aquellos que esperan vivir para siempre en la Tierra) no lo hace?
2, 3. a) ¿En qué orden llevó a cabo Jehová la creación, según su propósito? b) ¿Con qué propósito creó Jehová la Tierra y al hombre?
2 Jehová Dios tiene un propósito, y para realizarlo “opera todas las cosas conforme a la manera como su voluntad aconseja” (Efesios 1:11). En primer lugar, creó a su Hijo unigénito (Juan 1:1, 14; Revelación [Apocalipsis] 3:14). Después, mediante este Hijo, creó una familia de hijos espirituales y, por último, el universo físico, que incluye la Tierra y el hombre que la habita (Job 38:4, 7; Salmo 103:19-21; Juan 1:2, 3; Colosenses 1:15, 16).
3 Jehová no creó la Tierra para que fuera un lugar donde probar a los humanos antes de convertirlos en miembros de su familia celestial, como enseñan muchas iglesias de la cristiandad. Él la formó con un propósito específico: “para ser habitada” (Isaías 45:18). Dios hizo la Tierra para el hombre, y al hombre para la Tierra (Salmo 115:16). El entero planeta habría de ser un paraíso habitado por personas justas que lo cultivaran y lo cuidaran. A la primera pareja humana nunca se le dio a entender que su destino final sería el cielo (Génesis 1:26-28; 2:7, 8, 15).
Se desafía el propósito de Jehová
4. ¿Cómo se desafió desde el principio de la historia humana el modo como Jehová ejerce la soberanía?
4 Un hijo espiritual de Dios se rebeló contra Jehová, convirtiéndose así en Satanás, e intentó frustrar su propósito abusando del don divino del libre albedrío. Perturbó la paz de quienes se someten por amor a la soberanía de Jehová e hizo que nuestros primeros padres se independizaran de Dios (Génesis 3:1-6). No negó que Jehová fuera poderoso, pero sí desafió su modo de ejercer la soberanía y, por tanto, su derecho a gobernar. Así fue como, desde el mismísimo principio de la historia humana, surgió en la Tierra la gran cuestión de la soberanía de Jehová.
5. ¿Qué cuestión secundaria surgió, y a quiénes afectaba?
5 En los días de Job, Satanás hizo surgir una cuestión secundaria que está relacionada con la cuestión primordial de la soberanía universal. Puso en tela de juicio los motivos por los que las criaturas de Jehová se someten a él y le sirven, insinuando que lo hacían movidas por el egoísmo y que se volverían contra él si se las ponía a prueba (Job 1:7-11; 2:4, 5). Aunque tal desafío implicó a un siervo humano de Jehová, también afectaba a sus hijos espirituales, incluso a su Hijo unigénito.
6. ¿Cómo se mantuvo Jehová fiel a su propósito y a su nombre?
6 Fiel a su propósito y al significado de su nombre, Jehová mismo llegó a ser Profeta y Salvador.a Dijo a Satanás: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón” (Génesis 3:15). Mediante la Descendencia de su “mujer”, o la parte celestial de su organización, Jehová respondería al desafío de Satanás y daría a los hijos de Adán la esperanza de tener vida y salvación (Romanos 5:21; Gálatas 4:26, 31).
“El secreto sagrado de su voluntad”
7. ¿Qué propósito reveló Jehová mediante el apóstol Pablo?
7 En su carta a los cristianos de Éfeso, el apóstol Pablo da una magnífica explicación de la manera como Jehová dirige los asuntos para llevar a cabo su propósito. Él escribió: “Nos dio a conocer el secreto sagrado de su voluntad. Es según su beneplácito que él se propuso en sí mismo para una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra” (Efesios 1:9, 10). El glorioso propósito de Jehová es producir un universo unido, habitado por criaturas que se sometan a su soberanía por amor (Revelación 4:11). De este modo, su nombre será santificado, Satanás quedará como lo que es: un mentiroso, y se hará la voluntad divina “como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:10).
8. ¿Qué significa la palabra traducida por “administración”?
8 Según el “beneplácito” de Jehová, él realizará su propósito mediante “una administración”. Pablo usó aquí una palabra cuyo significado literal es “administración doméstica”. Esta expresión se refiere a la forma de manejar los asuntos, y no a un gobierno en sí, como lo es el Reino mesiánico.b La extraordinaria manera como Jehová administraría los asuntos para cumplir su propósito entrañaba un “secreto sagrado” que iría revelándose poco a poco a lo largo de los siglos (Efesios 1:10; 3:9, notas).
9. ¿Cómo fue revelando gradualmente Jehová el secreto sagrado de su voluntad?
9 Mediante una serie de pactos, Jehová reveló gradualmente cómo se desarrollaría su propósito relativo a la Descendencia que él había prometido en Edén. La promesa vinculada al pacto abrahámico indicó que la futura Descendencia vendría a la Tierra del linaje de Abrahán y que sería el medio por el cual se bendecirían “todas las naciones de la tierra”. Este pacto también dio a entender que habría otras personas asociadas a la parte principal de la descendencia (Génesis 22:17, 18). El pacto de la Ley que se celebró con el Israel carnal reveló el propósito de Jehová de formar “un reino de sacerdotes” (Éxodo 19:5, 6). El pacto con David mostró que la Descendencia sería el Rey de un Reino que duraría por tiempo indefinido (2 Samuel 7:12, 13; Salmo 89:3, 4). Una vez que el pacto de la Ley condujo a los judíos hasta el Mesías, Jehová dio a conocer otros detalles sobre el cumplimiento de su propósito (Gálatas 3:19, 24). Los seres humanos que estarían asociados a la parte principal de la descendencia formarían el predicho “reino de sacerdotes” y entrarían en “un nuevo pacto” como un nuevo “Israel”, un Israel espiritual (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:7-9).c
10, 11. a) ¿Cómo reveló Jehová la identidad de la predicha Descendencia? b) ¿Con qué propósito vino el Hijo unigénito de Dios a la Tierra?
10 En conformidad con la administración del propósito divino, cuando llegó el tiempo de que la predicha Descendencia apareciera en la Tierra, Jehová envió al ángel Gabriel para que anunciara a María que daría a luz un hijo, a quien debía poner por nombre Jesús. “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo —dijo el ángel—; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Lucas 1:32, 33.) Y así se dio a conocer la identidad de la predicha Descendencia (Gálatas 3:16; 4:4).
11 El Hijo unigénito de Jehová tenía que venir a la Tierra para ser probado hasta lo último. En sus manos estaba la respuesta perfecta al desafío que había lanzado Satanás. ¿Le sería fiel a su Padre? La contestación a esta pregunta formaba parte de un secreto sagrado. El apóstol Pablo explicó más tarde el papel de Jesús: “Se reconoce que el secreto sagrado de esta devoción piadosa es grande: ‘Él fue puesto de manifiesto en carne, fue declarado justo en espíritu, se apareció a ángeles, fue predicado entre naciones, fue creído en el mundo, fue recibido arriba en gloria’” (1 Timoteo 3:16). En efecto, por su inquebrantable fidelidad hasta la muerte, Jesús proporcionó la respuesta definitiva al desafío del Diablo. Con todo, aún quedaban por descubrirse otros detalles del secreto sagrado.
“El secreto sagrado del reino de Dios”
12, 13. a) ¿Cuál es uno de los aspectos del “secreto sagrado del reino de Dios”? b) ¿Qué tendría que hacer Jehová para que un número limitado de seres humanos fuera al cielo?
12 En uno de sus viajes de predicación por Galilea, Jesús señaló que el secreto sagrado estaba íntimamente ligado a su Reino mesiánico. Dirigiéndose a sus discípulos, dijo: “A ustedes se concede entender los secretos sagrados del reino de los cielos”, o “del reino de Dios”, según Marcos 4:11 (Mateo 13:11). Un aspecto de dicho secreto consistía en que Jehová seleccionaría un “rebaño pequeño” de 144.000 humanos que estarían asociados con su Hijo como parte de la descendencia y que reinarían con él en el cielo (Lucas 12:32; Revelación 14:1, 4).
13 Puesto que los seres humanos fueron creados para vivir en la Tierra, Jehová tendría que efectuar “una nueva creación” a fin de que algunos fueran al cielo (2 Corintios 5:17). El apóstol Pedro, uno de los que abrigaba tan excepcional esperanza, escribió: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque, según su gran misericordia, nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes” (1 Pedro 1:3, 4).
14. a) ¿Qué participación tendrían personas no judías en “el secreto sagrado del reino de Dios”? b) ¿Qué hace posible que entendamos estas “cosas profundas de Dios”?
14 Otro elemento del secreto sagrado relacionado con el futuro Reino era que Dios se proponía incluir a personas no judías en el pequeño grupo que reinaría con Cristo en el cielo. Pablo explicó del siguiente modo esta faceta de la “administración” de Jehová, es decir, de la manera como él realiza su propósito: “En otras generaciones este secreto no fue dado a conocer a los hijos de los hombres como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por espíritu, a saber, que gente de las naciones hubieran de ser coherederos y miembros del cuerpo y participantes con nosotros de la promesa en unión con Cristo Jesús mediante las buenas nuevas” (Efesios 3:5, 6). A los “santos apóstoles” se les reveló esta parte del secreto sagrado. Así mismo hoy día, si no fuera por la ayuda del espíritu santo, resultaría imposible comprender estas “cosas profundas de Dios” (1 Corintios 2:10; 4:1; Colosenses 1:26, 27).
15, 16. ¿Por qué eligió Jehová de entre la humanidad a los gobernantes asociados de Cristo?
15 Se dice que los “ciento cuarenta y cuatro mil” que están de pie con “el Cordero”, Jesucristo, en el monte Sión celestial fueron “comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero” (Revelación 14:1-4). Jehová escogió al primero de sus hijos celestiales para que fuera la parte principal de la descendencia prometida en Edén; sin embargo, eligió a los asociados de Cristo de entre la humanidad. ¿Por qué razón? El apóstol Pablo explica que los integrantes de este grupo limitado fueron “llamados según [el] propósito” de Jehová, “según el beneplácito de su voluntad” (Romanos 8:17, 28-30; Efesios 1:5, 11; 2 Timoteo 1:9).
16 El propósito de Jehová es santificar su gran nombre y vindicar su soberanía universal. Mediante su incomparablemente sabia “administración”, o forma de manejar los asuntos, Jehová envió a su Hijo unigénito a la Tierra, donde fue probado hasta el final. De igual manera, determinó que el Reino mesiánico de su Hijo incluyera a seres humanos que también hubieran defendido su soberanía hasta la muerte (Efesios 1:8-12; Revelación 2:10, 11).
17. ¿Por qué nos alegra saber que Cristo y sus gobernantes asociados vivieron antes como seres humanos?
17 Jehová demostró su inmenso amor por los descendientes de Adán al enviar a su Hijo a la Tierra y seleccionar de entre ellos a los coherederos de su Hijo en el Reino. ¿Cómo beneficiaría esto a los que han sido fieles a Jehová desde Abel en adelante? Al nacer como esclavos del pecado y la muerte, los humanos imperfectos necesitarían ser sanados física y espiritualmente y llevados a la perfección, de acuerdo con el propósito original de Jehová (Romanos 5:12). ¡Qué consolador es para todos los que anhelan la vida eterna en la Tierra saber que su Rey les mostrará el mismo amor y comprensión que mostró a sus discípulos durante su ministerio terrestre! (Mateo 11:28, 29; Hebreos 2:17, 18; 4:15; 7:25, 26.) ¡Y cuánta seguridad les da comprender que los reyes y sacerdotes que estarán con Cristo en el cielo fueron antes hombres y mujeres de fe que lucharon contra sus propias debilidades y experimentaron cambios en la vida como todos nosotros! (Romanos 7:21-25.)
El propósito de Jehová es infalible
18, 19. ¿Por qué son más claras ahora las palabras de Pablo en Efesios 1:8-11, y qué se analizará en el siguiente artículo?
18 Ahora entendemos mejor la importancia de las palabras que el apóstol Pablo escribió a los cristianos ungidos en Efesios 1:8-11. Él dijo que Jehová había dado a conocer “el secreto sagrado de su voluntad”, que los había ‘asignado a ellos como herederos’ de Cristo y que habían sido “predeterminados según el propósito de aquel que opera todas las cosas conforme a la manera como su voluntad aconseja”. Vemos que todo ello encaja en la maravillosa forma en que Jehová ‘administra’ los asuntos a fin de cumplir su propósito. Asimismo, nos ayuda a comprender por qué solo unos pocos cristianos participan de los emblemas de la Cena del Señor.
19 En el siguiente artículo analizaremos lo que significa la Conmemoración de la muerte de Cristo para los cristianos que tienen la esperanza de vivir en el cielo. También veremos por qué millones de personas que esperan vivir para siempre en la Tierra deben interesarse en el significado de dicha ocasión.
[Notas]
a El nombre divino significa literalmente “Él Hace que Llegue a Ser”. Jehová puede llegar a ser lo que sea necesario para ejecutar su propósito (Éxodo 3:14, nota).
b Las palabras de Pablo muestran que la “administración” ya funcionaba en su día, mientras que las Escrituras indican que el Reino mesiánico no fue establecido sino hasta 1914.
c Hallará un análisis detallado de estos pactos relacionados con el desarrollo del propósito divino en La Atalaya del 1 de febrero de 1989, págs. 10-15.
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Se reúnen las cosas en los cielos y las cosas en la TierraLa Atalaya 2006 | 15 de febrero
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Se reúnen las cosas en los cielos y las cosas en la Tierra
“Es según su beneplácito [...] reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra.” (EFESIOS 1:9, 10.)
1. ¿Qué se ha propuesto Jehová para los cielos y la Tierra, según “su beneplácito”?
EL GLORIOSO propósito de Jehová, “el Dios de la paz”, es restituir la paz universal (Hebreos 13:20). El apóstol Pablo escribió por inspiración divina que Dios se ha propuesto, según “su beneplácito”, “reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra” (Efesios 1:9, 10). ¿Cuál es, exactamente, el significado del verbo que aquí se traduce por “reunir de nuevo”? Según el biblista J. B. Lightfoot, “la expresión implica la completa armonía del universo, el cual ya no contendrá elementos extraños ni discordantes, sino que todas sus partes hallarán su centro y sus lazos de unión en Cristo. Desaparecerán el pecado y la muerte, el dolor y el fracaso y el sufrimiento”.
“Las cosas en los cielos”
2. ¿Quiénes son “las cosas en los cielos” que deben ser reunidas?
2 El apóstol Pedro resumió la magnífica esperanza que tienen los cristianos verdaderos en estas palabras: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13). Los “nuevos cielos” aquí prometidos se refieren a un nuevo gobierno: el Reino mesiánico. “Las cosas en los cielos”, que según la carta de Pablo a los efesios serán reunidas “en el Cristo”, son el grupo limitado de seres humanos elegidos para reinar con Cristo en los cielos (1 Pedro 1:3, 4). Estos 144.000 cristianos ungidos son “comprados de la tierra”, “comprados de entre la humanidad”, para ser coherederos con Cristo en su Reino celestial (Revelación 5:9, 10; 14:3, 4; 2 Corintios 1:21; Efesios 1:11; 3:6).
3. ¿Por qué puede decirse que los ungidos ‘se sientan en los lugares celestiales’ mientras aún están en la Tierra?
3 Los cristianos ungidos son engendrados, o nacen de nuevo, mediante el espíritu santo y se convierten en hijos espirituales de Jehová (Juan 1:12, 13; 3:5-7). Al ser adoptados por Jehová como “hijos” suyos, llegan a ser hermanos de Jesús (Romanos 8:15; Efesios 1:5). De estos se dice que, aún estando en la Tierra, han sido ‘levantados juntos y se sientan juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús’ (Efesios 1:3; 2:6). Ocupan esta elevada posición espiritual porque fueron “sellados con el espíritu santo prometido, que es una prenda por anticipado de [la] herencia” que tienen reservada en los cielos (Efesios 1:13, 14; Colosenses 1:5). Estos son, pues, “las cosas en los cielos”, cuyo número total predeterminado por Jehová debía ser reunido.
Se comienza a reunir “las cosas en los cielos”
4. ¿Cuándo y cómo se comenzó a reunir “las cosas en los cielos”?
4 En conformidad con la “administración” de Jehová, es decir, su modo de manejar los asuntos, se comenzaría a reunir “las cosas en los cielos” “al límite cabal de los tiempos señalados” (Efesios 1:10). Ese momento llegó el día de Pentecostés del año 33 de nuestra era, cuando se derramó espíritu santo sobre los apóstoles y un grupo de discípulos compuesto por hombres y mujeres (Hechos 1:13-15; 2:1-4). Este milagro probó que el nuevo pacto había entrado en vigor y señaló el nacimiento de la congregación cristiana y de la nueva nación del Israel espiritual, “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16; Hebreos 9:15; 12:23, 24).
5. ¿Por qué reemplazó Jehová al Israel carnal por una “nación” nueva?
5 El pacto de la Ley celebrado con el Israel carnal no produjo “un reino de sacerdotes” ni “una nación santa” que sirviera para siempre en el cielo (Éxodo 19:5, 6). Jesús dijo a los líderes religiosos judíos: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos” (Mateo 21:43). Dicha nación, el Israel espiritual, está formada por los cristianos ungidos con quienes se hace el nuevo pacto. A estos, el apóstol Pedro escribió: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios” (1 Pedro 2:9, 10). El Israel carnal ya no era el pueblo del pacto de Jehová (Hebreos 8:7-13). Tal como Jesús había predicho, el privilegio de formar parte del Reino mesiánico se les quitó a los israelitas carnales y se dio a los 144.000 miembros del Israel espiritual (Revelación 7:4-8).
Se establece con ellos el pacto del Reino
6, 7. ¿Qué pacto especial hizo Jesús con sus hermanos engendrados por espíritu, y qué significado tiene para ellos?
6 La noche en que Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte, dijo a sus fieles apóstoles: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel” (Lucas 22:28-30). Jesús se refirió aquí a un pacto especial con sus 144.000 hermanos engendrados por espíritu, que serían ‘fieles hasta la misma muerte’ y saldrían ‘vencedores’ (Revelación 2:10; 3:21).
7 Los miembros de este grupo limitado renuncian a toda esperanza de vivir para siempre en la Tierra como personas de carne y hueso a fin de reinar con Cristo en el cielo, donde se sentarán en tronos para juzgar a la humanidad (Revelación 20:4, 6). Examinemos ahora otras citas bíblicas que son aplicables únicamente a estos cristianos ungidos y que muestran por qué las “otras ovejas” no participan de los emblemas de la Conmemoración (Juan 10:16).
8. ¿Qué indican los ungidos cuando participan del pan? (Véase el recuadro de la pág. 23.)
8 Los ungidos participan de los sufrimientos de Cristo y están dispuestos a sufrir una muerte como la suya. Pablo, uno de los miembros de este grupo, afirmó que estaba preparado para sacrificarlo todo con tal de “ganar a Cristo a fin de conocerlo a él y el poder de su resurrección y una participación en sus sufrimientos”. Como vemos, Pablo estaba listo para someterse “a una muerte como la de él” (Filipenses 3:8, 10). Muchos cristianos ungidos han padecido en sus cuerpos carnales “el tratamiento mortífero que se dio a Jesús” (2 Corintios 4:10).
9. ¿El cuerpo de quién está representado por el pan de la Conmemoración?
9 Al instituir la Cena del Señor, Jesús dijo: “Esto significa mi cuerpo” (Marcos 14:22). Con estas palabras aludió a su cuerpo literal, al que en breve sus enemigos golpearían y harían sangrar. El pan sin levadura era un símbolo apropiado de dicho cuerpo. ¿Por qué? Porque en la Biblia, la levadura representa el pecado o la maldad (Mateo 16:4, 11, 12; 1 Corintios 5:6-8). Jesús era perfecto, y su cuerpo humano, el cual daría como sacrificio propiciatorio, no tenía pecado (Hebreos 7:26; 1 Juan 2:2). Con tal sacrificio beneficiaría a todos los cristianos fieles, sea que aspiraran a la vida celestial o a la vida eterna en un paraíso terrestre (Juan 6:51).
10. ¿En qué sentido ‘participan de la sangre del Cristo’ los que beben del vino de la Conmemoración?
10 Con relación al vino que beben los cristianos ungidos en la Conmemoración, Pablo escribió: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es un participar de la sangre del Cristo?” (1 Corintios 10:16). ¿De qué manera ‘participan de la sangre del Cristo’ los que toman del vino? Por supuesto, no intervienen en proporcionar el sacrificio de rescate, pues ellos mismos necesitan que se les redima. Por su fe en el poder redentor de la sangre de Cristo obtienen el perdón de los pecados y se les declara justos para vivir en el cielo (Romanos 5:8, 9; Tito 3:4-7). Es por medio de la sangre que Cristo derramó que sus 144.000 coherederos son ‘santificados’, apartados, limpiados de pecado para ser “santos” (Hebreos 10:29; Daniel 7:18, 27; Efesios 2:19). Efectivamente, es con su sangre derramada que Cristo ‘compra para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación, y hace que sean un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de reinar sobre la tierra’ (Revelación 5:9, 10).
11. ¿Qué dan a entender los ungidos al beber del vino de la Conmemoración?
11 Al instituir la Conmemoración de su muerte, Jesús dio la copa de vino a sus fieles apóstoles y dijo: “Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi ‘sangre del pacto’, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados” (Mateo 26:27, 28). Tal como la sangre de toros y machos cabríos selló el pacto de la Ley entre Dios y la nación de Israel, así la sangre de Jesús validó el nuevo pacto que Jehová hizo con el Israel espiritual en el Pentecostés del año 33 (Éxodo 24:5-8; Lucas 22:20; Hebreos 9:14, 15). Al beber el vino que simboliza la “sangre del pacto”, los ungidos dan a entender que han entrado en el nuevo pacto y que se benefician de él.
12. ¿Cómo son bautizados en la muerte de Cristo los ungidos?
12 A los ungidos también se les recuerda algo más. Jesús dijo a sus fieles discípulos: “La copa que yo bebo ustedes beberán, y con el bautismo con que yo soy bautizado ustedes serán bautizados” (Marcos 10:38, 39). Posteriormente, el apóstol Pablo mencionó que los cristianos son “bautizados en [la] muerte” de Cristo (Romanos 6:3). Los ungidos viven una vida de sacrificio. Su muerte representa un sacrificio en el sentido de que renuncian a toda esperanza de vida eterna en la Tierra. El bautismo en la muerte de Cristo de estos cristianos ungidos se completa cuando, tras morir fieles, son resucitados como espíritus para ‘reinar juntos’ con Cristo en el cielo (2 Timoteo 2:10-12; Romanos 6:5; 1 Corintios 15:42-44, 50).
Participan de los emblemas
13. ¿Por qué no participan de los emblemas de la Conmemoración los que tienen la esperanza terrenal, y qué los impulsa a asistir?
13 En vista de que participar del pan y el vino que se pasan durante la Conmemoración entraña todo lo antes mencionado, es obvio que los que abrigan la esperanza terrenal no deben hacerlo. Ellos comprenden que no son miembros ungidos del cuerpo de Cristo ni están incluidos en el nuevo pacto que Jehová estableció con los que regirán con Jesucristo. Puesto que “la copa” representa el nuevo pacto, solo los que se hallen en él participan de los emblemas. Quienes anhelan vivir eternamente en perfección humana en la Tierra bajo el Reino ni se bautizan en la muerte de Jesús ni son llamados para gobernar con él en el cielo. De ahí que si participaran de los emblemas, estarían dando a entender algo que no es cierto en su caso. Por eso asisten a la Conmemoración como observadores respetuosos, no como participantes. Agradecen todo cuanto Jehová ha hecho por ellos mediante su Hijo, especialmente que los haya perdonado sobre la base de la sangre derramada de Cristo.
14. ¿Cómo se fortalecen espiritualmente los ungidos al participar del pan y el vino?
14 Pronto acabará el sellado final del grupo relativamente pequeño de cristianos llamados a reinar con Cristo en el cielo. Hasta que termine su vida de sacrificio en la Tierra, se fortalecen espiritualmente al participar de los emblemas de la Conmemoración. Estos hermanos y hermanas ungidos sienten que entre ellos existe un vínculo de unidad como miembros del cuerpo de Cristo. Su participación del pan y el vino emblemáticos les recuerda que tienen el deber de permanecer fieles hasta la muerte (2 Pedro 1:10, 11).
Se reúnen “las cosas en la tierra”
15. ¿Quiénes se han unido en apoyo de los cristianos ungidos?
15 Desde mediados de la década de 1930 se ha unido en apoyo de los ungidos un número cada vez mayor de “otras ovejas”, que no forman parte del “rebaño pequeño” y que esperan vivir para siempre en la Tierra (Juan 10:16; Lucas 12:32; Zacarías 8:23). Se han convertido en los leales compañeros de los hermanos de Cristo y les prestan una valiosa ayuda en la predicación de “estas buenas nuevas del reino”, que se da para testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14; 25:40). De esta manera, tienen la oportunidad de que Cristo las considere “ovejas” suyas y las favorezca poniéndolas “a su derecha” cuando venga a juzgar a las naciones (Mateo 25:33-36, 46). Por poner fe en la sangre de Cristo, constituirán la “gran muchedumbre” que sobrevivirá a “la gran tribulación” (Revelación 7:9-14).
16. ¿Quiénes están incluidos en “las cosas en la tierra”, y cómo tendrán todos ellos la oportunidad de llegar a ser “hijos de Dios”?
16 El sellado final de los 144.000 despejará el camino para que soplen los “vientos” de la destrucción contra el perverso sistema de cosas terrestre de Satanás (Revelación 7:1-4). Durante el Reinado Milenario de Cristo y sus asociados que sirven de reyes y sacerdotes, se unirá a la gran muchedumbre un número incalculable de resucitados (Revelación 20:12, 13). Estos tendrán la oportunidad de llegar a vivir para siempre en la Tierra bajo el dominio del Rey Mesiánico, Cristo Jesús. Cuando se cumplan los mil años, todas “las cosas en la tierra” serán sometidas a una prueba final, y a los fieles se les adoptará como “hijos [terrestres] de Dios” (Efesios 1:10; Romanos 8:21; Revelación 20:7, 8).
17. ¿Cómo se realizará el propósito de Jehová?
17 Así, mediante su infinitamente sabia “administración” —o modo de manejar los asuntos—, Jehová habrá realizado su propósito de “reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra”. Todas las criaturas inteligentes en el cielo y en la Tierra habrán sido reunidas para gozar de la paz universal, y con gusto se someterán a la justa soberanía de Jehová, el gran Dios que cumple su propósito.
18. ¿Cómo se beneficiarán los ungidos y sus compañeros de asistir a la Conmemoración?
18 Cuando el pequeño grupo de ungidos y los millones de compañeros de las otras ovejas se congreguen el 12 de abril de 2006, no hay duda de que su fe se verá fortalecida en sumo grado. Celebrarán la Conmemoración de la muerte de Cristo, tal como él mandó al decir: “Sigan haciendo esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). Todos los que asistan a este acto deben recordar lo que Jehová ha hecho por ellos mediante su amado Hijo, Cristo Jesús.
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