‘Hallen refrigerio para el alma’
“Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, [...] y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera.” (MATEO 11:28-30.)
1, 2. ¿En qué situación se ha hallado la familia humana por siglos, y qué contraste hay entre esto y lo que Dios se propuso originalmente?
“SABEMOS que toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora.” Siglos atrás, eso escribió un hombre a sus amigos romanos. (Romanos 8:22.) A través de los años desde entonces, solo han aumentado el gemir y el dolor de la familia humana en conjunto. Por todas partes se han visto los trágicos efectos del prejuicio, la pobreza, el delito y el hambre. El sistema económico injusto echa a millones de personas de sus empleos y hasta de sus hogares, e influencias satánicas socavan los esfuerzos por criar a los hijos en la senda que deben seguir.
2 Pero quizás la mayor tragedia ocurre cuando alguna enfermedad o dolencia, o la edad avanzada, priva de fortaleza y dignidad a alguien que va degenerando hasta ser solo una sombra de lo que antes era. El terrible dolor y sufrimiento, que a menudo dura semanas, meses y a veces hasta años, angustia el corazón y hace fluir ríos de lágrimas. ¡Qué triste cuadro pinta eso de la vida! Respecto al aprieto de la situación humana, un rey sabio de mucho tiempo atrás dijo: “Todos sus días su ocupación significa dolores e irritación”. (Eclesiastés 2:23; 4:1.) ¡En verdad hoy la vida no es lo que Dios originalmente se propuso que fuera! (Génesis 2:8, 9.)
3. ¿Qué posibilidad puso Dios ante el hombre al crearlo, y cómo se está realizando eso actualmente en grado limitado?
3 Jehová Dios creó perfecto al hombre, con la posibilidad de realmente disfrutar de la vida. (Deuteronomio 32:4, 5.) ¡Tan solo piense en el deleite de probar una comida excelente, respirar con agrado aire limpio o ver una espléndida puesta de sol! “He visto la ocupación que Dios ha dado a los hijos de la humanidad en qué ocuparse —declaró el mismo rey sabio de mucho tiempo atrás—. Todo lo ha hecho bello a su tiempo. [...] He llegado a saber que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien durante la vida de uno; y también que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo. Es el don de Dios.” (Eclesiastés 3:10-13.)
4. a) Como lo demostraron las experiencias de Jesús, ¿en qué lamentable situación se encuentran muchos? b) ¿Qué invitación alentadora extendió Jesús, y qué preguntas hace surgir esto?
4 Sin embargo, ¡son pocos los que pueden disfrutar de las cosas buenas que Dios se propuso para nosotros! Jesucristo estaba al tanto de la patética condición de desdicha de la humanidad. “Se le acercaron grandes muchedumbres —dice la Biblia—, teniendo consigo personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas, y muchas en otras condiciones, y casi se las tiraron a los pies.” ¡Cuánto se compadecía Jesús de aquellas desafortunadas personas! (Mateo 9:36; 15:30.) En cierta ocasión extendió esta alentadora invitación: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. (Mateo 11:28, 29.) ¡Estas palabras ciertamente infunden esperanza! Pero ¿de qué refrigerio hablaba Jesús? ¿Y cómo podemos hallarlo?
La verdad que refresca
5. ¿Cómo señaló Jesús el camino a la verdadera libertad y al refrigerio para el alma?
5 Cuando Jesús asistió a la fiesta de los Tabernáculos unos seis meses antes de su muerte, señaló a la manera de alcanzar libertad y así recibir verdadero refrigerio. Dirigiéndose a los que habían cifrado fe en él, dijo: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará”. (Juan 8:31, 32.) ¿De qué verdad hablaba Jesús? ¿De qué nos libertará? ¿En qué sentido eran esclavos sus oyentes?
6. a) ¿Qué objeción presentaron los opositores religiosos, y por qué? b) ¿En qué sentido somos esclavos todos?
6 Los opositores religiosos interrumpieron a Jesús y afirmaron: “Somos prole de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo es que dices tú: ‘Llegarán a ser libres’?”. Aquellos opositores judíos se enorgullecían de su patrimonio. Aunque aquella nación había estado frecuentemente bajo dominio extranjero, los judíos rehusaban llamarse esclavos. Pero Jesús mostró en qué sentido eran esclavos, al decir: “Muy verdaderamente les digo: Todo hacedor de pecado es esclavo del pecado”. Sí, todos sus oyentes eran ‘hacedores del pecado’, tal como lo somos hoy todos nosotros. Esto se debe a que todos hemos heredado de nuestros padres originales el pecado. Pero Jesús prometió: “Si el Hijo los liberta, serán realmente libres”. (Juan 8:33-36; Romanos 5:12.)
7. ¿Cómo puede lograrse la verdadera libertad, y qué es la verdad que nos liberta?
7 Así que la libertad verdadera puede lograrse solamente mediante el Hijo de Dios, Jesucristo, quien dio su vida humana perfecta como sacrificio de rescate. Este sacrificio es lo que nos liberta del pecado mortífero y hace posible que disfrutemos de vida eterna en perfecta salud y felicidad en el justo nuevo mundo de Dios. (Juan 3:16; 1 Juan 4:10.) Por lo tanto, la verdad que nos liberta es la verdad acerca de Jesucristo y su papel en el cumplimiento de los propósitos de Dios. El Reino, con Cristo como Rey, es lo que llevará a cabo la voluntad de Dios para la Tierra, y Jesús continuamente dio testimonio sobre esa verdad. (Juan 18:37.)
Cómo refresca la verdad
8. ¿Cómo pudiera ilustrarse la manera como la verdad refresca?
8 La manera como la verdad refresca se pudiera ilustrar por el caso de una mujer a quien se le ha dicho que tiene una forma de cáncer que se va esparciendo rápidamente por su cuerpo. La carga de saber eso la agobia cuando ella considera las consecuencias dolorosas y potencialmente devastadoras. No obstante, con el tiempo ella consulta con otro médico y se somete a otras pruebas. Cuando los resultados de las pruebas revelan que o el primer diagnóstico estaba equivocado o ella ha tenido un notable restablecimiento, ¡imagínese la maravillosa sensación de alivio que experimenta! ¡Cómo le refresca eso el alma!
9. ¿Cómo suministró alivio Jesús al enseñar la verdad a la gente?
9 De modo parecido, cuando Jesús vino a la Tierra la gente estaba bajo el peso de los vanos sistemas tradicionales de su tiempo. De los escribas y fariseos responsables de aquello, Jesús dijo: “Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas”. (Mateo 23:4; Marcos 7:2-5.) ¡Qué alivio hubo cuando Jesús dio a la gente la verdad que la libertó de aquellas tradiciones que la esclavizaban! (Mateo 15:1-9.) Hoy existe la misma situación.
10. ¿Qué cargas abrumadoras han llevado muchos, y qué puede que sienta la persona a quien se le quiten esas cargas al aprender la verdad?
10 Quizás usted haya estado entre los que, debido a la carga pesada de las enseñanzas religiosas falsas, vivían en pavor de sufrir tormento en el fuego del infierno o en el purgatorio después de la muerte. O en la ocasión de la muerte de un familiar, quizás le haya sido aplastador oír a un clérigo decirle que Dios se había llevado a su querido bebé porque necesitaba otro ángel... como si Dios necesitara más que usted al hijo suyo. A veces sucede también que los clérigos les dicen a los enfermos que su enfermedad les ha venido como maldición de Dios. ¿No es verdaderamente refrescante aprender las verdades bíblicas que alivian de esas opresivas falsedades religiosas a la persona? ¡Qué sensación de alivio trae eso! (Eclesiastés 9:5, 10; Ezequiel 18:4; Juan 9:2, 3.)
11. a) ¿Cuál es una de las mayores cargas, y cómo se puede eliminar? b) ¿Qué refrigerio trajo Jesús a los pecadores cuando estuvo en la Tierra?
11 Una de las mayores cargas que podemos llevar es la de la culpa por los pecados que hemos cometido. Nos alivia saber que por el mérito del sacrificio de rescate de Cristo se pueden eliminar esos pecados. ‘La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado’, nos asegura la Biblia. (1 Juan 1:7.) A pesar de los hechos terribles que hayamos cometido, si en verdad nos hemos arrepentido y enmendado, podemos disfrutar del refrescante alivio de tener una conciencia limpia, y de la seguridad de que Dios ya no va a recordar nuestros pecados. (Salmo 103:8-14; 1 Corintios 6:9-11; Hebreos 10:21, 22.) ¡Cuánto refrescó Cristo a los que estaban agobiados por el pecado, como las rameras y los recaudadores de impuestos (como Zaqueo)! Jesús los consoló con verdades bíblicas mientras comía con ellos. (Lucas 5:27-32; 7:36-50; 19:1-10.)
12. a) ¿En qué situaciones angustiosas se hallaban varias personas a quienes Jesús trajo refrigerio? b) En el primer siglo, ¿a quiénes demostró Jesús espectacularmente que es “el camino y la verdad y la vida”?
12 Muchas otras personas llevan las cargas pesadas de las enfermedades y dolencias, la depresión grave, y la enorme pena que viene cuando muere una persona amada. Con todo, Jesús refrescó a todos los que estaban ‘afanados y cargados’. (Mateo 4:24; 11:28, 29.) Curó a una mujer que por 18 años había procurado ayuda médica sin haber logrado nada. Jesús también sanó a un hombre que había estado enfermo por 38 años, y a otro que había nacido ciego. ¿Puede imaginarse usted el alivio que aquellas personas sintieron cuando Jesús las sanó? (Lucas 13:10-17; Juan 5:5-9; 9:1-7.) La realidad es que todos los que fueron con fe a Jesús fueron a la fuente de la verdad, el refrigerio genuino y la vida. Para la viuda que recibió de la muerte a su único hijo y para los padres a quienes Jesús devolvió con vida su hijita de 12 años que había muerto, Jesús en verdad probó, espectacularmente, que es “el camino y la verdad y la vida”. (Juan 14:6; 17:3; Lucas 7:11-17; 8:49-56.)
13. ¿A quién nos enseñó Jesús a acudir por ayuda, y qué sucede cuando aplicamos su consejo?
13 Sin duda, hay ocasiones en que uno afronta problemas que van más allá de lo que uno puede resolver personalmente. Jesús nos enseñó a acudir a Jehová por ayuda, tal como él mismo lo hacía. (Lucas 22:41-44; Hebreos 5:7.) Cuando con regularidad acudimos a Dios en oración, nos sentimos como el salmista que escribió: “Bendito sea Jehová, que diariamente nos lleva la carga, el Dios verdadero de nuestra salvación”. (Salmo 55:22; 68:19.) Sí, el conocer la verdad realmente nos refresca. Nos acerca más a Jehová y nos ayuda a comprender que con su ayuda podemos enfrentarnos con éxito hasta a las situaciones más difíciles de la vida.
Nos refresca la esperanza del Reino
14. ¿Qué sostuvo a Jesús en sus pruebas, y qué es vital para que hallemos refrigerio para el alma?
14 Para hallar verdadero refrigerio para el alma necesitamos una esperanza firme. La esperanza fue lo que sostuvo a Jesús. La Biblia dice: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios”. (Hebreos 12:2.) La gozosa esperanza que sostuvo a Jesús fue la de contribuir con su integridad a la santificación del nombre de su Padre, así como probarse digno de regir en el Reino de Dios. El tener una visión clara de nuestra esperanza, sea la de gobernar con Cristo en el cielo o la de ser uno de sus súbditos que vivirán en la Tierra paradisíaca, también nos sostendrá a nosotros como siervos de Dios. En realidad, esa esperanza es un factor vital en hallar refrigerio para el alma. (Romanos 12:12.)
15. ¿Qué pudiéramos esperar de la vida sin la esperanza del Reino?
15 Considere lo que podríamos esperar de la vida sin la esperanza del Reino. Una vida corriente dura solo 70 o quizás 80 años. ¡Y esos días pasan muy rápidamente, como se lo dirá cualquiera que esté envejeciendo! Sí, es verdad lo que dice la Biblia acerca de la vida: “Tiene que pasar rápidamente, y volamos”. (Salmo 90:10.) Sin embargo, queremos que nuestros días continúen. Queremos vivir. ¡Hay tanto que hacer, y tanto de lo cual disfrutar!
16. Para hallar refrigerio para el alma, ¿qué tenemos que hacer?
16 Por eso, ¡cuán importante es que vayamos con fe a “Cristo Jesús, nuestra esperanza”! (1 Timoteo 1:1.) Como dijo él: “Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna”. (Juan 6:40, 51.) ¿Creemos eso? Para hallar refrigerio para el alma, definitivamente tenemos que creerlo. Es imprescindible para nosotros. En realidad, tenemos que ponernos “como yelmo la esperanza de la salvación”. (1 Tesalonicenses 5:8; compárese con Hebreos 6:19.) Esa esperanza tiene que protegernos la mente, el pensamiento. De otro modo, nos oprimirán tanto las cargas y dificultades que nos daremos por vencidos y no alcanzaremos la vida eterna. Por lo tanto, para disfrutar de refrigerio para el alma, asegúrese de fortalecerse en su esperanza del Reino.
Refrigerio por hacer la obra asignada por Dios
17. a) Para obtener refrigerio, ¿qué se requiere, y por qué no es pedir demasiado de nosotros esto? b) ¿Qué envuelve el aceptar el yugo de Cristo?
17 Pero el obtener refrigerio requiere más que simplemente ir a Jesús. Él añadió: “Tomen sobre sí mi yugo [o: “Pónganse debajo de mi yugo conmigo”] y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”. (Mateo 11:29, 30, Biblia con Referencias [Traducción del Nuevo Mundo], nota al pie de la página.) El tomar sobre uno un yugo significa trabajo. Pero note que Jesús no nos pide que tomemos sobre nosotros el yugo y hagamos todo el trabajo solos. Vamos a ponernos debajo del yugo con él. En este caso el aceptar el yugo que Cristo ofrece envuelve el dedicarse uno a Dios y simbolizarlo por bautismo en agua, y entonces asumir la responsabilidad de ser discípulo de Cristo. Pero ¿cómo puede traer refrigerio ese yugo del discipulado?
18. a) ¿Por qué refresca el aceptar el yugo de Cristo? b) ¿Cómo nos trae gozo y refrigerio la obra de predicar?
18 El aceptar el yugo de Cristo refresca porque Jesús es de genio apacible y humilde de corazón. Puesto que él no es irrazonable, refresca el trabajar con él bajo el mismo yugo. Él toma en consideración nuestras limitaciones y debilidades. Como dijo: “Mi yugo es suave”. Es cierto que el yugo del discipulado implica trabajo, la misma obra de predicar y enseñar que Jesús efectuó y para la cual adiestró a sus primeros seguidores. (Mateo 28:19, 20; Hechos 1:8.) No obstante, ¡qué trabajo refrescante es hablar a otros acerca de nuestro Dios amoroso, su Hijo y el Reino! ¡Qué refrescante es decir a las personas cómo pueden vivir para siempre en el Paraíso! Y cuando ellas responden favorablemente al mensaje vivificante del Reino y sirven junto con nosotros a Jehová Dios, ¡cuánto gozo recibimos! (1 Timoteo 4:16.)
19. ¿Por qué es digno de mención, en el caso de los ancianos de congregación hoy día, el consejo del suegro de Moisés?
19 En los últimos años, a la organización de Jehová han venido millones de personas que necesitan ayuda para aceptar el yugo de Cristo, y esto aumenta la carga de trabajo de los proclamadores del Reino y de los que los pastorean. En el caso de esos pastores espirituales, el consejo que el profeta Moisés recibió de su suegro es digno de mención. Este fue el consejo: “La manera como lo estás haciendo no es buena. De seguro te agotarás, tanto tú como este pueblo que está contigo, porque este negocio es una carga demasiado grande para ti. No puedes hacerlo tú solo”. De modo que él aconsejó a Moisés que seleccionara a otros hombres capaces para compartir la obra de pastorear al pueblo. El seguir este consejo produjo buenos resultados. (Éxodo 18:17-27.) Hoy, el adiestramiento continuo producirá muchos hombres capaces, “dádivas en hombres”, que puedan participar en pastorear al rebaño de modo que los ancianos de la congregación no se agoten. (Efesios 4:8, 16.)
20. ¿Qué requieren de nosotros Jesucristo y su Padre?
20 Aunque Cristo exhortó a sus seguidores a esforzarse vigorosamente, ni él ni su Padre requieren de ninguno de nosotros más de lo que es razonable. En cierta ocasión, cuando algunos criticaron a María, la hermana de Lázaro, por lo que hizo en favor de Jesús, él les dio esta reprensión: “Déjenla. [...] Ella hizo lo que pudo”. (Marcos 14:6-8; Lucas 13:24.) Y eso es todo lo que se espera de nosotros... que hagamos lo que podemos hacer. Esa actividad cristiana no es una carga, sino un refrigerio. ¿Por qué? Porque trae verdadera satisfacción ahora y la esperanza segura de beneficios eternos en el futuro.
21. a) ¿Qué es la carga ligera de Cristo, y qué suele hacer difícil la obra de predicar? b) ¿Qué debemos estar firmemente resueltos a hacer, y con qué perspectiva segura?
21 Es cierto que Satanás se encargará de que se nos persiga, tal como se persiguió al que está bajo el yugo con nosotros, Jesucristo. (Juan 15:20; 2 Timoteo 3:12.) Pero recuerde que no es la carga ligera o liviana de Cristo lo que es gravoso. Más bien, es la oposición de Satanás y sus agentes lo que suele hacer tan difícil nuestra obra. La carga de Cristo consiste sencillamente en vivir de acuerdo con los requisitos de Dios, y estos no son gravosos. (1 Juan 5:3.) Por lo tanto, continuemos bajo el yugo de Jesucristo con él, esforzándonos en la obra de predicar y enseñar, tal como lo hizo él. Al hacer eso ‘hallaremos refrigerio para el alma’, como él prometió.
¿Qué respuesta daría usted?
◻ Según Romanos 8:22, ¿en qué situación ha estado la humanidad?
◻ ¿De qué maneras refresca el conocer la verdad?
◻ ¿Por qué es tan refrescante la esperanza del Reino?
◻ ¿Qué es el yugo de Jesús, y por qué es suave?
◻ Nos refrescará el llevar ¿qué carga?