¡No se dé por vencido!
“No desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos cansamos.” (GÁLATAS 6:9.)
1, 2. a) ¿De qué maneras caza el león? b) ¿A quiénes está especialmente interesado en devorar el Diablo?
EL LEÓN caza de diversas maneras. A veces se esconde para sorprender a su presa en un abrevadero o al lado de senderos por donde pasan muchos animales. Pero algunas veces, dice un libro sobre la fauna salvaje, el león “sencillamente se aprovecha de cierta situación, por ejemplo, cuando encuentra un potro de cebra dormido”. (Portraits in the Wild.)
2 Nuestro “adversario, el Diablo —explica el apóstol Pedro—, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien”. (1 Pedro 5:8.) Como sabe que le queda poco tiempo, Satanás ejerce más presión que nunca sobre los seres humanos para que no sirvan a Jehová. Tengamos presente que este “león rugiente” está especialmente interesado en devorar a los siervos de Jehová. (Revelación [Apocalipsis] 12:12, 17.) Sus métodos de caza son parecidos a los del león literal. ¿En qué sentido?
3, 4. a) ¿Qué métodos emplea Satanás para entrampar a los siervos de Jehová? b) ¿Qué preguntas se plantean en vista de que vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”?
3 A veces Satanás caza al acecho: nos somete a persecución u oposición con el fin de quebrantar nuestra integridad y que así dejemos de servir a Jehová. (2 Timoteo 3:12.) Pero, al igual que el león, en otras ocasiones el Diablo sencillamente se aprovecha de cierta situación. Espera a que nos desanimemos o nos cansemos, y se vale de nuestro abatimiento para hacer que nos demos por vencidos. No queremos convertirnos en presa fácil para él.
4 Vivimos en el período más difícil de la historia humana. En estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, muchos de nosotros pudiéramos sentirnos desanimados y cargados de vez en cuando. (2 Timoteo 3:1.) Si así es, ¿qué podemos hacer para no cansarnos hasta el grado de convertirnos en presa fácil para el Diablo? ¿Cómo podemos seguir el consejo inspirado del apóstol Pablo: “No desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos cansamos”? (Gálatas 6:9.)
Cuando otras personas nos decepcionan
5. ¿Por qué se sentía fatigado David, y qué no hizo?
5 En tiempos bíblicos, incluso los siervos más fieles de Jehová se sintieron agobiados en ocasiones. “Me he fatigado con mi suspirar —escribió el salmista David—; toda la noche hago nadar mi lecho; con mis lágrimas hago desbordar mi propio diván. Por la irritación de que soy objeto mi ojo se ha debilitado.” ¿Por qué se sintió así David? “A causa de todos los que me muestran hostilidad”, explicó él. Los actos hirientes de otras personas le causaron tanto dolor de corazón que lloró profusamente. Con todo, David no se alejó de Jehová a causa de lo que otras personas le habían hecho. (Salmo 6:6-9.)
6. a) ¿Cómo pudieran afectarnos las palabras y acciones de otras personas? b) ¿Cómo se convierten algunos en presa fácil para el Diablo?
6 Así mismo, puede que las palabras o acciones de otras personas hagan que nos sintamos fatigados con mucho dolor de corazón. “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada”, dice Proverbios 12:18. Cuando el que habla irreflexivamente es un hermano o hermana cristiano, la ‘herida producida por la estocada’ puede ser profunda. La tendencia humana quizá sea ofenderse y guardar resentimiento, sobre todo si creemos que se nos ha tratado injustamente o con falta de bondad. Puede que se nos haga difícil hablar con el ofensor; tal vez hasta lo eludamos a propósito. Agobiados por el resentimiento, algunos se han dado por vencidos y han dejado de asistir a las reuniones cristianas. Lamentablemente, han ‘dejado lugar para el Diablo’ y se han convertido en presa fácil. (Efesios 4:27.)
7. a) ¿Cómo podemos evitar que el Diablo se salga con la suya cuando otros nos decepcionan o nos ofenden? b) ¿Por qué no debemos guardar resentimiento?
7 ¿Cómo podemos evitar que el Diablo se salga con la suya cuando otras personas nos decepcionan o nos ofenden? Esforzándonos por no guardar resentimiento. Al contrario, debemos tomar la iniciativa en hacer las paces y resolver el problema lo antes posible. (Efesios 4:26.) Colosenses 3:13 nos insta: “Continúen [...] perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro”. Perdonar es apropiado en particular cuando el ofensor admite que se equivocó y se disculpa con sinceridad. (Compárese con Salmo 32:3-5 y Proverbios 28:13.) Nos ayuda saber que perdonar no significa aprobar o minimizar los males que otros cometen. Perdonar implica no guardar resentimiento. El resentimiento es una carga pesada. Puede dominar nuestros pensamientos y privarnos de la felicidad. Incluso puede afectar nuestra salud. Por otro lado, perdonar cuando es propio nos beneficia. Por eso, al igual que David, nunca nos demos por vencidos ni nos alejemos de Jehová por lo que otras personas nos hayan dicho o hecho.
Cuando fallamos
8. a) ¿Por qué se sienten especialmente culpables de vez en cuando ciertas personas? b) ¿Qué peligro existe si los sentimientos de culpabilidad nos invaden hasta el grado de que nos damos por vencidos?
8 “Todos tropezamos muchas veces”, dice Santiago 3:2. Cuando eso ocurre, es natural que nos sintamos culpables. (Salmo 38:3-8.) Los sentimientos de culpabilidad pueden ser especialmente intensos si estamos luchando contra una debilidad carnal y sufrimos recaídas periódicas.a Una cristiana que tuvo esa lucha comentó: “No quería seguir viviendo sin saber si había cometido el pecado imperdonable o no. Pensaba que lo mejor era no esforzarme en el servicio de Jehová porque probablemente no tenía ninguna esperanza”. Cuando los sentimientos de culpabilidad nos invaden hasta el grado de que nos damos por vencidos, le abrimos la puerta al Diablo, y puede que se aproveche enseguida de la situación. (2 Corintios 2:5-7, 11.) Quizás lo que se necesite sea un punto de vista equilibrado sobre la culpabilidad.
9. ¿Por qué debemos confiar en la misericordia de Dios?
9 Es apropiado que sintamos cierto grado de culpabilidad cuando pecamos. Sin embargo, a veces los sentimientos de culpa persisten porque el cristiano piensa que nunca será digno de recibir la misericordia de Dios. Pero la Biblia nos garantiza afectuosamente: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia”. (1 Juan 1:9.) ¿Hay alguna buena razón para creer que Dios no hará eso en nuestro caso? Recordemos que Jehová dice en su Palabra que está “listo para perdonar”. (Salmo 86:5; 130:3, 4.) Como no puede mentir, cumplirá lo que promete en su Palabra si acudimos a él con el corazón arrepentido. (Tito 1:2.)
10. ¿Qué palabras reconfortantes y tranquilizadoras se publicaron hace tiempo en La Atalaya respecto a la lucha contra las debilidades carnales?
10 ¿Qué debe hacer usted si está luchando contra una debilidad y recae? ¡No se dé por vencido! Una recaída no anula necesariamente todo el progreso que ha hecho. En el número del 1 de julio de 1954 de esta revista se publicaron las siguientes palabras reconfortantes y tranquilizadoras: “[Puede que] nos [encontremos] tropezando y cayendo muchas veces por causa de alguna mala costumbre que [se arraigó] en nuestro anterior modelo de vida [más] de lo que nos habíamos dado cuenta. [...] No pierda la esperanza. No decida que usted ha cometido el pecado imperdonable. Exactamente así le gustaría a Satanás que usted razonara. El hecho de que usted se siente afligido y enfadado con usted mismo es prueba en sí mismo de que usted no ha ido demasiado lejos. Jamás se canse de dirigirse humilde y sinceramente a Dios, buscando su perdón y limpiamiento y ayuda. Diríjase a él como un niño se dirige a su padre cuando se halla en dificultad, prescindiendo de cuán a menudo sea sobre la misma debilidad, y Jehová benignamente le dará a usted la ayuda porque él es Dios de bondad inmerecida y, si usted es sincero, le dará a usted el entendimiento de que su conciencia ha sido purificada”.
Cuando nos parece que no hacemos lo suficiente
11. a) ¿Cuál debe ser nuestro sentir respecto a participar en la predicación del Reino? b) ¿Con qué sentimientos luchan algunos cristianos respecto a su participación en el ministerio?
11 La predicación del Reino desempeña un papel importante en la vida del cristiano, y participar en ella produce gozo. (Salmo 40:8.) No obstante, algunos cristianos se sienten muy culpables porque no pueden hacer más en el ministerio. Tal sentimiento de culpabilidad hasta pudiera socavar su gozo y hacer que se den por vencidos, imaginándose que a los ojos de Jehová nunca hacen lo suficiente. He aquí los sentimientos con los que luchan algunos cristianos:
“¿Sabía usted que ser pobre consume mucho tiempo? —escribió una esposa cristiana con tres hijos—. Tengo que ahorrar siempre que me es posible. Eso significa pasar tiempo en tiendas que venden artículos de segunda mano, en liquidaciones, incluso confeccionando nuestra ropa. También me toma una o dos horas todas las semanas organizar los vales de descuento de comestibles: cortarlos, archivarlos e intercambiarlos. A veces me siento muy culpable de hacer estas cosas porque pienso que debería dedicar ese tiempo al servicio del campo.”
“Pensaba que realmente no amaba a Jehová lo suficiente —dijo una hermana con cuatro hijos y un esposo incrédulo—. De modo que luchaba para servir a Jehová. Me esforzaba arduamente, pero nunca sentía que fuera suficiente. En realidad, no tenía ninguna sensación de valía personal; por lo tanto, no me imaginaba cómo Jehová podía aceptar mi servicio.”
Una cristiana que tuvo que dejar el servicio de tiempo completo dijo: “No soportaba la idea de que no estaba cumpliendo con mi compromiso de servir a Jehová de tiempo completo. No pueden imaginarse lo decepcionada que estaba. Todavía lloro cuando pienso en ello”.
12. ¿Por qué se sienten algunos cristianos muy culpables de no poder hacer más en el ministerio?
12 Es muy natural que deseemos servir a Jehová tanto como podamos. (Salmo 86:12.) Ahora bien, ¿por qué se sienten algunos cristianos muy culpables de no poder hacer más? En el caso de algunos, parece estar relacionado con un sentimiento general de inutilidad que tal vez ha sido causado por experiencias desagradables de la vida. En otros casos, el sentimiento de culpabilidad indebido pudiera ser el resultado de un parecer poco realista sobre lo que Jehová espera de nosotros. Una cristiana admitió: “Creía que a menos que me sintiera agotada, probablemente no estaba haciendo lo suficiente”. Como consecuencia, se fijaba normas demasiado elevadas para ella misma y luego se sentía aún más culpable cuando no podía satisfacerlas.
13. ¿Qué espera Jehová de nosotros?
13 ¿Qué espera Jehová de nosotros? Dicho sencillamente: Jehová espera que le sirvamos de toda alma, que hagamos lo que nos permitan nuestras circunstancias. (Colosenses 3:23.) Sin embargo, pudiera haber una gran diferencia entre lo que quisiéramos hacer y lo que en realidad podemos hacer. Puede que tengamos limitaciones debido a la edad, la salud, la resistencia física o las responsabilidades familiares. No obstante, cuando hacemos todo lo que está a nuestro alcance, podemos estar seguros de que nuestro servicio a Jehová es de toda alma; no es ni más ni menos valioso que el de la persona cuya salud y circunstancias le permiten estar en el ministerio de tiempo completo. (Mateo 13:18-23.)
14. ¿Qué puede hacer usted para determinar lo que debe esperar de sí mismo de manera realista?
14 ¿Cómo, entonces, puede determinar lo que debe esperar de sí mismo de manera realista? Sería conveniente hablar del asunto con un amigo cristiano maduro y de confianza, tal vez un anciano o una hermana de experiencia que conozca sus aptitudes, limitaciones y responsabilidades familiares. (Proverbios 15:22.) Recuerde que a los ojos de Dios su valía como persona no se mide por la cantidad de tiempo que dedica al ministerio del campo. Jehová tiene en alta estima a todos sus siervos. (Ageo 2:7; Malaquías 3:16, 17.) Su participación en la predicación puede ser mayor o menor que la de otros, pero con tal de que represente lo mejor que usted puede dar, Jehová se complace con ella, y usted no tiene por qué sentirse culpable. (Gálatas 6:4.)
Cuando se exige mucho de nosotros
15. ¿En qué aspectos se exige mucho de los ancianos de congregación?
15 “A todo aquel a quien se dio mucho —dijo Jesús—, mucho se le exigirá.” (Lucas 12:48.) Ciertamente ‘se exige mucho’ de los ancianos de congregación. Al igual que Pablo, estos se gastan en favor de la congregación. (2 Corintios 12:15.) Tienen que preparar discursos, hacer visitas de pastoreo, encargarse de asuntos judiciales, y todo ello sin descuidar a su familia. (1 Timoteo 3:4, 5.) Algunos ancianos también ayudan a construir Salones del Reino, sirven en Comités de Enlace con los Hospitales y trabajan de voluntarios en las asambleas. ¿Qué pueden hacer estos hombres trabajadores y devotos para no cansarse por el peso de estas responsabilidades?
16. a) ¿Qué solución práctica ofreció Jetró a Moisés? b) ¿Qué cualidad ayudará al anciano a compartir ciertas responsabilidades apropiadas con otros hermanos?
16 Cuando Moisés, hombre modesto y humilde, estaba agotándose por atender los problemas de otras personas, su suegro, Jetró, le ofreció una solución práctica: compartir la responsabilidad con otros hombres cualificados. (Éxodo 18:17-26; Números 12:3.) “La sabiduría está con los modestos”, dice Proverbios 11:2. Ser modesto significa reconocer y aceptar las limitaciones personales. El hombre modesto no titubea en cuanto a delegar responsabilidades en otras personas, ni teme perder de alguna manera el control de los asuntos al compartir ciertas responsabilidades apropiadas con otros hombres cualificados.b (Números 11:16, 17, 26-29.) Al contrario, desea ayudarlos a progresar. (1 Timoteo 4:15.)
17. a) ¿Cómo pueden los miembros de la congregación aligerar la carga de los ancianos? b) ¿Qué sacrificios hacen las esposas de los ancianos, y cómo podemos mostrarles que no damos por sentado esos sacrificios?
17 Los miembros de la congregación pueden hacer mucho para aligerar la carga de los ancianos. Como comprenden que los ancianos tienen que atender a su propia familia, no serán irrazonables en cuanto al tiempo y la atención que exijan de ellos. Tampoco darán por sentado los sacrificios que de buena gana hacen las esposas de los ancianos al compartirlos altruistamente con la congregación. Una madre de tres hijos cuyo esposo sirve de anciano, explicó: “Nunca me quejo de la carga adicional que llevo de buena gana en el hogar para que mi esposo pueda servir de anciano. Sé que Jehová bendice abundantemente a nuestra familia debido a su servicio, y no me quejo del tiempo que dedica. Pero la verdad es que muchas veces tengo que pasar más tiempo trabajando en el patio y disciplinando a nuestros hijos debido a las ocupaciones de mi esposo”. Lamentablemente, algunos hermanos, en vez de estar agradecidos por la carga adicional que ella llevaba, le hacían comentarios imprudentes como: “¿Por qué no eres precursora?”. (Proverbios 12:18.) Es mucho mejor encomiar a otras personas por lo que hacen que criticarlas por lo que no pueden hacer. (Proverbios 16:24; 25:11.)
El fin aún no ha llegado
18, 19. a) ¿Por qué no es el tiempo de dejar de correr para alcanzar la vida eterna? b) ¿Qué consejo oportuno dio el apóstol Pablo a los cristianos de Jerusalén?
18 Cuando un corredor sabe que está a punto de finalizar una larga carrera, no se da por vencido. Puede que el cuerpo haya llegado al límite de su resistencia y esté agotado, acalorado y deshidratado, pero no deja de correr cuando está tan cerca de la meta. De igual manera, los cristianos estamos corriendo para alcanzar el premio de la vida, y estamos muy cerca de la meta. No es el tiempo de dejar de correr. (Compárese con 1 Corintios 9:24; Filipenses 2:16; 3:13, 14.)
19 Los cristianos del siglo primero afrontaron una situación similar. Alrededor del año 61 E.C., el apóstol Pablo escribió una carta a los cristianos de Jerusalén. Se estaba acabando el tiempo, estaba a punto de ‘pasar’ la inicua “generación”, el sistema judío apóstata. Era muy importante que los cristianos de Jerusalén permanecieran alerta y fieles; tendrían que huir de la ciudad cuando la vieran rodeada de ejércitos acampados. (Lucas 21:20-24, 32.) Por eso fue oportuno el consejo inspirado de Pablo: ‘No se cansen y desfallezcan en sus almas’. (Hebreos 12:3.) El apóstol Pablo empleó aquí dos verbos vívidos: “cansarse” (ká·mno) y “desfallecer” (e·klý·o·mai). Un especialista en textos bíblicos comenta que estas palabras griegas “son los términos que Aristóteles aplica a los corredores que se relajan y se desploman después de haber traspasado la línea de llegada. Los lectores [de la carta de Pablo] aún estaban en la carrera. No debían darse por vencidos prematuramente. No debían desmayarse y desplomarse debido al cansancio. Una vez más, era necesario que perseveraran en medio de adversidades”.
20. ¿Por qué es oportuno para los cristianos de la actualidad el consejo de Pablo?
20 ¡Qué oportuno es el consejo de Pablo para los cristianos de la actualidad! Al afrontar cada vez más presiones, tal vez haya ocasiones en que nos sintamos como un corredor agotado cuyas piernas están a punto de ceder. Pero estamos tan cerca de la meta que no podemos darnos por vencidos. (2 Crónicas 29:11.) Eso es exactamente lo que nuestro Adversario, el “león rugiente”, quiere que hagamos, pero gracias a Jehová, tenemos provisiones que dan “poder al cansado”. (Isaías 40:29.) El siguiente artículo analizará estas provisiones y cómo podemos beneficiarnos de ellas.
[Notas a pie de página]
a Por ejemplo, puede ser que algunas personas estén luchando para dominar una característica de la personalidad profundamente arraigada, como el mal genio, o para superar un problema como la masturbación. (Véase ¡Despertad! del 22 de mayo de 1988, páginas 19-21, y del 22 de febrero de 1982, páginas 16-20; y Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, páginas 198-211, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.)
b Véase el artículo “Ancianos: ¡Deleguen responsabilidades!” de La Atalaya del 15 de octubre de 1992, páginas 20-23.
¿Qué contestaría usted?
◻ ¿Qué podemos hacer para no darnos por vencidos cuando otros nos decepcionan o nos ofenden?
◻ ¿Qué punto de vista equilibrado sobre la culpabilidad evitará que nos demos por vencidos?
◻ ¿Qué espera Jehová de nosotros?
◻ ¿Cómo puede la modestia contribuir a que los ancianos de congregación no se cansen?
◻ ¿Por qué es oportuno para nosotros hoy día el consejo de Pablo recogido en Hebreos 12:3?