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La última de las grandes potencias mundialesLa Atalaya 1988 | 15 de mayo
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Por mucho tiempo una isla que estaba en el extremo noroeste del Imperio Romano permaneció al margen de los asuntos mundiales. Como lo explicó cierto historiador: “En el siglo XVI Inglaterra había sido una potencia secundaria. Su riqueza no era grande en comparación con la de los Países Bajos. Su población era mucho menor que la de Francia. Sus fuerzas armadas (entre ellas su flota) eran inferiores a las de España”. Sin embargo, Inglaterra desarrolló una flota de alguna importancia, y sus piratas y corsarios empezaron a hacer incursiones en las colonias españolas y en sus barcos cargados de tesoros.
Los tres cuernos
En 1588 Felipe II de España envió a la flota española, la Armada Invencible, contra los perturbadores ingleses. Esta flota de 130 barcos con más de 24.000 hombres adelantó lentamente por el canal de la Mancha, pero se convirtió en víctima de vientos contrarios y de violentas tempestades del Atlántico. En Modern Europe to 1870, el historiador Carlton Hayes escribe que aquel suceso “indicó decisivamente que la superioridad naval había pasado de España a Inglaterra”.
En el siglo XVII los holandeses desarrollaron la más grande marina mercante del mundo hasta entonces. Sus barcos dominaban los mares, y prestaban sus ganancias a gobiernos de muchos lugares. Pero Inglaterra salió vencedora en esto también cuando adquirió en el exterior colonias que se desarrollaron.
Después, en el siglo XVIII, ingleses y franceses pelearon en lugares tan distantes entre sí como la América del Norte y la India, situación que culminó en el Tratado de París en 1763. Sobre este tratado William B. Willcox escribió, en su libro Star of Empire—A Study of Britain as a World Power (Estrella imperial.—Un estudio de Gran Bretaña como potencia mundial), que aunque el tratado daba la impresión de ser un acomodo, “en realidad reconoció la nueva posición de Gran Bretaña como la potencia europea que predominaba en el mundo de más allá de Europa”.
Otros historiadores concuerdan con eso, diciendo: “De dos siglos de guerra con españoles, holandeses y franceses, Gran Bretaña salió en 1763 en la condición de principal potencia comercial y colonial del mundo” (Modern Europe to 1870). “En 1763 el Imperio Británico se extendía por el mundo como una Roma revivificada y agrandada.” “Surgió de las guerras de a mediados del siglo como el más grande imperio y la más fuerte —y más profundamente odiada— potencia del mundo.” (Navy and Empire [Armada e imperio], por James L. Stokesbury.) Sí, este ‘cuerno pequeño’ se había convertido en la séptima potencia mundial de la historia bíblica.
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La última de las grandes potencias mundialesLa Atalaya 1988 | 15 de mayo
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La mayoría de las colonias británicas se han independizado y han ingresado en la Comunidad de Naciones. Puede que el imperio haya desaparecido, pero la Potencia Mundial de Gran Bretaña y los Estados Unidos permanece. Sin embargo, solo durará “corto tiempo”, en comparación con los muchos siglos de dominio de la potencia romana que la precedió. (Revelación 17:10.)
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