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Lamento y regocijo por el fin de BabiloniaApocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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Espantosa culpa por derramamiento de sangre
14. ¿Qué razón da el ángel fuerte para que el juicio de Jehová sea tan severo, y qué comentario semejante hizo Jesús cuando estuvo en la Tierra?
14 Para concluir, el ángel fuerte dice por qué es tan severo el juicio de Jehová contra Babilonia la Grande. “Sí —dice el ángel—, en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido degollados en la tierra.” (Revelación 18:24.) Cuando estuvo en la Tierra, Jesús dijo a los líderes religiosos de Jerusalén que ellos eran responsables de “toda la sangre justa vertida sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel” en adelante. Por consiguiente, aquella generación torcida fue destruida en 70 E.C. (Mateo 23:35-38.) Hoy, otra generación de religiosos lleva culpa de sangre por perseguir a los siervos de Dios.
15. ¿De qué dos maneras se hizo culpable de derramar sangre la Iglesia Católica en la Alemania nazi?
15 En su libro The Catholic Church and Nazi Germany (La Iglesia Católica y la Alemania nazi), Guenter Lewy escribe: “El 13 de abril [de 1933], cuando los testigos de Jehová fueron reprimidos en Baviera, la Iglesia hasta aceptó la asignación que le dio el Ministerio de Educación y Religión de informarle sobre cualquier miembro de esa secta que todavía practicara la religión prohibida”. Por eso la Iglesia Católica comparte la responsabilidad de que miles de Testigos fueran encerrados en campos de concentración; en sus manos está la mancha de la sangre vital de centenares de Testigos que fueron ejecutados. Cuando Testigos jóvenes, como Wilhelm Kusserow, mostraron que podían morir valerosamente ante un pelotón de fusilamiento, Hitler decidió que aquella clase de muerte era demasiado buena para los objetores de conciencia; por eso, al hermano de Wilhelm, Wolfgang, de 20 años de edad, le dieron muerte en la guillotina. Al mismo tiempo la Iglesia Católica animaba a los jóvenes católicos alemanes a morir en el ejército de la patria. ¡La culpa por derramamiento de sangre de la iglesia se ve con claridad!
16, 17. a) ¿Qué culpa de derramar sangre tiene que imputarse a Babilonia la Grande, y cómo se hizo culpable de sangre el Vaticano respecto a los judíos que murieron en los pogromos nazis? b) Mencione una de las maneras como la religión falsa lleva culpa por la muerte de millones de personas en centenares de guerras de tiempos modernos.
16 Sin embargo, la profecía dice que hay que culpar a Babilonia la Grande de la sangre de “todos los que han sido degollados en la tierra”. Eso ciertamente ha sido verdad en nuestros tiempos. Por ejemplo, puesto que la intriga católica ayudó a Hitler a ascender al poder en Alemania, el Vaticano comparte la terrible culpa de sangre relacionada con los seis millones de judíos que murieron en pogromos (asesinatos en masa) por los nazis. Además, en centenares de guerras de tiempos modernos se ha dado muerte a más de cien millones de personas. ¿Tiene culpa en esto la religión falsa? Sí, de dos maneras.
17 Una manera es que muchas guerras se deben a diferencias religiosas. Por ejemplo, la violencia que hubo en la India entre musulmanes e hindúes desde 1946 hasta 1948 se debió a razones religiosas. Centenares de miles de personas perdieron la vida. La raíz del conflicto entre Irak e Irán durante los años ochenta fueron diferencias sectarias, y centenares de miles de personas murieron en ese conflicto. La violencia entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte ha costado la vida a miles de personas. Al examinar este campo, el columnista C. L. Sulzberger dijo en 1976: “Es una verdad deprimente que quizás la mitad o más de las guerras que ahora se pelean por todo el mundo o son conflictos francamente religiosos o conflictos que implican disputas religiosas”. Lo mismo ha sucedido por toda la historia turbulenta de Babilonia la Grande.
18. ¿De qué segunda manera son culpables por derramamiento de sangre las religiones del mundo?
18 ¿Cuál es la segunda manera? Desde el punto de vista de Jehová, las religiones del mundo tienen culpa de sangre por no haber enseñado convincentemente a sus seguidores la verdad sobre los requisitos de Jehová para sus siervos. No han enseñado con convicción a la gente que los verdaderos adoradores tienen que imitar a Jesucristo y mostrar amor a otros sin importar el origen nacional que tengan. (Miqueas 4:3, 5; Juan 13:34, 35; Hechos 10:34, 35; 1 Juan 3:10-12.) Porque las religiones que componen a Babilonia la Grande no han enseñado estas cosas, el remolino del guerrear internacional se ha tragado a sus adherentes. ¡Cuán claro quedó esto en las dos guerras mundiales de la primera mitad del siglo XX, que empezaron en la cristiandad, y en las cuales personas de la misma religión se mataron unas a otras! Si todos los supuestos cristianos se hubieran adherido a los principios bíblicos, aquellas guerras nunca habrían ocurrido.
19. ¿Qué espantosa culpa de sangre tiene Babilonia la Grande?
19 Jehová culpa por todo este derramamiento de sangre a Babilonia la Grande. Si los líderes religiosos, y particularmente los de la cristiandad, hubieran enseñado a sus adherentes la verdad bíblica, no habría habido tan masivo derramamiento de sangre. Por eso, en verdad, sea directa o indirectamente, Babilonia la Grande —la gran ramera e imperio mundial de la religión falsa— tiene que responder a Jehová, no solo por “la sangre de profetas y de santos” a quienes ha perseguido y ha matado, sino por la sangre “de todos los que han sido degollados en la tierra”. No hay duda de que Babilonia la Grande es espantosamente culpable de derramar sangre. ¡Qué alivio traerá su destrucción final!
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[Recuadro de la página 270]
El precio de transigir
Guenter Lewy escribe en su libro The Catholic Church and Nazi Germany (La Iglesia Católica y la Alemania nazi): “Si desde el principio el catolicismo alemán se hubiera adherido a una norma de oposición resuelta al régimen nazi, la historia universal bien pudiera haber tomado un rumbo diferente. Aunque esta lucha no hubiera terminado por derrotar a Hitler y haber evitado sus muchos crímenes, nos parece que habría elevado inconmensurablemente el prestigio moral de la Iglesia. No hay que negar que una resistencia tal habría tenido su gran costo en vidas humanas, pero los sacrificios se habrían hecho por la mayor de las causas. Si Hitler no hubiera podido confiar en la situación interna de su país, quizás no se habría atrevido a empezar la guerra, y literalmente se habrían salvado millones de vidas. [...] Cuando miles de alemanes antinazis fueron torturados hasta morir en los campos de concentración de Hitler, cuando los intelectuales polacos fueron degollados, cuando centenares de miles de rusos murieron como resultado de que se les tratara como Untermenschen [subhumanos] eslavos, y cuando 6.000.000 de seres humanos fueron asesinados por no ser arios, los funcionarios de la Iglesia Católica en Alemania fortalecieron al régimen que perpetraba estos crímenes. El papa de Roma, cabeza espiritual y supremo maestro moral de la Iglesia Católica Romana, permaneció callado” (páginas 320, 341).
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