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Jóvenes, ¡Jehová no olvidará la obra de ustedes!La Atalaya 2003 | 15 de abril
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Considera la experiencia de Jennifer, de 17 años de edad. “Estaba almorzando en la escuela cuando las chicas sentadas junto a mí se pusieron a hablar de religión y una de ellas me preguntó a cuál pertenecía yo”, nos cuenta Jennifer. ¿La puso nerviosa tener que responder? “Sí —admite—, porque no estaba segura de cómo reaccionarían.” ¿Qué hizo? “Les dije que era testigo de Jehová. Al principio parecieron sorprenderse, quizá porque tenían la impresión de que los testigos de Jehová son gente rara. Eso las impulsó a hacerme preguntas, y pude aclarar ciertos conceptos equivocados que tenían. Después de ese día, algunas compañeras siguen haciéndome preguntas de vez en cuando.”
7 ¿Se arrepintió Jennifer de haber aprovechado la oportunidad de defender sus creencias? ¡Ni mucho menos! “Cuando el almuerzo terminó, me sentí muy bien por lo que había sucedido —nos dice—. Esas chicas tienen ahora una idea más exacta de quiénes son los testigos de Jehová en realidad.” Jennifer da un consejo muy sencillo: “Si se te hace difícil predicar a los compañeros de clase o a los profesores, haz una breve oración. Jehová te ayudará. Te alegrarás de haber aprovechado la ocasión para dar testimonio” (1 Pedro 3:15).
8. a) ¿Cómo ayudó la oración a Nehemías cuando se vio ante una situación inesperada? b) ¿Qué situaciones pudieran surgir en la escuela en las que quizá necesites hacer una oración breve y silenciosa a Jehová?
8 Observa que Jennifer recomienda ‘hacer una breve oración’ a Jehová cuando se presenta la oportunidad de dar testimonio de tu fe. Precisamente eso fue lo que hizo Nehemías, copero del rey persa Artajerjes, cuando se vio ante una situación inesperada. Estaba visiblemente preocupado porque se le había informado de las difíciles circunstancias que atravesaban los judíos, y se había enterado de que la muralla y las puertas de Jerusalén se hallaban en ruinas. El rey notó que Nehemías parecía inquieto, así que le preguntó qué le pasaba. Antes de responder, Nehemías oró pidiendo la guía de Jehová. A continuación tuvo el valor de solicitar permiso para regresar a Jerusalén y colaborar en la reconstrucción, y Artajerjes se lo concedió (Nehemías 2:1-8). ¿La lección? Si te sientes nervioso cuando surge la ocasión de dar testimonio de tu fe, no olvides que puedes hacer una oración silenciosa. “Ech[e]n sobre [Jehová] toda su inquietud —escribió Pedro—, porque él se interesa por ustedes.” (1 Pedro 5:7; Salmo 55:22.)
“Listos para presentar una defensa”
9. ¿Cómo pudo Leah, de 13 años, distribuir veintitrés libros Los jóvenes preguntan?
9 Veamos otra experiencia. En el descanso escolar para el almuerzo, Leah, de 13 años, estaba leyendo el libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas.a Ella dice: “Había otros estudiantes que me observaban; pronto se agolparon a mi espalda para ver lo que leía y empezaron a preguntarme de qué trataba el libro”. Antes de acabar el día, cuatro chicas le pidieron a Leah un ejemplar. A su vez, estas enseguida les mostraron el libro a otros, quienes también lo quisieron. En las siguientes semanas, Leah distribuyó veintitrés libros Los jóvenes preguntan entre sus compañeros y los amigos de estos. ¿Fue fácil para ella hablar cuando le hicieron preguntas sobre lo que estaba leyendo? ¡Claro que no! “Al principio me puse nerviosa —admite—. Sin embargo, oré a Jehová y sentí su apoyo.”
10, 11. ¿Cómo contribuyó una niña israelita a que un jefe del ejército sirio aprendiera de Jehová, y qué cambios hizo este a partir de entonces?
10 La experiencia de Leah quizá te recuerde una situación similar que afrontó una niña israelita cautiva en Siria. Naamán, jefe del ejército sirio, tenía lepra, y tal vez su esposa iniciara la conversación que impulsó a la jovencita a defender su fe. La niña exclamó: “¡Si solo mi señor estuviera delante del profeta que hay en Samaria! En ese caso él le daría recobro de su lepra” (2 Reyes 5:1-3).
11 Gracias al denuedo de aquella niña, Naamán aprendió que “no ha[bía] Dios en ninguna parte de la tierra sino en Israel”, e incluso se resolvió a no ofrecer “ofrenda quemada o sacrificio a otros dioses sino a Jehová” (2 Reyes 5:15, 17). Sin lugar a dudas, Jehová bendijo el valor de la jovencita, y lo mismo puede hacer y hará por los jóvenes de hoy. Leah lo comprobó por sí misma, pues algunos de sus compañeros le dijeron que el libro Los jóvenes preguntan los había impulsado a comportarse mejor. “Me puse contenta —dice ella—, porque sabía que así estaba ayudando a otros a conocer más a Jehová y a hacer cambios en su vida.”
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Jóvenes, ¡Jehová no olvidará la obra de ustedes!La Atalaya 2003 | 15 de abril
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[Ilustraciones y recuadro de la página 20]
¡Incluso los niños alaban a Jehová!
Incluso los niños han logrado dar testimonio en la escuela. Observa estas experiencias.
Amber tiene 10 años de edad y está en quinto grado. Su clase estaba leyendo un libro que trataba del ataque nazi contra los judíos durante la II Guerra Mundial, y Amber llevó la videocinta Los triángulos púrpuras a su maestra. Esta se sorprendió al enterarse de que el régimen nazi también persiguió a los testigos de Jehová, y ella misma mostró el vídeo a toda la clase.
A sus ocho años de edad, Alexa escribió una carta a la clase en la que explicaba por qué no podía participar en la celebración de la Navidad. Su maestra quedó tan impresionada que hizo que Alexa la leyera en voz alta, no solo a su propia clase, sino también en otras dos aulas. “Me han enseñado a respetar a quienes no comparten mis creencias —dijo la niña casi en la conclusión—, y les doy las gracias por respetar mi decisión de no celebrar la Navidad.”
Poco después de empezar el primer grado, Eric llevó a la escuela Mi libro de historias bíblicas y pidió permiso a la maestra para mostrárselo a sus compañeros. “Tengo una idea mejor —repuso ella—. ¿Por qué no lees una historia a toda la clase?” Así lo hizo Eric, tras lo cual dijo que todos los que quisieran el libro alzaran la mano. Dieciocho, incluida la maestra, la levantaron. Ahora Eric siente que tiene un territorio especial de predicación.
Whitney, de nueve años, está agradecida por el folleto Los testigos de Jehová y la educación.c “Mamá se lo entrega todos los años a mis maestros —dice—, pero esta vez lo hice yo misma. Gracias a él, mi maestra me nombró ‘estudiante de la semana’.”
[Nota]
c Todas las publicaciones que se mencionan han sido editadas por los testigos de Jehová.
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