Filipenses. En ella, les habló a los hermanos de Filipos de sus “cadenas de prisión” y de la situación en la que estaba el hermano que les llevaba la carta: Epafrodito. Los filipenses se lo habían enviado a Pablo como ayudante, pero se puso tan enfermo que casi se muere. Luego, como los filipenses “oyeron que él estaba enfermo”, se deprimió, y por eso Pablo les pidió que tuvieran “siempre en alta estima a hombres como él” (Filip. 1:7; 2:25-30).