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Valore la vida que realmente lo esLa Atalaya 1995 | 15 de enero
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El camino a “la vida que realmente lo es”
Para hacer posible “la vida que realmente lo es”, Jehová Dios preparó el rescate de la humanidad. A modo de ilustración, imaginémonos una pequeña fábrica. Todas las máquinas que hay en ella están defectuosas y dificultan la labor de los operarios porque años atrás el primer trabajador pasó por alto el libro de instrucciones y las estropeó todas. Los operarios actuales hacen todo lo que pueden con las máquinas que tienen a su disposición. El dueño de la fábrica quiere arreglar las máquinas para ayudar a sus trabajadores, y está apartando los fondos necesarios para ese propósito.
El primer “operario”, Adán, no valoró debidamente la vida que había recibido. Por lo tanto, pasó a su descendencia una vida imperfecta, similar a una máquina defectuosa. (Romanos 5:12.) Tal como a los posteriores operarios de la fábrica no les era posible remediar la situación, la prole de Adán no ha podido conseguir por sí misma la vida que lo es realmente. (Salmo 49:7.) Para corregir esta situación aparentemente desesperanzada, Jehová envió a su Hijo unigénito a la Tierra a fin de recomprar la vida eterna para la humanidad. (Lucas 1:35; 1 Pedro 1:18, 19.) Con su muerte de sacrificio en favor de la humanidad, el Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, proporcionó los fondos: la vida correspondiente a la que Adán perdió. (Mateo 20:28; 1 Pedro 2:22.) Con este sacrificio precioso, Jehová ahora tiene la base para suministrar la vida que realmente lo es.
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Valore la vida que realmente lo esLa Atalaya 1995 | 15 de enero
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Necesidad de apreciar nuestra vida presente
Lo anterior no quiere decir que podemos pasar por alto la santidad de nuestra vida presente. ¿Invertirá tiempo y dinero el dueño de la fábrica en arreglar una máquina para un trabajador que no la cuida bien? ¿No confiará el dueño la máquina arreglada a una persona que haya cuidado la anterior lo mejor posible?
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Valore la vida que realmente lo esLa Atalaya 1995 | 15 de enero
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Tal como el operario de la ilustración era responsable de la máquina, a nosotros se nos ha confiado nuestra vida actual. ¿Qué haría usted si tuviera que reparar la máquina y un mecánico le recomendara arreglarla utilizando piezas prohibidas específicamente en el libro de instrucciones? ¿No consultaría a otros mecánicos para ver si se podía reparar la maquina según las instrucciones del manual? La vida humana es mucho más importante y compleja que una máquina. En su Palabra inspirada, el manual para mantener la vida del ser humano, nuestro Hacedor prohíbe recurrir a la sangre para sostener la vida. (Deuteronomio 32:46, 47; Filipenses 2:16.) ¿No es razonable observar los requisitos de este manual?
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