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Enseña por ilustracionesEl hombre más grande de todos los tiempos
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Jesús da una tercera ilustración acerca de un hombre que siembra la clase correcta de semilla, pero “mientras los hombres dormían” viene un enemigo y sobresiembra mala hierba entre el trigo. Los siervos del hombre preguntan si deben arrancar la mala hierba. Pero él contesta: ‘No; porque si lo hacen van a desarraigar trigo también. Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega. Entonces diré a los segadores que saquen la mala hierba y la quemen, y que pongan el trigo en el granero’.
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Enseña por ilustracionesEl hombre más grande de todos los tiempos
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Bendecidos con más instrucción
Después de oír a Jesús explicarles la ilustración del sembrador, los discípulos desean aprender más. “Explícanos —solicitan— la ilustración de la mala hierba en el campo.”
¡Cuánto difiere la actitud de los discípulos de la del resto de la muchedumbre que está en la playa! Aquellas personas no tienen un deseo intenso y sincero de aprender el significado de las ilustraciones; están satisfechas con simplemente el esquema de asuntos que se da en ellas. Jesús, estableciendo un contraste entre aquel auditorio de la playa y sus discípulos inquisitivos, que han entrado con él en la casa, dice:
“Con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes, sí, hasta se les añadirá”. Los discípulos están midiéndole a Jesús interés profundo y atención, y por eso se les bendice con recibir más instrucción. Así, en respuesta a lo que le solicitan sus discípulos, Jesús explica:
“El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; en cuanto a la semilla excelente, estos son los hijos del reino; pero la mala hierba son los hijos del inicuo, y el enemigo que la sembró es el Diablo. La siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles”.
Después de aclarar cada rasgo de su ilustración, Jesús describe el resultado. En la conclusión del sistema de cosas, dice, “los segadores”, o ángeles, separarán a los cristianos de imitación —parecidos a mala hierba— de los verdaderos “hijos del reino”. Entonces “los hijos del inicuo” serán designados para la destrucción, pero los hijos del Reino de Dios, “los justos”, resplandecerán brillantemente en el Reino de su Padre.
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