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Aprendió a ser compasivoEjemplos de fe
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El mensaje del profeta no pasa desapercibido. Seguramente, Jonás estaba preparado para una respuesta negativa, o hasta violenta. Sin embargo, ocurre algo totalmente inesperado: ¡la gente le hace caso! Sus palabras se extienden como la pólvora, y en poco tiempo la condena profética de Jonás está en boca de todo el mundo (lea Jonás 3:5). Ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y mayores..., todos se arrepienten de sus pecados. Incluso dejan de comer en señal de remordimiento. Finalmente, las noticias de la reacción del pueblo llegan a oídos del mismísimo rey.
Jonás necesitó fe y valor para predicar en Nínive
8 Al escuchar el mensaje de Jonás, el monarca también siente temor de Dios y se arrepiente. Se levanta de su trono, se quita sus espléndidas prendas de vestir, se viste con la misma ropa de tela áspera que se han puesto sus súbditos y se sienta “en las cenizas” en señal de duelo. Luego emite un decreto junto con “sus grandes” —es decir, los nobles— para hacer oficial el ayuno que el pueblo inició. Ordena que todos se cubran con ese tipo de tela áspera, incluidos los animales domésticos.b Además, el rey reconoce con humildad la gran maldad y violencia de su pueblo. Al parecer, tiene la esperanza de que Dios vea su arrepentimiento y les tenga compasión, pues dice: “¿Quién hay que sepa si el Dios verdadero [...] se vuelva de su cólera ardiente, de modo que no perezcamos?” (Jon. 3:6-9).
9. ¿Qué hecho les cuesta creer a algunos críticos, pero por qué podemos estar seguros de que no tienen razón?
9 Hay críticos a quienes les cuesta creer que los ninivitas de repente se arrepintieran. No obstante, algunos especialistas bíblicos señalan que tal reacción encaja con el carácter cambiante y supersticioso de esas culturas antiguas. En cualquier caso, podemos estar seguros de que esas críticas no tienen fundamento porque el propio Jesucristo mencionó tiempo después que los ninivitas se arrepintieron (lea Mateo 12:41). Y sabía de lo que hablaba, pues cuando ocurrieron aquellos hechos, él estaba en el cielo y vio por sí mismo todo lo que pasó (Juan 8:57, 58). Lo cierto es que nunca debemos dar por sentado que las personas no pueden cambiar, por muy mala que nos parezca su conducta. Recordemos que solo Jehová sabe lo que hay en el corazón.
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Aprendió a ser compasivoEjemplos de fe
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b Este detalle puede parecer extraño, pero existen precedentes en la antigüedad. El historiador griego Heródoto narra una ocasión en que los antiguos persas incluyeron a su ganado en ciertos ritos funerarios en honor de un general muy apreciado.
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