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Puntos sobresalientes de las cartas de Santiago y PedroLa Atalaya 2008 | 15 de noviembre
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Poco después les envía una segunda carta, en la que los exhorta a prestar atención a la palabra de Dios y les advierte sobre el día de Jehová.
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Puntos sobresalientes de las cartas de Santiago y PedroLa Atalaya 2008 | 15 de noviembre
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“EL DÍA DE JEHOVÁ VENDRÁ”
“La profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre —escribe Pedro—, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.” Si prestamos atención a la palabra profética, no nos corromperán los “falsos maestros” ni ninguna otra persona (2 Ped. 1:21; 2:1-3).
“En los últimos días vendrán burlones con su burla”, advierte Pedro. Pero “el día de Jehová vendrá como ladrón”. El apóstol concluye su carta con consejos para los que esperan y tienen “muy presente la presencia del día de Jehová” (2 Ped. 3:3, 10-12).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:16-19. ¿Quién es “el lucero”? ¿Cuándo se levanta? ¿Cómo sabemos que esto ya ha ocurrido? “El lucero” es Jesucristo después de ser coronado rey (Rev. 22:16). En 1914, Jesús se “levantó” ante toda la creación como Rey Mesiánico, anunciando el amanecer de un nuevo día. La transfiguración que presenció Pedro fue una vista por anticipado de la gloria y el poder real de Jesús y puso de relieve lo confiable que es la palabra profética de Dios (Mar. 9:1-3). Si prestamos atención a esta palabra, se iluminarán nuestros corazones y sabremos que el Lucero se ha levantado.
2:4. ¿Qué es el “Tártaro”? ¿Cuándo fueron arrojados en él los ángeles rebeldes? El Tártaro es una condición restringida en la que se pone a algunas criaturas espirituales, no a los seres humanos. Es un estado mental de densa oscuridad espiritual con respecto al magnífico propósito de Dios. Quienes están en ese estado no tienen ninguna esperanza para el futuro. Dios arrojó al Tártaro a los ángeles desobedientes del tiempo de Noé, y estos permanecerán en esa condición degradada hasta el día en que sean destruidos.
3:17. ¿Qué conocimiento tenían de antemano los cristianos? Aquí Pedro se estaba refiriendo a la presciencia, es decir, al conocimiento de los sucesos futuros que habían recibido por inspiración él y otros escritores bíblicos. Claro, aquel conocimiento no era absoluto, de modo que los primeros cristianos no conocían todos los detalles del futuro. Pero sí tenían una idea general de lo que podían esperar.
Lecciones para nosotros:
1:2, 5-7. Si nos esforzamos por cultivar fe, aguante y devoción piadosa, no solo tendremos más “conocimiento exacto de Dios y de Jesús”, sino que no nos haremos “inactivos o infructíferos” (2 Ped. 1:8).
1:12-15. Para estar “firmemente establecidos en la verdad”, necesitamos que se nos recuerden constantemente los principios bíblicos. Por eso son tan provechosos el estudio, la lectura de la Biblia y las reuniones.
2:2. Debemos tener cuidado para que nuestra conducta nunca manche el nombre de Jehová y de su organización (Rom. 2:24).
2:4-9. Por lo que ha hecho en el pasado, podemos estar seguros de que “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la existencia”.
2:10-13. Aunque “los gloriosos” (los superintendentes cristianos) tienen defectos y se equivocan, no debemos hablar mal de ellos (Heb. 13:7, 17).
3:2-4, 12. Si prestamos atención a “los dichos hablados previamente por los santos profetas” y al “mandamiento del Señor y Salvador”, no olvidaremos lo cerca que está el día de Jehová.
3:11-14. Quienes estamos “esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová” debemos 1) tener una conducta santa y mantenernos puros en sentido físico, mental, moral y espiritual; 2) abundar en obras que reflejen “devoción piadosa”, como predicar el Reino y hacer discípulos; 3) luchar para estar “inmaculados”, es decir, para que el mundo no manche nuestra conducta y personalidad; 4) asegurarnos de que nuestras intenciones siempre sean nobles y así vivir “sin tacha”, y 5) estar “en paz” con Dios, con nuestros hermanos y con las demás personas.
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