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Los despidos. La pesadilla del empleado¡Despertad! 1991 | 8 de agosto
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Los despidos. La pesadilla del empleado
“Me cayó como un jarro de agua fría. Me quedé aturdida.”—Directora de comunicaciones, cuarenta y cuatro años.
“Supone un golpe terrible para la confianza en uno mismo. Hace que la persona se sienta inútil.”—Jefe de finanzas, treinta y ocho años.
“¿Qué clase de economía es esta que hemos creado, que sacrifica a personas que están en la flor de su vida?”—Ejecutivo del ramo de la confección, cuarenta y siete años.
¿QUÉ tenían en común estas personas? Las tres habían pasado por la traumática experiencia de ser despedidas de su trabajo.
Fíjese de nuevo en la edad de estos trabajadores. No eran principiantes, así que probablemente pensaban que en cierto modo tenían el empleo asegurado. Además, se encontraban en lo que muchos llamarían los años de mayores ganancias. Pero su despido fue rápido e inesperado. “Me dijeron que vaciase mi escritorio y empacase mis cosas —dijo la directora de comunicaciones citada en la introducción—. En un abrir y cerrar de ojos estaba despedida.”
¿Qué sucedió?
La inseguridad económica no es algo nuevo. En muchos países siempre ha habido períodos de relativa prosperidad seguidos de recesiones o depresiones. Y las recientes contracciones económicas experimentadas por todo el mundo, incluso antes de la guerra del golfo Pérsico, pusieron de manifiesto la fragilidad de las economías incluso después de años de relativa prosperidad. Muchas personas, algunas de ellas por primera vez, se dieron cuenta de que no podían dar por sentado su empleo y sus ingresos.
El efecto que han tenido las disminuciones económicas en la fuerza laboral ha sido asombroso. Algunas empresas se vieron obligadas a reducir gastos al máximo, lo que con frecuencia resultó en despidos masivos. En los países más prósperos e industrializados, miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, llegó a haber unos 25 millones de desempleados.
“Casi a diario recibo llamadas telefónicas de amigos que trabajaban en grandes empresas y que han sido despedidos —dijo una diseñadora de interiores—. El negocio de muchas de las empresas con las que trabajo se ha quedado reducido a la mitad del que tenían hace un año.”
Los despidos siempre han formado parte de la vida obrera. En la baja económica reciente también perdieron su empleo una cantidad creciente de trabajadores administrativos. “Son los empleos ideales desde el punto de vista económico —dijo Dan Lacey, redactor del boletín Workplace Trends—, pues nos dan la posibilidad de comprarnos una casa en un barrio bonito y poseer dos automóviles.”
Muchos de estos empleos se perdieron en los últimos años. Y los trabajadores que fueron despedidos se encontraron, según lo expresó la revista Newsweek, “agobiados por hipotecas, hijos jóvenes, grandes deudas y un futuro cada vez más incierto.”
¿Cuáles son los efectos?
El impacto de todo esto tiene dos vertientes: El sufrimiento económico y el sufrimiento emocional de los trabajadores despedidos. El apuro económico es obvio. Con ingresos inferiores, la persona debe ajustar su nivel de vida. Pero el desempleo también tiene secuelas emocionales.
Por ejemplo, cambia el concepto de los jóvenes respecto a tener un empleo seguro y los empleos esporádicos se convierten en una forma de vida normal y aceptada. The Wall Street Journal indicó que el desempleo ocasional ha convertido a muchos jóvenes británicos en “adolescentes permanentes”.
Además, las personas que después de años de ocupar un puesto de trabajo estable son despedidas, sufren repercusiones emocionales que se les quedan profundamente arraigadas. “Cuando hay un despido —dijo Neil P. Lewis, psicólogo laboral—, no se trata tan solo de perder un salario, sino que implica perder un poco de la confianza que la persona tiene en sí misma.”
Los psicólogos incluso han observado que el trauma del despido es similar al producido por la muerte de un ser querido y por un divorcio. La sacudida inicial da paso a la ira, lo que a su vez conduce a un sentimiento de pesar y más adelante a la aceptación de la realidad. “Algunas personas pasan por todo eso en dos días —dice N. P. Lewis—. Otras tardan semanas y hasta meses.”
El impacto emocional también se ve en que los despedidos tienen mayor tendencia a abusar del alcohol y las drogas. La desesperación hasta puede conducir a la violencia en el núcleo familiar o a la desintegración de esta. Stephen Pilster-Pearson, director de la sección de asistencia laboral de la universidad de Wisconsin (E.U.A.) dijo: “Esos sentimientos tienen que manifestarse en algún lugar, y uno de ellos es sin duda el hogar”.
Un licenciado universitario de Hong Kong reaccionó de forma aún más trágica: tras cinco años de desempleo decidió poner fin a su vida, se tiró a la vía del tren.
En efecto, cuando se pierde el empleo, la billetera no es lo único afectado. Por lo tanto, es imperioso ver más allá del aspecto económico del problema. Hay implicadas emociones fuertes, y los familiares deben aunar sus esfuerzos y buscar soluciones juntos.
[Recuadro en la página 5]
¿El fin de la expansión económica?
El año pasado por todo el mundo hubo informes que auguraban tiempos difíciles para la economía. Veamos algunos ejemplos:
Francia: “El mundo está llegando al final del período más largo de expansión económica que jamás se ha conocido. [...] Aunque gracias al empuje que ha dado la reunificación alemana los países europeos no tengan mucho que temer a corto plazo, no pueden esperar que escaparán del todo. [...] Los mercados han visto venir el peligro.” (Le Monde, París.)
Brasil: Una recesión en Estados Unidos “inevitablemente se transmitiría y repercutiría a los demás países industrializados y, como resultado, crearía mayores restricciones para el aumento de las exportaciones procedentes de las naciones menos desarrolladas”. (Fôlha de S. Paulo, São Paulo.)
Gran Bretaña: “La economía británica, con una inflación muy arraigada, unos elevados tipos de interés y un crecimiento lento, también resulta poco atractiva.” (Financial Times, Londres.)
Canadá: “Una cantidad mucho menor de patronos busca una cantidad mucho menor de trabajadores.” (The Toronto Star.)
Alemania: “Ya se están viendo paralelos del alza radical del precio del crudo que hubo en 1973 [...], así como señales de recesión.” (Neues Deutschland, Berlín.)
Japón: “Los valores del terreno son ahora como una bomba con espoleta extrarrápida emplazada en el centro de la economía mundial. Si se dejase estallar y los precios del terreno cayesen, los bancos japoneses harían implosión a medida que los [préstamos] garantizados por terreno japonés perdiesen casi por completo su valor. Esto, a su vez, desencadenaría una recesión mundial.” (Australian Financial Review, Sydney.)
Pero cuando terminó la Guerra del Golfo a principios de 1991 se cobraron nuevas esperanzas de que iba a haber una mejora en la actividad económica mundial. De todas formas, es evidente que las economías nacionales son frágiles, en especial si se toma en consideración la enorme deuda que ya agobia a muchos países.
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¿Qué puede hacer si pierde el empleo?¡Despertad! 1991 | 8 de agosto
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¿Qué puede hacer si pierde el empleo?
“Va a ser muy duro. Muchos negocios están hundidos, pero todavía no lo quieren admitir.”—Un financiero estadounidense.
MUCHAS personas ya han experimentado la dura realidad de esa terrible predicción hecha a finales de 1990. En algunas empresas, los empleados “supervivientes” se preguntaban si ellos serían los siguientes en ser despedidos.
¿Qué haría usted si hoy mismo perdiese su empleo? Es de sabios estar preparados. Como señaló el artículo anterior, la pérdida del empleo produce un impacto económico y emocional. Por consiguiente, no se trata solo de hacer frente a las deudas. A continuación se dan algunas pautas que han ayudado a otros a mantener su estabilidad económica y emocional ante la pérdida de su empleo.
1. No se desespere
Cuando Dominick perdió su empleo, tuvo que devolver su casa al banco y junto con su familia irse a vivir con su madre. Su consejo es mantener la calma sin importar lo extrema que pueda parecer la situación. “Con empleo o sin él, uno no desaparece del mapa así como así —dice—. Tuve que aprender que no íbamos a morirnos todos.” En lugar de llenarse la cabeza de los peores desenlaces hipotéticos, busque con calma soluciones provechosas.
2. Sea positivo
Jim y Donna tienen cuatro empleos por horas entre los dos. Sin embargo, ganan menos de lo que ganaba Jim solo en su anterior empleo de jornada completa. A pesar de ello, lo han aceptado como una experiencia instructiva para sus cinco hijos. Donna comentó: “Sin estos problemas habrían tenido más en sentido material, pero no habrían pasado por las dificultades que te enseñan a vivir”.
3. Sea receptivo a nuevos tipos de trabajo
Hasta los trabajadores administrativos pueden cambiar de profesión y empezar de nuevo en otro tipo de trabajo. “La gente no piensa en alternativas hasta que se ve obligada a hacerlo —dijo una mujer llamada Laura a la que habían despedido de un trabajo administrativo—. En la década de los noventa la gente tiene que aprender a ser más flexible.” El tratar de conseguir el mismo tipo de trabajo —o el mismo salario— al que uno está acostumbrado es posible que limite sus posibilidades de encontrar empleo. Esto quizás explique, al menos en parte, por qué suelen tardar más en encontrar empleo los que hacen trabajo de oficina que los trabajadores manuales. De modo que no se niegue la posibilidad de aceptar un nuevo tipo de trabajo. Muchas personas han tenido éxito ofreciendo algún servicio como pudiera ser el de limpieza doméstica.
4. Viva de acuerdo con sus posibilidades, no con las de otra persona
Un poderoso medio que utiliza la publicidad es el de crear una “necesidad” que no existía antes. Muchas veces le hacen pensar que todos los demás (excepto usted) están informados y actúan en conformidad con esa necesidad. ‘Este es el estilo de ropa que todo el mundo lleva [excepto usted].’ ‘La película de la que todos hablan [¿y por qué no la ha ido a ver?].’ ‘El automóvil que todos tienen [¿cuándo se lo comprará?].’
Tal forma de persuasión puede afectar su modo de ver y gastar el dinero. Un amigo hace un viaje costoso. De pronto, usted necesita unas vacaciones. Otro amigo se compra un automóvil nuevo. De pronto, el suyo se ve viejo y no reúne condiciones. El envidiar lo que los demás hacen solo conseguirá hacerle gastar un dinero que usted no tiene, por comprar cosas que no necesita. Evite esas comparaciones contraproducentes.
Jim, el trabajador despedido que mencionamos antes, comentó: “La gente se hunde cuando no puede mantener el estilo de vida que piensa que quiere. Pero solo hay que preocuparse por el alimento y el abrigo, en realidad, lo demás es irrelevante”. Tal como recomienda la Biblia en 1 Timoteo 6:8, “teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas”.
5. Cuidado con las tarjetas de crédito
Una tarjeta de crédito puede ser ventajosa, pero también puede convertirse en su mayor inconveniente. Para algunas personas, es como una muleta en la que apoyarse y la utilizan para eludir la pregunta “¿puedo permitírmelo?”. La tarjeta se convierte en un “acallaconciencias” que le permite gastar sin pensar ni sentir los efectos de perder dinero.
En estos últimos años se ha observado en muchos países a un número cada vez mayor de personas con una verdadera locura por las tarjetas de crédito. ¿Con qué resultados? Un vendedor de ordenadores de Corea que se compró un automóvil nuevo con una tarjeta de crédito resumió bien la cuestión: “Cuando llega el momento de pagar, siempre me sienta mal. Es como si regalase ese dinero”. En Japón, casi la mitad de todas las personas que buscan asesoramiento económico tienen entre veinte y treinta años. Los 140 millones de tarjetas de crédito que hay en ese país se consideran en gran parte responsables de las enormes deudas contraídas por los jóvenes.
De modo que tenga cuidado con las tarjetas de crédito. Utilícelas, pero no permita que ellas lo utilicen a usted. No deje que le impidan ver su verdadera situación económica. Eso solo agravaría la tensión que ya siente por haber perdido el empleo.
6. Mantenga unida a la familia
En una encuesta llevada a cabo entre 86.000 personas, más de una tercera parte dijo que el dinero es el problema número uno de su matrimonio. Otro estudio descubrió que el dinero es lo que más peleas provoca. “El que haya diferentes modos de ver el dinero puede crear tirantez en las relaciones [familiares]”, dijo Grace Weinstein, asesora financiera.
Hasta un matrimonio aparentemente unido puede tener opiniones muy dispares sobre el dinero y la manera de gastarlo. Un cónyuge puede ser un fanático del ahorro, y el otro un derrochador insaciable.
Si los asuntos económicos no se discuten a fondo, pueden desencadenar en seguida peleas familiares. “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial”, dice la Biblia en Proverbios 15:22. Y cuando trate cuestiones económicas, procure comprender y adaptarse a las opiniones de su cónyuge.
7. Mantenga en alto su amor propio
Grace Weinstein comentó: “El hombre o la mujer que ya no gana un sueldo lleva el problema emocional de tener una posición social inferior y una menor independencia, y ambas cosas resultan en una pérdida de amor propio”.
No se apresure a concluir que le despidieron porque no le consideraban un buen trabajador. A Rani, mujer de veintinueve años, la despidieron tan solo tres semanas después de haber recibido, tras la inspección anual, el mayor aumento de sueldo posible dentro de su nivel. Aunque el ser un trabajador honrado y digno de confianza puede contribuir a que una persona no pierda su empleo, ese no es siempre el caso. De modo que no hay que tomarse el despido como una afrenta personal contra su valía como persona o como trabajador. Los empleados confiables y apreciados también pueden verse afectados por el despido.
8. Hágase un presupuesto
A muchos les repugna la idea de tener un presupuesto. Opinan que les impone limitaciones, que les impedirá comprar lo que desean. Pero no es así. Un presupuesto sirve para ayudarle a alcanzar sus metas, no para impedírselo. Se trata solo de un sistema de control, un plan detallado que le dice dónde va a parar su dinero y cómo conseguir que vaya donde usted quiere.
Aunque sorprenda, muchas personas no tienen ni idea de cómo gastan su dinero. Caen víctimas del hábito de comprar de forma impulsiva y luego se lamentan diciendo: “¿Dónde se fue todo el dinero?”. Es necesario evitar esta forma de gastar, en especial cuando se atraviesan épocas difíciles. La Biblia declara con sabiduría en Proverbios 21:5: “Los proyectos del hombre laborioso son una ganancia; el que se precipita acaba en la indigencia”. (Levoratti–Trusso.)
Para seguir este consejo, lleve un registro por escrito. Anote todo lo que gasta durante un mes, según apartados y también cuánto dinero entra en su casa. Si descubre que sale más dinero del que entra, repase sus gastos para descubrir la fuente del problema. Una vez sepa lo que gasta y dónde lo gasta, podrá controlar su economía.
No obstante, mantenga flexible su presupuesto. Seguro que en los primeros meses descubre algunos errores y que quizás ha pasado por alto ciertos gastos. Haga las correcciones y ajustes necesarios hasta que el presupuesto encaje bien con sus necesidades. Si se hace un buen presupuesto, este se convertirá en su servidor, nunca en su amo.a
Estas pautas pueden ayudar a que la persona supere un período de desempleo. Pero para ser eficaz, estos puntos deben estar equilibrados por una valoración apropiada de la verdadera importancia del dinero. ¿Hasta qué punto es vital el dinero? ¿Hay algo que debería venir antes que él, aun en el caso de haber perdido el empleo? En el siguiente artículo analizaremos estas preguntas.
[Nota a pie de página]
a Si desea más ayuda para hacer un presupuesto, consulte el número del 22 de abril de 1985 de esta revista, páginas 24-27.
[Fotografía en la página 7]
Los cónyuges deben comunicarse para que las cuestiones monetarias no provoquen peleas familiares
[Recuadro en la página 8]
Para preparar un presupuesto:
1. Calcule cuánto dinero en metálico entra.
2. Guarde un registro de todo un mes para determinar en qué se gasta el dinero.
3. Prepare un presupuesto de acuerdo con los dos primeros pasos y decida cuánto dinero asignar a cada apartado.
4. Haga los ajustes necesarios en su presupuesto.
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Algo más importante que el dinero¡Despertad! 1991 | 8 de agosto
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Algo más importante que el dinero
“Hasta el día de hoy, nuestro sistema de incentivos gira casi exclusivamente en torno a compensaciones monetarias.”—Psychology Today.
NANCY y Howard tenían grandes planes cuando se casaron en 1989. Querían tener una casa, un bebé, automóviles nuevos y unas vacaciones inolvidables. Podían permitírselo. Pero de repente, ambos se quedaron sin empleo. El dinero que tenían ahorrado para la entrada de una casa tuvieron que utilizarlo para el alquiler.
Preocupados por su futuro, tuvieron que posponer todos sus planes, entre ellos el de tener hijos. “Ni de aquí a cinco años —dijo Nancy— creo que volvamos a estar como antes. Todo eso pasó, y no sé si algún día volverá.”
Este hecho ilustra con gran exactitud el efecto devastador de la pérdida de un empleo, y también expone el poder ilusorio del dinero. Lo que hoy tenemos puede que mañana ya no esté. Como advierte la Biblia con realismo: “Tus ojos vuelan hacia la riqueza, y ya no hay nada, porque ella se pone alas y vuela hacia el cielo como un águila”. (Proverbios 23:5, Levoratti–Trusso.)
Pero aceptar la naturaleza transitoria del dinero es algo que resulta más fácil de decir que de hacer. Respecto a las actitudes comunes hacia el dinero la revista Psychology Today indica: “El dinero es la medida universal. Medimos las cosas por el dinero, a veces [lo hacemos] hasta mentalmente”. La obsesión de adquirir dinero ha conducido incluso a personas ricas a padecer ansiedad crónica, depresión y otras dolencias que han sido agrupadas bajo el nombre de la gripe de los “yuppies”, o síndrome de fatiga crónica.
La importancia de la sabiduría
Pero hay cosas más importantes que el dinero. La Biblia lo muestra en Eclesiastés 7:12: “La sabiduría es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección”. Y ese versículo luego añade un hecho que muestra la superioridad de la sabiduría sobre el dinero: “La sabiduría misma conserva vivos a sus dueños”.
La sabiduría abarca la aptitud de actuar con juicio sano ante circunstancias difíciles. Cuando nos encaramos a la pérdida del empleo, el juicio sano debería decirnos que el verdadero valor de la vida no se mide en dólares, pesos o pesetas. El juicio sano también nos ayudará a tener claras nuestras prioridades y darles la debida atención.
¿Cuáles son sus prioridades?
¿Qué pone usted en primer lugar en su vida? ¿Vale más su trabajo que su matrimonio? ¿Vale más su casa que sus hijos? ¿Vale más el dinero que su salud? Cada día tomamos decisiones basadas en nuestro propio sistema de incentivos, nuestras prioridades. Cuando nos enfrentamos a problemas económicos, tales prioridades dictan el proceder que tomaremos. ¿En torno a qué giran sus prioridades?
Jesucristo dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”. (Mateo 5:3.) Observe que Jesús indicó que la espiritualidad es una necesidad, una prioridad, no solo una cualidad secundaria a la que aspirar cuando los demás aspectos de nuestra vida se mantienen estables.
No es fácil dar prioridad a esa necesidad espiritual cuando se está bajo la presión de proveer materialmente para la familia. Sin embargo, tal como dijo Jesús, los que lo hacen se sienten felices, pues aunque se preocupan por ganarse la vida, están relativamente libres de las “punzantes inquietudes” que se experimentan cuando se pone el dinero en primer lugar. (1 Timoteo 6:10, Franquesa–Solé.) Esas personas también encuentran consuelo en las palabras de David registradas en el Salmo 37:25: “Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan”.
Cómo satisfacer su necesidad espiritual
La necesidad espiritual es inherente al hombre. El ser humano necesita más que solo alimento, ropa y abrigo. La espiritualidad va más allá, pues trata cuestiones como: “¿Por qué estoy aquí? ¿Adónde se dirige este mundo? ¿Adónde se dirige mi vida?”.
El temor de un “apocalipsis económico” ha impulsado a muchos a tomar conciencia de su necesidad espiritual. La revista Newsweek dice: “Las ventas de libros proféticos —libros que interpretan los sucesos actuales como señales bíblicas del fin del mundo— han aumentado entre un 50 y un 70% en comparación con el año pasado”. Sin embargo, para satisfacer la necesidad espiritual hay que buscar un conocimiento exacto, no meras especulaciones humanas.
Le invitamos a investigar la Palabra de Dios, la Santa Biblia, pues contiene la sabiduría práctica que le ayudará a hacer frente a las ansiedades de la vida. Además, la Biblia puede darle conocimiento exacto de lo que significan los “tiempos críticos, difíciles de manejar” que atravesamos hoy día. (2 Timoteo 3:1.) Si desea recibir un estudio gratuito de la Biblia en su propio hogar, no tiene más que escribir a los publicadores de esta revista. Ahora es el tiempo, como nunca antes, de buscar en la Palabra de Dios, la Biblia, la sabiduría práctica necesaria para el presente, y también el conocimiento exacto sobre lo que nos deparará el futuro.
[Fotografía en la página 9]
Hay que atesorar valores espirituales
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