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  • ¿Le aburre su trabajo?
    ¡Despertad! 1997 | 22 de diciembre
    • ¿Le aburre su trabajo?

      ES MUY probable que usted trabaje unas ocho horas diarias. Sin duda, mucho tiempo y mucha vida para andar sacrificándolos en aras del aburrimiento. Ahora bien, bastantes empleos del siglo XX son monótonos y contribuyen poco a que el trabajador se enorgullezca de su labor.

      Le conviene, por tanto, lograr que su ocupación cobre interés, pues así disfrutará más y aprenderá el secreto para amenizar cualquier trabajo que emprenda en el futuro. Examinemos varias formas de conseguir este objetivo.

      Actúe con entusiasmo

      Hay especialistas que recomiendan trabajar como si uno disfrutara haciéndolo. De hacerlo así, es probable que tal actitud se convierta en realidad.

      Pero quizás replique usted: “No puedo entusiasmarme con mi empleo”. Tal vez sea estrictamente rutinario, como en una cadena de montaje. O quizás lo haya realizado durante tantos años que no vea la manera de recuperar el interés. No obstante, trucos tan sencillos como sonreír y colocarse erguido pueden ayudarle a afrontar sus quehaceres con más entusiasmo.

      También le será útil centrarse de lleno en lo que hace. Por así decirlo, no conecte el piloto automático para ponerse a pensar en el almuerzo, el fin de semana o hasta en trabajos pendientes. Lo mejor suele ser concentrarse en las tareas del momento. ¿Qué logrará de este modo? Tal vez, disfrutar de su trabajo, lo que contribuirá a que las horas no se le hagan eternas.

      Esto es lo que ocurre de forma espontánea cuando usted se halla absorto haciendo lo que le gusta, pero puede conseguir el mismo efecto obligándose a poner todo el interés en una ocupación que no es de su agrado.

      Supérese

      Esmérese, pues así es más probable que quede satisfecho con su labor. Claro, este consejo contradice la idea popular de que si el trabajo parece insulso hay que salir adelante con el menor esfuerzo posible. Pero es probable que la negligencia, los aplazamientos y la ley del mínimo esfuerzo le roben la energía y le infundan inquietud y fatiga. En muchos casos, las personas que siempre salen del trabajo agobiadas, inquietas y agotadas no se han afanado en sus labores.

      La Biblia indica que cuando se trabaja arduamente las horas libres son más gratas. “En cuanto al hombre, no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo.” (Eclesiastés 2:24.) Aunque a muchos les parezca anticuada esta máxima, otros viven conforme a este principio de validez universal. Suscriben la afirmación de que “no hay nada mejor” que gozar de los frutos de sus esfuerzos. El libro The Joy of Working (El gozo de trabajar) dice: “El trabajo bien hecho deja un aura de satisfacción interna”.

      Por lo tanto, esmérese en sus quehaceres y probablemente se vigorizará. Será más feliz si no se limita a cumplir con los mínimos exigibles. Efectúe primero las tareas importantes, y así disfrutará más de la pausa del almuerzo y de los fines de semana que si se agota dejándolo todo para más tarde. (Compárese con Ester 10:2; Romanos 12:11; 2 Timoteo 2:15.)

      En vez de competir con los demás, procure la superación personal. (Gálatas 6:4.) Fíjese nuevas metas, nuevas aspiraciones. Trate de romper sus propias marcas. Cierta mujer, cuyas labores incluían realizar vez tras vez el mismo tipo de costuras, algo que muchos considerarían tedioso, se inventó el juego del cronometraje: llevaba un registro de su productividad cada hora y luego trataba de mejorarla. Disfruta mucho de su trabajo porque se esfuerza por desarrollar su capacidad. (Proverbios 31:31.)

      “Decore” su oficio

      Los doctores Dennis T. Jaffe y Cynthia D. Scott dan esta sugerencia: “Vea el trabajo como una casa vacía. Cuando usted se muda, observa la forma y la estructura, pero luego le llega el turno a la creatividad. Distribuye los espacios, los decora y hace de la casa su hogar. Le imprime su sello y la personaliza”.

      La mayoría de los empleos tienen una serie de reglas y pautas. Cumplir con los mínimos exigibles es como habitar una casa vacía, sin personalidad. Pero si usted confiere al trabajo su estilo personal, se vuelve mucho más interesante. No hay dos personas que “decoren” igual un oficio. Un camarero se sabe de memoria lo que piden habitualmente los clientes de la casa, pero otro se destaca por su amabilidad y cortesía. A ambos les gusta su trabajo, pues ponen su propio toque en todo lo que hacen.

      Siempre hay que aprender

      Otra manera de disfrutar con el trabajo es aprender. El libro Controle su vida señala que cuando crecemos aumenta la capacidad cerebral de procesar información. Este hecho explica que ahora nos aburra lo que antes nos entusiasmaba. La solución consiste en adquirir nuevos conocimientos para saciar el ansia del cerebro.

      Si aprende más detalles acerca de su trabajo, tal vez obtenga un empleo más atrayente. Aunque no fuera así, el aprendizaje mismo le hará más interesante y satisfactoria su labor. Charles Cameron y Suzanne Elusorr escriben: “El aprendizaje no solo potencia su confianza al capacitarlo mejor; también contribuye a formar una nueva actitud general ante la vida: los problemas pueden solucionarse; las dificultades, vencerse; los temores, reducirse, y se descubre que hay más cosas realizables que las que uno imaginaba”.

      “Pero —quizás proteste— ya hace mucho que aprendí todo lo posible acerca de mi trabajo.” En tal caso, ¿podría aprender cosas relacionadas indirectamente con su empleo? Por ejemplo, tal vez desee saber más acerca de las relaciones humanas, el material de trabajo, o las mejores maneras de redactar memorandos, dirigir una reunión, o tratar con sus superiores.

      ¿Cómo puede adquirir estos conocimientos? Es posible que la propia empresa le ofrezca cursos al respecto. O tal vez halle en una biblioteca los libros que precisa. Pero no desaproveche las fuentes de información menos evidentes. Es muy instructivo observar a los compañeros de trabajo y percatarse de sus virtudes y defectos. También puede aprender de sus propios fracasos, así como de sus éxitos, si analiza qué hizo bien. Las lecciones que uno saca de sus propias experiencias y de observar al prójimo tal vez no se aprendan nunca de un libro o en un aula.

      Consejos finales

      También puede ver su trabajo desde otro ángulo. Tal vez decida que merece algo mejor; que a todos, menos a usted, se les ha dado la oportunidad de realizar el trabajo que desean. Puede conversar sin parar con quienes le den la razón y convencerse de que todo lo que ha pensado es cierto.

      Pero quizás no sea así. Muchas personas han aprendido a disfrutar de su trabajo. A quien le gusta diseñar casas tal vez le llegue a satisfacer también la conducción de un autobús. ¿Por qué? Porque enfoca su empleo de forma creativa, lo que le proporciona alegría y satisfacción.

      Por consiguiente, libérese del negativismo que distingue entre una semana laboral tétrica y un fin de semana luminoso. No pierda el tiempo repasando sus errores del pasado, creyendo que volverán a repetirse y preocupándose por lo que piensen los demás. Céntrese en la labor que tiene entre manos. Dedíquele toda su atención. Trate de estar tan absorto en ella como si fuera su pasatiempo favorito. Rompa sus propias marcas y complázcase en las tareas bien realizadas.

  • ¿Le aburre su trabajo?
    ¡Despertad! 1997 | 22 de diciembre
    • No descuide su empleo

      Dice la Biblia en Proverbios 27:23, 24: “Debes conocer positivamente la apariencia de tu rebaño. Fija tu corazón en tus hatos; porque el tesoro no será hasta tiempo indefinido, ni una diadema para todas las generaciones”. ¿Qué significa este pasaje?

      Que las riquezas (el tesoro) y cargos de prestigio (una diadema), suponiendo que se obtengan, suelen ser temporales. Por ello, el pastor de tiempos bíblicos era prudente si ‘fijaba su corazón en sus hatos’, o sea, se afanaba por sus ovejas. Como indican los siguientes tres versículos, el resultado sería seguridad económica para él y su familia. (Proverbios 27:25-27.)

      ¿Qué puede decirse de la actualidad? Mucha gente fija el corazón en la adquisición de fortunas o cargos prominentes con la esperanza de que les permitan dejar sus trabajos. Algunos tienen metas realistas, pero otros se limitan a soñar. En cualquier caso, no es prudente despreciar o descuidar el empleo actual, pues es, y bien pudiera seguir siéndolo, la fuente de ingresos más segura. Es mucho más sabio fijar el corazón en los “hatos” de uno y centrarse por entero en el empleo fiable. De este modo es probable que consiga tener seguridad económica ahora y en el futuro.

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