-
Los hijos son una preciada herenciaLa Atalaya 2005 | 1 de abril
-
-
Los hijos son una preciada herencia
“¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón.” (SALMO 127:3.)
1. ¿Cómo llegó a existir el primer bebé humano?
REPAREMOS en las maravillas que hizo posible Jehová al crear a los primeros padres de la forma en que los creó. Las células que aportaron tanto Adán como Eva permitieron que se desarrollara en la matriz de la mujer un ser plenamente formado: el primer bebé humano (Génesis 4:1). Hasta el día de hoy nos llena de asombro lo que para muchos constituye un auténtico milagro: la concepción y el nacimiento de una criatura.
2. ¿Por qué puede calificarse de milagro lo que ocurre en el seno materno?
2 En unos doscientos setenta días, la nueva célula, fruto de la unión del padre y de la madre, se transforma en una criatura que consta de billones de células, las cuales han ido diferenciándose en más de doscientas clases según las instrucciones contenidas en la célula original. Siguiendo esas maravillosas instrucciones —que escapan al entendimiento humano—, estas células de admirable complejidad se multiplican en el orden y modo preciso para formar un nuevo ser humano.
3. ¿A qué se debe que muchas personas perspicaces reconozcan que Dios es el artífice del milagro de la vida?
3 ¿Quién diríamos que es el auténtico creador del bebé? Sin duda alguna: Aquel que dio origen a la vida. El salmista cantó: “Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos” (Salmo 100:3). Los padres saben muy bien que la preciosa criatura que engendraron no es obra de su ingenio. Solo un Dios de sabiduría infinita podría ser el artífice del milagro de la vida. Durante milenios, muchas personas perspicaces le han atribuido el mérito al Magnífico Creador. ¿Qué opina usted? (Salmo 139:13-16.)
4. ¿Qué defecto humano nunca se podrá imputar a Jehová?
4 Ahora bien, ¿es Jehová un Creador insensible que simplemente puso en marcha un proceso biológico que perpetuara la especie humana? No, Jehová nunca es insensible, a diferencia de algunos seres humanos (Salmo 78:38-40). La Biblia asegura en Salmo 127:3: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón”. Pues bien, veamos qué es una herencia y qué revela en cuanto a la persona que la da.
Una herencia y un galardón
5. ¿Por qué son los hijos una herencia?
5 Una herencia es semejante a un regalo. Los progenitores suelen afanarse para dejar a sus hijos algo que heredar, tal vez dinero, propiedades o algún bien valioso, lo que revela su amor. Pues bien, la Biblia dice que los hijos son una herencia de Dios, un presente que él entrega con amor. Si somos padres, ¿demuestran nuestros actos que consideramos a los hijos un regalo que nos ha encomendado el Creador del universo?
6. ¿Cuál fue el propósito de Dios al otorgar a los seres humanos el don de la procreación?
6 El propósito de Jehová al otorgar el don de la procreación a Adán y Eva fue que poblaran la Tierra con su prole (Génesis 1:27, 28; Isaías 45:18). Dios no creó a cada ser humano por separado, como hizo con los millones de ángeles (Salmo 104:4; Revelación [Apocalipsis] 4:11). Más bien, prefirió dotarlos de la facultad de engendrar descendientes que heredaran las características de sus progenitores. ¿No es un privilegio maravilloso traer al mundo una nueva vida y cuidar de ella? Como padres, ¿agradecemos a Jehová la oportunidad de disfrutar de tan preciada herencia?
Aprendamos del ejemplo de Jesús
7. En contraste con la forma como algunos padres tratan a sus hijos, ¿de qué manera mostró Jesús interés y compasión por “los hijos de los hombres”?
7 Lamentablemente, no todos los padres consideran a los hijos un galardón, o premio. Hay quienes apenas les muestran compasión, actitud que no se parece en nada a la de Jehová y su Hijo (Salmo 27:10; Isaías 49:15). En contraste con tales padres, veamos el interés de Jesús por los niños. Aun antes de venir a la Tierra —cuando era una poderosa criatura celestial—, la Biblia dice que sus “delicias eran con los hijos de los hombres” (Proverbios 8:31, Santa Biblia. Traducida del arameo al español). Su gran amor por la humanidad lo llevó a dar voluntariamente su vida en sacrificio para que pudiéramos obtener vida eterna (Mateo 20:28; Juan 10:18).
8. ¿Cómo dejó Jesús un magnífico modelo para los padres?
8 Cuando Jesús estuvo en la Tierra, dejó un magnífico modelo para los padres. ¿Cómo? Dedicó tiempo a los niños pese a estar muy ocupado y bajo presión. Por ejemplo, los observó jugar en la plaza del mercado e incorporó a su enseñanza aspectos del comportamiento infantil (Mateo 11:16, 17). En el último viaje que hizo Jesús a Jerusalén, los discípulos ya sabían que él tenía que sufrir y morir. Por ello, cuando la gente llevó sus hijos a Jesús, los discípulos trataron de impedirlo, quizás con la intención de evitarle más preocupaciones. Sin embargo, él los corrigió y, demostrando que los pequeños eran sus “delicias”, dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos” (Marcos 10:13, 14).
9. ¿Por qué son mucho más importantes nuestras obras que nuestras palabras?
9 El ejemplo de Jesús encierra buenas lecciones para todos. ¿Cómo reaccionamos si los niños acuden a nosotros cuando estamos ocupados? ¿Reaccionamos como él? Los hijos necesitan, sobre todo de sus padres, lo que Jesús estuvo dispuesto a darles: tiempo y atención. Es cierto que expresarles con palabras cuánto se les ama es importante; pero, como reza el refrán: Obras son amores y no buenas razones. El amor no solo se demuestra con lo que se dice, sino, más bien, con lo que se hace. Se manifiesta dedicándoles tiempo, atención y cuidados a los pequeños. Sin embargo, no siempre se producirán resultados palpables, o al menos, no tan rápido como se desearía. Por eso, hace falta paciencia, cualidad que podemos cultivar si imitamos la manera como Jesús trató a sus discípulos.
La paciencia y el cariño que manifestó Jesús
10. ¿Cómo enseñó Jesús a sus discípulos una lección de humildad, y con qué resultado al principio?
10 Jesús sabía del constante afán de protagonismo de sus discípulos. Cierto día, después de llegar a Capernaum, les preguntó: “‘¿Qué discutían en el camino?’. Se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí sobre quién era el mayor”. En vez de reprenderlos con dureza, Jesús les dio pacientemente una lección práctica de humildad (Marcos 9:33-37). ¿Produjo los resultados esperados? No enseguida. Unos seis meses más tarde, Santiago y Juan convencieron a su madre para que pidiese al Maestro que les diera puestos encumbrados en su Reino. De nuevo, Jesús, armado de paciencia, tuvo que corregir la forma de pensar de los discípulos (Mateo 20:20-28).
11. a) ¿Qué costumbre pasaron por alto los apóstoles cuando entraron en el aposento superior con Jesús? b) ¿Qué hizo Jesús, y con qué resultados esta vez?
11 No tardó mucho en llegar la Pascua del año 33, y Jesús se reunió en privado con sus apóstoles para celebrarla. Al entrar en el aposento superior ni siquiera uno de los doce tomó la iniciativa para cumplir con la costumbre de lavar los polvorientos pies de los demás, una humilde tarea que realizaba un siervo o alguna mujer de la casa (1 Samuel 25:41; 1 Timoteo 5:10). ¡Cuánto debió de apenar a Jesús ver que sus discípulos seguían buscando prestigio! De modo que les lavó los pies a todos y los instó de corazón a seguir su ejemplo de servicio (Juan 13:4-17). ¿Lo siguieron? El relato bíblico indica que aquella misma noche “también se suscitó entre ellos una disputa acalorada sobre quién de ellos parecía ser el mayor” (Lucas 22:24).
12. ¿De qué forma pueden los padres imitar a Jesús al esforzarse por educar a sus hijos?
12 Los padres pueden imaginarse cómo debió de sentirse Jesús cuando ven que sus hijos no les obedecen. Pero recordemos que él no pensó que, como no se enmendaron enseguida, sus discípulos eran un caso perdido. Con el tiempo, su paciencia produjo resultados (1 Juan 3:14, 18). Los padres hacen bien en imitar el amor y la paciencia de Jesús, y en continuar esforzándose por educar a sus hijos.
13. ¿Por qué no deben los padres responder con brusquedad a las preguntas de los niños?
13 Los pequeños necesitan sentir el amor e interés de sus progenitores. Jesús quiso saber lo que pensaban sus discípulos, así que los escuchó cuando le formularon preguntas y les pidió su opinión sobre algunos asuntos (Mateo 17:25-27). En realidad, prestar atención y mostrar interés sincero son aspectos fundamentales para dar una buena educación. El progenitor debe evitar la tendencia a desalentar a un niño inquisitivo diciéndole bruscamente: “Déjame en paz, ¿no ves que estoy ocupado?”. Si en realidad lo está, es bueno decirle al pequeño que hablarán del asunto más tarde. Ahora bien, ha de asegurarse de cumplir su palabra, pues de este modo el hijo percibirá su verdadero interés y estará más dispuesto a expresarse con franqueza.
14. ¿Qué lección da Jesús sobre demostrar cariño a los hijos?
14 ¿Es apropiado demostrar cariño abrazando a los hijos? De nuevo, Jesús responde con su ejemplo. La Biblia dice que “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos” (Marcos 10:16). ¿Cómo reaccionaron los pequeños? Seguramente, se sintieron a gusto y atraídos a Jesús. Si existen verdaderos lazos de amor y cariño entre padres e hijos, los jóvenes responderán mejor a la disciplina e instrucción.
¿Cuánto tiempo hay que dedicarles?
15, 16. ¿Cuál ha sido un concepto popular en la crianza de los hijos, y cuál parece ser su origen?
15 Hay quienes cuestionan que los pequeños en realidad necesiten tanto tiempo y atención de sus padres. Un concepto relativo a la crianza de los hijos que ha tenido amplia difusión es el llamado tiempo de calidad. Sus defensores aseguran que no hace falta que se dediquen tantas horas a los niños siempre y cuando el tiempo que se pase con ellos sea significativo y se aproveche para hacer cosas juntos. ¿Se trata de un planteamiento acertado? ¿Se concibió pensando en el bienestar de los pequeños?
16 Cierto escritor que había entrevistado a muchos niños dijo que lo que “más deseaban de sus padres era que les dedicaran más tiempo”, así como “toda su atención”. Cabe mencionar la observación que hizo un profesor universitario: “La expresión [tiempo de calidad] tuvo su origen en el sentimiento de culpa de los padres. Así justificaban el poco tiempo que pasaban con sus hijos”. ¿Cuánto tiempo deben destinar los padres a sus hijos?
17. ¿Qué han de hacer los padres por sus hijos?
17 La Biblia no menciona cuánto tiempo. Sin embargo, a los padres israelitas se les exhortaba a hablar con sus hijos cuando estuvieran en la casa, cuando anduvieran por el camino, cuando se acostaran y cuando se levantaran (Deuteronomio 6:7). Este consejo indica claramente que los padres han de conversar con los hijos y enseñarles en todo momento.
18. ¿Cómo aprovechó Jesús las oportunidades que tuvo para instruir a sus discípulos, y qué pueden aprender los padres de su ejemplo?
18 Jesús instruyó a sus discípulos mientras comían, viajaban o incluso descansaban juntos. Aprovechó toda oportunidad que tuvo para enseñarles (Marcos 6:31, 32; Lucas 8:1; 22:14). De igual modo, los padres cristianos no deben dejar escapar ninguna oportunidad de establecer y mantener una buena comunicación con sus hijos y de educarlos en los caminos de Jehová.
Qué enseñar y cómo hacerlo
19. a) ¿Qué se requiere de los padres además de que pasen tiempo con los hijos? b) ¿Qué es lo que principalmente deben enseñar los padres a los niños?
19 Pasar tiempo con los hijos o incluso instruirlos no basta para criarlos con éxito. El contenido de la enseñanza es igual de importante. La Biblia hace hincapié en ello, pues dice: “Estas palabras que te estoy mandando hoy [...] tienes que inculcarlas en tu hijo”. ¿A qué “palabras” se refiere? Obviamente, a las que acababan de mencionarse, en concreto: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza vital” (Deuteronomio 6:5-7). Jesús afirmó que este es el más importante de los mandamientos de Dios (Marcos 12:28-30). Los padres tienen ante todo que enseñar a los niños quién es Jehová y explicarles por qué es el único que merece nuestro amor y nuestra completa devoción.
20. ¿Qué tenían que enseñar los padres israelitas a sus hijos por mandato divino?
20 No obstante, “estas palabras” que a los padres se les exhorta a enseñar abarcan más que simplemente amar a Dios con todo nuestro ser. En el capítulo anterior de Deuteronomio, leemos que Moisés repite las leyes que Dios escribió en tablas de piedra, a saber, los Diez Mandamientos. Tales leyes prohibían pecados como la mentira, el robo, el asesinato y el adulterio (Deuteronomio 5:11-22). Así se grabó en los padres israelitas la importancia de inculcar valores morales en sus hijos. Hoy, los cristianos también han de dar a sus hijos una formación similar a fin de que logren tener un futuro seguro y feliz.
21. ¿Qué significa el mandato de “inculcar” la palabra de Dios en los hijos?
21 Fijémonos que también se menciona la forma de enseñar “estas palabras” o mandatos: “Tienes que inculcarlas en tu hijo”. El verbo inculcar significa “repetir muchas veces una cosa a uno. Fijar en la mente una idea [o] concepto [...] a fuerza de repetirlo con ahínco”. De manera que, en esencia, Dios les manda a los padres que preparen un programa de instrucción bíblica con el propósito expreso de grabar conceptos espirituales en la mente de los niños.
22. ¿Qué debían hacer los padres israelitas para instruir a sus hijos, y qué significaba eso?
22 Para ello es preciso que los padres tomen la iniciativa. La Biblia dice: “Tienes que atarlas [“estas palabras”, o mandatos de Dios] como señal sobre tu mano, y estas tienen que servirles de venda frontal entre los ojos; y tienes que escribirlas sobre las jambas de las puertas de tu casa y sobre tus puertas” (Deuteronomio 6:8, 9). Esto no significa que los padres habían de escribir literalmente las leyes divinas sobre las jambas ni sobre las puertas, ni atarlas a las manos de sus hijos ni ponérselas entre los ojos. El objetivo era recordarles constantemente los mandamientos de Dios. Esta instrucción debía impartirse de forma tan periódica y constante, que sería como si tuviesen siempre enfrente las normas divinas.
23. ¿Qué se tratará en el estudio de la próxima semana?
23 ¿Qué asuntos especialmente importantes deben enseñar los padres a sus hijos? ¿Por qué es fundamental que se instruya y prepare a los niños para que sepan protegerse? ¿Con qué ayuda cuentan los padres para educar bien a sus hijos? En el próximo artículo se tratarán estos asuntos de interés para muchos padres.
-
-
Padres, protejan su preciada herenciaLa Atalaya 2005 | 1 de abril
-
-
Padres, protejan su preciada herencia
“La sabiduría es para una protección [...;] conserva vivos a sus dueños.” (ECLESIASTÉS 7:12.)
1. ¿Por qué deben los padres ver a los hijos como un regalo?
LOS niños vienen al mundo con ciertos rasgos físicos y de personalidad que han heredado de sus padres. En la Biblia se llama a los hijos “una herencia de parte de Jehová” (Salmo 127:3). Dado que Dios es la verdadera Fuente de la vida, confía a los progenitores lo que en realidad le pertenece a él (Salmo 36:9). Por tanto, padres, ¿cómo consideran ustedes este regalo tan valioso de Dios?
2. ¿Cómo reaccionó Manóah al saber que iba a ser padre?
2 Sin duda alguna, un regalo así debería recibirse con humildad, aprecio y gratitud. Hace más de tres mil años, un ángel informó a la esposa de un israelita llamado Manóah que iba a tener un hijo. Al oír las buenas noticias, Manóah oró: “Dispénsame, Jehová. El hombre del Dios verdadero que acabas de enviar, déjalo venir otra vez a nosotros, por favor, y que nos instruya en cuanto a lo que debemos hacer al niño que nacerá” (Jueces 13:8). ¿Qué pueden aprender los padres del ejemplo de Manóah?
Por qué se necesita la ayuda divina
3. ¿Por qué se necesita hoy más que nunca la ayuda divina para criar a los hijos?
3 Hoy más que nunca, los padres necesitan la ayuda de Jehová para criar a sus hijos. ¿Por qué razón? Satanás y sus ángeles han sido echados del cielo. La Biblia advierte: “¡Ay de la tierra [...]!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo” (Revelación 12:7-9, 12). Él está “procurando devorar a alguien”, como si fuera un “león rugiente” (1 Pedro 5:8). Los leones suelen cazar a los animales más vulnerables, que a menudo son los más jóvenes. Por eso, es prudente que los padres cristianos busquen la dirección de Jehová para proteger a sus hijos. Como padres, ¿cuánto nos esforzamos por protegerlos?
4. a) ¿Qué reacción provocaría en los padres saber que un león anda suelto por el vecindario? b) ¿Qué necesitan los hijos para protegerse?
4 Si un león anduviera suelto por el vecindario, ¿verdad que los padres protegerían ante todo a sus hijos? Satanás es un depredador que trata de corromper al pueblo de Dios para hacerlo indigno de la aprobación divina (Job 2:1-7; 1 Juan 5:19). Los más jóvenes son el blanco perfecto, pero pueden evitar las trampas del Diablo si conocen y obedecen a Jehová. Para ello, es primordial que tengan conocimiento bíblico. “Esto significa vida eterna —dijo Jesús—, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3.) Además, los hijos también precisan sabiduría, es decir, la facultad de entender y aplicar lo que aprenden. En vista de que “la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños”, los padres han de inculcar la verdad en su corazón (Eclesiastés 7:12). ¿Cómo hacerlo?
5. a) ¿Cómo puede impartirse sabiduría? b) ¿Cómo describe el libro de Proverbios el valor de la sabiduría?
5 Los padres pueden, y deben, leer pasajes de la Palabra de Dios a los niños. Pero para que estos amen y obedezcan a Jehová les hace falta algo más: necesitan entendimiento. Por ejemplo, tal vez se diga a los chicos que no crucen la calle sin antes mirar a ambos lados. Con todo, algunos no obedecen. ¿Por qué? Porque aún tienen arraigada cierta “tontedad”, tal vez debido a que no se les haya hecho suficiente hincapié en el peligro que corren de sufrir un accidente y sus nefastas consecuencias. Se requiere tiempo y mucha paciencia para ayudarles a adquirir sabiduría. Pero ¡qué valiosa es! “Sus caminos son caminos de agradabilidad —dice la Biblia—, y todas sus veredas son paz. Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices.” (Proverbios 3:13-18; 22:15.)
La enseñanza que imparte sabiduría
6. a) ¿Por qué actúan mal los más jóvenes? b) ¿Qué batalla se está librando?
6 Los más jóvenes a menudo actúan mal, no porque ignoren lo que está bien, sino porque la enseñanza que han recibido no les ha llegado al corazón, a su ser interior. El Diablo lucha por controlar el corazón de los jóvenes. Su plan consiste en exponerlos a las influencias perniciosas de este mundo y explotar su innata inclinación pecaminosa hacia lo malo (Génesis 8:21; Salmo 51:5). Los padres han de reconocer que se está librando una auténtica batalla para apoderarse del corazón de sus hijos.
7. ¿Por qué no basta con decir a los hijos lo que está bien y lo que está mal?
7 Los padres suelen decir a los hijos lo que está bien y lo que está mal, convencidos de que así les enseñan cierta norma moral. Quizás les expliquen que no se debe mentir, robar o tener relaciones sexuales sin estar casados. Sin embargo, para obedecer, los hijos precisan una motivación mayor que el simple hecho de que sus padres se lo digan. Han de reconocer que se trata de las leyes de Jehová y que lo más sabio es obedecerlas (Proverbios 6:16-19; Hebreos 13:4).
8. ¿Qué tipo de enseñanza ayuda a los hijos a actuar con sabiduría?
8 La complejidad del universo, la diversidad de los seres vivos, el cambio de las estaciones, todo esto puede ayudar a los niños a aceptar la existencia del Creador de infinita sabiduría (Romanos 1:20; Hebreos 3:4). Además, se les debe enseñar que Dios los ama y que ha dispuesto lo necesario para que obtengan vida eterna mediante el sacrificio de Jesucristo. Han de saber que pueden hacer feliz a Dios si le obedecen. Entonces, es probable que deseen servir a Jehová, pese a los intentos del Diablo de impedírselo (Proverbios 22:6; 27:11; Juan 3:16).
9. a) ¿Qué se necesita para impartir el tipo de enseñanza que protege a los hijos? b) ¿Qué exhortación da la Biblia a los padres, y qué está implicado en ello?
9 Se necesita tiempo, dedicación y planificación para impartir el tipo de enseñanza que protege a los hijos y los mueve a hacer lo bueno. Para ello, es preciso que los padres acepten los consejos de Dios. La Biblia dice: “Ustedes, padres, [...] sigan criándolos [a los hijos] en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). ¿Qué significa la expresión “regulación mental”? El término griego original combina las palabras “colocación” y “mente”. De modo que se insta a los padres cristianos a colocar, o poner, la mentalidad de Jehová en sus hijos. ¡Qué gran protección! Si se graba en su mente la manera de pensar de Dios, esta los protegerá de la maldad.
Movidos por amor
10. ¿Qué conviene averiguar para educar bien a los hijos?
10 Además, para criar bien a los hijos nos debe mover el amor. Un factor importante es mantener la buena comunicación. Hay que averiguar qué ocurre en sus vidas y cómo se sienten. Para lograrlo, será útil conversar con tacto en un ambiente relajado. Tal vez nos sorprenda lo que dicen, pero procuremos no alarmarnos, sino escucharlos con atención.
11. ¿Cómo pueden los padres poner la mente de Dios en sus hijos?
11 Es posible que hayamos leído en la Biblia a nuestros hijos, quizás repetidas veces, que las leyes de Dios prohíben la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18; Efesios 5:5). Y tal vez esto les haya dejado grabado lo que a Jehová le agrada y lo que no. Sin embargo, para que los niños adopten la mentalidad divina se requiere algo más, necesitan que se les ayude a comprender el valor de las leyes de Dios. Tienen que convencerse de que son buenas y rectas, y de que obedecerlas es lo más justo y amoroso. Solo podrá decirse que hemos puesto la “mente” de Jehová en los niños si los convencemos con las Escrituras para que adopten el punto de vista divino.
12. ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a adoptar el punto de vista correcto sobre las relaciones sexuales?
12 Al abordar el tema de la sexualidad, podría preguntarse al joven: “¿Crees que impide que seamos felices el que obedezcamos la ley de Jehová de abstenernos de las relaciones sexuales antes de casarnos?”. Pidámosle que nos explique por qué piensa así. Tras hablar del maravilloso don divino de la procreación, cabría preguntar: “¿Crees que nuestro amoroso Dios pondría leyes que no nos dejaran disfrutar de la vida? O, por el contrario, ¿crees que sus leyes nos hacen más felices y nos protegen?” (Salmo 119:1, 2; Isaías 48:17). Averigüemos qué opina sobre el asunto. Luego podríamos repasar ejemplos de cómo la inmoralidad sexual ha causado mucho dolor y pesar (2 Samuel 13:1-33). Si hacemos razonar a nuestros hijos y logramos que entiendan y adopten el punto de vista divino, habremos avanzado mucho en la tarea de poner la mente de Dios en ellos. No obstante, todavía queda algo por hacer.
13. ¿Qué deben entender los niños para sentirse motivados a obedecer a Jehová?
13 Sabiamente, los padres no solo han de advertir a sus hijos de las consecuencias de desobedecer a Jehová, sino que también han de explicarles cómo le afecta a él nuestra conducta. Hay que mostrarles con la Biblia que podemos herirlo si no hacemos su voluntad (Salmo 78:41). Podríamos preguntarles: “¿Verdad que no quieres hacer sentir mal a Jehová?”, y explicarles: “El enemigo de Dios, Satanás, afirma que servimos a Jehová por egoísmo, y no por amor”. Entonces podemos añadir que Job alegró el corazón de Dios y suministró una respuesta ante la acusación falsa de Satanás porque permaneció íntegro (Job 1:9-11; 27:5). Los niños han de entender que, dependiendo de cómo se comporten, pueden hacer feliz a Dios o entristecerlo (Proverbios 27:11). Tanto esta como otras lecciones esenciales pueden enseñarse mediante el libro Aprendamos del Gran Maestro.a
Resultados gratificantes
14, 15. a) ¿Qué lecciones del libro Aprendamos han motivado a los niños? b) ¿Qué buenos resultados se han obtenido al utilizar este libro? (Véase también el recuadro de las págs. 18, 19.)
14 Un abuelo de Croacia que está leyendo el libro Aprendamos con su nieto de siete años escribe lo que el niño le contó: “Mamá me mandó que hiciera una cosa, pero yo no quise. Después me acordé del capítulo ‘La obediencia nos protege’, y volví para decirle que le obedecería”. Tocante al capítulo “¿Por qué no debemos mentir?”, unos padres de Florida (EE.UU.) comentan: “Las preguntas invitan a los niños a expresarse libremente y admitir los errores que de otro modo no admitirían”.
15 El libro Aprendamos contiene más de doscientas treinta láminas. Además, se ha incluido una pregunta junto a cada lámina o grupo de ellas. Una madre agradecida señala: “Mi hijo se queda muchas veces observando las ilustraciones y no quiere que pasemos la página. No solo son atractivas, sino educativas, y despiertan el interés de los niños. Respecto a una de ellas, en la que se ve a un chico mirando la televisión en un cuarto oscuro, mi hijo preguntó: ‘Mamá, ¿qué está haciendo ese niño?’, en un tono que indicaba que sabía que algo no estaba bien”. Junto a la lámina aparece la pregunta: “¿Quién ve todo lo que hacemos?”.
Una educación esencial hoy día
16. ¿De qué es importante hablar con los hijos, y por qué?
16 Los niños han de saber que las partes íntimas del cuerpo se pueden usar bien o mal. No obstante, es un tema difícil de abordar. Cierta periodista comentó que en su niñez hacer referencia a los órganos sexuales era muestra de mala educación. Pero al pensar en la crianza de sus hijos, escribió: “Voy a tener que perder este pudor”. Y lo cierto es que los padres que por vergüenza evitan hablar de la sexualidad a sus hijos no los están protegiendo. Los pervertidos sexuales se aprovechan de la ignorancia infantil. El libro Aprendamos del Gran Maestro plantea el tema de una manera digna y sana. Hablar con los niños sobre sexo no los despoja de su inocencia; más bien, los protege para que no la pierdan.
17. ¿Cómo pueden los padres valerse del libro Aprendamos para hablar con los hijos sobre la sexualidad?
17 En el capítulo 10, cuando se trata el tema de los ángeles malvados que se materializaron y tuvieron prole, se le pregunta al niño: “¿Qué sabes sobre las relaciones sexuales?”. El libro da una respuesta sencilla y digna a la vez. Más adelante, en el capítulo 32, se explica cómo proteger a los pequeños de los pervertidos sexuales. Se han recibido muchas cartas corroborando que este tipo de educación es primordial. Una de ellas decía: “La semana pasada, cuando llevé a mi hijo Javan a la pediatra, ella preguntó si habíamos hablado con él del uso apropiado de sus partes íntimas. A la doctora le causó muy buena impresión ver que habíamos abordado el tema valiéndonos del nuevo libro”.
18. ¿Cómo se aborda el tema de rendir homenaje a los emblemas nacionales en el libro Aprendamos?
18 Otro capítulo analiza el relato bíblico de los tres jóvenes hebreos, Sadrac, Mesac y Abednego, quienes se negaron a inclinarse ante una imagen que representaba al Estado babilonio (Daniel 3:1-30). Tal vez haya quien no relacione el hecho de rendir homenaje a una estatua con el acto de saludar la bandera, como hace el libro Aprendamos, pero fijémonos en lo que afirmó el escritor Edward Gaffney en una entrevista publicada en la revista U.S. Catholic. Contó que cuando su hija le dijo que había aprendido “una nueva oración” el primer día de clase en su escuela pública, él le pidió que la repitiera en voz alta. “La niña colocó la mano en el corazón —dijo Gaffney—, y comenzó orgullosa: ‘Juro lealtad a la bandera [...]’.” Él prosiguió la entrevista con este comentario: “De repente, lo comprendí. Los testigos de Jehová tienen razón. Existe un aspecto del espíritu nacional que se inculca en las escuelas a muy temprana edad: una lealtad incondicional sin límites”.
Vale la pena el empeño
19. ¿Qué recompensas reporta enseñar a los hijos?
19 La verdad es que el empeño que se ponga en criar a los hijos vale la pena. Una madre de Kansas (EE.UU.) se conmovió hasta las lágrimas al leer una carta en la que su hijo le decía: “Me considero muy afortunado de haber tenido una crianza que me proporcionó relativa estabilidad emocional. Tú y papá se merecen encomio” (Proverbios 31:28). El libro Aprendamos del Gran Maestro puede ayudar a muchos más padres en la educación de sus hijos para que logren proteger su preciada herencia.
20. ¿Qué deben recordar siempre los padres, y qué efecto debe producir en ellos?
20 Nuestros hijos se merecen el máximo de tiempo, atención y esfuerzo que podamos brindarles, ya que rápidamente dejan de ser niños. Aprovechemos toda oportunidad para estar con ellos y ayudarlos. Nunca nos arrepentiremos, y siempre contaremos con su amor. No lo olvidemos: los hijos son un regalo de Jehová. ¡Qué herencia tan preciada! (Salmo 127:3-5.) Por ello, hemos de tratarlos como tal, como si fuéramos responsables ante Dios por su educación, pues en realidad lo somos.
-