¿Qué propósito tiene Dios para el hombre?
1-4. a) ¿Qué propósito tenía Dios para el hombre originalmente? b) ¿Qué llevó al hombre a la desobediencia? (Véase el recuadro de la página 13.)
LA PROMESA de un mundo sin guerras que se revela en Isaías 2:2-4 y Miqueas 4:1-4 no solo nos da una esperanza sólida para el futuro cercano, sino que nos indica algo muy importante de nuestro Creador: es un Dios con propósito. De hecho, el capítulo 2 de Isaías es parte de una larga serie de profecías que se extiende desde las primeras páginas de la Biblia hasta las últimas, y que nos permite entender mejor cómo realizará Dios su propósito original.
2 Cuando Dios creó a la primera pareja humana, les dijo claramente qué propósito tenía para ellos. En Génesis, capítulo 1, versículo 28, leemos: “Los bendijo Dios y les dijo: ‘Procread y multiplicaos. Colmad la tierra y sojuzgadla y dominad a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo animal que repta sobre la tierra’”. Si relacionamos este mandato con lo que se dice en el siguiente capítulo de Génesis (“Tomó Dios, el Eterno, al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo guardara”), queda claro que Dios deseaba que la primera pareja y sus descendientes extendieran el Paraíso fuera del jardín de Edén, para que finalmente abarcara todo el planeta.a (Génesis 2:15.)
3 ¿Por cuánto tiempo disfrutarían de su hogar paradisíaco? Las Escrituras dan a entender que Dios creó al hombre para vivir eternamente en la Tierra. La muerte le vendría a la humanidad solo como resultado de desobedecer a su Creador, como muestra Génesis, capítulo 2, versículos 16 y 17: “Ordenó Dios el Eterno al hombre: ‘De cualquier árbol del huerto puedes comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no podrás comer, porque el día que de él comieres ciertamente has de morir’”. Por lo tanto, la obediencia continua hubiera resultado en vida continua, eterna, en condiciones paradisíacas. (Salmo 37:29; Proverbios 2:21, 22.)
4 No obstante, un ángel, al que se llamaría Satán (que significa “Adversario”), incitó a la primera pareja a usar mal su libre albedrío y optar por desobedecer a Dios. (Job 1:6-12; compárese con Deuteronomio 30:19, 20.) Creando la ilusión de que una serpiente hablaba, este ángel rebelde dijo a Eva, y a través de ella a Adán, que se harían más sabios y vivirían mejor si no se sometían a Dios como Última Autoridad.b (Génesis 3:1-19.) Por su franca rebelión, se les condenó a muerte. ¿Significó este incidente que se había truncado, o malogrado, el propósito de Dios para el hombre? No, más bien quería decir que él tendría que valerse de otro medio para cumplir su propósito original de llenar la Tierra de seres humanos obedientes que vivieran para siempre. ¿Cómo se lograría este objetivo?
Se promete una simiente
5, 6. a) ¿Qué prometió Dios como solución de los problemas que ocasionó en la Tierra la rebelión de Satán? b)¿Qué le prometió Dios a Abrahán?
5 Cuando Jehová Dios sentenció a los que se rebelaron contra su autoridad, dijo que haría surgir una “simiente”, o “descendencia”, que repararía el daño causado por el instigador de la rebelión. Explicó con términos simbólicos que esta simiente magullaría, o aplastaría, la cabeza de la serpiente, que representa a Satán, y así acabaría con él y con su rebelión. A lo largo de los años, se han dado muchas interpretaciones contradictorias de este versículo de Génesis. Pero dado que la palabra que se traduce “simiente” (o “descendencia”) aparece en muchas profecías, otras promesas relacionadas revelan su significado. (Génesis 3:15, Ed.)
6 El término “simiente” suele relacionarse con el desarrollo del propósito divino con relación a todo el género humano. Como muestra Génesis 22:18 (DK), Dios prometió al fiel hebreo Abrahán: “Se bendecirán en tu simiente [descendencia, Ed, HM] todas las naciones de la tierra; porque has obedecido a Mi voz”. (Cursivas nuestras.) Dios tuvo especial interés en Abrahán porque era un hombre que le buscaba en verdad. Sin embargo, aunque lo recompensó directamente, el texto deja claro que no se interesaba tan solo en él y en sus descendientes carnales. Dios no olvidaba su propósito original de tener una Tierra paradisíaca para toda la humanidad, para “todas las naciones”. Fue entonces cuando le reveló a Abrahán que, por ser fiel, tendría el privilegio de producir la simiente mediante la cual se bendecirían todas las naciones.
7, 8. ¿Cómo quedó enlazada la Simiente prometida con los conceptos de realeza y del Mesías?
7 Abrahán fue el padre de muchos pueblos ilustres. (Génesis 17:4, 5.) No obstante, Jehová Dios reveló con claridad por cuál de estas líneas vendría la Simiente prometida que bendeciría a toda la humanidad. (Génesis 17:17, 21.) Se menciona que tanto el hijo de Abrahán, Isaac, como su nieto Jacob pertenecían al linaje del que provendría la “simiente”. Una de las naciones que procedieron de Abrahán fue Israel, que estaba compuesta de las doce tribus que descendieron de los hijos de Jacob, nieto de Abrahán. En esta nación aparecería finalmente la “simiente” prometida. (Génesis 26:1, 4; 28:10, 13-15.)
8 La profecía reveló después que de la tribu de Judá vendría una simiente —a saber, un gobernante— especial. Génesis 49:10 dice: “No se apartará cetro de Judá, ni báculo de entre sus pies, hasta que venga Shiló; y a él obedecerá la congregación de pueblos”.3 El escriturario Rashi dice que la frase “hasta que venga Shiló” alude al “Rey-Mesías, a quien le corresponde el gobierno”.4 Al igual que Rashi, muchos escriturarios entienden que esta es una profecía mesiánica.
9. a) ¿Qué le prometió Dios al rey David respecto a la Simiente? b) ¿Qué relación tiene la promesa de Génesis 49:10 con la de Salmo 72:7, 8?
9 El primer gobernante del linaje de Judá, el rey David, recibió esta promesa divina: ‘Tu casa y tu trono serán eternamente estables’. (2 Samuel 7:16.) Dios luego le prometió: “Estableceré tu simiente en pos de ti, [...] y Yo estableceré su reino. Él Me construirá una Casa, y Yo estableceré su trono por siempre”. (1 Crónicas 17:11, 12.) Aunque el hijo y sucesor de David, el rey Salomón, construyó la casa (el templo) de Jehová, es obvio que no reinó eternamente. No obstante, un varón de la simiente davídica sería el “Shiló” o Mesías predicho en Génesis 49:10. De él profetizó el rey David: “En sus días florecerán los justos, y habrá abundancia de paz hasta que no haya luna. Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los cabos de la tierra”. (Salmo 72:7, 8, DK.)
10. ¿Qué lograría la Simiente predicha en Génesis 3:15, y cómo concuerda esto con la promesa que se hizo a Abrahán?
10 Si seguimos la revelación gradual que se nos da mediante la profecía, entendemos que las bendiciones prometidas a Abrahán —“Bendecirse han, en tu simiente, todos los pueblos de la tierra”— se cumplirán mediante este mismo Gobernante del linaje davídico. (Génesis 22:18, Za.) Así, las profecías relativas a la Simiente se vinculan a la esperanza que cifraba la nación judía en el Mesías, durante cuyo reinado habrá paz plena en la Tierra. De hecho, él es la “simiente”, o “descendencia”, mencionada en Génesis 3:15 (Ed) que pondría fin a la rebelión original contra la soberanía de Dios y repararía el daño resultante. (Salmo 2:5, 8, 9.) En las páginas 24-31 se analizan más preguntas y datos referentes al Mesías prometido. Pero examinemos ahora la relación que Dios mantuvo posteriormente con los descendientes de Abrahán.
El propósito del Pacto de la Ley
11-13. ¿De qué manera benefició a la nación el pacto de la Ley? ¿Duraría eternamente ese pacto?
11 Algunos siglos después de Abrahán, los israelitas fueron constituidos en nación. Dios libertó del yugo egipcio a estos descendientes y, bajo la dirección de Moisés, otro varón de fe que Él había escogido, concertó con ellos un pacto o acuerdo especial. (Éxodo 19:5, 6; Deuteronomio 5:2, 3, DK.) Este pacto de la Ley dio a la nación instrucciones claras de cómo quería Dios que lo adoraran, y los organizó como nación para tal adoración.
12 Debemos tener en cuenta que desde el principio el pacto fue condicional. Antes de revelar a la nación de Israel los Diez Mandamientos y todo el pacto en que se integraban, Dios les dijo: “Ahora pues, si escuchareis atentamente mi voz y guardareis mi pacto, seréis para Mí un tesoro especial sobre todos los pueblos, puesto que mía es toda la tierra; y vosotros seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. (Éxodo 19:5, 6, HM.) Para que Dios siguiera utilizándolos como tesoro especial, tendrían que obedecerle fielmente. Estas eran las condiciones del pacto.
13 La recompensa que se les prometía por su fidelidad —ser un reino de sacerdotes— revela que el pacto de la Ley no era un fin en sí mismo, sino un paso de transición para capacitar a un sacerdocio que ayudara a las demás naciones a conocer al Dios verdadero. Desde el principio el propósito de Dios era que se bendijera, no tan solo una nación, sino toda la humanidad. (Génesis 22:18, DK, Ed.)
14. ¿Qué otros beneficios resultaron del pacto de la Ley?
14 Si el pacto de la Ley no era un fin en sí mismo, ¿qué propósito tenía? Denunció con claridad las ideas religiosas falsas que el hombre había concebido por su cuenta desde la rebelión del jardín de Edén. (Deuteronomio 18:9-13.) También protegió a la nación de Israel de las costumbres y cultos repugnantes de las naciones vecinas al limitar al máximo toda relación con ellas. (Deuteronomio 7:1-6.) Mientras los israelitas guardaran la Ley, se mantendrían en un estado de pureza religiosa que les permitiría identificar a la Simiente prometida, el Mesías, y recibirlo cuando llegara.
15, 16. ¿Qué importantes lecciones espirituales incluidas en el pacto de la Ley indican también su carácter temporal?
15 El pacto de la Ley destacó también la necesidad de expiación al incorporar en la adoración judía un sistema de sacrificios bien definido. (Levítico 1:1-17; 3:1-17; 16:1-34; Números 15:22-29.) Desde que Adán y Eva se rebelaron, el hombre perdió la perfección que le hubiera permitido vivir eternamente con salud perfecta. (Génesis 2:17.) A causa del primer pecado, los hijos de Eva (que habían nacido después de la rebelión) heredaron la imperfección y la inclinación innata al pecado. (Génesis 8:21; Salmo 51:7 [Sl 51:5, NM]; Eclesiastés 7:20.) La imperfección acarreó la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, y levantó una barrera entre el hombre y Dios. (1 Reyes 8:46; compárese con Lamentaciones 3:44.) Se hizo necesario poner una base para reparar este daño y superar y expiar la imperfección humana. Los hombres de fe tuvieron siempre muy presente tal necesidad. (Job 1:4, 5; Salmo 32:1-5.)
16 El pacto de la Ley destacó que Dios tiene normas legales que han de cumplirse. También sentó la base para entender cómo se satisfarían plenamente las normas divinas de la justicia.c Los sacrificios del pacto de la Ley nunca podrían restaurar el propósito original de Dios para el hombre, dado que su efecto era temporal, lo que destacaba la condición de pecado, pero no la eliminaba ni la evitaba. La Ley, por tanto, era un paso de transición para ayudar a esta nación organizada de adoradores a entender al debido tiempo cómo identificar a la Simiente y cómo esta repararía el daño causado por el pecado de Adán. ¿Dónde indicaba estas cosas la Torá?
La promesa de un profeta como Moisés
17, 18. ¿Qué significaba la promesa que Dios hizo en Deuteronomio 18:15, 18, 19 de levantar un profeta?
17 En Deuteronomio 18:15 (DK) Moisés dijo a la nación de Israel: “El Señor, tu Dios, levantará para ti un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, a él oiréis”. En los Dt 18 versículos 18 y 19 de este mismo capítulo Jehová habló a Moisés, a quien había designado mediador entre él y Su pueblo, y le dijo: “Haré surgir para ellos un profeta de entre sus hermanos, como tú, y pondré Mis palabras en su boca y él les dirá todo lo que Yo le ordene. Y ocurrirá que le pediré cuentas a quien no escuchare las palabras que (el profeta) dijere en Mi Nombre”. ¿Cómo se debe entender esta profecía?
18 El profeta que aquí se menciona es, obviamente, alguien concreto y especial. El contexto aclara que en este pasaje no se expone, como algunos han supuesto, un mero principio general de la intención divina de seguir levantando profetas para la nación. La palabra hebrea para profeta (na·víʼ) está en singular, lo que equipara al profeta con Moisés, quien fue único en la historia de la nación. Además, la conclusión del propio libro de Deuteronomio dice: “No apareció ningún otro profeta en Israel como Moisés, a quien el Eterno había tratado cara a cara”. (Deuteronomio 34:10-12.) Estas palabras muy probablemente fueron escritas por Josué, el hijo de Nun, gran caudillo y profeta nombrado por Dios. Sin embargo, de ellas se desprende con claridad que Josué no creía que se cumplieran en él las palabras de Moisés sobre un profeta que se le parecería. ¿Qué quería decir, pues, la promesa divina de levantar un profeta como Moisés? ¿Cómo fue Moisés?
Se profetiza un nuevo pacto
19. a) ¿En qué sentido fue Moisés único? b) ¿De qué tendría que servir también un profeta como Moisés?
19 Moisés fue un gran caudillo; legislador, profeta, autor de milagros, maestro y juez. Fue, asimismo, mediador, el único profeta que medió en un pacto entre Dios y el hombre (en este caso, la nación de Israel). Un profeta que fuera realmente como él tendría que hacer algo parecido. ¿Significa esto que Dios se proponía sustituir el pacto de la Ley por otro pacto? Exactamente. Mediante el profeta Jeremías Dios dijo con claridad que haría un nuevo pacto. Este exigiría un nuevo mediador. Solo alguien como Moisés estaría a la altura de tal asignación. Si examinamos lo que comprende el nuevo pacto, entenderemos mejor la función del mediador.
20, 21. a) ¿Qué se promete en Jeremías 31:31-34? b) Según se indicó, ¿qué propósito tenía el nuevo pacto? c) Como resultado, ¿qué le ocurriría al pacto de la Ley?
20 Unos 900 años después de Moisés, Jeremías transmitió a la nación de Israel estas palabras de Dios: “He aquí que vendrán días, dice el Eterno, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel, y con la casa de Judá, no conforme al Pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, pacto que quebrantaron [...], dice el Eterno, sino que este es el pacto que haré con la casa de Israel después de esos días, [...] perdonaré su iniquidad, y de su pecado no Me acordaré más”.d (Jeremías 31:30-33 [Jer 31:31-34, NM].)
21 Dado que el profeta como Moisés sería el nuevo mediador del nuevo pacto, se deduce que todos los aspectos de la adoración requeridos por la Ley Mosaica no tendrían vigencia permanente, sino solo hasta que se hiciera el nuevo pacto. Cuando Dios sentara la base para ‘perdonar su iniquidad y no acordarse más de su pecado’, se podría prescindir de todo el sistema de sacrificios que estaba centrado en el funcionamiento del templo, sistema que solo traía un perdón temporal. Al hacerse el nuevo pacto, tampoco mantendrían el mismo sentido los aspectos ceremoniales del pacto de la Ley, entre ellos la observancia del Sábado y las fiestas. En el momento oportuno Dios se encargaría de revelar qué se exigiría de quienes entraran en la relación del nuevo pacto prometido. (Amós 3:7.)
Bendiciones para toda nación
22, 23. a) ¿Qué propósito tenía el nuevo pacto para las naciones? b) ¿Cómo indican otras profecías lo que Dios se proponía con relación a todas las naciones?
22 El entender que el profeta como Moisés y la Simiente de Abrahán son la misma persona nos ayuda a ver otro aspecto muy importante del nuevo pacto: sería el medio legal que permitiría a gente de todas las naciones adorar al Dios verdadero. Dado que Génesis 22:18 (DK) dice que mediante esta “simiente” “se bendecirán [...] todas las naciones de la tierra”, es obvio que en algún punto de la historia humana Dios dejaría de mantener una relación exclusiva con una nación, los descendientes de Abrahán. Una vez que Israel hubiera cumplido con el importante servicio de suministrar la Simiente prometida y se hubiera hecho ya el nuevo pacto, la adoración del Dios verdadero se abriría a gente de toda nación y raza.
23 No sería en absoluto razonable cuestionar la justicia de Dios porque él permitiera que le adorase gente sincera de toda nación y raza. Esta era su intención desde el principio, y muchas profecías bíblicas confirman que personas de todas las naciones se bendecirían mediante la descendencia de Abrahán. (Zacarías 8:20-23.) Una de esas profecías se encuentra en Sofonías, capítulo 3, versículo 9, donde dice Dios: “Luego daré nuevamente a los pueblos una lengua pura, para que todos puedan invocar (del mismo modo) el Nombre del Eterno, para servirle con un solo consentimiento”. La misma profecía del capítulo 2 de Isaías, mencionada al comienzo de este folleto, destaca el aspecto unificador de la adoración divina, pues personas de muchas naciones acudirían a servirle en verdad y a aprender los caminos de la paz; también destaca cuándo sucedería: “Ocurrirá al fin de los días”. (Isaías 2:2.) ¿Qué significa la expresión “fin de los días”?
24. a) ¿Qué quiere decir la expresión “fin de los días”? b) ¿Qué se describe en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel?
24 Las Escrituras hablan en muchas ocasiones del día en que Dios llamará a juicio a las naciones. (Isaías 34:2, 8, DK; Jeremías 25:31-35; Joel 4:2 [Joe 3:2, NM], Habacuc 3:12; Sofonías 1:18; 3:8.) Desde que el hombre rechazó la soberanía divina en el jardín de Edén, se ha hecho cada vez más patente que es incapaz de gobernarse bien a sí mismo. Los gobiernos humanos han sido rotundos fracasos que han ocasionado un enorme sufrimiento. Si se permitiera al hombre seguir gobernándose por mucho tiempo en esta era de armas atómicas y contaminación medioambiental, podría aniquilarse y destruir su hogar terrestre. Por esa razón, Dios actuará mediante su Mesías designado, la Simiente. (Salmo 2:1-11; 110:1-6.) El profeta Ezequiel predijo la batalla final de Dios contra los gobiernos humanos. En los capítulos 38 y 39 de Eze su libro describe la guerra divina contra “Gog, de la tierra de Magog”. (Ezequiel 38:2.) Generalmente se admite que esta profecía se refiere a los últimos días. Un estudio detallado de las Escrituras revela que en este pasaje “Gog” es el nombre simbólico que se da al mismo espíritu rebelde, Satán, que logró que Adán y Eva desobedecieran a Dios. La derrota de este espíritu y sus huestes, viejos enemigos de Dios, inicia el cumplimiento de la promesa original que dice en lenguaje simbólico que la “descendencia” o “simiente” mataría a la “serpiente” magullándola en la cabeza. (Génesis 3:15, Ed.)
25. Según las profecías, ¿qué sucederá tras la destrucción de las huestes de Satán?
25 Cuando las huestes de Satán hayan sido destruidas, se restablecerán las condiciones del paraíso edénico. Pero esta vez, con el nuevo pacto en funciones, la humanidad obedecerá a Dios. (Isaías 11:1-9; 35:1-10.) No solo se le perdonarán al hombre los pecados, sino que recuperará totalmente la perfección. (Isaías 26:9.) Como resultado recibirá vida eterna. (Salmo 37:29; Isaías 25:8.) Entonces hasta los muertos, tanto los que fueron fieles a Dios como los miles de millones que nunca tuvieron oportunidad plena de aprender la verdad respecto a él, recibirán de nuevo la vida: ¡serán resucitados! (Daniel 12:2, 13, DK; Isaías 26:19.) ¿No nos atrae tan maravillosa esperanza al Dios que ha concebido estas cosas?
26. ¿Qué exige de nosotros la venida del profeta como Moisés?
26 Estas son tan solo algunas de las bendiciones que recibirá la gente de todas las naciones que identifique y escuche la voz del profeta como Moisés, la Descendencia que reinará en el trono de David “hasta que la luna ya no sea más”, eternamente. (Salmo 72:7.) Deuteronomio 18:19 agrega tocante al profeta como Moisés: “Le pediré cuentas a quien no escuchare las palabras que (el profeta) dijere en Mi Nombre”. ¿Dedicará usted el tiempo y esfuerzo necesarios para identificar al Profeta como Moisés, al Mesías, y así aprender todo lo que Dios pide? En lo que a usted se refiere, ¿conocerá al Dios verdadero?
[Notas a pie de página]
a El relato del libro de Génesis que describe el jardín de Edén no es una parábola; por el contrario, Edén era una zona real de considerable extensión. El texto señala una región situada al norte de las llanuras mesopotámicas, donde nacían los ríos Éufrates y Tigris. (Génesis 2:7-14.) Este debería servir al hombre de modelo para cultivar el resto de la Tierra.
b Para entender mejor todo lo que implicaba esta rebelión, véase el recuadro de las páginas 16 y 17.
c El precedente legal que codificó Moisés al considerar la retribución por las infracciones de la Ley —“vida por vida, ojo por ojo, diente por diente”— refleja el principio por el que se guió el propio Dios al resolver la cuestión de la salvación del hombre. (Deuteronomio 19:21, Ed, HM.) Un hombre perfecto, Adán, fue el culpable de que se condenara a la raza humana, y por eso se hizo necesario que otro hombre perfecto expiara con su vida esta pérdida. Así, su muerte expiaría perfectamente el pecado de Adán y sus secuelas para la humanidad. Solo la venida de la “descendencia” o “simiente” prometida, cuya vida se ofrecería como rescate legal, traería la liberación plena. (Génesis 3:15, Ed.) Para analizar con más detalle este aspecto de la Simiente en el propósito divino, véanse las páginas 28 y 29, párrafos 17 al 20.
d Una explicación oficial que da el judaísmo contemporáneo es que Jeremías solo predecía una renovación o reafirmación del pacto de la Ley concertado con Israel, tal como ocurrió cuando este pueblo regresó del exilio babilonio en 537 a.E.C. (Esdras 10:1-14.) Pero una vez más la profecía misma invalida esta explicación. Dios dijo claramente que sería un “nuevo pacto”, no solo un pacto renovado. Además, destaca que es diferente del que concertó cuando los sacó del cautiverio egipcio. Algunos han dicho que era “nuevo” en el sentido de que a partir de entonces lo guardarían con fidelidad, pero la historia muestra que no fue así. De hecho, la infidelidad de los israelitas llevó a la destrucción del segundo templo. (Deuteronomio 18:19; 28:45-48.)
[Recuadro en la página 13]
¿QUIÉN ES SATÁN?
LA BIBLIA no dice que Satán sea “la inclinación maligna” del hombre, sino, más bien, un espíritu invisible, un ángel. (Job 1:6.) Como ángel, o hijo de Dios, fue creado perfecto, pero más tarde se convirtió por voluntad propia en el primer rebelde, el primer adversario de Dios. (Deuteronomio 32:4; compárese con Ezequiel 28:12-17.) Como parte de su rebelión contra la soberanía de Dios, Satán acusa a los hombres de ser infieles, de actuar solo por egoísmo. Observe algunos textos que revelan los medios sutiles que él emplea para hacer que los hombres sean desobedientes y actúen mal:
1. Job 1:6-12; 2:1-7
[Recuadro/Fotografías en las páginas 16 y 17]
¿POR QUÉ PERMITE DIOS LA MALDAD?
¿SE HA preguntado alguna vez: ‘Si Dios existe, ¿por qué permite el sufrimiento?’, o: ‘Si el sufrimiento existe por permiso divino, ¿por qué ha durado tanto tiempo?’ Las cuestiones de este tipo son de difícil solución, sobre todo cuando se relacionan con el Holocausto, que ha llegado a ser, quizás más que cualquier otro suceso, el símbolo del sufrimiento humano por antonomasia. En busca de explicaciones, algunas personas niegan que Dios exista, mientras que otros rechazan la existencia del mal. ¿Son realistas estas conclusiones? ¿Hay alguna explicación convincente?
2 Algunos afirman que ni siquiera deben formularse estas preguntas. Sin embargo, fieles profetas como Habacuc no veían mal interrogar sobre estos asuntos. Habacuc preguntó a Dios: “¿Hasta cuándo, oh Señor, he de clamar, sin que oigas, [y] daré voces a Ti, a causa de la violencia, sin que salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y Tú mismo miras la maldad?” (‘Havaqqu-q [Habacuc] 1:2, 3, DK.)
3 Otros, lamentablemente, no pueden aceptar respuesta alguna, sea acertada o no. A causa de la crueldad de los sucesos y de la brutalidad humana, han perdido la capacidad de analizar estos asuntos con imparcialidad. Por eso, el que busque una respuesta a estas preguntas tiene que evaluar con sinceridad su propia disposición y la lógica de la explicación que se le dé.
Echemos la culpa a quien la tiene
4 Dios nunca ha sido partícipe de los delitos humanos. No obstante, algunas doctrinas religiosas transmiten esta idea, de manera que complican aún más esta cuestión. Por ejemplo, las creencias de que este mundo es un campo de pruebas para la vida futura y de que Dios “se lleva” mediante la muerte a los seres queridos, incluso a niños de tierna edad, dan a entender que es el culpable de accidentes, crímenes y desastres. Otro tanto se puede decir de las doctrinas de la predestinación y del hado. De la misma manera, hay quienes tratan de explicar el Holocausto como el ‘castigo que Dios impuso a los judíos europeos por ser mundanos’ o ‘el medio del que se valió Dios para hacer ver al mundo que se necesitaba un Estado judío’. Para muchos, racionalizar el Holocausto de este modo no solo es inadmisible, sino ofensivo.
5 ¿No difaman estas creencias a Dios? ¿No es acaso el hombre, y no Dios, el culpable de las injusticias que se han cometido a lo largo de la historia? (Eclesiastés 8:9.) El historiador Arnold Toynbee explicó: “El ser humano es único en capacidad para la maldad, debido a que también es único en su capacidad de obrar conscientemente y decidir por voluntad propia”.e El que el hombre haya usado mal su libre albedrío ha resultado en sufrimiento indecible. Entonces, ¿por qué no lo creó Dios incapaz de hacer daño al prójimo?
6 Dios creó al hombre a su “imagen” y le dotó de libre albedrío. (Génesis 1:26.) Si no hubiera sido así, el hombre no sentiría la satisfacción y el gozo que vienen de hacer el bien al semejante de manera espontánea. La conciencia carecería de sentido, y la existencia humana sería como la de los seres inferiores. El libre albedrío es una bendición que humaniza al hombre, que impide que sea un autómata. Pero también supone libertad de elección, sea que resulte en beneficio o en perjuicio. Aun así, el aceptar que Dios no es culpable del mal deja sin respuesta a las preguntas: ¿Por qué lo permite? y ¿por qué no eliminó el sufrimiento de inmediato?
¿Cómo pudo permitirlo Dios?
7 ¿Por qué existe el mal si hay alguien que puede eliminarlo? La respuesta bíblica se encuentra esencialmente en el relato que habla del primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva. Los capítulos 2 y 3 de Génesis explican que ellos eligieron desobedecer a Dios comiendo del “árbol del conocimiento del bien y del mal”. Su desobediencia planteó cuestiones importantes. El instigador de la rebelión (véase el recuadro de la página 13) los indujo a ella al decir: “No habéis de morir”, y de esta manera cuestionó así la veracidad de Dios, quien ya había dicho claramente que la desobediencia les acarrearía la muerte. (Génesis 2:17; 3:4.) El tentador prosiguió: “Dios sabe que el día en que lo comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. (Génesis 3:5.) Estas palabras implicaban con claridad que Dios les privaba injustamente de algo. Así se puso en duda la validez de las leyes de Dios y su manera de gobernar. De este modo se lanzó un ataque contra la soberanía de Dios, sí, contra su derecho a ser el Gobernante único, el Soberano absoluto del hombre.
8 Se habían planteado cuestiones profundas: ¿Necesita en realidad el hombre la guía de Dios para gobernarse a sí mismo y administrar con éxito toda la Tierra? Si no, Dios quizás fuera injusto al exigirle obediencia. Si el hombre es capaz de gobernarse, ¿por qué debería Dios decidir por él lo que está bien y lo que está mal? La ejecución de los transgresores no habría contestado estas preguntas. Solo el tiempo demostraría que el hombre es incapaz de gobernarse bien.
¿Quién tiene el derecho de decidir?
9 Quizás esta sea la pregunta más importante que todos nosotros debemos contestar: ¿No tiene Dios el derecho de decidir qué asuntos tienen prioridad y cuándo deben atenderse? A muchas personas les cuesta aceptar que una cuestión o asunto moral tenga tanta importancia que justifique la permisión del sufrimiento humano. Pero ¿es ilógico aceptar que la visión de Dios a largo plazo le permita actuar teniendo en mira los mejores intereses de todas sus criaturas?
10 El profeta Isaías escribió: “Por cuanto Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni son vuestros caminos Mis caminos, dice el Eterno”. (Isaías 55:8.) Dios no es en absoluto indiferente al sufrimiento humano; más bien, su omnisapiencia y eternidad le permiten determinar mejor que nadie todos los factores relacionados con las cuestiones implicadas, y además decidir cuándo y cómo las solucionará para el mayor beneficio de los afectados.
11 Al permitir tiempo suficiente para zanjar las cuestiones planteadas, Dios sienta un precedente definitivo. En caso de que en el futuro se desafiara el ejercicio de la soberanía divina, sería innecesario conceder un plazo al rebelde para probar sus alegaciones. (Nahúm 1:9.) No habría que demostrar las cuestiones ya zanjadas. Entretanto, tenemos el privilegio de ponernos de parte de Dios en este asunto, tal como hicieron muchos fieles de la antigüedad. Job es un ejemplo, pues, aunque no conocía en absoluto la razón de su sufrimiento, estuvo resuelto a ser leal a Dios. (Job 2:9, 10.) ¿No merece esa lealtad Dios, el Creador del hombre?
¿Qué solución tiene Dios?
12 El plazo que Dios ha fijado para resolver las cuestiones suscitadas va a concluir. Pronto serán eliminados el mal y sus causantes. (Proverbios 2:21, 22; Daniel 2:44.) El propio Dios garantizará la paz y la felicidad eternas del hombre en una Tierra paradisíaca. (Isaías 14:7.) Como Dios de la justicia, Jehová no olvidará a los que padecieron y murieron injustamente. Los resucitará, les devolverá la vida aquí mismo, en la Tierra. (Job 14:14, 15; Isaías 25:6-8.) Según la promesa divina, “las cosas pasadas no serán más recordadas ni traídas a la mente”. La vida eterna dará muchas oportunidades de ver en su debida perspectiva las razones por las que Dios ha permitido la maldad. Ninguno de los que reciban estas bendiciones se lamentará del sufrimiento que él u otros hayan soportado. ‘Regocijarse por siempre en lo que Dios crea’ compensará con creces. (Isaías 65:17, 18.)
13 Mediante la Biblia Dios nos ha dicho con claridad por qué existe el sufrimiento. No obstante, un artículo breve no puede contestar toda pregunta relacionada con una cuestión tan profunda.f La respuesta completa solo se puede hallar si examinamos a fondo la Biblia en todas sus facetas. ¿Estará usted dispuesto a dedicar el tiempo necesario a esta investigación? Las cuestiones implicadas hacen que valga la pena.
[Notas a pie de página]
e Citado del libro Mankind and Mother Earth (La humanidad y la madre Tierra), 1976, pág. 13.
f Si se desea un examen más detallado de este asunto, véase el capítulo 16 del libro La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
1-3. ¿Cómo han tratado de solucionar algunos la cuestión de por qué existe el sufrimiento?
4, 5. ¿Qué creencias difaman a Dios?
6. ¿Qué implica el que la humanidad tenga libre albedrío?
7, 8. ¿Qué cuestiones surgieron en los albores de la historia humana?
9-11. ¿Por qué ha permitido Dios el sufrimiento por tanto tiempo?
12, 13. ¿Cómo restaurará Dios dentro de poco la justicia a la Tierra?
[Ilustración en la página 15]
¿Por qué pedía Dios sacrificios como parte del pacto de la Ley?