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“Estoy dispuesta a ir”La Atalaya (público) 2016 | Núm. 3
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En una de estas ocasiones, después de llenar su recipiente, se le acercó corriendo un hombre mayor que le dijo: “Dame, por favor, un sorbito de agua de tu jarro”. ¡Era un favor tan pequeño y se lo había pedido con tanta amabilidad! Como se notaba que el hombre venía de lejos, enseguida bajó el cántaro para darle, no un sorbito, sino un buen trago de agua fresca. Rebeca vio que el hombre había llegado con una manada de 10 camellos y que no había agua en el bebedero. Se dio cuenta de que la observaba atentamente y quiso ser generosa con él. Le dijo: “También para tus camellos sacaré agua hasta que acaben de beber” (Génesis 24:17-19).
Fíjese que no solo se ofreció a darles un poco de agua a los camellos, sino a darles de beber hasta que saciaran su sed. Un camello sediento puede beber unos 95 litros (25 galones) de agua. Así que a Rebeca le podían esperar varias horas de duro trabajo. Por lo que ocurrió después, parece que los camellos no tenían tanta sed,a pero ella no lo sabía cuando se ofreció a darles agua. Sin embargo, estaba dispuesta a hacer lo que fuera para mostrarle hospitalidad a aquel forastero, quien aceptó su ayuda. Rebeca iba y venía bajo la atenta mirada del anciano, llenando una y otra vez su cántaro para llevar agua al bebedero (Génesis 24:20, 21).
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“Estoy dispuesta a ir”La Atalaya (público) 2016 | Núm. 3
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a Ya estaba anocheciendo. Además, el relato no da a entender que se demorara horas en el pozo ni que su familia estuviera durmiendo cuando acabó. Tampoco indica que alguien viniera a buscarla porque se hubiera retrasado mucho.
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