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El poder de la oraciónLa Atalaya 2000 | 1 de marzo
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ELIEZER cree en el poder de la oración. Con una fe excepcional, como la que manifestaría un niño en su padre, hace esta humilde súplica: “Jehová, el Dios de mi amo Abrahán, haz que suceda, por favor, ante mí en este día, y ejecuta bondad amorosa para con mi amo Abrahán. Aquí estoy apostado junto a una fuente de agua, y las hijas de los hombres de la ciudad están saliendo para sacar agua. Lo que tiene que suceder es que la joven a quien yo diga: ‘Baja tu jarro de agua, por favor, para que yo beba’, y que realmente diga: ‘Bebe, y también daré de beber a tus camellos’, esta sea la que tienes que asignar a tu siervo, a Isaac; y mediante esto déjame saber que has ejecutado amor leal para con mi amo” (Génesis 24:12-14).
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El poder de la oraciónLa Atalaya 2000 | 1 de marzo
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Aprendemos mucho de la oración de Eliezer. Puso de manifiesto su extraordinaria fe, humildad e interés abnegado en las necesidades de los demás. También reveló que él aceptaba con sumisión la manera como Dios trata con la humanidad. Seguro que era consciente del apego especial que Dios tenía a Abrahán y conocía Su promesa de que en el futuro la humanidad recibiría bendiciones mediante este patriarca (Génesis 12:3). Por ello, abrió su oración con las palabras: “Jehová, el Dios de mi amo Abrahán”.
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