CAPÍTULO 3
Dos claves para la permanencia del matrimonio
1, 2. a) ¿Qué permanencia debía tener el matrimonio? b) ¿Cómo sería posible?
CUANDO Dios unió en matrimonio al primer hombre y a la primera mujer, nada indicó que la unión sería temporal. Adán y Eva debían vivir juntos para siempre. (Génesis 2:24.) La norma divina para el matrimonio honorable es la unión de un hombre con una mujer. La única base bíblica para divorciarse y contraer nuevas nupcias es la inmoralidad sexual de carácter grave de cualquiera de los componentes de la pareja. (Mateo 5:32.)
2 ¿Es posible que dos personas vivan felices juntas por tiempo indefinido? Sí, y la Biblia identifica dos claves, o factores fundamentales, que lo hacen posible. Si ambos cónyuges las utilizan, obtendrán felicidad y muchas bendiciones. ¿Cuáles son estas claves?
LA PRIMERA CLAVE
3. ¿Qué tres clases de amor deben cultivar los cónyuges?
3 La primera clave es el amor. La Biblia habla de diferentes clases de amor. Una es el afecto o cariño que se siente por otra persona, el amor que se tienen los amigos íntimos. (Juan 11:3.) Otra es el amor que se profesan los componentes de la familia. (Romanos 12:10.) Una tercera es el amor romántico que se siente por una persona de distinto sexo. (Proverbios 5:15-20.) La pareja debe cultivar todos estos tipos de amor. Ahora bien, hay una cuarta clase de amor que es más importante que las demás.
4. ¿Qué otra clase de amor existe?
4 En el idioma en el que se escribieron las Escrituras Griegas Cristianas, la palabra para esta cuarta clase de amor es a·gá·pe. Este es el término que se utiliza en 1 Juan 4:8, donde dice: “Dios es amor”. En realidad, “amamos, porque [Dios] nos amó primero”. (1 Juan 4:19.) El cristiano debe cultivar este amor primero a Jehová Dios y luego a su semejante. (Marcos 12:29-31.) La palabra a·gá·pe también se emplea en Efesios 5:2, donde leemos: “Sigan andando en amor, así como el Cristo también los amó a ustedes y se entregó por ustedes”. Jesús dijo que esta clase de amor es la que identificaría a sus verdaderos seguidores: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor [a·gá·pe] entre sí”. (Juan 13:35.) Vea también cómo se usa a·gá·pe en 1 Corintios 13:13: “Permanecen la fe, la esperanza, el amor, estos tres; pero el mayor de estos es el amor [a·gá·pe]”.
5, 6. a) ¿Por qué es el amor mayor que la fe y la esperanza? b) ¿Por qué razones contribuye el amor a la permanencia del matrimonio?
5 ¿Qué hace que el amor a·gá·pe sea mayor que la fe y la esperanza? El hecho de que se rige por principios —principios justos—, aquellos que se hallan en la Palabra de Dios. (Salmo 119:105.) Es un interés altruista por hacer a los demás lo que es propio y bueno desde el punto de vista de Dios, sea que el destinatario lo merezca o no. Este amor hace posible que la pareja casada siga el siguiente consejo bíblico: “Continúen soportándose [el uno al otro] y perdonándose liberalmente [el uno al otro] si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes”. (Colosenses 3:13.) Los matrimonios que se quieren, poseen y cultivan “amor [a·gá·pe] intenso [el uno al otro], porque el amor cubre una multitud de pecados”. (1 Pedro 4:8.) Observe que la Biblia dice que el amor cubre las faltas, no que las elimina, pues ningún ser humano imperfecto es irreprochable. (Salmo 130:3, 4; Santiago 3:2.)
6 Cuando los cónyuges cultivan este amor a Dios y entre sí, la relación es permanente y feliz, pues “el amor nunca falla”. (1 Corintios 13:8.) El amor es “un vínculo perfecto de unión”. (Colosenses 3:14.) ¿Cómo pueden cultivar los que están casados esa clase de amor? Leyendo la Palabra de Dios juntos y comentándola; estudiando el ejemplo de amor de Jesús y procurando imitar su modo de pensar y actuar. También, asistiendo a las reuniones cristianas, donde se enseña la Palabra de Dios, y pidiendo a Dios su ayuda para cultivar esa clase sublime de amor, un fruto de su espíritu santo. (Proverbios 3:5, 6; Juan 17:3; Gálatas 5:22; Hebreos 10:24, 25.)
LA SEGUNDA CLAVE
7. ¿Qué es respeto, y quién debe mostrar respeto en el matrimonio?
7 Si dos personas casadas se quieren de verdad, también se tendrán respeto, y esta es la segunda clave para un matrimonio feliz. El respeto se define como “miramiento, consideración, deferencia”, y es sinónimo de “honra”. La Palabra de Dios aconseja a todos los cristianos, incluidos los esposos y las esposas: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”. (Romanos 12:10.) El apóstol Pedro escribió: “Ustedes, esposos, continúen morando con [sus esposas] de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino”. (1 Pedro 3:7.) A la esposa se le aconseja que ‘tenga profundo respeto a su esposo’. (Efesios 5:33.) Si queremos honrar a alguien, lo tratamos con consideración, respetando su dignidad y opiniones, y estamos dispuestos a complacerlo en todo lo que sea razonable.
8-10. ¿Cómo puede el respeto contribuir a la estabilidad y felicidad del matrimonio?
8 Los que desean ser felices en su matrimonio se respetan mutuamente, “no vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de [su pareja]”. (Filipenses 2:4.) No piensan solo en su conveniencia personal, lo cual sería muestra de egoísmo, sino que consideran lo que es mejor para su pareja. Es más, anteponen los intereses de esta a los suyos.
9 El respeto ayuda al matrimonio a aceptar las diferencias de opinión. No es razonable esperar que dos personas tengan criterios idénticos en todo. Lo que puede ser importante para el esposo, posiblemente no lo sea para la esposa, y lo que a esta le gusta, puede que no le agrade a aquel. Pero cada uno debe respetar los criterios y gustos del otro, en tanto estos estén dentro del marco de las leyes y principios de Jehová. (1 Pedro 2:16; compárese con Filemón 14.) Además, cada uno debe respetar la dignidad de su pareja, no haciéndola objeto de comentarios o bromas degradantes ni en público ni en privado.
10 En efecto, el amor a Dios y el amor y respeto mutuos son dos claves fundamentales para tener éxito en el matrimonio. ¿Cómo pueden aplicarse a algunas de las facetas más importantes de la vida conyugal?
JEFATURA COMO LA DE CRISTO
11. Según la Biblia, ¿quién es el cabeza en el matrimonio?
11 La Biblia nos dice que el hombre fue creado con los atributos necesarios para ser un buen cabeza de familia. Como tal, sería responsable ante Jehová del bienestar espiritual y físico de su esposa e hijos. Tendría que tomar decisiones equilibradas que reflejaran la voluntad divina y dar un buen ejemplo de conducta piadosa. “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación.” (Efesios 5:22, 23.) Sin embargo, la Biblia dice que el esposo también tiene un cabeza que posee autoridad sobre él. El apóstol Pablo escribió: “Quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios”. (1 Corintios 11:3.) El esposo prudente aprende a ejercer la jefatura imitando a su propio cabeza, Cristo Jesús.
12. ¿Qué buen ejemplo doble dio Jesús de sujeción y jefatura?
12 Jesús también tiene un cabeza, Jehová, a quien se sujeta como es debido. Jesús dijo: “No busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió”. (Juan 5:30.) ¡Qué magnífico ejemplo! Jesús, “el primogénito de toda la creación”, llegó a ser el Mesías. (Colosenses 1:15.) Iba a convertirse en la Cabeza de la congregación de cristianos ungidos y el Rey escogido del Reino de Dios, por encima de todos los ángeles. (Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:4.) A pesar de esta excelsa posición y de perspectivas tan elevadas, Jesús no fue un hombre duro, inflexible ni demasiado exigente. No fue un déspota que recordara constantemente a sus discípulos que debían obedecerlo. Fue amoroso y compasivo, especialmente con los oprimidos. Dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”. (Mateo 11:28-30.) Su compañía era muy agradable.
13, 14. ¿Cómo debe ejercer la jefatura el esposo a imitación de Jesús?
13 El esposo que desea una vida de familia feliz debe analizar las excelentes cualidades de Jesús. El buen esposo no es duro ni un dictador que utiliza su jefatura como un garrote para intimidar a su esposa. Por el contrario, la ama y la honra. Si Jesús fue “humilde de corazón”, el esposo tiene aún más razón para serlo, porque, a diferencia de Cristo, él comete errores, y entonces espera la comprensión de su esposa. Por lo tanto, el esposo humilde admite sus equivocaciones, a pesar de que a veces no resulta fácil decir: “Lo siento, tenías razón”. Para la esposa será mucho más fácil respetar la jefatura del esposo si es humilde y modesto que si es orgulloso y terco. Por su parte, la esposa respetuosa también pide disculpas cuando se equivoca.
14 Dios creó a la mujer con excelentes atributos que puede utilizar para la felicidad del matrimonio. El esposo sensato reconoce este hecho y no anula a su esposa. La mujer suele tener más compasión y sensibilidad, cualidades necesarias para cuidar de la familia e inspirar las relaciones humanas. Normalmente, a la mujer le gusta hacer de su casa un lugar agradable donde vivir. La “esposa capaz” de la que habla el capítulo 31 de Proverbios poseía muchas buenas cualidades y talentos, de los que su familia se benefició ampliamente. ¿Por qué? Porque el corazón de su esposo ‘cifró confianza’ en ella. (Proverbios 31:10, 11.)
15. ¿Cómo puede el esposo amar y respetar a su esposa, según el ejemplo de Cristo?
15 En algunas culturas se sobrevalora la autoridad del esposo y se considera irrespetuoso incluso preguntarle algo. En estas culturas al esposo le está permitido tratar a su esposa como a una esclava. Tal ejercicio erróneo de la jefatura deteriora la relación con la esposa, y también con Dios. (Compárese con 1 Juan 4:20, 21.) Por otra parte, algunos esposos no toman la delantera y permiten que su esposa rija el hogar. El esposo que se sujeta debidamente a Cristo ni explota a su esposa ni la priva de su dignidad. Por el contrario, imita el amor abnegado de Jesús y actúa como Pablo aconsejó: “Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella”. (Efesios 5:25.) Cristo Jesús amó tanto a sus seguidores que murió por ellos. Un buen esposo debe imitar esa actitud altruista, procurando el bien de su esposa y no siendo exigente. Cuando el esposo se somete a Cristo e imita su amor y respeto, la esposa se sujeta a él de buena gana. (Efesios 5:28, 29, 33.)
SUJECIÓN DE LA ESPOSA
16. ¿Qué cualidades deben distinguir la relación de la esposa con su esposo?
16 Algún tiempo después de la creación de Adán, “Jehová Dios pasó a decir: ‘No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él’”. (Génesis 2:18.) Dios creó a Eva como un “complemento”, no como una competidora. El matrimonio no habría de ser un barco con dos capitanes rivales. El esposo tenía que ejercer la jefatura con cariño, y la esposa debía demostrar amor, respeto y sumisión voluntaria.
17, 18. ¿De qué maneras puede la esposa ser una verdadera ayudante para su esposo?
17 Sin embargo, la buena esposa no solo es sumisa. Intenta ser una verdadera ayudante apoyando las decisiones que toma su esposo. Por supuesto, eso es más fácil si concuerda con tales decisiones. Pero aun cuando este no sea el caso, su apoyo puede contribuir a que la decisión del marido redunde en mejores resultados.
18 Hay otros modos en los que la esposa puede ayudar a su esposo a ser un buen cabeza. Puede agradecer su esfuerzo por llevar la delantera en vez de criticarle o hacerle sentir que nunca la satisface. Al apoyar activamente a su esposo, debe recordar que “el espíritu quieto y apacible [...] es de gran valor a los ojos de Dios”, no solo a los ojos de su esposo. (1 Pedro 3:3, 4; Colosenses 3:12.) ¿Y si el esposo no es creyente? En cualquier caso, las Escrituras animan a las esposas a ‘amar a sus esposos, amar a sus hijos, ser de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas, y a sujetarse a sus propios esposos, para que no se hable injuriosamente de la palabra de Dios’. (Tito 2:4, 5.) Si se plantean cuestiones de conciencia, es más posible que el esposo no creyente respete la postura de su esposa si esta la expone “con genio apacible y profundo respeto”. Algunos esposos incrédulos han sido “ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto”. (1 Pedro 3:1, 2, 15; 1 Corintios 7:13-16.)
19. ¿Qué debe hacer la esposa si su esposo le pide que viole la ley de Dios?
19 Si el esposo le pide a su esposa que haga algo que Dios condena, ¿cómo debe proceder ella? En tal caso debe recordar que Dios es su Gobernante principal, y seguir el ejemplo de los apóstoles cuando las autoridades les ordenaron que desobedecieran la ley de Dios. Hechos 5:29 explica: “Pedro y los otros apóstoles dijeron: ‘Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres’”.
BUENA COMUNICACIÓN
20. ¿En qué importante faceta de la relación de pareja son fundamentales el amor y el respeto?
20 El amor y el respeto son esenciales en otra faceta de la relación de pareja: la comunicación. El esposo que ama a su esposa conversa con ella sobre sus actividades, sus problemas, sus opiniones y otros asuntos. Ella lo necesita. El esposo que dedica tiempo a hablar con su esposa y realmente escucha lo que esta dice demuestra que la ama y la respeta. (Santiago 1:19.) Algunas esposas se quejan de que sus esposos conversan muy poco con ellas, lo cual es lamentable. Es cierto que en estos tiempos tan ocupados puede que los esposos trabajen muchas horas fuera del hogar, y que las circunstancias económicas obliguen a algunas esposas a tener también un empleo. Pero los cónyuges necesitan reservar tiempo el uno para el otro. En caso contrario, pueden llegar a vivir vidas paralelas e independientes, y es posible que surjan problemas graves si cualquiera de los dos se ve obligado a buscar comprensión fuera del matrimonio.
21. ¿Cómo puede contribuir el habla apropiada a la felicidad del matrimonio?
21 El modo de comunicarse es también importante. “Los dichos agradables son [...] dulces al alma y una curación a los huesos.” (Proverbios 16:24.) Sea el cónyuge creyente o no, es aplicable este consejo bíblico: “Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal”, es decir, de buen gusto. (Colosenses 4:6.) Cuando se ha pasado un día difícil, unas palabras amables y comprensivas del cónyuge pueden producir mucho bien. “Como manzanas de oro en entalladuras de plata es una palabra hablada al tiempo apropiado para ella.” (Proverbios 25:11.) El tono de voz y la selección de palabras son muy importantes. Por ejemplo, puede que uno le diga al otro con irritación y tono exigente: “¡Cierra esa puerta!”. No obstante, una frase como “¿Te importaría cerrar la puerta, por favor?”, dicha con comprensión y tono calmado, estaría mucho más ‘sazonada con sal’.
22. ¿Qué puede ayudar a la pareja a mantener la buena comunicación?
22 Las palabras amables, las miradas y los gestos afables, la bondad, la comprensión y la ternura son importantes acicates de la comunicación. Si tanto el esposo como la esposa procuran mantener una buena comunicación, ambos se sentirán con libertad de hacer saber sus necesidades, y podrán ayudarse y apoyarse mutuamente en tiempos de desilusión o tensión. “Hablen confortadoramente a las almas abatidas”, insta la Palabra de Dios. (1 Tesalonicenses 5:14.) Habrá ocasiones en que el esposo se sienta desanimado, y otras en las que la esposa estará abatida. ‘Hablarse confortadoramente’ en esos momentos puede resultar muy edificante. (Romanos 15:2.)
23, 24. ¿Cómo pueden ayudar el amor y el respeto cuando hay desacuerdos? Dé un ejemplo.
23 La pareja que demuestra su amor y respeto no verá todo desacuerdo como un desafío. Procurará no ‘encolerizarse amargamente’. (Colosenses 3:19.) Ambos deben recordar que una “respuesta, cuando es apacible, aparta la furia”. (Proverbios 15:1.) Nunca debemos rebajar ni condenar a nuestra pareja cuando esta nos exprese sus sentimientos con franqueza. Por el contrario, veámoslo como una oportunidad de comprender mejor a nuestro cónyuge. Ambos debemos procurar resolver juntos las diferencias y llegar a conclusiones armoniosas.
24 Recordemos la ocasión en la que Sara recomendó a su esposo, Abrahán, una solución para cierto problema, que sus sentimientos no le permitían aceptar. Sin embargo, Dios le dijo a Abrahán: “Escucha su voz”. (Génesis 21:9-12.) Abrahán lo hizo, y fue bendecido por ello. De igual manera, si la esposa recomienda algo diferente de lo que piensa el esposo, este debe por lo menos escucharla. La esposa, a su vez, no debe dominar la conversación, sino escuchar la opinión de su esposo. (Proverbios 25:24.) No demostraría amor ni respeto el que cualquiera de los dos insistiera siempre en hacer las cosas a su modo.
25. ¿Cómo contribuye la buena comunicación a la felicidad en los aspectos íntimos de la vida conyugal?
25 La buena comunicación también es importante en la relación sexual de la pareja. El egoísmo y la falta de autodominio pueden perjudicar seriamente la relación íntima de los cónyuges. Es esencial que haya comunicación franca, y también que se tenga paciencia. Cuando cada uno procura altruistamente el bienestar de su pareja, la relación sexual no suele ser causa de problemas serios. En este como en otros asuntos, “que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona”. (1 Corintios 7:3-5; 10:24.)
26. Aunque todos los matrimonios tienen altibajos, ¿cómo puede ayudarnos el consejo de la Palabra de Dios a ser felices?
26 La Palabra de Dios ofrece el mejor consejo. Es cierto que todos los matrimonios tienen altibajos. Pero cuando la pareja se somete al modo de pensar de Jehová, revelado en la Biblia, y basa su relación en el amor regido por principios y en el respeto, puede tener la confianza de que su matrimonio será permanente y feliz. De este modo no solo se honrarán mutuamente, sino que también honrarán a quien dio origen al matrimonio, Jehová Dios.