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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1966 | 15 de febrero
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El punto al que se da énfasis es éste: Nunca más será necesario que el Hijo de Dios muera sacrificatoriamente para recobrar del pecado y la muerte a criaturas vivas. Nunca más será necesario que Jehová Dios se vindique como Soberano Universal. Estas cosas se habrán logrado de una vez para siempre en la Tierra. Aun si el Creador en algún tiempo del futuro poblara otros planetas—lo cual es algo que no sabemos—todavía no sería necesario repetir el sacrificio de Jesús y la vindicación de la soberanía de Jehová. Los puntos en disputa envueltos ya se habrán resuelto para siempre.—Heb. 9:28; 10:12.
Científicos mundanos y otras personas han presentado muchas conjeturas en cuanto a si hay vida en otros planetas en la actualidad. Poco se sabe de seguro. La Biblia muestra claramente que hay enormes cantidades de criaturas espirituales en existencia pero no revela que haya criaturas físicas en otros planetas.—Rev. 5:11; Mat. 26:53.
Los cristianos, sin embargo, no tienen que perturbarse por las conjeturas en cuanto a vida presente o futura en otros planetas. El hombre fue colocado en la Tierra, y la Biblia nos dice que los hombres justos continuarán viviendo aquí por toda la eternidad. (Sal. 37:29; 115:16; Ecl. 1:4) Podemos estar seguros de ese hecho, prescindiendo de lo que Dios revele en el futuro en cuanto a vida en otros planetas.—Vea El Foto-Drama de la Creación, página 96, párrafo 3, publicado en inglés en 1914.
● ¿Quiénes fueron los hombres acreditados de Hechos 6:3? ¿Tienen ellos alguna correspondencia con hombres de hoy día?—C. P.
Poco después del Pentecostés existió una situación poco usual entre los cristianos en Jerusalén. Muchos de los judíos y prosélitos que habían venido a Jerusalén con planes de permanecer allí solo durante el período de la fiesta desearon permanecer allí por más tiempo y aprender más acerca de su nueva fe cuando llegaron a ser cristianos. Puesto que algunos no tenían consigo suficientes fondos y otros tenían de sobra, se procedió a formar un fondo común temporario de cosas materiales y distribuir de éstas a los necesitados.—Hech. 2:44-46; 4:34-37.
Parece que con el tiempo disminuyó el grado a que se ejecutaron estas medidas de ayuda, pero todavía se distribuía alimento a las viudas necesitadas de la congregación. No obstante, “se suscitó una murmuración de parte de los judíos de habla griega contra los judíos de habla hebrea, porque a sus viudas se les pasaba por alto en la distribución diaria.” (Hech. 6:1) Para aliviar esta situación que producía fricción, los apóstoles dieron las direcciones que se registran en Hechos 6:3.
La congregación seleccionó a siete hombres, un número suficiente para encargarse del trabajo que había de hacerse. Las personas que la congregación sugirió eran acreditadas; es decir, tenían buena reputación y estaban capacitadas, pues estaban ‘llenas de espíritu y de sabiduría.’ Es interesante notar que los siete hombres tenían nombres griegos, lo que permite la posibilidad de que, de los que estaban capacitados en la congregación, se seleccionó a judíos que hablaban griego y a un prosélito. Estos hombres serían más fácilmente aceptados por el grupo ofendido. Los apóstoles consideraron las recomendaciones y, después de hacer oración, nombraron a los siete.—Hech. 6:5, 6.
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