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Se mantuvo vigilante y esperó con confianzaEjemplos de fe
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17, 18. a) ¿Qué le sucedió a Elías de camino a Jezreel? b) ¿Por qué fue tan extraordinario lo que le pasó mientras corría? (Vea también la nota.)
17 Sin esperar más, el profeta de Jehová toma el mismo camino que Acab. Tiene por delante un largo trayecto, bajo los negros nubarrones y la intensa lluvia; pero entonces ocurre algo insólito.
18 El relato explica: “La misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino hasta Jezreel” (1 Rey. 18:46). Obviamente, la “mano de Jehová” estuvo sobre Elías de un modo sobrenatural. Jezreel se encontraba a unos 30 kilómetros (19 millas), y Elías no era precisamente lo que se dice un muchachito.a Imagínese cómo se ciñe sus largas prendas, se las anuda a la cadera para poder mover las piernas con libertad y empieza a correr por aquel camino empapado por la lluvia. Para su sorpresa, corre tan rápido que alcanza, adelanta y hasta deja atrás el carro del rey.
19. a) ¿Qué profecías nos trae a la memoria la fuerza y vitalidad que sintió Elías? b) ¿De qué podía estar seguro Elías mientras corría hacia Jezreel?
19 ¡Qué bendición para Elías! Debió ser una experiencia emocionante tener tanta fuerza, vitalidad y resistencia, tal vez incluso más que en su juventud. Lo que le ocurrió quizá nos traiga a la memoria las profecías que aseguran que los siervos fieles de Dios disfrutarán de vigor y salud perfecta en el futuro Paraíso terrestre (lea Isaías 35:6; Luc. 23:43). Pero lo más importante de todo es que, mientras corría por aquel largo camino, Elías podía estar completamente seguro de que contaba con el favor del único Dios verdadero, Jehová.
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Dios fue su refugio y su consueloEjemplos de fe
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1, 2. ¿Qué sucesos habían marcado este día tan excepcional de la vida de Elías?
ELÍAS corre bajo la lluvia mientras el cielo se va tiñendo de negro. Todavía le queda un buen trecho para llegar a Jezreel. Y aunque está entrado en años, avanza incansable, pues “la misma mano de Jehová” está sobre él. La fuerza que impulsa su cuerpo es distinta a todo lo que ha sentido antes. ¡Hasta ha dejado atrás a los caballos que tiran del carruaje del rey Acab! (Lea 1 Reyes 18:46.)
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