¿Está su hijo ‘creciendo a la salvación’?
TODOS los padres cristianos desean ver a sus hijos crecer y llegar a ser cristianos adultos maduros. Desafortunadamente, esto no siempre sucede. El hijo de un padre cristiano de ninguna manera llegará a ser cristiano automáticamente. ¿Por qué?
Una razón se puede ver en las palabras de Pedro: “Como criaturas recién nacidas, desarrollen el anhelo por la leche no adulterada que pertenece a la palabra, para que mediante ella crezcan a la salvación”. (1 Pedro 2:2, 3.) La exhortación “desarrollen el anhelo” indica que nuestros hijos no tienen por naturaleza el anhelo por las cosas espirituales. Nosotros tal vez tengamos que cultivar dicho anhelo en ellos. Sin embargo, tal como el texto muestra, la salvación está implicada. Tal como los niños tienen que aprender a disfrutar de los alimentos nutritivos si han de llegar a ser adultos saludables, así también tienen que aprender a disfrutar del alimento espiritual si han de ‘crecer a la salvación’.
Padres, ¿tienen ustedes hijos que todavía no son adolescentes? ¿Ha tenido buenos resultados hasta ahora su programa de criar y disciplinar a sus hijos? Si así es, eso es excelente. No obstante, las cosas podrían cambiar durante los años de la adolescencia. En efecto, aunque a veces se exageran los problemas de la adolescencia, padres con experiencia advierten que se deben esperar algunos momentos de preocupación durante ese período. ¿Pueden ustedes prepararse ahora que su hijo todavía es pequeño para cuando lleguen esos momentos? Sí, hay pasos definitivos que ustedes pueden tomar. Por ejemplo, debemos ayudarlos a desarrollar...
Una relación íntima con Jehová
El joven Samuel, cuyo nacimiento fue en respuesta a la oración de su madre Ana, ‘creció con Jehová’. (1 Samuel 2:20, 21.) ¡Qué maravillosa crianza! Recuerde también que en cierta ocasión algunos padres trajeron sus hijitos a Jesús. Al principio, los discípulos los corrigieron, pero “al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: ‘Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así’”. Jesús aprobó que los padres le trajeran a sus hijos. Él tomó a los niños en sus brazos y los bendijo. (Marcos 10:13-16.)
¿Pueden los padres hoy día ayudar a sus hijos a ‘crecer con Jehová’ y traerlos a Jesucristo, así ayudándolos a desarrollar una relación con Jehová y Jesús? Sí, pueden hacerlo, pero se requiere tiempo. Jesús estuvo dispuesto a dedicar tiempo a hijos de otras personas, de manera que nosotros seguramente podemos dedicar tiempo a nuestros propios hijos. Si es posible, debemos comenzar desde que son infantes, tal como lo hizo la madre de Timoteo. (2 Timoteo 3:15.) Deberíamos hablar acerca de Jehová y de Jesús como de personas reales, enseñando a nuestros pequeñuelos a apreciar algunas de las maravillosas obras creativas de ellos. Cuando los llevamos al parque, al zoológico o al campo, podemos ayudarles a ver la mano de Jehová en las maravillas que ven. Mediante nuestra conversación podemos desarrollar en ellos el deseo de hacer lo que es correcto debido a que esto agrada a Jehová Dios y a Jesucristo. (Compárese con Deuteronomio 6:7.) No posterguen el hacer esto. El tiempo en que nuestros hijos son pequeños es demasiado corto. Crecen rápidamente. Por eso, el tiempo que se dedica a ellos es precioso. (Mateo 19:13-15.)
Por supuesto, la manera principal de enseñar a nuestros hijos la verdad y de ayudarlos a desarrollar una relación íntima con Jehová es mediante el estudio de la Biblia como familia. No obstante, esto dará muy buenos resultados...
Si lo hacemos de una manera deleitable
Una madre que desea que su hijo disfrute de alimento nutritivo no va a obligarlo a tragar grandes cantidades de este. Más bien, prepara el alimento con buen gusto y anima al niño a comer pequeñas porciones a la vez, hasta que gradualmente desarrolle gusto por dicho alimento. Un proceder similar es necesario con relación al alimento espiritual. Sea que usted esté comenzando un programa de estudio por primera vez, o quiera hacer algo en cuanto a su programa actual porque aburre a su hijo, el requisito es el mismo. Esfuércese por hacer el programa interesante.
Con los niñitos no es necesario apegarse a un método formal de preguntas y respuestas, ni tampoco es necesario que cada estudio dure una hora entera. Adapte el estudio al niño. Cuéntele relatos de personajes bíblicos. Permítale que dibuje cuadros de escenas bíblicas. Permita que los hijos dramaticen acontecimientos y dramas bíblicos. Asígneles tareas para que se preparen. Haga el estudio animado y variado. Usted quiere que su hijo ‘desarrolle el anhelo’ por la palabra, de modo que haga el estudio de la manera más deleitable posible para él. (1 Pedro 2:2, 3.)
Vale la pena esforzarse por hacer esto debido a que los resultados son de larga duración. Si su hijo disfruta de las cosas espirituales durante su juventud, entonces puede ser ayudado a desarrollar una relación íntima con Jehová que durará toda la vida. “Instruye al niño en el buen camino, y aun cuando envejezca no se apartará de él.” (Proverbios 22:6, Reina-Valera, 1977.) Pero hay algo más que ayudará a su hijo a desarrollar amor por las cosas espirituales. ¿Qué es eso?
Una familia feliz y equilibrada
Tal como una planta crece mejor cuando la tierra es fértil y el ambiente es apropiado, del mismo modo prosperará en sentido espiritual un niño en el ambiente de una familia feliz. Sin embargo, para que tal ambiente exista es necesario que los miembros de la familia pasen tiempo juntos. Padres, ¿se aseguran ustedes de que los miembros de su familia pasan tiempo juntos y conversan unos con otros? ¿Tienen normas de familia respecto a mirar la televisión, recreación, selección de música, estudio familiar y otras actividades espirituales? ¿Cómo es el ambiente familiar a la hora de cenar? En muchos hogares, la hora de cenar es el mejor tiempo para que la familia esté junta. Suministra la oportunidad de considerar lo que ha sucedido durante el día y de compartir un poco de humor y conversación tranquila. Puede ser provechoso para todos.
También recuerden que, aunque los niños necesitan actividades espirituales y tienen que cumplir con sus responsabilidades en el hogar, también necesitan tiempo para jugar. Charles R. Foster, dijo lo siguiente en su libro Psychology for Life Today (Sicología para la vida hoy día): “Al reconocer la importancia de la recreación en la vida de sus hijos, los padres deben proporcionar la manera de que los hijos disfruten de estas experiencias. [...] A medida que los hijos crecen y se desarrollan, deberían ver la relación entre estas actividades y los gastos familiares, como también las responsabilidades en el hogar. Si ellos reconocen estas relaciones y no usan la recreación como una forma de escape de sus obligaciones y responsabilidades hogareñas, entonces esto resultará en un ambiente más feliz en el hogar”.
Los padres que ayudan a sus hijos a desarrollar una actitud equilibrada sobre la recreación, el trabajo y los asuntos espirituales, contribuyen mucho a que estos disfruten de los asuntos espirituales y de su intimidad con Jehová. (Compárese con 2 Timoteo 3:4b; Tito 3:3.) Este progreso les traerá mucho gozo. Y hay algo más que los padres pueden comenzar a hacer en favor de sus hijos para edificar el aprecio de ellos por los asuntos espirituales temprano en la niñez:
Ayude a su hijo a fijarse metas valiosas
El sabio rey Salomón ofreció buen consejo respecto a la crianza de los hijos cuando dijo: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él”. (Proverbios 22:6.) “Conforme al camino para él” podría significar conforme a su capacidad, o probablemente el modo de vivir, el derrotero y las metas que usted desea que él mismo escoja en la vida. Por lo tanto, una de las maneras más importantes como un padre puede contribuir a la felicidad y espiritualidad de sus hijos es ayudándoles a fijarse metas que valgan la pena. Deben ser metas valiosas y realistas. También deben ser alcanzables dentro de un período razonable. De esta manera, cuando los hijos alcanzan algunas de estas metas, se sentirán animados a establecer otras más altas.
Un error común es el de esperar que los hijos establezcan sus propias metas en la vida. La experiencia del niño es muy limitada. Si los padres no le ayudan a establecer metas, otra persona lo hará... quizás otros niños o los consejeros de la escuela. Los padres cristianos pueden ayudar a sus hijos a fijarse metas que armonicen con el aprecio que estos tienen a las cosas espirituales. Los niños podrían tener como meta el calificar para matricularse en la Escuela del Ministerio Teocrático. Algunas buenas metas que se pueden alcanzar poco a poco en el servicio del campo son: ofrecer un tratado en la puerta, hacer una presentación de las revistas y entonces presentar un sermón sencillo. También podrían fijarse la meta de un estudio bíblico. Gradualmente, los niños pueden aprenderse el orden de los libros de la Biblia y memorizarse ciertos textos clave. Metas en cuanto a una carrera deben considerarse a una edad temprana. Aunque los consejeros escolares les hablen sobre alguna carrera, los padres cristianos pueden inculcar en sus hijos metas que satisfagan el creciente interés que estos tengan de servir a Jehová, tales como el servicio de precursor, el de Betel y el servicio misional.
Los padres también desean que sus hijos desarrollen un sentido de responsabilidad. Ellos pueden ayudarles a entrenar su conciencia sobre la base de los principios bíblicos. A medida que sus hijos crezcan, los padres deberían hacerles saber que confían en que ellos harán lo que es correcto. En algunos casos los padres tal vez concedan cierta libertad, y si el niño comete algún error, entonces pueden ayudarlo a aprender una lección de este, en vez de criticarlo severamente. El hacerse un nombre por ser personas fiables es un logro por el cual los hijos se sentirán orgullosos y contribuirá a que “crezcan a la salvación”.
A medida que el niño crece, los padres vigilan los cambios y prontamente ajustan el entrenamiento y la disciplina a las nuevas situaciones. Son completamente honrados y francos con él. Le comunican cómo se sienten respecto a las acciones y los cambios de él. Al ser honrados y francos, los padres esperan poder ayudarlo a comunicarse abiertamente con ellos para que no llegue a ser un extraño en el hogar.
El joven David cultivó anhelo por los asuntos espirituales. Los salmos que escribió revelan un profundo aprecio por el amor de Jehová. (Salmo 23:1-6.) Esta confianza en Jehová le fue de provecho cuando tuvo que enfrentarse a un oso salvaje, a un león y, finalmente, al gigante filisteo Goliat, quien había aterrorizado el corazón del entero ejército israelita. ¡Imagínese el orgullo que Jesé, el padre de David, tuvo que haber sentido debido a la fe de su hijo! David cultivó una intimidad con Jehová que duró toda su vida. (1 Samuel 17:32-37, 45-50; Salmo 19:9, 10, 14; 15:1, 2; 24:3, 4.) Nuestros hijos pueden desarrollar una intimidad similar y hacer que nosotros nos sintamos orgullosos... si les damos nuestra ayuda. Pero no podemos hacerlo por nuestra propia cuenta.
Ore por ayuda
Cuando Manóah se enteró de que iba a ser padre, pidió dirección sobre cómo criar a su hijo y cómo entrenarlo. Jehová contestó su oración. (Jueces 13:8, 12, 24.) Los padres hoy día tampoco deben descuidar el orar a Jehová respecto a sus hijos e implorar por sabiduría a medida que procuran guiarlos por el camino de la vida. Samuel, profeta de Jehová, consideraba que sería “pecar contra Jehová” si él descuidaba el orar a favor del pueblo de Jehová. (1 Samuel 12:23; compárese con Proverbios 1:24, 25.) Deberíamos tener el mismo sentido de responsabilidad para con nuestros hijos. Queremos que desarrollen una actitud espiritual. El orar regularmente por ayuda es esencial.
No se dé por vencido
¿Es fácil hacer lo que se ha mencionado? Por supuesto que no. Es remunerador, pero no es fácil. Cuando su hijo llegue a ser adolescente, es seguro que surgirán problemas y crisis. Cuando estos surjan, no se llene de pánico. Trátelos uno a la vez y no espere milagros. Sea firme, pero no exagere; refrénese de hacer declaraciones cortantes, pero trate pacientemente con el problema. Si mantenemos nuestra serenidad así, generalmente la crisis pasará y podremos disfrutar de nuevo de intimidad con nuestro hijo.
Todos los padres que temen a Dios desean lo mejor para sus hijos. Queremos que ellos ‘aprecien cosas sagradas’, que desarrollen el anhelo por la Palabra de Dios, para que mediante esta puedan crecer a la salvación. Es cierto que a veces, a pesar de mucho duro trabajo, los padres cristianos ven a sus hijos crecer y luego rechazar la verdad. No obstante, el que nosotros como padres hagamos nuestra parte y trabajemos diligentemente disminuirá la posibilidad de que esto ocurra. Con la ayuda de Jehová trabajaremos duro para entrenar a nuestros hijos de acuerdo con el camino para ellos. Que nuestra recompensa sea verlos perseverar en el camino de la verdad durante toda su vida. (Hebreos 12:16; 1 Pedro 2:2; Proverbios 22:6.)
[Comentario en la página 28]
Jesús estuvo dispuesto a dedicar tiempo a hijos de otras personas. De seguro nosotros podemos dedicar tiempo a nuestros propios hijos
[Comentario en la página 29]
Si usted quiere que su hijo ‘desarrolle el anhelo por la palabra’, hágalo de la manera más deleitable posible para él