PUERTA, PASO DE ENTRADA
La Biblia habla de diferentes clases de puertas: 1) puertas del campamento (Éx 32:26, 27), 2) puertas de la ciudad (Jer 37:13), 3) la puerta del patio del tabernáculo (Éx 38:18), 4) “puertas del Castillo que pertenece a la casa” (Ne 2:8), 5) puertas del templo (Hch 3:10) y 6) la puerta de una casa (Hch 12:13, 14).
Construcción. Por lo general las ciudades tenían el menor número posible de puertas —a veces solo una—, pues estas eran los puntos vulnerables de las fortificaciones. Por supuesto, si había murallas interiores y exteriores, ambas disponían de puertas. Los pasos de entrada primitivos tenían forma de “L” para dificultar la entrada del enemigo. Posteriormente, cuando empezó a usarse el carro (c. siglo XVIII a. E.C.), dichos pasos de entrada se construyeron rectos. Se han descubierto algunas ruinas en las que el paso de entrada de la ciudad estaba flanqueado por torres cuadradas que llevaban a un vestíbulo de unos 15 a 20 m. de longitud. El vestíbulo tenía seis pilastras, tres a cada lado, que estrechaban el paso en tres lugares. En algunos casos había dos o tres puertas en estos pasos de entrada. Los muros del vestíbulo disponían de pequeñas habitaciones, que se usaban como cámaras para la guardia. En el templo que Ezequiel vio en visión, los pasos de entrada tenían dichas cámaras para la guardia. (Eze 40:6, 7, 10, 20, 21, 28, 29, 32-36.) Algunos de estos pasos estaban techados y otros tenían varios pisos, pues se han hallado escaleras en su interior. (Compárese con 2Sa 18:24, 33.)
Se han desenterrado antiguas ciudades fortificadas en las que pueden verse pequeñas poternas o puertas laterales. A veces estas estaban al pie de la muralla y proporcionaban un fácil acceso para los habitantes de la ciudad en época de paz. En tiempos de asedio, parece que por ellas salían los defensores para atacar al enemigo mientras los cubrían desde las murallas.
Las hojas de las puertas de una ciudad normalmente eran de madera revestida de una chapa metálica, a fin de que el enemigo no pudiera incendiarlas. Puede que algunas hayan sido de hierro, como en los días de los apóstoles. (Hch 12:10.) Según parece, los pasos de entrada de Babilonia tenían puertas de cobre y barras de hierro. (Isa 45:2; compárese con Sl 107:2, 16.) También se cerraban las puertas con barras de madera. (Na 3:13.) En los días de Salomón había en la región de Argob, en Basán, “sesenta ciudades grandes con muro y barra de cobre”. (1Re 4:13.) Algunas ciudades halladas en Siria tenían imponentes puertas que consistían en una sola losa de piedra de varios centímetros de grosor y casi tres metros de altura que giraba sobre dos pivotes. En vista de estos factores, fue una gran proeza el que Sansón arrancara las hojas de la puerta de Gaza junto con sus dos postes y la barra, y lo llevara todo a la cima de “la montaña que está enfrente de Hebrón”, una proeza que, por supuesto, pudo realizar gracias al poder del espíritu de Jehová. (Jue 16:3.)
Usos. La expresión “puertas” podía referirse a la ciudad misma, pues junto a las puertas de las ciudades tenían lugar gran parte de los trámites comerciales de carácter oficial y se llevaba registro de otras transacciones. (Dt 16:11, 14, nota; Rut 4:10; Sl 87:2; 122:2.) En la ciudad capital, las operaciones comerciales también solían realizarse junto a las puertas del recinto palaciego. (Est 3:2, 3; 5:9, 13; 6:10, 12.) Cuando se destruían las puertas o las entradas de una ciudad, esta perdía su gloria. (Isa 3:26; 14:31; Jer 14:2; Lam 1:4.) Además, en las puertas de entrada a una ciudad las fuerzas de asedio libraban los combates más encarnizados con el fin de abrirse paso, pues una vez logrado ese objetivo, el acceso a la ciudad quedaba expedito. Por consiguiente, la expresión ‘tomar posesión de las puertas’ de una ciudad significaba tomar la ciudad. (Gé 22:17; 24:60.) Una vez que el ejército babilonio logró abrir una brecha en los muros de Jerusalén, los príncipes del rey de Babilonia dirigieron la toma de la ciudad desde uno de los puntos de la misma. (Jer 39:2, 3.)
La gente acostumbraba a reunirse delante de las puertas de la ciudad para efectuar allí la mayor parte de las actividades públicas. Normalmente había lugares espaciosos próximos a las puertas, como, por ejemplo, la plaza pública que había delante de la Puerta del Agua de Jerusalén. (Ne 8:1.) Debido a que llegaban viajantes y mercaderes, y a que casi todos los trabajadores, especialmente los que trabajaban en los campos, entraban y salían a diario por las puertas, eran el centro de noticias de la ciudad y un punto de encuentro. (Rut 4:1; 2Sa 15:2.) Allí estaban ubicados los mercados, y algunas de las puertas de Jerusalén debieron recibir el nombre de las mercancías que se vendían cerca de ellas, como, por ejemplo, la Puerta del Pescado. (Ne 3:3.)
Los ancianos de la ciudad solían sentarse junto a las puertas de la ciudad para juzgar. (Dt 16:18; 21:18-20; 22:15; 25:7.) Incluso los reyes en ocasiones celebraron audiencias o se sentaron para juzgar en esos lugares. (2Sa 19:8; 1Re 22:10; Jer 38:7.) Debido a que en las puertas se congregaban jueces, personas destacadas de la ciudad, mercaderes, comerciantes y una cantidad considerable de personas, los profetas solían acudir a ellas para proclamar sus mensajes, con lo que conseguían que se divulgasen con mayor rapidez. (1Re 22:10; Jer 17:19.) Otros anuncios importantes y proclamas oficiales se comunicaban desde allí. (2Cr 32:6-8.) Esdras leyó la Ley en la plaza pública que estaba delante de la Puerta del Agua. (Ne 8:1-3.) A la sabiduría se la representa clamando a gritos a las entradas de las puertas para que toda la ciudad tome conciencia de su consejo. (Pr 1:20, 21; 8:1-3.) En vista de que las noticias se difundían en las puertas de la ciudad, en ellas se conocían las buenas o malas obras de sus habitantes. (Pr 31:31.)
Parece ser que los paganos solían hacer sacrificios a las puertas de la ciudad. (Hch 14:13.) Esta mala costumbre arraigó en Judá, pero fue corregida más tarde por el rey Josías. (2Re 23:8.)
A los malhechores a los que los jueces juzgaban merecedores de muerte se les sacaba fuera de las puertas de la ciudad para ejecutarlos. (1Re 21:10-13; Hch 7:58.) Los cadáveres de los animales que se ofrecían para expiación de pecados en el Día de Expiación se llevaban fuera de la ciudad y se quemaban. (Le 16:27, 28.) Por esta razón, a Jesucristo, la ofrenda por el pecado para la expiación de la humanidad, se le dio muerte fuera de las puertas de Jerusalén. (Heb 13:11, 12.)
Debido a la importancia que adquirieron las puertas de entrada a las ciudades, era un alto honor sentarse allí junto a los ancianos del lugar. (Job 29:7; Pr 31:23.) No era un lugar para el insensato. (Pr 24:7.) Cuando David estaba siendo perseguido, consideró que era serio que los que estaban sentados a las puertas se preocuparan por él, en especial si era de modo desfavorable. (Sl 69:12.) ‘Aplastar al afligido en la puerta’ denotaba corrupción judicial, pues en ellas se trataban cuestiones legales. (Job 5:4; Pr 22:22; Am 5:12.) El que ‘odiara a un censurador en la puerta’ significaba que una persona odiaba al juez que le había corregido o condenado. (Am 5:10.) Los que ‘tendían lazos para el que censuraba en la puerta’ eran aquellos que intentaban hacer que los jueces pervirtiesen el juicio mediante sobornos u otras presiones, o que procuraban entrampar a un profeta que pudiera estar de pie en la puerta para censurarlos. (Isa 29:19-21.)
Las puertas del campamento en el desierto. Las ‘puertas’ del campamento de Israel eran sus vías de entrada, y no hay duda de que estaban bien custodiadas. El tabernáculo se hallaba en el centro del campamento, con las tiendas de los levitas cercanas a él, mientras que las doce tribus se hallaban más retiradas, tres en cada lado. Esta disposición le daba al campamento bastante protección. (Éx 32:26, 27; Nú 3; véase PORTERO.)
Puertas de Jerusalén. Al hablar de las puertas de Jerusalén, debe recordarse que la ciudad fue creciendo y extendiéndose después que David la conquistó, de modo que se construyeron varios muros nuevos o se ampliaron los ya existentes. En este artículo se tratan principalmente las puertas mencionadas en el libro de Nehemías, donde se halla el registro más completo. Estas son las del muro que se construyó antes del siglo VIII a. E.C. y las del muro que rodeaba “el segundo barrio”. (2Re 22:14; 2Cr 34:22; Sof 1:10.) “El segundo barrio” era una zona de la ciudad protegida al O. y parte del N. por el muro de Ezequías (2Cr 32:5), al que se unía el de Manasés que seguía al NE. y E. (2Cr 33:14.) El muro de Manasés estaba al N. de la ciudad antigua y su muro, pero al parecer no llegaba tan al O. como este.
Muro de Nehemías. En su relato sobre la reconstrucción del muro de la ciudad (Ne 3), Nehemías comienza a partir de la Puerta de las Ovejas y prosigue hacia el O., dando la vuelta. En la explicación que viene a continuación se seguirá el mismo orden, insertando en ella las puertas que no figuran en el relato de la reconstrucción de Nehemías, pero sí en el de la procesión (Ne 12), y aquellas puertas que se mencionan en otros pasajes de las Escrituras, algunas de las cuales son las mismas que menciona Nehemías, pero con otro nombre.
Puerta de las Ovejas. El sumo sacerdote Eliasib y los sacerdotes que estaban con él reedificaron La Puerta de las Ovejas (Ne 3:1, 32; 12:39), lo que parece indicar que estaba cerca del recinto del templo. Probablemente estaba ubicada en el muro del segundo barrio, en la parte que Manasés edificó (véase a continuación “Puerta del Pescado”), cerca o en la misma esquina nororiental de la ciudad. Su nombre tal vez se debía a que se pasaba por ella con las ovejas y las cabras que se llevaban al sacrificio, o quizás a algún mercado cercano. La “puerta de las ovejas” mencionada en Juan 5:2 probablemente fuera esta misma o una posterior construida en el mismo lugar, cerca del estanque de Betzata.
Puerta del Pescado. Parece ser que Ezequías edificó una parte del muro del segundo barrio hasta la Puerta del Pescado. (2Cr 32:5; 33:14.) El relato de Nehemías sobre la reconstrucción del muro y la marcha inaugural sitúa la Puerta del Pescado al O. de la Puerta de las Ovejas, probablemente cerca del extremo N. del valle de Tiropeón. (Ne 3:3; 12:39.) En Sofonías 1:10 se menciona esta puerta en conexión con el segundo barrio. Puede que se llamase así debido a lo cerca que estaba del mercado donde los tirios vendían pescado. (Ne 13:16.)
Puerta de la Ciudad Vieja. La Puerta de la Ciudad Vieja estaba situada en el lado noroccidental de la ciudad, entre la Puerta del Pescado y la Puerta de Efraín. (Ne 3:6; 12:39.) En hebreo su nombre es solo “Puerta de la Vieja”, al que algunos traductores añaden la palabra “ciudad”. Se cree que se llamaba así por haber sido la entrada principal a la ciudad vieja desde el N. Debió estar en la unión del Muro Ancho (el límite septentrional de la ciudad vieja) con el muro occidental del segundo barrio. Algunos comentaristas creen que esta puerta es aquella a la que Zacarías llama “Primera Puerta” en un comentario, al parecer, alusivo a los límites oriental y occidental de la ciudad, en el que menciona las puertas que había “desde [1] la Puerta de Benjamín hasta el mismo lugar de [2] la Primera Puerta, hasta la misma [3] Puerta de la Esquina”, y de ahí hacia los límites septentrional y meridional “desde la Torre de Hananel hasta las mismas tinas de lagar del rey”. (Zac 14:10.) Otros relacionan la Puerta de la Ciudad Vieja con la “Puerta del Medio” mencionada en Jeremías 39:3. Hay quien llama a la Puerta de la Ciudad Vieja “puerta Mishneh”, y la ubica en el muro occidental del segundo barrio.
Puerta de Efraín. La Puerta de Efraín estaba situada en el Muro Ancho, a 400 codos (178 m.) al E. de la Puerta de la Esquina. (2Re 14:13; 2Cr 25:23.) Esta salida daba al N., en la dirección del territorio de Efraín. Algunos investigadores la han identificado con la Puerta del Medio (Jer 39:3) y otros, con la Primera Puerta. (Zac 14:10.) Se cree que corresponde con la puerta llamada Genat, o del Jardín, de la que habla el historiador judío Josefo. (La Guerra de los Judíos, libro V, cap. IV, sec. 2.) Cerca de esta puerta había una plaza pública, en la que en el tiempo de Nehemías se erigían cabañas para la celebración de la fiesta de las cabañas. (Ne 8:16.) Esta puerta no se menciona en el relato de Nehemías sobre la reedificación seguramente debido a que no necesitó que se le hicieran grandes reparaciones.
Puerta de la Esquina. Esta puerta debía estar situada en el ángulo noroccidental del muro de la ciudad, al O. de la Puerta de Efraín. (2Re 14:13; 2Cr 25:23.) Estaba en el lado E. del valle de Hinón, al parecer en el punto donde el muro occidental de la ciudad vieja se unía al Muro Ancho. Uzías edificó una torre junto a esta puerta, aunque no se especifica si era la Torre de los Hornos de Cocer. (2Cr 26:9.) Tanto Jeremías como Zacarías parece que sitúan la Puerta de la Esquina en el límite occidental de la ciudad. (Jer 31:38; Zac 14:10.)
No se menciona ninguna otra puerta en el muro occidental, entre la Puerta de la Esquina y la Puerta del Valle, que se hallaba en el muro SO., sin duda debido a la escarpada pendiente del valle de Hinón, que hacía impracticable esa sección de la muralla. La Puerta de la Esquina no se menciona en el relato de Nehemías, y puede ser que también se deba a que apenas necesitó reparaciones. Sin embargo, sí menciona que se restauró la Torre de los Hornos de Cocer, que al parecer era parte de la Puerta de la Esquina o se hallaba cerca de esta. (Ne 3:11.)
Puerta del Valle. La Puerta del Valle, situada en la esquina sudoccidental del muro de la ciudad, también daba al valle de Hinón. Puede que la “puerta de los esenios” que menciona Josefo estuviera en ese mismo lugar o cerca. (La Guerra de los Judíos, libro V, cap. IV, sec. 2.) Cuando Uzías fortificó la ciudad, edificó una torre junto a la Puerta del Valle. (2Cr 26:9.) Nehemías salió de esta puerta para inspeccionar el muro dañado, cabalgó hacia el E. por el valle de Hinón, luego subió por el valle de Cedrón y finalmente volvió a entrar a la ciudad por la misma puerta. (Ne 2:13-15.) Aunque no se dice, parece que la procesión inaugural salió desde la Puerta del Valle: un grupo marchó hacia el E., en dirección a la Puerta de los Montones de Ceniza, y el otro hacia el NO., pasando por la Puerta de la Esquina y la Torre de los Hornos de Cocer. (Ne 12:31-40.)
Puerta de los Montones de Ceniza. A esta puerta también se la conoce como la Puerta de los Tiestos, aunque en muchas Biblias se la llama la Puerta del Estiércol. (Ne 2:13; 12:31; Jer 19:2.) Según el relato de Nehemías, estaba 1.000 codos (445 m.) al E. de la Puerta del Valle (Ne 3:13, 14), en la esquina sudoriental del muro de la ciudad, y daba al valle de Hinón, cerca de su confluencia con el valle de Tiropeón. Por esta puerta salían al valle de Hinón, a Tófet, aquellos que quemaban a sus hijos en el fuego como sacrificios idolátricos a Baal. (Jer 19:1-6.) Jeremías también salió por esta puerta con algunos de los ancianos y sacerdotes de Israel cuando proclamó calamidad sobre Jerusalén, rompiendo un frasco de loza de barro para ilustrar que Jehová quebraría al pueblo por haber servido a otros dioses. (Jer 19:1-3, 10, 11.)
Posiblemente se le dio el nombre de “Puerta de los Tiestos” debido a que cerca de allí se arrojaban como desechos los fragmentos de alfarería, o porque allí se molían esos fragmentos a fin de hacer cemento con el polvo resultante para enlucir las cisternas (como se ha hecho en tiempos modernos cerca de un estanque que se encuentra en la esquina sudoccidental de la ciudad). También puede que haya habido una industria de alfarería cerca de esta puerta, pues había arcilla en el valle de Hinón y agua tanto en la boca del valle de Tiropeón como en el cercano manantial de En-roguel. (Compárese con Jer 18:2; 19:1, 2.) Desde el siglo IV E.C., el “campo del alfarero” (Mt 27:7, 8) se ha ubicado tradicionalmente en el lado S. del valle de Hinón.
Puerta de la Fuente. Esta puerta se llamaba así porque daba acceso a un manantial o fuente cercano, posiblemente En-roguel, que estaba por debajo de la confluencia del valle de Cedrón con el valle de Hinón. Probablemente se hallaba en el extremo S. de la colina oriental de la ciudad (es decir, al S. de la “Ciudad de David”). (Ne 2:14; 3:15; 12:37.) Por la Puerta de la Fuente podían salir a En-roguel los que vivían en la Ciudad de David, mientras que la Puerta de los Montones de Ceniza, al SO., era la salida más conveniente para los residentes del valle de Tiropeón y de la colina sudoccidental de la ciudad.
Puerta del Agua. El nombre de esta puerta puede haberse derivado de su proximidad o al menos su acceso al manantial de Guihón, que estaba hacia la mitad del lado oriental de la ciudad. Se hallaba cerca de Ofel, no lejos del recinto del templo. (Ne 3:26.) A la altura de la Puerta del Agua, uno de los grupos de la marcha inaugural dejó el muro para dirigirse al templo, donde se reunió con el otro grupo, al parecer sin cruzar la parte del muro de la ciudad que quedaba al E. del templo. (Ne 12:37-40.) Frente a esta puerta había una plaza pública donde todo el pueblo se reunió para oír a Esdras leer la Ley y donde más tarde levantaron cabañas para celebrar la fiesta de las cabañas. (Ne 8:1-3, 16.)
Puerta de los Caballos. “Más arriba de la Puerta de los Caballos los sacerdotes hicieron trabajo de reparaciones”, lo que implica que estaba ubicada cerca del templo. (Ne 3:28.) Algunos creen que la Puerta de los Caballos comunicaba las dos partes del recinto del templo-palacio. Llegan a esta conclusión debido a que en el relato de la ejecución de Atalía se dice que cuando los soldados la sacaron del templo, “ella llegó a la entrada de la puerta de los caballos de la casa del rey”. (2Cr 23:15; 2Re 11:16.) Sin embargo, probablemente esta no era más que una entrada a los recintos del palacio real y no la Puerta de los Caballos por la que los caballos entraban y salían de la ciudad. En su relato de la reconstrucción, Nehemías cita la Puerta de los Caballos, con lo que indica que era una puerta del muro de la ciudad. Probablemente estaba situada al SE. del recinto del templo. (Ne 3:28; Jer 31:40.) No se menciona la Puerta de los Caballos en el relato de la procesión inaugural, seguramente debido a que las dos procesiones se desviaron, una en la Puerta del Agua y la otra en la Puerta de la Guardia, y no recorrieron la sección de la muralla que quedaba al E. del templo, donde se hallaban la Puerta de los Caballos y la Puerta de la Inspección. (Ne 12:37-40.)
Puerta de la Inspección. Hay quien llama a la Puerta de la Inspección (heb. ham·mif·qádh) la “puerta de las Revistas”. (Ne 3:31, DK.) En Ezequiel 43:21 se traduce mif·qádh (la misma palabra hebrea sin el artículo ha) por “lugar señalado”. Se cree que se trataba de la Puerta de la Guardia. El que Nehemías la haya mencionado en el relato sobre la reedificación parecería respaldar la idea de que se hallaba en el muro oriental de la ciudad, frente al recinto del templo y al N. de la Puerta de los Caballos. (Ne 3:27-31.) La referencia de Nehemías a la existencia de un ángulo en la muralla pasada la Puerta de la Inspección, contribuye a situar esta puerta en el muro oriental, al S. del punto donde la muralla gira (seguramente en dirección NO.).
El relato indica que las obras de reparación se efectuaron “enfrente de la Puerta de la Inspección”. Se ha interpretado que este comentario indica que se hicieron obras de reparación en el muro de la ciudad enfrente de una puerta del templo que tenía este nombre, pero esta no parece ser una interpretación acertada, porque la misma expresión se usa con respecto a la Puerta del Agua, y se reconoce que esta se hallaba en la muralla de la ciudad. (Ne 3:26, 31.) Si la Puerta de la Inspección no se menciona en el relato de la procesión, seguramente es debido a que esta no pasó por la muralla que quedaba al E. del templo.
Puerta de la Guardia. Desde esta puerta (llamada también “puerta de la Cárcel”, Val) la procesión inaugural dejó el muro y se dirigió hacia el templo. (Ne 12:39, 40.)
Puerta del Medio. Cuando los babilonios abrieron brecha en los muros de Jerusalén, sus oficiales militares se sentaron en la Puerta del Medio. (Jer 39:3.) Lo más probable es que fuera la Puerta de la Ciudad Vieja, pues esta puerta estaba donde convergían el Muro Ancho, el muro septentrional de la Ciudad Vieja y el muro occidental del segundo barrio, y, por lo tanto, tenía una posición central y estratégica. Sin embargo, las opiniones difieren, y hay quien opina que se trataba de la Puerta de Efraín o de la Puerta del Pescado.
Puerta de Benjamín. Algunos creen que la Puerta de Benjamín era la Puerta de las Ovejas. Esta ubicación encajaría con las circunstancias del intento de Jeremías de salir al territorio de Benjamín, seguramente hacia Anatot, que estaba al NE. de Jerusalén. (Jer 37:11-13.) Sedequías estaba sentado en la Puerta de Benjamín cuando se le acercó Ébed-mélec con una petición a favor de Jeremías. (Jer 38:7, 8.) Es lógico que durante el sitio babilonio el rey estuviera cerca del lugar más vulnerable. La Puerta de las Ovejas, al N. de la ciudad, sería el lugar más seriamente amenazado por los babilonios. No obstante, hay quienes creen que la Puerta de Benjamín era la Puerta de la Inspección.
Otras puertas. Cuando el rey Sedequías huyó de los babilonios, salió “por el camino de la puerta entre el muro doble que está junto al jardín del rey”. (Jer 52:7, 8; 39:4.) Aunque no se conoce con certeza la identidad del “muro doble”, tanto la Puerta de los Montones de Ceniza como la Puerta de la Fuente pueden encajar con las circunstancias narradas en las Escrituras, pues ambas estaban cerca del jardín del rey. (2Re 25:4, 5.)
En 2 Reyes 23:8 se hace referencia a los “lugares altos de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, el jefe de la ciudad, que quedaba a la izquierda de una persona que entrara por la puerta de la ciudad”. La “puerta de Josué” no era una puerta de la ciudad, sino una puerta intramuros que llevaba a la residencia del gobernador, la cual quedaba a la izquierda según se entraba por la puerta de la ciudad.
Puertas del templo. Puerta Oriental. El relato de la reconstrucción que efectuó Nehemías dice que el guarda de la Puerta Oriental participó en el “trabajo de reparaciones”. (Ne 3:29.) De manera que no se considera que la Puerta Oriental fuera una puerta del muro de Jerusalén, como algunos han pensado. Puede que haya estado más o menos enfrente de la Puerta de la Inspección. Debía ser la puerta a la que en 1 Crónicas 9:18 se llama “la puerta del rey hacia el oriente”, y por ella el rey entraba y salía del templo.
Puerta del Fundamento. Puerta del templo cuya ubicación es incierta. (2Re 11:6; 2Cr 23:5.)
“Puerta superior de la casa de Jehová.” Parece que conducía al patio interior, y posiblemente era la “puerta nueva de Jehová”, donde se juzgó a Jeremías y donde Baruc, el secretario de Jeremías, leyó el rollo ante el pueblo. (Jer 26:10; 36:10.) Puede que Jeremías la llamase la “puerta nueva” porque no llevaba tanto tiempo construida como las otras. Es posible que se tratara de “la puerta superior de la casa de Jehová” que el rey Jotán hizo construir. (2Re 15:32, 35; 2Cr 27:3.)
“Puerta Superior de Benjamín, que estaba en la casa de Jehová.” Probablemente llevaba al patio interior, en el lado N. del templo. (Jer 20:2; compárese con Eze 8:3; 9:2.)
Puerta Hermosa. Una entrada del templo reedificado por Herodes el Grande, donde Pedro sanó al hombre que era cojo de nacimiento. (Hch 3:1-10.) Una tradición identifica esta puerta con la puerta Dorada que hay actualmente en el muro de la ciudad, aunque también pudo haber sido una puerta interior del recinto del templo, donde estaba la antigua “Puerta Oriental”. Otra opinión la sitúa en el mismo edificio del templo, como una de sus puertas orientales que daba al atrio de las mujeres y que, según Josefo, tenía 50 codos (22 m.) de altura y sus hojas eran de bronce de Corinto.
Otras puertas mencionadas son “la puerta detrás de los corredores” y “la puerta de los corredores”, puertas del templo cuya ubicación es incierta. (2Re 11:6, 19.)
Cuando la Misná judía (Middot 1:3) habla del templo reconstruido por Herodes el Grande, menciona solo cinco puertas de acceso al monte del Templo, es decir, que se hallaban en la muralla que circundaba el recinto cuadrado del templo. Estas eran: las dos puertas de Julda, al S.; la puerta de Coponio, al O.; la de Tidí (Tarí), al N., y la puerta oriental, sobre la que había una representación del palacio de Susa. Por otra parte, Josefo habla de cuatro puertas en la sección occidental (Antigüedades Judías, libro XV, cap. XI, sec. 5), que han sido identificadas en tiempos recientes por la investigación arqueológica. Estas puertas son, de S. a N.: la puerta que permite pasar sobre el Arco de Robinson y conduce a unos escalones que bajan al valle de Tiropeón; la puerta de Barclay, que se halla al nivel de la calle; la puerta que permite pasar sobre el Arco de Wilson, el cual sostiene un puente que cruza el Tiropeón, y la puerta de Warren, que también se halla al nivel de la calle. La puerta de Coponio se ha identificado o con la puerta de Barclay o con la que se halla sobre el Arco de Wilson.
La Misná también menciona que había otras siete puertas que daban al atrio interior que rodeaba el templo. (Middot 1:4; véase TEMPLO.)
Usos figurados. En el Salmo 118:19, 20, se habla de “las puertas de la justicia” y “la puerta de Jehová”, por las que entran los justos. (Compárese con Mt 7:13, 14.)
Cuando una persona moría, se decía que entraba por las “puertas de la muerte”. (Sl 9:13; 107:18.) Esta persona iba a la sepultura común de toda la humanidad, y por lo tanto entraba por las puertas del Seol o Hades. (Isa 38:10; Mt 16:18.) Como Jesucristo tiene las llaves de la muerte y del Hades (Rev 1:18), los miembros de la congregación saben con certeza que estos no los mantendrán en esclavitud para siempre. El apóstol Pablo mostró que todos ellos mueren y entran en la muerte y el Hades al igual que Cristo, a quien Dios desató de los dolores de la muerte y no abandonó en el Hades. (Hch 2:24, 31.) Debido a la resurrección, la muerte y el Hades no lograrán una victoria decisiva sobre la congregación de Cristo. (1Co 15:29, 36-38, 54-57.)
Debido a que el pueblo de Dios restablecería la adoración pura cuando se le llevase de vuelta a Sión, a sus puertas se las llamaría Alabanza. Las puertas de Sión permanecerían constantemente abiertas, sin temor de que fuerzas enemigas invadieran, con el objeto de que entrasen en ella los recursos de las naciones. (Isa 60:11, 18.)
El profeta Ezequiel recibió una visión de una ciudad llamada “Jehová Mismo Está Allí”, que tenía doce puertas que correspondían a los nombres de las doce tribus de Israel. (Eze 48:30-35.) También recibió una visión detallada de un templo y sus varias puertas de acceso. (Eze 40-44.)
A la santa ciudad, la “Nueva Jerusalén”, se la describe con doce puertas de perla y un ángel apostado en cada una como guardián. Estas puertas están constantemente abiertas pues no existe noche alguna que justifique el que se cierren. Por ellas entran la gloria y la honra de las naciones. Aunque están abiertas, los que tienen prácticas inicuas, inmundas o repugnantes no pueden entrar; los servidores angélicos solo permiten la entrada a los que se mantienen limpios como vencedores y que llegan a ser reyes y sacerdotes con Cristo. (Rev 21:2, 12, 21-27; 22:14, 15; 2:7; 20:4, 6.) Los pueblos de las naciones de la Tierra que andan en la luz de esa ciudad resultan bendecidos.