La bendición de Jehová nos enriquece
1 El éxito de alguien a menudo se mide por la cuantía de sus ingresos. Por esta razón, mucha gente cree que las personas más felices y realizadas son las que poseen mucho dinero. No obstante, quienes piensan que el dinero compra la felicidad incurren en un lamentable error (Ecl. 5:12). Los que están “resueltos a ser ricos” en sentido material no tienen gozo duradero (1 Tim. 6:9). En cambio, los siervos de Jehová están realmente gozosos y son las personas más ricas del mundo (Pro. 10:22; Rev. 2:9). ¿En qué sentido?
2 Pruebas de nuestra riqueza. Contamos con abundante perspicacia espiritual y comprendemos la Palabra de Dios, la Biblia. Por medio de su organización terrestre, Jehová nos revela aspectos de sí mismo y de su Hijo, una enseñanza que nos reporta beneficios permanentes. El entendimiento exacto nos permite acercarnos a Jehová y disfrutar de una íntima relación con él (Sant. 4:8). Distinguir entre lo bueno y lo malo, así como la obediencia a las leyes divinas, nos protege de diversas enfermedades y peligros. Confiamos en que Jehová nos sustentará, por lo que disfrutamos de contentamiento piadoso y paz mental (Mat. 6:33).
3 La paz y la unidad florecen en nuestra hermandad espiritual, pues cultivamos el fruto del espíritu de Dios. Unidos como estamos por un fuerte vínculo de amor, nunca sentiremos que Jehová o nuestros hermanos nos abandonan cuando afrontemos adversidades (Gál. 6:10).
4 Nuestra vida tiene verdadero sentido y propósito. Consideramos un magnífico privilegio colaborar en la predicación mundial de las buenas nuevas. Esta actividad nos produce un gozo perdurable, pues ayudamos a otras personas a establecer una buena relación con Dios y a unírsenos en la adoración pura. El ministerio es un inestimable tesoro que honra a Jehová y nos da la satisfacción de contribuir a la santificación de su nombre. Conservamos una actitud mental positiva, pues sabemos que nuestra esperanza pronto se hará realidad.
5 Demostremos nuestro aprecio. Apreciemos siempre las bendiciones de Jehová, que verdaderamente nos hacen las personas más ricas del planeta (Pro. 22:4). Si dedicamos algunos momentos a diario para meditar en lo que tenemos, nos sentiremos impulsados a dar gracias a Jehová por su amor y generosidad, así como a seguir rindiéndole devoción exclusiva.